Jornada brutalmente intensa, tanto por el número de ataques rusos contra objetivos en el interior de Ucrania, coincidiendo con la Cumbre de Londres, como por los intercambios diplomáticos, con un Zelenski que, apoyado por aliados europeos y conscientes de las limitaciones del Ejército ruso, se niega a aceptar las cesiones territoriales que incluye el plan de paz estadounidense, por mucho que no tenga medios para retomar regiones como Crimea. Desde Moscú, mientras tanto, presionan para conseguir concesiones territoriales, al tiempo que aseguran que la región de Kursk pronto será liberada. Además de todo lo anterior, el primer ministro ucraniano, Shmyhal, ha visitado Estados Unidos para reunirse con el secretario del Tesoro en una reunión que, en este caso sí, parece haber sido cordial y constructiva.
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La última jornada de guerra ha dejado el lanzamiento por parte rusa, según el Ministerio de Defensa de Ucrania, de hasta 134 drones de distintos tipos, de los que aseguran haber derribado 67 por medios cinéticos, mientras que 47 más habrían sucumbido debido a la acción de los sistemas de guerra electrónica ucranianos o por problemas técnicos.
Ahora bien, aunque no figura en el parte oficial correspondiente al día 23 ya que parte se han producido durante la noche entre este día y el 24, hay varias fuentes (incluyendo el Estado Mayor ucraniano) que hablan del lanzamiento, durante las últimas horas, también de hasta 16 misiles Kalibr, 15 misiles Kh-101 y 6 misiles balísticos Iskander dirigidos contra aeródromos y otras instaalciones militares, así como contra la infraestructura eléctrica.
Tendríamos pues a la Federación Rusa intentando presionar a Ucrania mediante nuevos ataques a su infraestructura (que con toda probabilidad se incrementarán en las próximas semanas si no hay un acuerdo rápido, coincidiendo con un descenso en la ayuda internacional) al mismo tiempo que en Londres se celebraba un encuentro vital, en el que Zelenski sin duda ha sufrido también presión por parte de algunos de sus aliados para poner fin al conflicto, lo que entrañaría dolorosas (pero previsibles) cesiones territoriales, asumir garantías de seguridad apenas relativas y también la no entrada en la OTAN. No es de extrañar que diversos analistas, atendiendo además a la situación sobre el terreno, consideren que se está forzando a Ucrania a asumir un resultado que Kiev sólo puede considerar injusto, lo que amenaza con dar al traste con las negociaciones.
Entre los objetivos alcanzados por Rusia, dicho lo anterior, se cuentan la capital ucraniana, Kiev, en donde las defensas aéreas han estado trabajando intensamente y se han registrado numerosas explosiones. También un buen número de víctimas, en concreto al menos 1 muerto y 50 heridos tras ser alcanzado un edificio residencial (con otras fuentes elevando más recientemente el saldo a 9 muertos y 63 heridos) Además, han sufrido diversos impactos Járkov, en donde más allá de las explosiones, se habrían producido como consecuencia apagones y, también, Dnipró, que también habría sido objetivo de los misiles balísticos rusos. Sloviansk ha sido otro de los puntos alcanzados, aunque en este caso podría haberse tratado de bombas planeadoras.
Además de todo esto, un vehículo habría hecho explosión en Kiev, sin que se conozcan por el momento las causas exactas. Y, por otra parte, tres civiles habrían resultado heridos en Nikopol, en la región de Dniprópetrovsk, tras un ataque con drones FPV, mientras que otro civil más ha corrido una suerte similar en Komyshany, esta vez en la región de Jersón.
En el caso contrario, y a diferencia de otras jornadas, en esta ocasión sí se han registrado ataques ucranianos, por ejemplo contra la península de Crimea, lo que ha dado lugar a explosiones en Saky y en Novofedorivka y, además, ha mantenido a las defensas antiaéreas rusas activas al norte de la península ocupada. Además, el Estado Mayor ucraniano ha confirmado un ataque sobre la planta de producción de Alabuga, en la que se producen los drones Geran-1/2/3 y que, al parecer, habría recibido hasta cinco impactos según las fuentes ucranianas. Sigue pues Ucrania centrándose, como explicábamos ayer, en la infraestructura militar rusa, dejando de lado (al menos por ahora) los ataques contra su infraestructura energética y eléctrica. Además de esto, cabe recordar que todavía se está intentando determinar el grado de desperfectos sufrido por el arsenal del 51º GRAU ruso, alcanzado recientemente y que, a tenor de las imágenes satelitales, podría ser masivo.
Las fuentes oficiales rusas, por su parte, han hablado en esta pasada jornada de ataques ucranianos sobre el Mar Negro y contra la región de Kursk, contra la de Bélgorod y, también, contra Tartaristán, en donde se encuentra la localidad de Alabuga, aunque apenas han hecho referencias al supuesto derribo de un dron ucraniano. En total, aseguran haber derribado «nueve bombas aéreas guiadas JDAM y tres cohetes de lanzamiento múltiple HIMARS de fabricación estadounidense, cuatro cohetes de lanzamiento múltiple Vampire de fabricación checa y 166 vehículos aéreos no tripulados» de ala fija.

Pasamos ya a los combates y los movimientos, que siguen produciéndose como cada día, pese a que en términos generales la guerra haya alcanzado un cierto equilibrio entre la capacidad rusa de asumir pérdidas para lograr pequeños avances territoriales e incrementar la presión sobre Ucrania y sus aliados, y la capacidad de Kiev de ceder terreno manteniendo bajo control las pérdidas humanas y materiales.
Comenzando por el sector de Kursk, han vuelto a registrarse ataques rusos en distintas direcciones, así como intensos bombardeos al sur de Guevo, contra el área de Gornal y Myropillia, después de que sus tropas fuesen rechazadas recientemente en la zona del monasterio, lo que anticipa nuevos asaltos sobre las posiciones ucranianas.
No hay novedades procedentes ni de Bélgorod, ni de Járkov, ni tampoco del Oskil (en el cuarto libro hablamos de un «campo de batalla menguante» por algo). Lo mismo ocurre en el sector de Siversk, si bien en este caso se confirman nuevos avances rusos al oeste de Bilohorivka.
Cambiamos, por tanto, al sector de Toretsk, en donde los combates han vuelto a ser intensos y se han registrado progresos rusos al norte de esta ciudad, tanto en áreas céntricas como en la zona de Dachne, una jornada más. Además, al oeste de la ciudad, se ha hablado también de avances rusos en las inmediaciones de Leonidivka.
Por otra parte, al oeste de Niu-York también han ampliado los rusos sus conquistas en los alrededores de Sukha Balka, al tiempo que bombardean con fuerza Stara Mykolayivka, hacia donde intentan llegar desde la localidad de Kalynove, al sur. Y entre dicho sector y el vecino de Pokrovsk lo más relevante es la toma de Tarasivka por parte rusa, muy cerca de la T-0504 y el famoso cruce entre Malynivka y Vodiane Druhe.
Por último, cerramos hoy con el sector de Kurajove, ya que a los ataques rusos desde Andríivka o Rozlyv se suman nuevos avances al oeste de Slovianka y bombardeos contra Oleksíivka y Bahatyr.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
Durante la jornada 1155 si algo ha reinado es nuevamente la tensión entre Ucrania y Estados Unidos, que ha incrementado tras el artículo de The Wall Street Journal en el que se afirmaba que una de las medidas propuestas por el presidente Trump es que EE. UU. reconozca a Crimea como territorio ruso.
Un tema respecto del cual el presidente Zelenski en particular se pronunció frente a la prensa el pasado día 22 de abril dejando claro que “No hay nada de qué hablar. Esto viola nuestra Constitución. Este es nuestro territorio, el territorio del pueblo de Ucrania”.
Posteriormente, durante la jornada y al concluir la cumbre de Londres de la que también hablaremos en las siguientes líneas, Zelenski reconocía que hubo mucha tensión emocional en las conversaciones en la capital británica y que “es positivo que cinco países se hayan reunido para avanzar hacia la paz” y expresó su esperanza de que el futuro trabajo conjunto conduzca a la paz. Igualmente, se comprometió una vez más a que Ucrania respetará su Constitución y afirmaba estar seguro de que los socios de Ucrania y, en particular, EE. UU., “actuarán en consonancia con sus firmes decisiones”.
No obstante, aquí no concluía el mensaje, ya que el líder ucraniano adjuntaba una imagen de la Declaración de Crimea de 2018 realizada por Mike Pompeo, secretario de Estado durante el primer mandato de presidente Trump. En esta reza, entre otros, que “Estados Unidos rechaza el intento de anexión de Crimea por parte de Rusia y se compromete a mantener esta política hasta que se reestablezca la integridad territorial de Ucrania”.
Y, como toda acción tiene su reacción, el asunto no terminó aquí, ya que el presidente Trump lanzó uno de sus incendiarios mensajes en en su red social, contestando a las declaraciones del mandatario ucraniano y confirmando la tensión entre ambos líderes. Trump arremetía contra el presidente ucraniano al considerar que, en esencia, no está contribuyendo a poder acordar un trato con Rusia lo antes posible máxime cuando Ucrania no tiene ninguna posibilidad de recuperar Crimea. Interpreta por tanto el estadounidense las declaraciones del ucraniano como un obstáculo «muy perjudicial» en un momento en el que, según Trump, estarían muy cerca de cerrar el acuerdo con Rusia. No obstante, y pese a todo, se ha mostrado más comedido que en otras ocasiones, y, desde luego, más que en su momento en la Casa Blanca. A continuación, reproducimos literalmente su mensaje:
“El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, se jacta en la portada de The Wall Street Journal de que «Ucrania no reconocerá legalmente la ocupación de Crimea. No hay nada de qué hablar aquí». Esta declaración es muy perjudicial para las negociaciones de paz con Rusia, ya que Crimea se perdió hace años bajo los auspicios del presidente Barack Hussein Obama, y ni siquiera es un punto de discusión. Nadie le pide a Zelenski que reconozca Crimea como territorio ruso, pero si la quiere, ¿por qué no lucharon por ella hace once años cuando fue entregada a Rusia sin un solo disparo? La zona también albergó, durante muchos años antes de la «entrega de Obama», importantes bases submarinas rusas. Son declaraciones incendiarias como la de Zelenski las que dificultan tanto la resolución de esta guerra. ¡No tiene nada de qué presumir! La situación de Ucrania es desesperada: puede lograr la paz o puede luchar durante otros tres años antes de perder todo el país. No tengo nada que ver con Rusia, pero sí con el deseo de salvar, en promedio, a cinco mil soldados rusos y ucranianos a la semana, que mueren sin motivo alguno. La declaración de Zelenski hoy no hará más que prolongar el «campo de la muerte», ¡y nadie quiere eso! Estamos muy cerca de un acuerdo, pero quien no tiene «nada que hacer» debería, por fin, LOGRARLO. Espero poder ayudar a Ucrania y a Rusia a salir de este completo y total desastre, que jamás habría comenzado si yo fuera presidente».
No obstante, tras esta declaración en redes, declaraba a la prensa que consideraba que las conversaciones en Londres habían ido “bastante bien”, añadiendo que “Tenemos que conseguir que dos personas [Zelenski y Putin], dos personas fuertes, dos personas inteligentes, se pongan de acuerdo. Y tan pronto como lo hagan, la matanza cesará”.
Al respecto, la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, comentaba a los periodistas que el líder estadounidense está “frustrado” con el ritmo de las conversaciones y que Zelenski “parece estar moviéndose en la dirección equivocada”.

Por su parte, el vicepresidente estadounidense J.D. Vance declaraba durante su viaje a la India que Estados Unidos “había hecho una propuesta muy explícita a los rusos y los ucranianos” y que es hora de que Ucrania y Rusia acepten una propuesta de paz estadounidense “o que Estados Unidos se alejará de este proceso”, recordando así la advertencia del presidente Trump y el secretario Rubio de la semana pasada. Además, Vance señalaba que la propuesta estadounidense pedía congelas las líneas territoriales “en un nivel cercano al actual” y un “arreglo diplomático a largo plazo que, con suerte, conducirá a una paz duradera”. Asimismo, reiteraba que “la única manera de detener realmente la matanza es que los ejércitos depongan las armas y congelen esto”.
Al respecto también se pronunciaba el secretario de Estado Marco Rubio mostrándose escéptico sobre la posibilidad de cerrar un acuerdo esta semana. En particular, declaraba: “No sé si para finales de semana. Espero que podamos llegar a algo pronto”. Sobre esto añadía que sigue teniendo la esperanza “de que podamos lograr algo porque esta es una guerra terrible y tiene que terminar”.
Mientras tanto desde Rusia, el Kremlin insiste en que Ucrania deberá ceder territorio si quiere la paz, asegurando su portavoz que la paz sería posible tras una «retirada ucraniana del Donbás y de Novorossiya». Eso sí, mientras tanto el jefe del Consejo de Seguridad de Rusia y anterior ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, ha afirmado que muy pronto se «limpiará» toda la región de Kursk de presencia ucraniana.
Volviendo sobre Peskov, el portavoz ruso ha dicho además que Rusia no va a atacar a nadie, ni siquiera a Suecia o Finlandia pese a que se hayan unido a la OTAN pues «afortunadamente, ni los países bálticos ni Finlandia disparan contra los rusos desde tanques y aviones, a diferencia de lo que ocurre en el Donbass desde 2014».
Antes de pasar a la cumbre de Londres, hay que hacer una pausa para comentar qué es lo que sabemos de las medidas presuntamente propuestas por Estados Unidos:
- Cesiones territoriales: según el vicepresidente estadounidense ambas partes tendrán que hacer “intercambios territoriales” para llegar a un acuerdo y ha planteado la posibilidad de “congelar las líneas territoriales a un nivel cercano al que tienen hoy”.
- Crimea: según The Washington Post, Estados Unidos ha propuesto reconocer a Crimea como territorio ruso y, Axios, por su parte informa sobre el reconocimiento de iure de EE. UU. del control ruso sobre la región, así como el reconocimiento de facto de los territorios ocupados en Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia.
- Zaporiyia: el presidente Trump sugirió a Zelenski en su llamada de 19 de marzo, que EE. UU. podría ser de gran ayuda en la gestión de las centrales nucleares por su experiencia en materia de electricidad y servicios públicos, incluida Zaporiyia; una idea a la que Zelenski se opuso. Posteriormente, también se ha reportado que la idea sería establecer una zona neutral alrededor de la planta.
- OTAN: el enviado especial Keith Kellogg reiteraba esta semana que la membresía de Ucrania a la OTAN no está sobre la mesa, haciéndose eco de las declaraciones de la administración Trump del pasado mes de febrero en las que decían que esta posibilidad quedaba excluida.
- Acuerdo sobre minerales: según Trump y Zelenski, la firma del acuerdo para el establecimiento de un Fondo de Inversión para la Reconstrucción de Ucrania o, ampliamente conocido, como acuerdo de minerales críticos y tierras raras, se firmaría el 24 de abril. Sin embargo, más allá de que ya lograron firmar la semana pasada un nuevo memorando de entendimiento, se desconocen los detalles del acuerdo.
- Garantías de seguridad: por el momento las garantías de seguridad para Ucrania giran en torno a la “coalición de voluntarios europeos”, pero también no europeos, incluido el posible despliegue de un contingente en Ucrania para garantizar un futuro alto el fuego y acuerdo de paz. EE. UU. ha dejado claro que no desplegará otras en Ucrania, si bien tampoco puede descartarse su contribución a nivel financiero.
- Levantamiento de sanciones a Rusia: según The Washington Post, EE. UU. podría condicionar el levantamiento de sanciones a Rusia a los términos de un “futuro acuerdo”.Algo que tampoco es nuevo, pues como fruto de las conversaciones entre EE. UU. y Rusia en Riad el 24 de marzo, acordaron que Washington “ayudará a restablecer el acceso de Rusia al mercado mundial de exportaciones agrícolas y de fertilizantes, reducirá los costos de los seguros marítimos y mejorará el acceso a los puertos y los sistemas de pago para dichas transacciones”. Es decir, EE. UU. ayudará a ejercer presión para conseguir levantar algunas sanciones contra Rusia.
Debe tenerse en mente, que el presidente Trump afirmaba durante la jornada anterior que daría todos los detalles de su plan de paz “en los próximos tres días”, esto sería, el 25 de abril.
Pasando a la cumbre de Londres, empezamos por las declaraciones del enviado especial del presidente Trump para Ucrania, el general Keith Kellogg, quien se ha limitado a publicar un escueto mensaje en X. En este señalaba que las conversaciones con Andriy Yermak, jefe de la Oficina de la Presidencia ucraniana, (sin mención a los ministros de Exteriores y Defensa que también estaban en la sala) han sido “positivas”. Además, añadía que “Es hora de avanzar con la directiva de guerra UKR-RU del presidente Trump: detener las matanzas, lograr la paz y poner a Estados Unidos primero” (America First).
El ministro de Exteriores, Andrii Sybiha, daba información sobre cómo se había desarrollado la cumbre, algo interesante pues en ningún momento parece que las cinco delegaciones -Ucrania, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Alemania- hayan mantenido una reunión conjunta. Como revela Sybiha, se han producido tres reuniones: una bilateral entre los representantes ucranianos y los secretarios de Exteriores y Defensa británicos, David Lammy y John Healey; una reunión multilateral con los asesores de seguridad nacional y política exterior del Reino Unido, Jonathan Powell, de Francia, Emmanuel Bonne, y de Alemania, Jens Plötner; y una reunión con el estadounidense Keith Kellogg.
Por tanto, en primer lugar, y pese a lo que pudiera pensarse en un primer momento y, sobre todo, cuando el Departamento de Estado de EE. UU. anunció que el secretario Marco Rubio no tomaría parte en la reunión, cabe pensar que este encuentro ha tenido un carácter más técnico que la cumbre de París. Algo lógico pues era la primera vez que europeos y estadounidenses se reunían para discutir sobre el alto el fuego y el plan de paz. Asimismo, ya hemos visto cómo Francia y Reino Unido han venido empleando este formato, primero con las “cumbres de urgencia” y, posteriormente, con la cumbre de jefes de Estado Mayor de los países dispuestos a integrarse en la “coalición de voluntarios” con una primera gran reunión en París con el presidente como anfitrión y discusiones técnicas en Londres la semana siguiente.
En segundo lugar, y en lo que concierne al contenido de esta cumbre de Londres, Sybiha aclaraba que con la delegación británica la conversación se ha centrado en el camino hacia la paz y la implementación del acuerdo histórico de 100 años que Ucrania y Reino Unido firmaron en enero de 2025.
En el caso de la reunión conjunta con las delegaciones británica, francesa y alemana, afirma que han mantenido “una conversación significativa” “aprovechando nuestras gestiones diplomáticas previas en París”. Ante sus socios, Ucrania reiteró su compromiso con los esfuerzos de paz del presidente Trump y su disposición a avanzar hacia una paz integral, justa y duradera.
Por otro lado, durante su reunión con el enviado especial Kellogg, mantuvieron un intercambio de opiniones “constructivo” sobre el camino hacia la paz. A este respecto, Sybiha subrayaba que “Ucrania desea el fin de la guerra más que nadie en el mundo. Nos comprometemos a trabajar juntos para lograr este objetivo”.
En cuanto a los próximos pasos, según funcionarios estadounidenses, se espera que el enviado especial para Rusia, Steve Witkoff, se reúna con el presidente Putin el viernes 25 de abril (mientras se especula con un hipotético encuentro entre Putin y Trump en mayo). Además, hay que tener en cuenta como señalábamos en nuestro informe anterior, que durante el fin de semana tendrá otra cita internacional, el funeral del Papa Francisco en Roma. Un día en el que Zelenski ya ha mostrado su deseo de reunirse con el presidente Trump.
En el caso de Rusia, el presidente Putin ha decidido estar representado por la ministra de Cultura, Olga Lyubimova. Entre otros, también hay que tener en cuenta que pende una orden de arresto de la Corte Penal Internacional desde marzo de 2023 y que Italia como signatario del Estatuto de Roma tendría la obligación de arrestarle si entrase en su territorio.
No obstante, esta no ha sido toda la actividad diplomática de alto nivel, dado que el primer ministro de Ucrania, Denys Shmyhal, se encontraba en Washington para reunirse principalmente con el secretario del Tesoro, Scott Bessent. El tema principal de conversación fue la cooperación económica entre ambos países, así como la asistencia financiera a Ucrania para el próximo año. En el marco de este encuentro, el primer Ministro también expresó además su gratitud al presidente Donald Trump por firmar un decreto que extiende las sanciones contra Rusia por un año más, así como por extender la prohibición de entrada a puertos estadounidenses para buques propiedad de Rusia o con vínculos con Rusia. Lo más relevante, en cualquier caso, sería la declaración de Shmyhal afirmando que «el Gobierno de Ucrania apoya la conclusión de un acuerdo de asociación económica y la creación de un fondo de inversión para la reconstrucción».
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