Guerra de Ucrania – Día 1092

Trump ha vuelto a verter duras acusaciones contra Zelenski, en una campaña de desprestigio de la que ha tomado parte Elon Musk y que ha sido secundada desde Rusia y que todo apunta a que tiene como objetivo sacar de la ecuación al presidente ucraniano en unas futuras elecciones, posiblemente por ser uno de los elementos más incómodos de cara a una salida rápida al conflicto. Macron, que se reunió con los líderes de los partidos políticos franceses y también, por videollamada, con varios líderes europeos que no fueron invitados a la primera reunión en El Elíseo, ha anunciado además que viajará junto a Keir Starmer la próxima semana a Washington para reunirse con Trump y hablar sobre la salida a la guerra de Ucrania. Sobre el terreno, por su parte, la guerra sigue su curso con nuevos ataques contra la infraestructura ucraniana y combates sostenidos al sureste de Ucrania. Y mientras todo esto ocurría, desde la UE han logrado aprobar el 16º paquete de sanciones, dirigido contra el aluminio y los hidrocarburos rusos.

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Trump ha profundizado en su campaña de desprestigio contra Volodímir Zelenski, vertiendo nuevas y duras acusaciones que, en ningún caso se sostienen, al menos a tenor de los datos disponibles. Eso sí, son útiles al que podría ser el objetivo final del presidente norteamericano: minar la imagen de su homólogo ucraniano cuestionando su legitimidad y contribuyendo antes de la celebración de unas elecciones que Rusia hace tiempo viene reclamando y que podrían ser una condición de cara al cierre de las negociaciones.

Sea o no, otra posibilidad es que Trump simplemente esté recurriendo a esta campaña de desprestigio para debilitar a Zelenski y tener así mayor margen de maniobra para que Ucrania acepte, llegado el caso, condiciones difíciles de asumir en otros contextos (incluyendo el acuerdo sobre los recursos ucranianos). De ahí declaraciones como «Un dictador sin elecciones, Zelenskyy debería actuar rápido o no le quedará ningún país» que desde Ucrania intentan rebatir, con declaraciones como la del ministro de defensa, afirmando que «El pueblo ucraniano y su presidente @ZelenskyyUa se negaron a ceder ante la presión de Putin. Nadie puede obligar a Ucrania a rendirse. Defenderemos nuestro derecho a existir». O como las de Yermak, quien ha afirmado que «El presidente es un líder que ha unido al país en los momentos más difíciles. Su determinación y confianza le dan la fuerza para seguir luchando».

La campaña contra Zelenski, además, ha estado apoyada en todo momento por el magnate Elon Musk, que desde que comenzara la guerra y a pesar de haber prestado un servicio impagable a Ucrania en forma de servicios por parte de Starlink, ha intentado interferir en el resultado de la contienda en ocasiones de forma muy cuestionables. Así, Musk ha cargado de diferentes formas contra Zelenski e incluso contra su esposa a través de las redes sociales. También el vicepresidente JD Vance, quien ha advertido a Zelenski de que no debe atacar a Trump, pues «Cualquiera que conozca al presidente le dirá que la idea de que [Volodymyr] Zelensky va a cambiar la opinión del presidente criticándolo públicamente en los medios no es la forma de tratar con esta administración». Además, ha defendido a Trump, afirmando que «Ésta es la política del Presidente de los Estados Unidos. No se basa en la desinformación rusa. Se basa en el hecho de que Donald Trump, creo, sabe mucho sobre geopolítica y ha tenido una opinión muy fuerte durante mucho tiempo».

Como es lógico, la campaña de desprestigio contra Zelenski ha sido también secundada -de forma coordinada o mucho más probablemente, por simple oportunismo- desde la Federación de Rusia, pronunciándose como es habitual en estos casos el ínclito Dmitry Medvedev, quien ha celebrado las palabras de Trump y ha calificado a Zelenski de «Payaso en bancarrota». Al fin y al cabo, la caída del ucraniano sólo favorecería a un Kremlin que la ha perseguido desde antes de iniciar la invasión y que está siendo en muchos sentidos «blanqueado».

Todo lo anterior, relevante de cara al resultado de las negociaciones entre Estados Unidos y Rusia y, por extensión, para el futuro de la seguridad europea, palidece en realidad en comparación con las medidas de recorte presupuestario que se sugieren para el Departamento de Defensa en los próximos años y que de ser ciertas (es decir, de ir más allá de un simple estudio) podrían explicar en parte la predisposición a hacer concesiones a Rusia o los planes para retirar de Europa una fracción considerable de los efectivos estadounidenses aquí basados.

Parte de la nueva Administración Trump, con Musk precisamente liderando el polémico DOGE, pretendería lograr una notable reducción del déficit fiscal tanto por motivos prácticos como ideológicos (varios miembros de la Administración, aunque no el propio Trump, son de corte libertario), lo que comienza siempre con una táctica de «presupuesto cero» que después se matiza, determinando qué es lo verdaderamente importante y construyendo sobre eso. Algo que, aplicado al terreno de la defensa, como ha ocurrido por ejemplo con las armas estratégicas en los últimos días, podría tener importantes consecuencias sobre la credibilidad estadounidense (especialmente por lo relacionado con la gestión de las alianzas y los probables decouplings).

Ahora bien, no nos equivoquemos -aunque esto es algo que profundizaremos en los próximos días en la segunda parte de un artículo que hemos publicado hace escasas horas-, el hecho de que Trump parezca estar forzando un repliegue estratégico sin precedentes por parte estadounidense (materializado, por ejemplo, en el cambio de actitud hacia Rusia) no implica necesariamente que sea una potencia en declive, ni tampoco que su influencia en el mundo vaya a decaer forzosamente; ni siquiera que el repliegue vaya a producirse salvo de forma puntual, siendo más bien una reorientación estratégica que un verdadero repliegue.

Más bien en los Estados Unidos están dando pasos para concentrar aun más poder y tener recursos y libertad de acción para financiar su liderazgo en la Revolución Militar (y en términos más amplios, tecnológica) en ciernes. Otra cosa es que los desequilibrios que provoquen por el camino y el extremismo ideológico del que hacen gala algunos miembros de la nueva Administración puedan ser contraproducentes, dirigir el cambio en direcciones incorrectas o provocar problemas de todo tipo, aunque esto es pronto para afirmarlo.

Eso sí, que se hagan estudios de recorte de gasto no implica que esos recortes finalmente se implementen. De hecho, es probable que los EEUU incluso lleguen a invertir más en defensa en los próximos años. Sin embargo, por una parte la cacofonía de anuncios y declaraciones tendrá a los militares estadounidenses ocupados mientras la Administración amenaza con una «limpia» en la cúpula castrense. Por otra, los resultados de los estudios darán al Gobierno sin duda argumentos para introducir cambios disruptivos, como podrían ser recortes en la grandes plataformas apostando por tecnologías más adecuadas al campo de batalla futuro…

La guerra, dicho todo lo anterior, continúa en marcha, con su habitual crueldad. En el caso de los ataques a larga distancia, desde el ministerio de Defensa de Ucrania han denunciado el lanzamiento por parte rusa de hasta 167 drones tipo Shahed-131/136/138 (Geran-1/2/3) así como de dos misiles balísticos Iskander-M. En total, aseguran haber derribado 106 de los drones, mientras que otros 56 habrían perdido su rumbo por diversas razones.

Dicho esto, se han registrado impactos o caídas de restos de drones en Kiev, en Odesa, que habría sido sobrevolada por al menos una docena de drones y habría sufrido nuevos cortes en el suministro eléctrico, Zaporiyia y Járkov. Además, ya más cerca del frente, han fallecido dos civiles Konstyantynivka, tras un ataque aéreo empleando bombas planeadoras que ha dejado además seis heridos.

En total, habrían sido cinco los muertos y diecisiete los heridos en los diversos ataques, que además han causado nuevos daños en las instalaciones de la eléctrica DTEK en Odesa, siendo hasta 49.000 los afectados.

Del lado contrario, tras el ataque a la refinería de ayer no se han vuelto a tener noticias de nuevos objetivos alcanzados por Ucrania en el interior del territorio ruso. No obstante, desde el Ministerio de Defensa de este último país han anunciado el supuesto derribo durante la última jornada de «un avión MiG-29 de la Fuerza Aérea de Ucrania, cinco bombas aéreas guiadas Hammer de fabricación francesa, dos bombas aéreas guiadas JDAM y cuatro cohetes de lanzamiento múltiple HIMARS de fabricación estadounidense, así como 123 vehículos aéreos no tripulados» de ala fija.

En cuanto a los combates y los movimientos, nuevamente las noticias son pocas y se concentran en el sureste de Ucrania en su mayoría. Aun así, hay también alguna novedad al norte, en el sector del Oskil, con nuevos avances rusos en la zona de Lozova mientras las AFU contraatacan en dirección a Kruhlyakivka.

Además, en Toresk nuevas pruebas demuestran la presencia ucraniana en zonas al norte de la ciudad, lo que supone que en algún contraataque reciente habrían logrado retomar posiciones y, por derivación, que la presencia rusa en la zona no es tan nutrida. Una impresión que se ve reforzada por el efecto de otro contraataque ruso, en este caso en Scherbynivka.

Las novedades relevantes, en cualquier caso, han vuelto a afectar a tres sectores: Pokrovsk, Kurajove y Velika Novosilka, donde Rusia intenta progresar en todos los casos para completar la toma de Donetsk y aumentar el espacio de seguridad en torno a la capital de esta óblast, como hemos explicado en varias ocasiones.

Así, en el primer caso, se han producido al mismo tiempo ataques rusos en Vodyane Druhe y sus alrededores, así como un contraataque ucraniano en el famoso cruce de carreteras, al oeste de la localidad anterior. Todo mientras al suroeste de Pokrovsk las tropas rusas intentan progresar hacia la ciudad desde Kotlyne.

Más complicada es para los ucranianos la situación en Kurajove, pues en las últimas horas se han seguido acumulando los avances rusos al sur del río Vovcha, concretamente en dirección a Ulakly y Konstyantynopil’, controlando ya los rusos buena parte de la primera de estas localidades.

En Velika Novosilka, por último, el Ejército ruso ha vuelto a atacar por una parte, al oeste de la localidad, hacia la población de Novosilka, de la que controlarían una parte. Por otra, al norte, hacia Skudne, cruzando el curso del río Mokri Yaly para ello.

Situación en el sector de Kurajove a 19 de febrero de 2025
Situación en el sector de Kurajove a 19 de febrero de 2025. Autor: @Majakovsk73.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

En el apartado internacional, explicado ya el ataque de Trump a Zelenski (quien ha sido respaldado por diversos líderes europeos como Starmer, Scholz o Petr Pavel, cabe decir que pese a estos intercambios, el jefe de la Oficina del Presidente de Ucrania, Andriy Yermak, se ha reunido hace unas horas con el Representante Especial del Gobierno de los Estados Unidos para Ucrania y Rusia, Keith Kellog, en una reunión en la que han hablado sobre la situación en el frente o el estado de ánimo de los ucranianos, entre otros temas. Una reunión en la que además, Yermak ha advertido a Kellog sobre los intentos por parte de Rusia de dividir a Ucrania y a sus aliados y le ha recordado al norteamericano que el principio de “nada sobre Ucrania sin Ucrania” es fundamental..

Se espera, por otra parte, que Kellog se reúna en breve con el presidente Zelenski, en la que promete ser una reunión seguramente más tensa, tras la campaña de ataques a la imagen del ucraniano por parte de la cúpula estadounidense.

Antes de que este encuentro se produzca, el ucraniano ha mantenido diversas conversaciones en las últimas horas, que han sido de intensa actividad. Por una parte, con el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, a quien le ha dado detalles sobre su reciente encuentro con Erdogan y el rol que Turquía podría jugar a la hora de ofrecer garantías de seguridad a Ucrania, entre otras cosas. Por otra, con el senador estadounidense Lindsey Graham, a quien ha agradecido el apoyo de los dos partidos del Congreso estadounidense.

Zelenski, dicho esto, ha hablado hace unas horas con Keir Starmer, el primer ministro británico, si bien el mensaje sobre la reunión que ha publicado el ucraniano ha sido muy formal y genérico, en un momento en el que es evidente que las conversaciones son más intensas y profundas si cabe que en periodos anteriores.

Decimos esto porque Starmer, junto con Macron (con quien también ha hablado Zelenski la pasada jornada), viajará a Estados Unidos la próxima semana para verse con Donald Trump. Hay que tener en cuenta que ambos líderes europeos han tomado parte recientemente en la reunión en El Elíseo, ambos representan a las dos únicas potencias nucleares del continente y que de tomarse medidas como el envío de tropas a Ucrania (a lo que ambos se han mostrados dispuestos), serían quienes tendrían que ofrecer el respaldo estratégico necesario para ello.

Siguiendo con Macron, finalmente el galo ha celebrado la reunión en «formato Saint-Denis» con las fuerzas políticas francesas, así como una reunión telemática con diversos líderes de la UE (y Noruega) que no habían tomado parte en la primera de las reuniones, dos días atrás, mostrando como explicamos su desencanto.

En otro orden de cosas, el primer ministro ucraniano, Shmyhal, se ha reunido con su homólogo polaco, Donald Tusk, a quien ha agradecido el apoyo al 16º paquete de sanciones aprobado por la UE contra Rusia y con quien ha tratado sobre cooperación bilateral, en particular en el apartado de la logística militar.

Cambiamos ahora a la Unión Europea, pues los Veintisiete han dado luz verde al que será el 16º paquete de sanciones contra Rusia, con el objetivo de afectar tanto a las exportaciones rusas de aluminio (se establece un límite de importaciones para la UE de 275.000 toneladas), como a la «flota fantasma» empleada por este país para exportar sus hidrocarburos (se añaden 73 buques a un listado que se eleva ya a los 152). Es decir, que a la espera de cómo avancen las negociaciones entre Estados Unidos y Rusia y de que en el marco de las mismas se pueda acordar el levantamiento de las sanciones, por el momento la UE continúa presionando a Rusia; algo totalmente lógico para mejorar la posición negociadora de Ucrania.

Pasamos a Rusia, pues a pesar de todo lo que se ha dicho sobre cómo los EEUU estarían negociando con Rusia sin tener en cuenta a Ucrania y a pesar de los choques entre Trump y Zelenski, ha sido Putin quien se ha pronunciado a propósito de las negociaciones dejando algunas perlas. Por una parte, ha confirmado que podría reunirse con Trump en persona en breve y se ha referido al encuentro de Arabia, afirmando que «El objetivo de esta reunión era aumentar la confianza entre Rusia y EE.UU.». Además, ha dicho que ambiente de las conversaciones en Riad fue «muy amistoso». Por otra, ha afirmado que «En cuanto al proceso de negociación, Trump me dijo en una conversación telefónica, puedo confirmar que, por supuesto, Estados Unidos asume que el proceso de negociación involucrará tanto a Rusia como a Ucrania». De hecho, ha venido a decir que Ucrania no había estado presente en Arabia porque de lo que allí se trataba era del «restablecimiento de las relaciones ruso-estadounidenses». Dicho lo cual, todo apunta a que aunque Putin vaya a reunirse tarde o temprano con un líder ucraniano, sigue intentando que este no sea Zelenski.

El ministro de Exteriores ruso, Lavrov, se ha dirigido por su parte a Sudáfrica para participar en la Cumbre del G20, en la que pronunciará un discurso además de mantener reuniones bilaterales. De esta forma, según la portavoz de Exteriores rusa, María Zajárova, Lavrov pedirá «que se mantenga la apertura de la economía mundial, se rechacen las guerras comerciales, las sanciones ilegítimas y criminales y otras manifestaciones de competencia desleal».


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