Guerra de Ucrania – Día 1067

La última jornada de guerra en Ucrania ha venido marcada, en el campo de batalla, por la caída de Velika Novosilka, localidad de la que, dado el altísimo riesgo de cerco y la dificultad de defender una posición tan pequeña a pesar de las barreras naturales, los ucranianos han decidido retirarse. Además, mientras continúan los combates en otros sectores como el de Pokrovsk o el de Kurajove, los principales cargos ucranianos se han reunido con la presidenta de la República de Moldavia, Maia Sandu. Todo en una jornada en la que se ha hablado sobre las elecciones en Bielorrusa, que comienzan en horas y en la que el presidente de este país, Lukashenko, ha hecho referencias a temas como las hipotéticas conversaciones de paz en Ucrania, la disuasión o su decisión de permitir a Rusia utilizar su territorio para atacar a Ucrania.

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La jornada 1067ª de guerra en Ucrania llega particularmente escasa en cuanto a noticias relevantes. Así, en cuanto a los ataques a larga distancia, las Fuerzas Armadas rusas habrían lanzado, según el Ministerio de Defensa ucranio, hasta 72 drones suicidas tipo Shahed-131/136 (Geran-1/2). Del total, las defensas aéreas ucranianas habrían abatido 50 aparatos, mientras que otros 9 habrían sido desviados de su rumbo por acción de los sistemas de guerra electrónica o bien por otras causas.

Entre otros puntos del país, pese a los datos anteriores, se habrían registrado explosiones sobre Dnipró, así como diversos daños causados por los restos de drones y misiles interceptores por ejemplo en Mykolaiv. Además, se ha hablado también del lanzamiento de bombas planeadoras por parte de la aviación rusa contra la localidad de Beryslav, en la región de Jersón. Sin embargo, a diferencia de otras jornadas no ha trascendido ninguna información sobre bajas o daños de consideración.

Más allá de los ataques de la última jornada, Zelenski se ha pronunciado, como hace regularmente, sobre el número de drones, misiles o bombas planeadoras utilizado por Rusia durante la semana anterior. Así, según el presidente ucraniano, su enemigo habría lanzado aproximadamente 1.250 bombas planeadoras, 750 drones suicidas y más de 20 misiles de distintos tipos. Ha aprovechado además para pedir no sólo más sanciones a Rusia o que se ataque su economía por la vía de reducir los precios del petróleo, sino también que Ucrania sea dotada de más medios de largo alcance.

En el caso de Rusia, lo más reseñable sería que la refinería de Riazán, recientemente atacada por Ucrania y que habría sufrido importantes daños por los incendios, ha vuelto a ser objetivo de los drones ucranianos. De esta forma, por segunda vez en menos de 48 horas la misma refinería ha sido alcanzada, lo que ha supuesto nuevas explosiones e incendios en una instalación que ya se había visto obligada a suspender la producción, tal y como explicamos en el informe de ayer.

Sobre el frente, la última jornada de guerra nos ha dejado la noticia de la caída de Velika Novosilka como hecho más destacado. El «colofón» desde el punto de vista ruso a una semana en la que, en realidad, apenas han ganado poco 80 kilómetros cuadrados de territorio ucraniano, a pesar de los avances en distintos sectores.

Así las cosas, comenzando por el sector del Oskil, antigua línea Kupiansk-Svatove-Kreminna o como el lector quiera llamarlo, ha seguido en marcha el contraataque ucraniano del que hablamos ayer, en la parte sur del sector, a altura de Terny.

En el caso de Toretsk, se ha hablado de nuevos avances rusos en dirección a Krymske, si bien los enfrentamientos por esta zona minera están siendo intensos. Los progresos, en cualquier caso, están siendo muy lentos, de forma que continúan sin producirse cambios significativos en los alrededores de una localidad en la que los combates, a diferencia de lo visto en Velika Novosilka, sí han sido calle por calle y durado meses.

En el caso de Pokrovsk, los únicos cambios relevantes se han producido en la parte más occidental del sector. Allí, el Ejército ruso ha intentado seguir avanzando desde Kotlyne, al norte de la vía férrea, por el momento sin lograr ningún progreso reseñable. Del mismo modo, en esta zona pero en dirección oeste, habrían ganado unos pocos metros en torno a Udachne.

Pasando a Kurajove, en la parte más norteña del sector, a la altura de Ukrainka, se han registrado avances rusos en dirección a Nadíivka y, también, ataques al sur de Novoandríivka, que intentan rodear. En cuanto al sur del río Vovcha y, por lo tanto, del sector, a pesar de las recientes pérdidas de terreno, las unidades ucranianas que defienden el espacio entre Dachne y Yantame continúan aguantando.

Por último, la noticia más importante del día ha sido la pérdida por parte ucraniana de la localidad de Velika Novosilka, con unos 5.600 habitantes antes de la guerra, una posición interesante de cara a su defensa por la presencia de tres ríos y que, sin embargo, una vez perdida la batalla en el entorno periurbano, habría sido finalmente abandonada por las AFU sin apenas resistencia en el núcleo urbano debido al riesgo clarísimo de un cerco completo. También a la imposibilidad de defender con una relación adecuada de pérdidas posiciones urbanas de este tipo, bajo la amenaza de las bombas planeadoras. Algo que se explicará con detalle en el cuarto libro sobre la guerra de Ucrania, que saldrá más o menos en marzo, pero que ha supuesto un cambio radical en lo referente al combate urbano.

Antes de pasar al apartado internacional, es obligado hacer al menos una referencia a las evacuaciones de menores que han vuelto a decretar las autoridades ucranianas y que en este caso afectarán a más de una veintena de asentamientos en la región de Donetsk, dado el riesgo de bombardeos rusos y la cercanía del frente. Como dato, en las partes de esta óblast bajo control ucraniano continuarían residiendo hasta 307.000 civiles todavía hoy.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

En el apartado internacional, y mientras desde el Pentágono estadounidense –y desde la presidencia ucraniana– confirman que la ayuda militar norteamericana a Ucrania no se verá por el momento afectada por la orden presidencial de congelar la ayuda exterior, lo más importante de la jornada ha sido la visita de la presidenta de la República de Moldavia, Maia Sandu, a Kiev.

Allí, se ha encontrado en primer lugar con su homólogo ucraniano, Zelenski. Como no podía ser de otra forma, uno de los temas estrella durante el encuentro entre ambos ha sido el de la crisis energética que atraviesa Moldavia. Al respecto, Zelenski, quien se ha mostrado dispuesto a ayudar a su vecino con carbón, ha dicho que «Ucrania y Moldavia juntos pueden garantizar la estabilidad energética y la producción normal de electricidad durante los próximos diez años. Hemos discutido todas las soluciones y acordamos asignar a nuestros equipos para que trabajen en ellas con urgencia. Una Moldavia libre de crisis es, entre otras cosas, nuestra seguridad».

Sandu se ha reunido también con el primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal, en un encuentro que ha girado en torno al sector energético y a la lucha contra las «amenazas comunes» a Ucrania y Bielorrusia, con un papel destacado en ellas de las «amenazas híbridas de Rusia». Y es que, según Shmyhal «nuestros gobiernos comprenden que existe una amenaza común: Rusia. El Kremlin siempre ha utilizado sus recursos energéticos como arma contra otros Estados. Ucrania está dispuesta a ayudar a Moldova a resolver la crisis energética y ya ha presentado sus propuestas». Hablaron además, como no podía ser de otra forma, de la integración europea de ambos países, concluyendo que «el apoyo y la asistencia mutuos, el establecimiento de un diálogo estable, el intercambio de conocimientos y experiencias, así como la estrecha cooperación diaria de nuestros equipos contribuirán al mayor progreso de nuestros países en el camino hacia la plena membresía en la UE».

Sandu, por último, se vio con el jefe de la Rada Suprema ucraniana, Ruslan Stefanchuk, con quien habló sobre «de la cooperación, la lucha contra las amenazas híbridas rusas, el fortalecimiento de las sanciones y el uso de activos rusos congelados para la reconstrucción de Ucrania».

En otro orden de cosas, han sido varios los medios y los altos cargos que desde distintos países europeos o desde la propia Unión Europea han hablado sobre las próximas elecciones en Bielorrusia, calificándolas como en el caso de la Alta Representante, Kaja Kallas de «farsa electoral» y de «flagrante afrenta a la democracia». Y mientras tanto, Lukashenko, el presidente bielorruso, hablaba por ejemplo sobre el permiso concedido a Rusia para atacar Ucrania desde su territorio, asegurando no arrepentirse «de nada». También sobre disuasión, afirmando que «un sólo misil Oreshnik» sería suficiente para Bielorrusia, asegurando también que tan pronto como se produzca en Rusia, su país contará con estos ingenios o, más exactamente, que Rusia los desplegará en territorio bielorruso. Una noticia nada sorprendente -de hecho, era conocida-, pero que es muy interesante en el sentido de que pone de manifiesto que el principal factor que explica las decisiones de Lukhasenko -al igual que ocurre en el caso de Putin- es la propia supervivencia del régimen, aunque sea al coste de ser un paria internacional y quedar cerrado al comercio y al desarrollo económico. También hizo, además, referencias el bielorruso a posibles conversaciones de paz entre Ucrania y Rusia, mostrándose confiado en que la guerra se resolverá «en la mesa de negociaciones» siempre que se haga con base en «la realidad, lo que es factible». Algo que descartaría según el bielorruso, por ejemplo, la devolución de Crimea a Ucrania.

A propósito de un hipotético diálogo, que como sabemos Rusia quiere que sea únicamente con los Estados Unidos, desde Ucrania, como en jornadas pasadas desde otras capitales europeas, Zelenski ha dicho que sus aliados deben comenzar a trabajar en un «formato» para dichas conversaciones que sea válido, pues considera que cualquier negociación de la que Ucrania y otros países europeos se vean excluidos tienen muy pocas posibilidades de llegar a buen puerto.

Además, ha vuelto a pronunciarse una vez más el ministro de Exteriores ucraniano, Andrii Sybiha, sólo para decir que «la excesiva cautela, la «gestión de la escalada» y el apaciguamiento son estrategias débiles que nunca han funcionado con Moscú. Sólo la paz a través de la fuerza (máxima presión económica y militar) funcionará. La buena voluntad en Moscú se puede generar con una potencia de fuego superior y sanciones aplastantes».