Guerra de Ucrania – Día 1093

Nueva jornada de confusión, en la que la cacofonía mediática ha complicado una vez más el análisis de lo que realmente está sucediendo en torno a las negociaciones. Si por una parte Zelenski, Sybiha y Shmyhal se reunían por separado con el enviado especial de los Estados Unidos para Ucrania y Rusia, Keith Kellog, transmitiendo todos ellos el mismo mensaje de la necesidad de una «paz mediante la fuerza» y de contar con Ucrania en las negociaciones, por otra seguía coleando el enfrentamiento entre Trump y el presidente ucraniano, que podría tener que ver no sólo con una concesión a Rusia, sino también con la negativa de este último a firmar el borrador inicial del acuerdo de explotación de recursos y minerales en el país; un tema en el que parece también haberse avanzado. Además de lo anterior, y como cada día, la guerra ha continuado su curso, acompañada del lanzamiento de más de un centenar de drones y misiles sobre Ucrania por parte rusa.

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Si en el informe anterior hablábamos sobre la evidente campaña de desprestigio que desde la presidencia estadounidense se había iniciado contra Zelenski, acusándole Trump y Musk entre otras cosas de ser un «dictador» sin legitimidad (es decir, haciéndole el juego a Rusia, que ha mantenido este discurso desde el inicio del conflicto y que está siendo sometida además a un proceso de blanqueamiento evidente desde Washington), hoy toca hablar sobre las causas de dicha campaña.

Una campaña a la que Zelenski, por cierto, intenta hacer frente de forma activa, acusando a Trump de vivir en un «espacio de desinformación» al recurrir a cifras proporcionadas por Rusia así como contrarrestando con datos las barbaridades expresadas por el norteamericano sobre el volumen de ayuda concedido a Ucrania desde el inicio de la invasión rusa. Todo mientras el tema de la ayuda a su aliado, que ha sido cortada en seco (y sin que aparentemente haya planes de retomarla), es tema más de política interna en los Estados Unidos que otra cosa, utilizándose para cargar contra la oposición tanto demócrata como dentro del propio partido por ejemplo por Musk, como parte de una batalla campal en la que los medios de comunicación tradicionales están siendo duramente golpeados, al tiempo que el propio Musk toma medidas para no poner freno a los medios «alternativos»; en muchos casos cuentas en redes sociales que no son más que una fuente de desinformación.

Dicho lo anterior, por un lado parece haber un evidente deseo por parte de Trump de sustituir a Zelenski o, al menos, de que en Ucrania se convoquen elecciones (recordemos que llevan hablando de la necesidad de elecciones desde tiempo atrás). De hecho, los estadounidenses han sido muy claros al respecto en diversas ocasiones, sin que pueda determinarse todavía si esto responde a una exigencia rusa para progresar en las negociaciones, a una aversión hacia el propio Zelenski, a la convicción de que antes de firmar nada el liderazgo ucraniano debe contar con una renovada legitimidad o a una mezcla de todos estos y otros elementos.

Por otro, está el espinoso tema de los recursos. Un asunto que, si los lectores hacen memoria, fue Zelenski el que inicialmente lo propuso, buscando atraer a sus aliados como parte de su «Plan para la Victoria de Ucrania». A pesar de ello, todo indica que la propuesta inicial, es decir, el borrador del acuerdo presentado días atrás por los Estados Unidos, era totalmente inasumible para Ucrania, basándose como ocurre muchas veces con Trump en cifras totalmente aleatorias, lo que habría estado en buena medida en el origen del enfrentamiento entre ambos no está claro si como una táctica consciente por parte del estadounidense, por convicción o por simple incontinencia verbal. En cualquier caso, parece que tras la polémica, y el buen hacer de Kellogg en paralelo, los ánimos se han calmado en parte y Zelenski ha recibido una nueva propuesta más moderada y, por lo tanto, asumible para los ucranianos.

Conviene aquí hacer un pequeño paréntesis para hablar sobre Trump y sus tácticas. En varias ocasiones hemos explicado que considera cada transacción como un juego de suma cero. Además, hay que tener en cuenta su bagaje personal, que procede del mundo inmobiliario. En este sentido, no duda en hacer siempre una petición totalmente inasumible (muy al alza), en ser extremadamente virulento con el «comprador» una vez este la rechaza y, posteriormente, en aceptar un acuerdo que suele estar por encima de lo que realmente Trump esperaba obtener una vez el «comprador» recibe una oferta que sigue siendo escandalosa, pero comparada con la primera no parece tan mala; el equivalente neoyorquino a una compra cualquiera en el Gran Bazar de Estambul.

El problema de este tipo de tácticas (y de lo que hay detrás, que algunos ya denominan «putinización de América») es por una parte que el norteamericano deja una ristra de cadáveres en cada negociación, ya que destruye en buena medida los lazos con sus «compradores» (en muchos casos, aliados) al generar una enorme desconfianza. Es lo mismo que ocurre entre los Estados miembros de la OTAN, a los que se pide que inviertan un 5% en defensa, cuando lo probable es que Trump se conforme con alrededor del 3%, pero por el camino se presiona y presiona erosionando la propia alianza.

Por la otra, que son paradójicamente los propios Estados Unidos los que están dando el golpe de gracia al sistema internacional basado en normas que ellos mismos levantaron tras la Segunda Guerra Mundial y del que eran el principal garante. Hasta el punto de que a día de hoy los diplomáticos chinos (e incluso rusos) parece más interesados en hablar de la necesidad de reforzar las instituciones internacionales, las normas comunes y demás que los propios estadounidenses, los que es muy significativo (por supuesto, tienen un interés en ello, ya que aspiran a sustituir a los EEUU dentro de algunas instituciones clave como la OMS, lo que les confiere poder blando y les permitirá aprovechar mejor el «lawfare») y supone probablemente una suerte de tiro en el pie para Washington.

Además, el miedo de muchos a que Trump sea una marioneta de Putin (acusaciones, que por lo demás ya se hacían en 2018) o esté dejando de lado a sus aliados europeos (mientras Rubio intenta calmar las aguas) para virar hacia Rusia (algo que no es posible porque los intereses fundamentales de los EEUU y de Rusia son opuestos en demasiados casos, aunque la situación pueda -y deba- suavizarse y deban restablecerse los contactos o hablarse sobre estabilidad estratégica, además de explorar áreas de interés común) tiene mucho que ver con este tipo de aproximación a la política internacional tan «trumpista».

Una forma de proceder que se basa en intentar sacar el máximo partido de cada situación individual, sin que que parezca haber una gran estrategia detrás que sirva de nexo de unión lógico al conjunto de la política exterior estadounidense. Y sin embargo, esa estrategia en realidad existe, formando parte de ella el desacople consciente (aunque no total, pues los EEUU no se van a ir de Europa por completo) respecto de Oriente Medio y Europa, para así centrarse en la competición con (y contención de) la República Popular de China. También la optimización presupuestaria, aunque en algunos casos no se esté abordando desde la óptica más saludable.

Un proceso doloroso –y que, de hecho, podría tener consecuencias importantes en términos de credibilidad– pero también previsible y que en cualquier caso fuerza a los europeos a asumir en mucha mayor medida las cargas de su propia seguridad (incluyendo la ucraniana, mientras Tusk llama a usar los activos rusos para ello) y que pondrá a prueba la capacidad de los mismos no sólo para invertir más en defensa o tomar decisiones difíciles como el previsible envío de tropas a Ucrania («radio macuto» hablaba del envío de una brigada por parte de España, lo que tensará en grado sumo al Ejército de Tierra) sino también para hacerlo de forma adecuada, equilibrando de forma óptima la cantidad de fondos que se destinan a recuperar capacidades para hacer frente a los problemas inmediatos, con aquellos que garantizar la soberanía tecnológica y las capacidades futuras.

Dejamos de lado el análisis de conjunto para centrarnos en la parte militar del conflicto. Así, por una parte tenemos que según el Ministerio de Defensa de Ucrania las Fuerzas Armadas rusas habrían lanzado sobre el país hasta 160 drones tipo Shahed-131/136/138 (Geran-1/2/3) en la última jornada, de los que aseguran haber derribado 87, mientras que 70 más se habrían apartado de su rumbo por distintas causas, incluyendo el empleo de medios de guerra electrónica. Además, dos misiles balísticos Iskander-M lanzados desde Crimea habrían atravesado las defensas ucranianas.

Así las cosas, se habrían vuelto a registrar explosiones sobre Kiev, causadas por la actividad de las defensas antiaéreas. En total, se habrían registrado una docena de fallecidos como consecuencia de los impactos de los drones y misiles rusos. Además, un ataque aéreo ruso habría dejado un civil fallecido en Jersón.

Antes de pasar a los combates y los movimientos, cabe señalar además que según el Grupo de Inteligencia de Amenazas de Google (GTIG), se habría producido un aumento de la actividad de los ciberactivistas rusos, en este caso con la intención de desencriptar las cuentas de Signal, algo de lo que se acusa por ejemplo al grupo APT44, vinculado al GRU ruso.

Además, en las últimas horas se ha publicado la primera imagen de un F-16 de la Fuerza Aérea ucraniana en una salida para atacar objetivos en tierra y el general Zaluzhnyi -actual embajador ucraniano en Londres- ha concedido una entrevista en la que hace un repaso a la situación militar especialmente a nivel técnico, aspecto en el que se habría producido cierto estancamiento en los últimos tiempos, dada la igualdad, que no la reducción en el ritmo de iteración.

Dicho esto, y ahora ya sí sobre la línea de frente, los cambios vuelven a ser escasos. Así, en el sector de Kursk se ha producido un ligero avance ruso en el área de Sverdlikovo, concretamente en dirección sur y sureste. No habría sido el único avance ruso, pues sus tropas habrían entrado también en Pogrebki. Además, se han registrado movimientos por confirmar en Sumy, en un movimiento en apoyo de los que los rusos están llevando a cabo en Kursk. Todo mientras desde el Ministerio de Defensa ruso aseguran haber retomado ya 800 kilómetros cuadrados del territorio inicialmente perdido en Kursk a manos ucranianas y Putin trata con sus comandantes la situación en el sector. Por cierto, que en relación con Kursk, en donde han tomado parte tropas norcoreanas, se ha publicado recientemente que soldados rusos heridos estarían siendo enviados al país juche para recibir tratamiento médico, si bien se sospecha que en realidad estarían allí para entrenar a los militares locales.

Situación en el sector de Kursk a 20 de febrero de 2025
Situación en el sector de Kursk a 20 de febrero de 2025. Autor: @PouletVolant3.

Más al sur, en el sector del Oskil y concretamente en el río Zherebets, se ha hablado de nuevos avances rusos al oeste del mismo, en este caso a la altura de Nevs’ke. Movimientos mínimos en cualquier caso, como los que se viven en el sector de Chassiv Yar, en donde Rusia habría completado la toma de Hryhorivka.

Lo más relevante, una jornada más, continúa teniendo lugar en Pokrovsk, Kurajove y Velika Novosilka. De esta forma, en el primer caso además de retomar posiciones en torno a Pischanne, el Ejército ruso ha seguido presionando al este del cruce de carreteras y ha conseguido avanzar también en dirección a Zelene Pole, entrando en esta localidad.

Situación al este de Pokrovsk a 20 de febrero de 2025
Situación al este de Pokrovsk a 20 de febrero de 2025. Autor: @Majakovsk73.

En el segundo caso, el de Kurajove, hay fuentes que dan por hecha la llegada de las tropas rusas a Kontyantynopil’. Más allá de esto, se han expandido al norte de Andríivka, de donde parecen haber expulsado por completo a los ucranianos. Además, al su

En el tercer y último caso, se han registrado nuevos progresos rusos al norte del sector, bombardeando con fuerza Skudne y entrando en Novoochererubate, así como avanzando nuevamente algo más al suroeste, en dirección a Burlatske.

Progresos rusos al norte de Velika Novosilka
Progresos rusos al norte de Velika Novosilka. Autor: @AMK_Mapping_

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

En el apartado internacional, más allá de lo comentado en la primera parte del informe, la jornada –en la que además se conmemoraba la muerte hace once años de decenas de manifestantes en Kiev– ha sido especialmente intensa en cuanto al número de contactos y sucesos que se han producido, algo que ha reconocido el propio Zelenski en su alocución diaria.

Lo más relevante, la visita a Kiev del enviado especial para Ucrania y Rusia de los Estados Unidos, Keith Kellogg, quien se ha visto tanto con Zelenski como con Shmyhal y con Sybiha.

En el primer caso, Zelenski afirmó a la salida de la reunión -tras la que no se convocó, aunque se esperaba, una rueda de prensa conjunta- que había sido un encuentro productivo, agradeciendo de paso «a Estados Unidos toda la ayuda y el apoyo bipartidista a Ucrania y al pueblo ucraniano». Durante su conversación, el ucraniano además explicó al norteamericano que:

«Para nosotros y para todo el mundo libre es importante que se sienta la fuerza estadounidense. Tuvimos una conversación detallada sobre la situación en el campo de batalla, sobre cómo devolver a nuestros prisioneros de guerra y sobre garantías de seguridad efectivas. Desde el primer segundo de esta guerra, Ucrania ha buscado la paz. Debemos y podemos garantizar que la paz sea sólida y duradera, para que Rusia nunca pueda regresar con la guerra. Ucrania está dispuesta a alcanzar un acuerdo sólido y eficaz en materia de inversiones y seguridad con el Presidente de los Estados Unidos. Hemos propuesto la forma más rápida y constructiva de lograr resultados. Nuestro equipo está listo para trabajar las 24 horas del día, los 7 días de la semana. El éxito nos une a todos. Las sólidas relaciones entre Ucrania y Estados Unidos benefician al mundo entero».

Zelenski, tras la charla con Kellog, informó por vía telemática tanto al presidente francés, Emmanuel Macron, como al primer ministro canadiense, Justin Trudeau. Además, durante la jornada tuvo tiempo para hablar también con el presidente sudafricano (recordemos la Cumbre del G20, en ese país), con el presidente finlandés Alex Stubb -con quien habló sobre garantías de seguridad, entre otros-, con la primera ministra danesa, Mette Frederiksen y con el primer ministro noruego, con quien trató sobre la «visión compartida de garantías de seguridad fiables».

En el segundo, el primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal, agradeció «a todos los estadounidenses por su apoyo en esta guerra iniciada por Rusia» y subrayó que «Ucrania desea la paz más que cualquier otro país. Pero debe ser una paz justa con garantías de seguridad fiables y el agresor debe rendir cuentas». Además, dejó claro que «Todas las negociaciones de paz relativas a Ucrania deben realizarse con la participación de Ucrania».

En el tercero, por último, Kellog se reunió con el ministro de Exteriores ucraniano, Sybiha, quien repitió en lo básico el mensaje de los dos anteriores respecto a la necesidad de una «paz mediante la fuerza» y quien reiteró al norteamericano, además, la idea de que «la seguridad de Ucrania y la seguridad trasatlántica son indivisibles».

Además, Sybiha también ha hablado por teléfono con su homólogo de Gambia, agradeciendo el apoyo a la integridad territorial ucraniana y también intentando encontrar formas de profundizar la cooperación a nivel bilateral entre ambos estados. Lo mismo, básicamente, que ha hecho con el ministro de exteriores libio, Al-Taher Salem Al-Baour.

Por otra parte, también ha estado activo el jefe de la Oficina del Presidente de Ucrania, Andriy Yermak, quien ha hablado por teléfono con el asesor de seguridad del primer ministro británico, Jonathan Powell para hablar sobre las necesidades ucranianas o la situación en el frente, entre otros.

La actualidad ucraniana, en cualquier caso, no es la única relevante. También se han producido diversas noticias en Francia, cuyo presidente estaría preparando a la nación para incrementar notablemente el gasto en defensa y para asumir nuevas responsabilidades en relación con la seguridad europea, al tiempo que siguen completando su retirada africana, con la devolución a las autoridades de Costa de Marfil de su única base en el país.

Además de esto, mientras ha trascendido que Rusia y Estados Unidos habían llevado a cabo contactos no oficiales en Suiza, desde China respaldan los esfuerzos de Trump y Putin por poner fin a la guerra de Ucrania, según ha explicado su ministro de Exteriores, Wang Yi, quien está tomando parte en la Cumbre del G20 en Johannesburgo, en la que se ha sabido también que el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, y su homólogo chino, Wang Yi, han acordado reunirse en Moscú en breve, tras mantener en el país africano una conversación «muy fructífera» en la que han tratado sobre un tema que hemos tocado en la primera parte del informe: el aprovechamiento de las organizaciones multinacionales en su propio beneficio. Así, según Lavrov: «Nuestras relaciones estratégicas se extenderán a nuestro trabajo en la ONU, en particular en el Consejo de Seguridad, en la Organización de Cooperación de Shanghai, en los BRICS, en la ASEAN y, por supuesto, en el G20, lo que es un paso importante para promover los principios de la multipolaridad y acostumbrar a nuestros colegas occidentales a un trabajo honesto, justo, equilibrado y mutuamente respetuoso».

Pasando a Rusia, cuyo ministro de Exteriores está precisamente tomando parte en la citada cumbre, en las últimas horas se ha pronunciado el presidente de la Duma, a propósito del retorno de las empresas que abandonaron Rusia tras el inicio de la guerra, afirmando que será «complicado». En concreto, Vyacheslav Volodin afirmó que Rusia no está «esperando con los brazos abiertos su regreso», ya que «Nuestra industria se ha adaptado con éxito a las nuevas condiciones y ha alcanzado un buen ritmo de desarrollo, como lo demuestra el crecimiento de los indicadores económicos. Ahora será difícil volver a nuestro mercado».

Otro tema de actualidad han sido los cables submarinos, que por una parte han sido objeto de un artículo en Foreign Policy en el que se analiza la vulnerabilidad de la economía basada en la IA y dependiente del flujo de datos a través de estos y, por otra, han sido también objeto de medidas por parte de la UE, pues la Comisión Europea ha anunciado que aumentará la financiación y la vigilancia de miles de kilómetros de cables submarinos en riesgo de sabotaje, para proteger mejor la seguridad energética y digital del bloque.

Por último, cerramos hoy con Bruselas, pues además de concederse en el Parlamento Europeo una condecoración al alcalde de Kiev, Vitali Klichkó, quien habló en su discurso entre otras cosas sobre unidad, se ha aprobado por unanimidad el dictamen presentado ante el Comité Europeo de las Regiones por el presidente de la Comunidad Autónoma de Murcia, Fernando López Miras, en relación precisamente con la defensa europea y en el que se pide, entre otras cosas, que se reduzcan las dependencias frente a terceros, se contemplen nuevos fondos y herramientas para financiar la defensa europea, se ponga en valor el papel de las regiones en este proceso y se produzca una mayor implicación por parte de un Banco Europeo de Inversiones que sigue decepcionando con su actitud en relación con la defensa.


Comentarios

5 respuestas a «Guerra de Ucrania – Día 1093»

  1. Avatar de Francisco

    Dado que en esta fase del conflicto ya están las cartas mostradas (inminente negociación donde entrará en juego el «canje» de territorios), ¿no sería lo previsible que el comando ruso priorice ahora la captura de terreno, intentando expandirse en zonas donde haya huecos en la defensa ucraniana, antes que intentar capturar objetivos urbanos fuertemente defendidos? Me refiero por ejemplo a seguir progresando al norte de Kupiansk antes de elegir atacar esta última, o intentar entrar en la región de Dnipro antes que intentar la captura de Pokrovsk. A fin de cuentas, parece que lo que importa de cara a vender una victoria a la opinión pública generalista es cuánto porcentaje de Ucrania controlas, y no el valor estratégico de este territorio (véase el control de Ucrania sobre los alrededores de Sudzha).

    Obviamente esto no es tan sencillo como decirlo, pues resulta imposible avanzar sin solucionar cadenas de suministro, además de la dificultad de hacerlo por terreno desprotegido, pero resultaría lógico que Rusia tome este curso de acción antes de intentar atacar objetivos imposibles de tomar a corto plazo.

  2. Gracias por el informe un día más y sobretodo por tratar de explicar lo que hace Trump. Sin embargo, para mi sigue sin tener sentido. ¿Le parece que Zelensky es ilegitimo para firmar con Rusia un tratado de paz, pero al mismo tiempo Zelensky es perfectamente legitimo para firmar con EEUU un tratado de cesión de recursos minerales? Es una posición absolutamente incoherente. Y en cualquier caso, aun aceptando que en realidad fuese todo una estrategia negociadora, está jugando con fuego… y quien juega demasiado con fuego al final siempre se quema.

  3. Pregunta tonta: ¿Cuántos hombres es una brigada en España? ¿Y por que tensaría tanto a nuestro Ejercito de Tierra?

    1. La respuesta es «depende». Más que nada, porque no suelen estar al completo. Suele haber compañías o batallones existentes sólo en el papel, pero sin dotación de efectivos. Así que si tienes que enviar una brigada «real», digamos de 3.000 efectivos, vas a tener que «rascarlos de aquí y de allá»…

      1. Entiendo, gracias.

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