La última jornada de guerra en Ucrania ha estado marcada por el ataque ruso a Sumy, que ha dejado más de una treintena de muertos y numerosas reacciones, incluyendo la de Trump que ha evitado condenar a Rusia. Todo mientras el líder ucraniano, Zelenski, le pedía en una entrevista para CBS (grabada antes del ataque) que fuese a Ucrania para ser testigo de la devastación antes de tomar cualquier decisión respecto a las negociaciones. Desde Rusia, mientras tanto, manifestaban su optimismo respecto a las negociaciones con los Estados Unidos, asegurando que van muy bien, pese a que “es imposible esperar resultados inmediatos” debido al «daño causado» por la Administración Biden. Además de todo esto, en el campo de batalla continúan los combates, con especial virulencia en el caso de Toretsk, todavía en disputa.
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Los lectores nos preguntan, generalmente por email o mensaje privado en redes sociales -y en ocasiones muy insistentemente-, por qué ya no iniciamos los informes con un repaso a la situación estratégica y política. La respuesta es simple: hace semanas que nada ha cambiado en realidad. La llegada de Trump supuso el último gran cambio de la guerra a este nivel (muy esperado por Rusia, como sabrán quienes nos hayan leído desde el principio, pues hemos explicado en numerosas ocasiones cuál interpretaba Moscú que era el «centro de gravedad» de su enemigo, entre otras cosas).
A partir de ahí, aunque se han producido momentos de gran tensión y cierta significancia, como la reunión en la Casa Blanca entre el propio Trump, Vance y Zelenski, las primeras reuniones entre rusos y estadounidenses e incluso a tres bandas, aunque indirectamente, por el momento nada ha cambiado. Ni el Acuerdo de Minerales se ha cerrado, ni los aliados europeos de Ucrania han conseguido articular una posición común para aportar garantías de seguridad a Ucrania sin apoyo estadounidense (y los últimos ejercicios no son más que eso, por mucho que algunos echen las campanas al vuelo), ni tampoco hemos observado que ucranianos o rusos tengan ahora más incentivos que hace dos o tres meses para poner fin y al conflicto (como demuestra el caso del alto el fuego parcial), a la espera de lo que dejen traslucir en sucesivas rondas negociadoras (las siguientes deberían tener lugar en Estambul en cuestión de días), aunque no han sido confirmadas por Ucrania.
Las alternativas siguen siendo, por lo tanto, básicamente las mismas: 1) una mala paz, apresurada y que degenerará tarde o temprano en un conflicto mayor, salvo que europeos (y estadounidenses) logren desplegar medios disuasivos suficientes; 2) una continuación de lo que estamos viendo y que, a pesar de la carnicería que implica, seguirá beneficiando a Rusia aunque las ganancias sean lentas; 3) una paz sólida garantizada por unos Estados Unidos que tendrían para ello que abandonar antes sus intentos, a nuestro juicio bastante ilusorios, de introducir una cuña entre Rusia y China, cambiando por completo el orden internacional.
Mientras tanto, se sigue elucubrando a propósito de áreas de responsabilidad, de presencia de tropas francesas o británicas en el oeste de Ucrania y también sobre mil cosas más, con un abanico que va desde la ruptura de la OTAN (en absoluto probable pese a los deseos de muchos) a una tercera guerra mundial. Pero no dejan de ser eso, elucubraciones. Y aquí nos ceñimos en lo posible a los datos.

Dicho lo anterior, pasamos al análisis de las novedades militares, comenzando por el ataque -ya adelantado en nuestro informe de ayer- por parte de Rusia, empleando un misil balístico, contra el centro urbano de Sumy, en el que han perdido la vida por el momento 34 personas, siendo alrededor de un centenar los heridos; un ataque cuyo objetivo parece ser un acto público en el que participaban militares ucranianos pero que, obviamente, ha sido indiscriminado, afectando a la población civil y que, por lo tanto, continúa la línea iniciada por Rusia desde el comienzo del alto el fuego parcial y que consiste en redirigir los ataques desde las infraestructuras a la ciudadanía.
El ataque, como es obvio, ha provocado diversas reacciones por parte de la clase política ucraniana y, también, de buena parte de sus aliados, aunque nos ocuparemos de ello en la segunda parte del informe. Sí señalaremos que a raíz del mismo han vuelto a aumentar las críticas a Alemania por su postura relativa a los misiles de crucero Taurus, pidiéndose nuevamente el envío de los mismos a Ucrania. Algo que, a diferencia de lo que ocurrió mientras Scholz ocupaba la Cancillería, ahora sí tiene visos de convertirse en realidad, aunque habrá que esperar un mes hasta que Mertz asuma el poder.
El de Sumy no ha sido, en cualquier caso, el único ataque sufrido por Ucrania. En total, según su Ministerio de Defensa, la Federación de Rusia habría lanzado además 55 drones Shahed, de los que aseguran haber derribado 43 empleando medios cinéticos, mientras que otros 12 habrían sufrido problemas o se habrían visto afectados por los medios de guerra electrónica. Ataques que, pese a las cifras oficiales de interceptaciones, han dejado por ejemplo cuatro heridos en Odesa, al ser alcanzados varios puntos de la ciudad. Por otra parte, se han vuelto a emplear un buen número de bombas planeadoras por parte rusa, afectando a puntos como Bilytske o Kramatorsk, entre otros.
Del lado contrario, el único incidente del que tenemos noticia son una serie de explosiones en la ciudad de Donetsk, bajo control ruso, que las autoridades impuestas por Moscú atribuyen a un ataque ucraniano con misiles, aunque más bien parece cohetería.
Más allá de lo anterior, el Ministerio de Defensa ruso ha denunciado dos supuestas violaciones ucranianas del alto el fuego parcial, afirmando que se habrían producido ataques contra «la instalación eléctrica de Nechayevka» y «la instalación eléctrica de Krasnaya Yaruga». También ataques con drones contra Briansk y Kursk, por una parte y contra Bélgorod, por otra. En total, aseguran haber derribado en las últimas 24 horas «un avión F-16 de la Fuerza Aérea de Ucrania, ocho bombas aéreas guiadas JDAM y siete cohetes del sistema de lanzamiento múltiple de cohetes HIMARS de fabricación estadounidense, así como 207 vehículos aéreos no tripulados» de ala fija».
En cuanto a los combates y los movimientos, una jornada más son pocas las novedades. Sí cabe comentar, antes de pasar a su enumeración, que continúan apareciendo noticias y fuentes que hablan de un incremento de los reclutamientos en Rusia, lo que deja claro cuál es la intención de Moscú si las negociaciones fracasan (y, muy probablemente, si estas prosperan pero el escenario no coincide al 100 por 100 con lo esperado por el Kremlin, que mantiene objetivos de máximos).
Más allá de esto, durante el conjunto de la semana pasada, Rusia habría ganado o recuperado un total de unos 70 kilómetros cuadrados de territorio, la mayor parte del mismo en Kursk. Un sector en el que continúan las operaciones rusas en Kursk destinadas a retomar los últimos metros de terreno bajo poder ucraniano, ya en inmediatamente junto a la frontera.
Además de en Kursk, se han vuelto a registrar combates en Vovchansk, en la región de Járkov. Una ciudad en la que apenas se han producido cambios de posiciones en tiempos recientes, pero de la que sí han trascendido nuevas imágenes que muestran el grado de destrucción alcanzado.
El otro punto caliente del día es, una vez más, el sector de Toretsk. No sólo por lo que continúa ocurriendo en el centro urbano, en donde los combates son intensos como recogen tanto las fuentes de un lado como las de otro, como por la situación al suroeste de la ciudad, en donde incluso DeepStateUA reconoce avances rusos en el área de Kalynove.
El último punto de interés en esta jornada lo encontramos en el sector de Pokrovsk, en donde siguen los intentos rusos por asentarse en Udachne, con poco éxito. Situación muy diferente a la que encontramos al sur, en dirección a Kotliarivka, en donde sí acumulan progresos, si bien leves.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
La jornada dominical ha estado completamente marcada por el último ataque al centro de la ciudad de Sumy en el que, al menos, han fallecido 34 personas, incluidos dos niños, y que coincide con la celebración del Domingo de Ramos.
Un ataque al que desde el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Ucrania han afirmado que la respuesta ucraniana será dura, así como que destruirán a los invasores, sus instalaciones militares, armas y equipos donde quiera que estén. Así enfatizaban que Rusia no busca la paz, sino sembrar el miedo, y que los crímenes de guerra no tienen fecha de caducidad y los delincuentes deben recibir su merecido.
Numerosos líderes de países socios de Ucrania y ministros de Exteriores no han dudado en trasladar su apoyo y condolencias a las autoridades ucranianas principalmente a través de X, a quienes Zelenski y Sybiha han respondido dando las gracias. En el caso de Zelenski, durante su discurso diario, recordaba que el viernes 11 de abril se cumplió un mes desde que Rusia rechazó la propuesta de un alto el fuego total y ha pedido una “fuerte presión” contra Rusia para “detener la guerra” al tiempo que acusaba una vez más al presidente Putin de “ignorar la propuesta estadounidense de un alto el fuego total e incondicional”.
Asimismo, el líder ucraniano ha pedido al presidente Trump en una entrevista para CBS (grabada antes del ataque) que vaya a Ucrania para que vea la devastación antes de tomar cualquier decisión o negociación.
Entrando en las declaraciones y mensajes, y empezando por EE. UU., el presidente Trump ha calificado de “horrible” el ataque, pero sin culpar a Rusia y añadía “me dijeron que cometieron un error”, pero sin aclarar a quien se refería. Por su parte, Keith Kellogg, enviado especial de Trump para Ucrania, declaraba en X que “el ataque de hoy, Domingo de Ramos, por parte de las fuerzas rusas contra objetivos civiles en Sumy cruza todos los límites de la decencia”.
Desde la otra orilla del Atlántico, mientras que el presidente de Francia, Emmanuel Macron, afirma que Rusia continúa la guerra “desafiando las vidas humanas, el derecho internacional y las ofertas diplomáticas del presidente Trump”, el futuro canciller alemán, Friedrich Merz, acusaba a Rusia de haber cometido “un grave crimen de guerra, deliberado e intencionado”. Además, Merz comentaba que “esto es lo que hace Putin con quienes discuten con él un alto el fuego”, de modo que entiende que “nuestra disposición a dialogar con él no se interpreta como una oferta seria de paz, sino como una debilidad”. La Alta Representante de la UE, Kaja Kallas, subrayaba que el ataque en Sumy es un “horrible ejemplo de cómo Rusia intensifica sus ataques mientras que Ucrania ha aceptado un alto el fuego incondicional”.
Mensajes de condolencias y apoyos que llegan, además, en vísperas de la reunión de los ministros de Exteriores de la UE programada para este lunes en Luxemburgo y en la que uno de los temas ya estaba previsto que fuese discutir sobre la guerra en Ucrania, incluyendo las garantías de seguridad y los preparativos para el 17º paquete de sanciones contra Moscú. Esto incluirá un intercambio de impresiones con el ministro de Exteriores ucraniano, Andrii Sybiha.
Pasando a otras cuestiones, pero volviendo sobre EE. UU. y Ucrania, durante el fin de semana se han conocido más detalles acerca de la última reunión entre sus equipos técnicos para discutir sobre acuerdo de minerales. Según informa Reuters, el nuevo borrador de acuerdo incluiría que la voluntad de EE. UU. de asumir el control del gasoducto que une la ciudad de Sudja, en la región rusa de Kursk, con la ciudad ucraniana de Uzhhorod, en la frontera con la UE y Eslovaquia.
Siguiendo con EE. UU. y Rusia, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, comentaba que las conversaciones con el equipo del presidente Trump van muy bien, si bien aclaraba que “es imposible esperar resultados inmediatos” debido al daño causado en las relaciones bilaterales por la administración Biden.
Para concluir, se espera que Turquía sea el anfitrión de una reunión entre representantes rusos y ucranianos el próximo 15 y 16 de abril para discutir sobre la seguridad del mar Negro, y contará con la participación de representantes militares de países extranjeros. No obstante, aún no se conocen detalles sobre qué países estarán presentes.
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