Noche de terror en Kiev, ciudad golpeada por varios misiles balísticos rusos en el marco de una nueva oleada que ha provocado varias bajas, así como cuantiosos daños que se suman a los de la jornada anterior. La noticia más impactante del día, sin embargo, tiene que ver con unas recientes declaraciones por parte del presidente ucraniano, Zelenski, quien se ha mostrado (en realidad, una vez más, a pesar del bombo mediático) dispuesto a intercambiar territorios con Rusia, aunque de forma muy limitada. Más importante si cabe, en la entrevista concedida a The Guardian en la que ha afirmado lo anterior, demuestra haber cambiado el tono y el mensaje para hablar el mismo idioma que la nueva Administración Trump.
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Antes de pasar a hablar de la actualidad sobre el terreno, conviene hacer una pequeña reflexión sobre una serie de datos que han trascendido recientemente, en relación con el coste que para los Estados Unidos tiene el material enviado a Ucrania. Así, como puede verse en el siguiente gráfico publicado por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos, cada munición merodeadora Switchblade 300 costaría casi 80.000, mientras que la variante más potente, el Switchblade 600, se acerca peligrosamente a los 200.000 dólares por unidad.
Teniendo en cuenta el coste de un dron FPV ordinario, estamos hablando de que por cada Switchblade 300 podrían sufragarse entre 50 y 100 drones FPV más capaces y eficaces, lo que habla del sinsentido de algunas decisiones y de los intereses industriales tras ellas. Es decir, que los Estados Unidos, en lugar de enviar (y así, probar) este tipo de sistemas, cuyo rendimiento ha sido mucho más bajo del esperado, podrían haber costeado la adquisición de un enorme número de drones más baratos.
Lo anterior hace que alguno se pregunte, con cierta dosis de razón y mucho desasosiego, sobre la necesidad real que los ucranianos tienen de la ayuda militar estadounidense o de sus garantías de seguridad, cuando lo que necesitan las AFU en estos momentos es básicamente dinero con el que costearse un enorme número de drones que, como hemos explicado en informes recientes, suponen ya alrededor del 70% de las bajas causadas al enemigo.
Por supuesto, como reconoce Zelenski (luego hablaremos de ello), no hay garantías de seguridad posibles sin los Estados Unidos, aunque sólo sea por un tema de credibilidad. Además, hay que tener en cuenta que hay servicios básicos que las AFU necesitan, como servicios en la nube o Starlink que también proveen los estadounidenses. Sin embargo, lo anterior nos dice mucho de por dónde podría ir la UE a la hora de intentar tener un papel más importante de cara a futuras negociaciones, si tuviese voluntad para hacerlo.
Por cierto, que antes de pasar a otro tema, conviene echar un ojo a la decisión alemana de ir en contra de la tendencia natural del campo de batalla hacia la guerra mosaico, apostando por hacer de cada uno de sus infantes (bueno, de los 12.500 afectados) un objetivo mucho más valioso y rentable de lo que ya es en estos momentos para cualquier posible enemigo. Algo tan sorprendente como la decisión de varios Estados (el último, Australia) de adquirir carros de combate Leopard 2A8 con un coste unitario (incluyendo repuestos y apoyo al ciclo de vida, por supuesto) de unos 29 millones de euros la unidad, lo que nos lleva a las tablas que publicamos en su día. Dos sinsentidos que deben hacernos reflexionar sobre ciertas inercias…

Durante la última jornada de guerra, las Fuerzas Armadas rusas habrían empleado, según el Ministerio de Defensa de Ucrania, hasta media docena de misiles balísticos Iskander-M (siete, según otras fuentes) así como un total de ciento veintitrés drones de largo alcance tipo Shahed-131/136 (Geran-1/2). Los ucranianos afirman haber derribado supuestamente todos y cada uno de los misiles, así como setenta y uno de los drones, mientras que cuarenta más se habrían desviado de su rumbo por otras razones, incluyendo el efecto de los medios de guerra electrónica ucranianos.
Pese a los datos oficiales, y como es habitual, se han registrado numerosos daños, por ejemplo en Kiev, en donde han sido varios los incendios, un civil ha fallecido y hasta catorce han resultado heridos. Por otra parte, en la ciudad de Poltava han vuelto a resultar alcanzadas infraestructuras eléctricas, mientras que en Krivói Rog se sabe que habría impactado un misil, aunque no hay todavía recuento de daños. Del mismo modo, se habrían registrado impactos en otros puntos de Ucrania como Mykolaiv o Pavlorad. Además, a los lanzamientos de drones y misiles han de sumarse una jornada más los numerosos lanzamientos de bombas planeadoras.
A diferencia de lo ocurrido en otras jornadas, sin embargo, en esta no parece que las Fuerzas Armadas ucranianas hayan alcanzado objetivos en el interior de Rusia o, al menos, no han trascendido daños. Pese a ello, el Ministerio de Defensa de Rusia ha hablado del supuesto derribo por parte de sus sistemas antiaéreos de hasta «tres bombas aéreas guiadas Hammer de fabricación francesa, un sistema de lanzamiento múltiple de cohetes HIMARS de fabricación estadounidense y 128 vehículos aéreos no tripulados» de ala fija.

En cuanto a los combates y los movimientos, comenzamos una jornada más por el sector más septentrional del frente, el de Kursk. Allí siguen produciéndose combates en la parte occidental, en torno a Sverdikovo, aldea bajo control ruso desde hace dos jornadas. Además, continúan produciéndose combates en torno a Ulanok, por el momento sin cambios.
Más al sur, en el sector de Siversk, hay analistas que dan por hecha la toma por parte de Rusia de la mayor parte de la localidad de Bilohorivka. Por el momento, no hay más fuentes que lo confirmen. En cualquier caso, incluso perdiendo el pequeño pueblo, cuesta pensar que los ucranianos vayan a ceder el control del «terrikon» que lo domina y que es su posición más importante en la zona.
La actualidad en esta jornada, una vez más, ha vuelto a concentrarse en torno a la ciudad de Donetsk, tanto en el sector de Pokrovsk, como en el de Kurajove e, incluso, en el de Velika Novosilka, en donde Rusia ha retomado la ofensiva después de un tiempo de pausa operativa.
En el primer caso, el de Polkrovsk, tras los contraataques ucranianos de las jornadas anteriores, las tropas rusas han pasado a la ofensiva en algunos puntos, como sucede al este del sector, en dirección al cruce de carreteras, que habrían tomado recientemente. Además, pese a que los ataques ucranianos habrían devuelto a las AFU el control de Pischane (que Rusia ha bombardeado recientemente), los rusos han seguido lanzando ataques en los alrededores, como ocurre en dirección a Uspeniva, Udachne o al norte de Dymytrove.
En el segundo, el de Kurajove, han seguido los progresos rusos en el interior de Andriívka, ya prácticamente bajo su control. Todo al mismo tiempo que han presionado en Udachne desde tres de los cuatro puntos cardinales, al tiempo que desde Zelenivka intentan llegar a Ulakly, al oeste de Udachne, intentando así cortar cualquier vía de salida a las tropas ucranianas que defienden el saliente.
En el tercer y último sector, el de Velika Novosilka, se han producido movimientos, con las tropas rusas atacando desde Vremivka y el norte de Velika Novosilka en dirección nornoroeste, contra una zona en la que hay abundantes posiciones defensivas ucranianas. Los progresos, por el momento, son limitados, habiendo ocupado algunos campos de cultivo en la zona y sin romper aparentemente las defensas ucranianas en torno al río Mokri Yaly. Además, algunas fuentes hablan también de ataques rusos al norte de Rivnopil’, con los que habrían logrado también algunos avances en dirección a Novosilka, más al norte.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones
El apartado internacional comienza, lógicamente, con la entrevista concedida por Zelenski a The Guardian, en la que entre muchas otras cosas dice al menos cuatro cosas muy interesantes a efectos de la salida al conflicto: 1) Repite que no hay garantías de seguridad válidas si los Estados Unidos no las respaldan; 2) se muestra escéptico respecto a la propuesta de países como Francia de desplegar tropas sobre el terreno; 3) se muestra dispuesto a intercambiar territorio ruso por territorio ucraniano (en referencia a Kursk y obviando que hablamos de apenas entre 400 y 500 kilómetros cuadrados) y; 4) se presenta totalmente dispuesto a entrar en el juego de Trump de hacer del apoyo estadounidense presente y futuro una cuestión prácticamente comercial.
En referencia a la primera cuestión, dice: «Hay voces que dicen que
Europa podría ofrecer garantías de seguridad sin los estadounidenses, y yo siempre digo que no […]. Las garantías de seguridad sin los Estados Unidos no son garantías de seguridad reales».
En cuanto al segundo, afirma que: «En lo que respecta a la idea de Emmanuel [Macron], si forma parte [de una garantía de seguridad], entonces sí, si habrá entre 100.000 y 150.000 soldados europeos, entonces sí. Pero incluso en ese caso no estaríamos al mismo nivel de tropas que el ejército ruso que se nos opone». Además, el ucraniano añade que «Seré sincero con ustedes: no creo que las tropas de la ONU ni nada similar haya ayudado nunca a nadie en la historia. Hoy en día no podemos apoyar realmente esa idea. Estamos a favor de un contingente [de mantenimiento de la paz] si forma parte de una garantía de seguridad, y quisiera subrayar una vez más que sin Estados Unidos eso es imposible».
Pasando al tercer punto, deja caer, en referencia a Kursk que «Intercambiaremos un territorio por otro», si bien admite que no sabe qué parte de las tierras ocupadas por Rusia pedirá Ucrania a cambio y que «todos nuestros territorios son importantes, no hay ninguna prioridad». El problema aquí es que se hace difícil que pueda reclamar poco más que la parte de Járkov que Rusia ocupa, o bien algún acuerdo respecto a la línea demarcatoria por ejemplo en el Oskil y el Donets. Se antoja en cualquier caso imposible que Putin acceda a intercambiar una pequeña fracción de Kursk por fracciones relevantes de Zaporiyia o Jersón, por ejemplo. Ni hablar, por supuesto, de Crimea.
Por último, en relación con las recientes palabras de Trump a propósito de los 500.000 millones de dólares en recursos ucranianos que espera obtener a cambio de su ayuda, lo cierto es que Zelenski se mostró bastante directo y sincero, poniendo en valor tanto los recursos minerales ucranianos (hizo referencias por ejemplo al titanio) al tiempo que favorable a la inversión extranjera llegue en la forma que llegue, afirmando que «Quienes nos ayudan a salvar Ucrania tendrán la oportunidad de renovarla con sus negocios junto con las empresas ucranianas. Estamos dispuestos a hablar de todas estas cosas en detalle». Además, Zelenski admitió que fue él mismo el que ofreció a Trump la posibilidad de intercambiar recursos por ayuda en el encuentro que en su día mantuvieron en Nueva York, el pasado mes de septiembre.
Más allá de esto, Zelenski dedicó su jornada a otros temas. Por ejemplo, a hablar sobre el éxito de la iniciativa United24, que ha logrado recaudar desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania más de mil millones de dólares en donaciones procedentes de todo el mundo, con las que financiar desde la adquisición de drones a la construcción de refugios, reconstrucción de hospitales y escuelas o desminado, entre otros.
Además, el presidente ucraniano anunció la próxima construcción de dos unidades de energía adicionales en la central nuclear de Jmelnitski, lo que permitirá al país aumentar en dos gigavatios la capacidad de producción eléctrica. A propósito, hizo una referencia a aliados como los Estados Unidos y a la negociación con estos, afirmando que una mayor independencia energética permitirá llegar a acuerdos desde una posición más favorable.

De Zelenski pasamos a Bruselas, pues en cuestión de horas dará comienzo la reunión del Grupo de Contacto para la Defensa de Ucrania, en la que finalmente y a pesar de estar nominalmente presidida por el Reino Unido, parece que sí tomará parte el nuevo secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth. De hecho, se espera que pronuncie el discurso inaugural de la reunión del grupo, que es la número 26 desde que el formato Ramstein se puso en marcha.
Además de esta cita, y de la inminente ministerial de la OTAN, la otra gran cita de la semana es la Conferencia de Seguridad de Múnich, en la que la delegación ucraniana debería verse, entre otras, con la estadounidense, encabezada por el vicepresidente Vance, quien ha estado recientemente hablando tanto con la presidente de la Comisión Europea, como con la Alta Representante de la UE (con quienes sin duda habrá tratado temas como el de Ucrania, pero también lo relativo a las sanciones).
El caso es que en preparación de la Conferencia de Seguridad, se han reunido por vía telemática hace unas horas el jefe de la Oficina del Presidente de Ucrania, Andriy Yermak y el asesor de seguridad del canciller alemán, Jens Plötner. Los principales temas de discusión fueron la situación de seguridad, la continua ayuda alemana a Ucrania y el aumento del apoyo internacional en las esferas militar y financiera.
Por otra parte, si ayer hablábamos de la llegada a Moscú de Steve Witkoff, enviado especial del presidente estadounidense Donald Trump a Medio Oriente, poco después varios medios, comenzando por el New York Times, publicaron que este habría recibido en secreto la tarea de ayudar a negociar el fin de la guerra de Rusia contra Ucrania, sin que por el momento haya más noticias.
Cambiamos de tercio ahora, para pasar al primer ministro ucraniano, Shmyhal, quien ha mantenido una charla telefónica con su homólogo albanés, Edi Rama, a quien agradeció el entrenamiento proporcionado por su país a los militares ucranianos. Además, se congratuló por la reciente apertura de la Embajada de Albania en Kiev, hablaron sobre cómo seguir coordinando esfuerzos con nuestros socios para contrarrestar la flota sombra rusa y también sobre la integración euroatlántica de Ucrania.
Pasando a Rusia, las noticias son pocas en relación con la guerra de Ucrania. Putin se mantiene desde hace un tiempo centrado en cuestiones domésticas, hablando con los líderes regionales o asistiendo a diversos eventos o bien entregando condecoraciones. Al mismo tiempo, desde su Ministerio de Exteriores continúan intentando hacer que calen los mensajes ya conocidos, relativos a la inutilidad de que Ucrania continúe resistiendo, buscando minar la moral de su adversario.
En la misma línea, aunque en este caso contra la UE se ha pronunciado el presidente de la Duma, Vyacheslav Volodin, quien ha dicho que las sanciones occidentales contra Rusia están afectando a los europeos, con un argumento bastante peregrino, hablando del uso de «polvo de gusano» y diciendo que «Ha entrado en vigor una nueva normativa de la UE que permite el uso de polvo de gusano de la harina en la industria […]. Esto es, en esencia, una consecuencia de la política occidental de sanciones contra nuestro país, que ha provocado trastornos económicos, cierres de industrias y problemas importantes en el sector agroindustrial». En realidad, se refiere al hechod e que la UE ha dado luz verde al empleo de polvo de harina de gusano en determinados productos, concretamente la proveniente de las larvas del escarabajo de la harina (Tenebrio molitor), muy rica en proteínas y perfectamente comestible.
Por otra parte, sí es reseñable el hecho de que el suministro de gas ruso a Europa a través del gasoducto TurkStream alcanzó un nuevo récord la semana pasada, bombeándose más de 390 millones de metros cúbicos.
Pasamos a las sanciones, pues el Reino Unido ha incluido a seis nuevos individuos rusos en su listado de sancionados, en una medida dirigida directamente contra la entidad cibernética rusa ZSERVERS, responsable de facilitar ataques de ransomware paralizantes a nivel mundial.
Por último, cerramos con la advertencia hecha por el Servicio de Inteligencia de Defensa danés (DDIS), el cual estima que Rusia podría encontrar la oportunidad de lanzar una guerra a gran escala contra Europa dentro de cinco años si «percibe a la OTAN como militarmente debilitada o políticamente dividida». Una previsión no muy diferente a la hecha anteriormente por otros países nórdicos y que en cualquier caso dependerá para que llegue a ser una realidad más de los pasos dados por los propios aliados, y la forma en que recuperen o no capacidades, que por Rusia.
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