Guerra de Ucrania – Día 1056

Jornada marcada una vez más por las salidas de tono y la impaciencia de Trump, quien ha intentado presionar a Putin a ritmo de mensaje en Redes Sociales, al tiempo que evita dar detalles sobre su plan de paz, respondiendo con evasivas a las preguntas sobre las cesiones que Rusia debería hacer. No ha sido, en cualquier caso, la única noticia de un día en el que Zelenski se ha visto con el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, quien ha reafirmado la disposición del país a desempeñar un papel en la consecución de la paz. Más allá de esto, se han ido conociendo las consecuencias de los ataques masivos con drones y misiles rusos contra Ucrania de la pasada jornada, mientras en el frente se sigue combatiendo, aunque las novedades son casi inexistentes.

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La última jornada nos ha dejado, esta vez sí, el recuento ucraniano de lanzamientos rusos de armas de largo alcance durante las 24 horas previas. Los datos son significativos, toda vez que se afirma que habrían sido hasta 215 elementos los empleados, entre ellos 11 misiles balísticos Iskander-M, 37 misiles de crucero de lanzamiento aéreo Kh-101, 6 misiles Iskander-K, 12 misiles de crucero Kaliber, 4 misiles Kh-59/69 y 145 drones de la familia Shahed. Del total, los ucranianos aseguran haber derribado 7, 31, 0, 6, 4 y 64 respectivamente. Además, aseguran, 68 drones más habrían sido neutralizados o sufrido problemas técnicos.

Los lanzamientos de drones, en cualquier caso, han seguido produciéndose en las últimas horas, lo que apunta a que las cifras en el informe de mañana podrían ser también altas.

Entre los muchos incidentes, varios de los cuales ya repasamos en el informe anterior, cabe destacar que la cifra de muertos y heridos en los ataques contra Kiev ha ascendido finalmente hasta una docena de fallecidos, incluyendo seis menores y casi un centenar de heridos. Además, en Járkov fueron media docena los heridos, incluyendo también un menor. En Krasnopillia, por su parte, han sido tres más los heridos. Además, se han registrado nuevas explosiones en Kramatorsk, así como en Sloviansk. Por otra parte, una fracción sustancial de los lanzamientos rusos, como ya apuntábamos ayer, se habría dirigido contra la industria de defensa ucraniana (incluyendo las instalaciones de Antonov y la planta de misiles de Artem en Kiev) y aquella relacionada, como la que sirve para producir fertilizantes y, por lo tanto, explosivos.

Del lado contrario, mientras tanto, no han trascendido noticias de ataques ucranianos al interior del territorio ruso, más allá de las notas de prensa de este país. Se han conocido, eso sí, nuevas imágenes que muestran con más claridad el grado de destrucción del arsenal del 51º GRAU, atacado dos días atrás por Ucrania.

Dicho esto, el Ministerio de Defensa ha hablado de la supuesta destrucción de un dron sobre Kursk, de tres más sobre Bélgorod y de 87 más sobre Crimea, Voronezh, Briansk, las dos regiones ya citadas, la región de Moscú y también sobre Lipetsk y Nizhny Novgorod. En total, aseguran, durante la pasada jornada sus defensas antiaéreas habrían destruido: «cuatro bombas aéreas guiadas JDAM de fabricación estadounidense y 230 vehículos aéreos no tripulados» de la afija.

Todo ello mientras Trump lanza mensajes a Putin en las redes sociales, en lo que es una actitud bastante pueril y una visión personalista y cliclotímica de las relaciones internacionales que hace un flaco favor a la gran estrategia estadounidense y a las alianzas de las que forma parte el país. Eso, además, a la espera de que de a conocer los puntos exactos de su plan de paz, algo que todavía no ha hecho, y mientras responde a las preguntas de los periodistas acerca de las hipotéticas concesiones rusas, por medio de evasivas.

Como es obvio, un Putin que seguramente no haya decidido todavía (las divisiones internas en la cúpula rusa suelen ser mayores de lo que trasciende) si le conviene cerrar ahora (aunque sea temporalmente) la guerra de Ucrania, o simplemente utilizar las prisas del estadounidense y las crecientes divisiones en el bando occidental, para ganar tiempo, está aprovechándose de la situación. Al fin y al cabo, según avanzan las semanas, lo que parece más y más evidente es que será Ucrania el país que de una forma u otra «pague el pato» de la premura y la impaciencia del republicano (mientras sigue teniendo incentivos escasos para firmar), que -eso sí hay que reconocérselo- tiene muy claro que sus prioridades reales están en Asia y parece tener mucha prisa por concentrarse en Indo-Pacífico al precio que sea.

También es reseñable que parezcan ser Crimea (que Ucrania no puede recuperar de ninguna forma) y el resto de territorios, el centro de una discusión que en realidad debería ser (y se entiende que es, aunque se ponga el foco en lo menos relevante) mucho más amplia. Se entienden las renuencias a ceder territorio y también que hay cierto sesgo porque a los periodistas les encanta enfocar temas complejos centrándose en aquellos aspectos que puedan generar un titular. Sin embargo, aunque se habla mucho de un terreno que Rusia controla y no va a ceder, al mismo tiempo se habla muy poco (aparentemente) de la población, la reconstrucción, el comercio tras la guerra, el estatus del idioma ruso en Ucrania y de los ucranianos que puedan quedar en territorio bajo control ruso y mil cosas más. Además, tampoco trasciende demasiado de lo que la propia Rusia y los EEUU estén hablando en términos de Estabilidad Estratégica y relaciones bilaterales, aunque intentamos recoger toda la información posible.

Lo que no está del todo claro, explicado lo anterior, es que a medio o largo plazo, incluso con todos estos elementos, Rusia vaya a salir verdaderamente reforzada en términos de poder relativo, toda vez que los aliados europeos de la OTAN (incluso España, aunque esté interpretando un papel vergonzoso y haya nada parecido a un plan más allá del que pueda servir para que algunos industriales en particular se apunten -más si cabe- a la cultura del «pelotazo») están incrementando rápidamente su inversión en defensa. Algo que, a pesar de todos los hándicaps, divisiones y duplicidades, de una forma u otra debería traducirse en nuevas capacidades, como hemos visto recientemente a propósito de la munición o incluso en la recuperación de algunas bastante oxidadas.

Pasando ya a la actualidad sobre el frente, comenzamos enlazando este interesante repaso a las nuevas fortificaciones que se han ido erigiendo por parte ucraniana en el este del país.

En cuanto a los combates y los movimientos, las noticias son prácticamente inexistentes. Así, iniciamos hoy la sección hablando del sector de Kursk, en donde los combates continúan en torno a Gornal, con escuetos progresos rusos al norte de esta posición en las últimas horas, si bien la zona sigue disputada.

El siguiente punto de interés hoy está en Toretsk, escenario complejo del que las noticias son en muchos puntos contradictorias. Por una parte, parece que se siguen acumulando los avances rusos al norte de la ciudad, como hemos ido viendo. Por otra parte, sin embargo, un contraataque ucraniano en las últimas horas podría haber vuelto a revertir buena parte de las ganancias rusas al sur en los últimos días, así como golpeado el largo eje ruso en dirección a Pleshchíivka.

Igual de interesante (si es que puede decirse así) es la situación al oeste de Niu-York, entre el sector de Toretsk y el de Pokrovsk. Allí, durante la pasada jornada, Rusia ha ampliado su control en torno a Tarasivka, recién tomada. Además, ha avanzado al oeste hacia Berezika y al este hacia Stara Mykailivka. Por último, ya más cerca de Pokrovsk, podrían haber avanzado unos metros en la zona de Novotoretske.

Cambiamos ahora precisamente al sector de Pokrovsk, pues se han vuelto a registrar combates en Udachne, Pischane o Shevchenko y bombardeos contra Lysivka.

Situación en los sectores de Toretsk y Pokrovsk. Fuente: @DeepStateUA.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

“Vladímir, ¡PARA!”. Con este mensaje finalizaba una nueva jornada sumamente intensa y en la que la tensión, una vez más, vuelve a ser palpable.

Tras el último ataque de Rusia que, como se ha reportado en la sección anterior, ha dejado tras de sí por ahora 12 víctimas mortales, incluidos seis menores, y más de 90 heridos. Un ataque, dicho sea de paso, de los más mortíferos desde que comenzó la invasión.

Como reacción al ataque, el presidente Trump publicaba el siguiente mensaje en redes sociales: “No estoy contento con los ataques rusos contra KIEV. No es necesario, y muy mal momento. Vladímir, ¡PARA! 5000 soldados a la semana están muriendo. ¡Hagamos el acuerdo de paz!”

Asimismo, el líder estadounidense aseguró en una rueda de prensa junto al primer ministro de Noruega, que EE. UU. está ejerciendo una “fuerte presión sobre Rusia”. Por otro lado, uno de los periodistas le preguntó acerca de la concesión que había ofrecido Rusia, a lo que el presidente Trump contestó: “Detener la guerra. Dejar de apoderarse de todo el país”, lo que considera una “concesión bastante grande”. Además, afirmó que tiene su propia fecha límite y queremos que sea rápido, de modo que “veremos qué sucede en los próximos días”. Trump también dejó claro que “Después de esa fecha límite, vamos a tener una actitud muy distinta”.

Al respecto, en una entrevista para CBS, el ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, comentaba en que “estamos dispuestos a concluir un acuerdo, pero aún quedan algunos elementos específicos por pulir”. Además, añadía que “hay varias señales que muestran que vamos en la dirección correcta”.

Cuando le preguntaron sobre el último ataque contra Ucrania, Lavrov ofreció la respuesta habitual de Moscú: “Solo atacamos objetivos militares o instalaciones civiles utilizadas por el Ejército. Si se trata de un objetivo utilizado por el Ejército ucraniano, el Ministerio de Defensa, los comandantes en el terreno tienen derecho a atacarlos”.

Durante la próxima jornada, recordemos, se espera que el enviado especial de Trump, Steve Witkoff, se reúna con Putin en Moscú. Según Bloomberg, EE. UU. planteará a Rusia la cuestión de que Moscú reconozca el derecho soberano de Ucrania a mantener unas fuerzas armadas adecuadamente equipadas y una industria de defensa como parte de cualquier acuerdo de paz. Es decir, petición que va en contra de lo que Rusia ha venido pidiendo, esto es, que Ucrania se desmilitarice en gran medida.

Adicionalmente, durante la próxima jornada el presidente Trump también debería desvelar sus planes de paz de acuerdo con las declaraciones que hizo el 23 de abril.  Sin embargo, lo que no se ha cumplido ha sido la firma del acuerdo de minerales durante el día de hoy, algo que Trump y Zelenski afirmaron esperar la semana pasada.

Volviendo sobre las reacciones al último ataque, el presidente Zelenski -que se encontraba de viaje oficial en Sudáfrica y, como consecuencia del ataque ha acortado su estancia para regresar a Kiev- también se ha pronunciado al respecto. Más concretamente, incidía en que Moscú está “presionando a Estados Unidos” y “esta es otra razón para el ataque de hoy”. 

Asimismo, Zelenski trasladaba un importante mensaje durante su rueda de prensa con el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa quien, dicho sea de paso, ha reafirmado la disposición del país a desempeñar un papel en la consecución de la paz y participar en diversas iniciativas como el regreso de los niños ucranianos. El mensaje de Zelenski ha sido el siguiente:

“Estamos haciendo todo lo que nuestros socios han pedido. Lo único que no podemos hacer es lo que contradice nuestra legislación y Constitución. Y eso es evidente, porque incluso la lucha por la independencia, la soberanía y la integridad territorial de nuestro estado es una cuestión de supervivencia. Y en este aspecto somos absolutamente francos y totalmente transparentes”.

Es decir, Ucrania estaría aceptando las exigencias de sus socios estadounidenses y europeos principalmente, si bien no estaría dispuesta a ceder en lo que se refiere a Crimea.

Por otro lado, el líder ucraniano acusaba a Rusia de emplear un misil “hecho en Corea del Norte” advirtiendo que sus “servicios especiales están verificando todos los detalles” y que si esta información se confirma supondrá “una prueba más del carácter criminal de la alianza entre Rusia y Pyongyang”. Para Zelenski, “Rusia utiliza continuamente este tipo de armas: misiles y artillería” y, “a cambio, Pyongyang tuvo la oportunidad de hacer sus armas más letales en condiciones reales de guerra”.

En consecuencia, Zelenski apelaba una vez más a ejercer una “presión real” sobre Rusia para lograr un alto el fuego total e incondicional, subrayando que “incluso en medio de los esfuerzos diplomáticos internacionales para poner fin a esta guerra, Rusia sigue matando civiles”, lo que Ucrania interpreta como que “Putin no tiene miedo”.

Estas palabras eran secundadas por la primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, quien afirmaba que los últimos ataques contra Kiev “mandan un mensaje claro del Kremlin: Rusia no tiene ningún interés real en la paz”, subrayando que “la paz no se puede negociar bajo fuego enemigo”.

En el caso de Francia, durante su visita a Madagascar, hemos podido ver a un presidente Macron alterado en sus declaraciones sobre las negociaciones. En particular, Macron ha pedido al presidente Putin que deje de “mentir” cuando afirma querer “la paz” pero continúa bombardeando Ucrania. Así incidía en que Estados Unidos ha presentado una propuesta, respaldada por los europeos, y a la que Ucrania ha dicho que “sí”, por lo que “si el presidente Putin dice que sí, las armas se depondrán al día siguiente”. De este modo, insiste en la necesidad de que Putin responda a la pregunta que se le ha planteado.

Para la UE, según la Alta Representante Kaja Kallas, “el verdadero obstáculo” para lograr un acuerdo es Rusia “cuyos objetivos bélicos no han cambiado” y quien se está burlando de la búsqueda de la paz.

Por su parte, el presidente de Polonia, Andrzej Duda, afirmaba que “tiene que haber un compromiso” especificando que “de hecho, esta paz debería reducirse a que nunca de estas partes pueda decir que ganó esta guerra”, de modo que “Ucrania también tendrá que ceder en cierto sentido, porque eso es lo que probablemente ocurrirá”.

En el caso del Reino Unido, más allá de que el primer ministro Keir Starmer ha condenado los ataques, hay rumores que afirman que el país se estaría planteando abandonar el plan original de un despliegue de “una gran fuerza” en Ucrania. Más concretamente, estaría reconsiderando su posición a favor de una presencia más limitada y estratégica ya que “los riesgos son demasiado altos y las fuerzas son insuficientes para tal tarea. Esta fue siempre la opinión del Reino Unido. Fue Francia quien quería un enfoque más contundente”.

Moviéndonos hasta EE. UU., apenas un mes después de su primera visita a Washington, el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, ha vuelto a viajar hasta la capital -anunciándose con poca antelación- para reunirse con el presidente Trump, el secretario de Estado, Marco Rubio, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, y el asesor de Seguridad Nacional, Mike Waltz.

Tras su reunión con Trump, el secretario general comentó que depende de Rusia avanzar en las negociaciones y no de Ucrania, lanzando el siguiente mensaje: “Creo que hay algo sobre la mesa ahora, y los ucranianos realmente están jugando el juego. Y creo que la pelota está claramente en la cancha de Rusia”. Según Financial Times cabe esperar que, con motivo de su visita, Rutte inste a EE. UU. a no presionar a Ucrania para que acepte un acuerdo de paz favorable a Moscú.

Asimismo, y en lo que atañe a esta orilla del Atlántico, Rutte compartía que ha mantenido un interesante debate con Hegseth sobre cómo “garantizar una OTAN más fuerte, más justa y más letal”, haciendo hincapié en que tanto Europa como Canadá están incrementando su gasto en defensa y trabajando para incrementar la capacidad de producción.

A colación del gasto en defensa, la OTAN ha anunciado que 22 de los 32 aliados alcanzaron el objetivo del 2% del PIB para gasto militar en 2024. En total, Europa y Canadá -con Polonia, Estonia, Letonia y Lituania a la cabeza- invirtieron 486.000 millones de dólares, lo que supone un incremento de un 19,4% en términos reales en comparación con 2023.

Pasando a otras cuestiones, la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, Maria Zajarová, criticaba duramente a Japón por su anuncio de proporcionar a Ucrania un préstamo por importe de 3.000 millones de dólares respaldado por los intereses de los activos rusos congelados. Según Zajarová esta decisión dañará inevitablemente las relaciones entre Rusia y Japón, considerando que la medida es traicionera y que equivale a complicidad en “robo”.

Para concluir, el Reino Unido ha anunciado que prohibirán la exportación a Rusia de controladores de videojuegos que puedan usarse para pilotar drones, por lo que “las consolas no se reutilizarán para matar en Ucrania”. Por otro lado, afirman estar bloqueando la exportación de software empleado por los sectores energéticos y de defensa, incluidos aquellos programas que permiten buscar y explotar nuevos pozos de petróleo y gas, y producir armamento.


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