La última jornada nos ha dejado intensos combates en el sureste de Ucrania, además de nuevos lanzamientos de drones por parte de Rusia contra este país, pero también un nuevo ataque ucraniano contra Grozni y el sabotaje de instalaciones ferroviarias en Uliánovsk. Sobre el frente, prosiguen los combates especialmente en Pokrovsk, Kurajove y Velika Novosilka. En el apartado internacional, además de las declaraciones de uno de los hombres fuertes del partido alemán AfD a propósito de la guerra de Ucrania o de los pasos que debería dar Alemania, cabe destacar las palabras de Sybiha sobre el uso de activos rusos o del presidente eslovaco a propósito de la necesidad de iniciar negociaciones para poner fin a la guerra de inmediato.
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Si hace unas semanas hablamos sobre geopolítica clásica y sobre cómo la geografía permitía entender cuáles eran los imperativos estratégicos de los Estados Unidos, incluyendo la necesidad de mantener una presencia constante (por más que menor) en el continente europeo, hoy toca hacer lo propio con otro actor principal relacionado con el conflicto ucraniano: Alemania. Es así porque Tino Chrupalla, colíder del partido de extrema derecha germano Alternativa para Alemania (AfD) ha señalado en una reciente entrevista concedida al diario Welt no sólo que «Rusia ha ganado esta guerra» (en relación con la guerra de Ucrania) sino también que su país, Alemania, debería plantearse la pertenencia a la OTAN.
Por supuesto, no es ningún secreto que muchos de los partidos del mismo corte político que operan en los Estados miembros de la Unión Europea, como ocurre con el Frente Nacional francés sin ir más lejos, han sido acusados de mantener estrechos vínculos con Moscú y de ser vectores del Kremlin en la política interior de dichos estados. Acusaciones que también se han producido en el caso de partidos teutones como AfD y BSW, contrarios a mantener el apoyo a Ucrania y, como ya se ha señalado, a la pertenencia alemana a la Alianza atlántica. Ahora bien, más allá de los posibles lazos con Rusia e incluso de la financiación que pueda proceder desde este país para que partidos de determinados signos influyan sobre la política de tal o cual Estado miembro, no debe perderse de vista que especialmente en el caso alemán siempre ha habido partidarios de adoptar políticas mucho menos atlantistas que las actuales y que, en muchos casos, cuentan con argumentos sólidos para ello.
No es de extrañar, de hecho, que a lo largo del tiempo incluso dentro de gobiernos que han mantenido a Alemania dentro de la OTAN y estrechas relaciones con los Estados Unidos, se hayan dado numerosos casos de altos cargos –altísimos en ocasiones, con el ex-canciller Schröder a la cabeza– que han mirado hacia Rusia. Y no tanto porque pretendiesen romper la OTAN, o porque en sus planes estuviese revivir sueños de dominación europea ya caducos, como porque primaban el beneficio económico y las posibilidades que podría ofrecer a Alemania una posición más independiente dentro del tablero geopolítico.
Tampoco que, desde el inicio de la guerra, las tensiones se hayan incrementado dentro del país teutón, sometido a un proceso por una parte de «decoupling» económico respecto de Rusia (en ocasiones forzado, como ocurrió a propósito del Nord-Stream) y por otra, también, a un acelerado rearme destinado a aumentar su credibilidad militar frente a una Rusia a la que se habían ido acercando progresivamente y frente a la cual se han visto obligados por las circunstancias a poner distancia y medios de disuasión.
Dicho lo anterior, toca volver a los clásicos y recordar a Halford Mackinder quien teorizó en sus inicios (luego iría puliendo su teoría) que la franja más importante del planeta, desde una perspectiva geopolítica, la constituye el “Área pivote”. Una extensa zona cuyo epicentro es Rusia, si bien llega a Mongolia y también incluye el norte de China para proyectarse hacia poniente, hasta Ucrania, y alcanzar Polonia. Una visión que no nacía del capricho de un autor, sino de tres tipos de factores, muy abundantes en dicha región: 1) recursos; 2) constituye una fortaleza natural y; 3) es el mejor punto de partida para dominar el resto del Orbe. En cuanto a lo primero, se trata de una tierra rica en cereales y en pastos, lo que significa que habrá abundante carne, leche, pieles, etc. También lo es en cuanto a fuentes de energía, sea leña, carbón o, en tiempos más recientes, hidrocarburos, así como en minerales de todo tipo. Además, ha sido tradicionalmente una zona geográfica bendecida con una buena demografía y, en definitiva, con un gran potencial de crecimiento.
A base de darle vueltas al asunto, Mackinder fue perfeccionando su teoría hasta definir la existencia de un Heartland, cuyo dominio permitiría por extensión dominar Eurasia y, con ello, el mundo. Un Heartland que se extiende hasta engullir el Mar Negro (además del Caspio), para entrar en Turquía, en Alemania y en Escandinavia y que deja a nuestro continente dividido en dos y precisamente a países como Alemania en una posición muy complicada; especialmente si atendemos al hecho de que las divisiones de la geografía física terminan por reflejarse en la geografía humana y, con ello, en la cultura y en la política. De ahí la existencia de un grupo de países encapsulados entre Alemania y Rusia que se han unido para defender sus propios intereses, como ocurre con el Grupo de Visegrado; de ahí el interés estadounidense en evitar (en este caso basándose en las teorías de otro ilustre, Spykman) que este país, una potencia del Heartland fuese más allá del Rimland y se uniese a Rusia; de ahí los miedos en su momento al auge de Japón o las divisiones en la península Coreana y; de ahí que Alemania viva permanentemente dividida entre los que entienden las ventajas de mantenerse en la OTAN y quienes desearían un papel continental diferente…
Por otra parte, lo anterior explica no sólo que en Alemania haya firmes partidarios de buscar una posición más independiente entre Occidente y Rusia, sino también que el país haya desviado, desde el inicio de la guerra, buena parte de sus exportaciones a Rusia hacia otros países como Kazajistán (que, en muchos casos, simplemente actúan como intermediarios, llegando los bienes finalmente a Rusia a través de ellos) o que haya autores que hablen de una Zeitenwende no militar sino diplomática alemana, al cambiar su foco de interés económico desde Rusia precisamente hacia Asia Central.
Dejando la geopolítica (sobre la que tendremos oportunidad de volver) al margen, para pasar a la actualidad sobre el terreno, en las últimas horas se han seguido produciendo, como cada día, ataques rusos a larga distancia contra Ucrania, empleando un total de 56 drones tipo Shahed-131/136 (Geran-1/2) según el Ministerio de Defensa de este país, de los que hasta 49 habrían sido derribados a tenor de los datos oficiales. Así las cosas, se ha informado de explosiones una vez más en Mycolaiv, en Kiev o en Rivne.
Del lado contrario, lo más señalado ha sido por una parte, un nuevo ataque ucraniano contra Grozni, empleando avionetas controladas a distancia –algo que hemos visto anteriormente en varias ocasiones– para alcanzar una base de RosGuard, en una acción que ha dejado algunas imágenes espectaculares. Además, la inteligencia ucraniana se ha atribuido un ataque contra el tendido ferroviario en Uliánovsk, en la óblast rusa del mismo nombre, en el que han resultado además dañados vagones y locomotoras.
En cuanto a los combates y los movimientos, del sector de Kursk continúan llegando noticias que hacen referencia a la posible participación de tropas norcoreanas en la ofensiva rusa, que se estaría llevando a cabo en tres ejes, si bien y por el momento no se han producido cambios de posiciones dignos de mención.
En la antigua línea Kupiansk-Svatove-Kreminna, después de los avances rusos de ayer en diferentes puntos, un contraataque ucraniano al norte de Kupiansk ha permitido a las AFU retomar posiciones al norte de Kolysnikivka.
En cuanto al sector de Siversk, aunque no hay cambios importantes, resulta interesante que desde fuentes ucranianas estén haciendo referencia al uso allí de motocicletas por parte rusa para atacar las posiciones ucranianas, afirmando que se trata de tácticas suicidas. El caso es que no son exactamente suicidas, sino más bien rentables para la concepción rusa de esta guerra y de esta fase concreta, algo que ya hemos explicado anteriormente. De esta forma, para los mandos rusos es hasta cierto punto irrelevante cuando va a morir uno de sus infantes, si en el próximo asalto o en el siguiente, pues a pesar de que hay rotaciones, no esperan que vuelva sano y salvo a casa, sino que los asaltos permitan aferrarse a una posición -independientemente de las bajas que sean necesarias- hasta que puedan llegar refuerzos y lanzar a los hombres a por una nueva posición más avanzada en un esfuerzo constante que exige quemar numerosas vidas, pero que les está permitiendo acumular ganancias territoriales que es lo único que persiguen, aprovechando pese a la sangre las fallas en el entramado defensivo ucraniano y la incapacidad de las AFU para adaptarse en tiempo y forma a esta forma de hacer la guerra. Por tanto, para los mandos rusos no se trata de que sus infantes puedan o no morir -pues la carne de cañón (y no todo lo es) va a terminar muerta o herida igualmente- sino de que por el camino logren los resultados esperados y lo hagan a un coste asumible (para lo cual las motocicletas son mejores que los carros o los blindados y teniendo siempre en cuenta que el infante es un bien fungible).
En Bakhmut, después de retomar los ucranianos la planta de material refractario, vuelve a lucharse en sus inmediaciones, al tiempo que el Ejército ruso se habría consolidado al sur de la misma.
Una vez más, en cualquier caso, la parte del león de los combates está teniendo lugar al sureste de Ucrania, en dirección a Pokrovsk y a Kurajove, donde los propios ucranianos reconocen que la situación «sigue siendo complicada». Así, en el primer caso, se han registrado progresos rusos a caballo de la E50 a la altura de Dachens’ke. En el caso de Kurajove, por su parte, según algunas fuentes hasta el 90 por ciento del núcleo urbano obraría ya en poder del Ejército ruso. Además, más al sur, en el curso del Sukhy Yali, las tropas rusas habrían alcanzado la localidad de Zelenivka.
En cuanto a Velyka Novosilka, lo más señalado ha sido un nuevo intento ruso por hacerse con Novyi Komar, al norte de esta ciudad, de donde ya fueron expulsados semanas atrás. Eso y que en Makarivka, en donde ayer explicamos que la localidad estaba prácticamente rodeada, podrían haber quedado algunas unidades ucranianas aisladas, algo poco usual en esta guerra y que está por confirmar.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
Como es habitual durante los fines de semana, la parte internacional de los informes se reduce considerablemente debido a la falta de actividad. La semana próxima, por el contrario, promete ser frenética entre otras cosas porque los ministros de Exteriores de la UE mantendrán en Bruselas su última reunión del año, en la que darán luz verde previsiblemente al 15º paquete de sanciones contra Rusia, además de tomar medidas contra las acciones híbridas rusas, entre otros.
Así las cosas, entre lo más notable nos encontramos con las palabras del ministro de Exteriores ucraniano, Sybiha, quien ha llamado a utilizar los activos rusos y no sólo sus intereses para apoyar «la defensa, la resiliencia y la recuperación de Ucrania» pues, según el diplomático «es justo y legítimo obligar al agresor a compensar los daños y perjuicios».
Zelenski, por su parte, ha hablado en su última alocución diaria sobre la situación en el frente, agradeciendo el esfuerzo de sus militares y declarando que «Todos los que hoy luchan por Ucrania están realmente asegurando el futuro de nuestra nación. Necesitamos una paz segura y garantizada. Sin duda alcanzaremos nuestros objetivos».
Zelenski, además, ha hablado de la nueva iniciativa estatal «Army Plus», que permitirá implementar traslados entre servicios diferentes, como son el caso de la Guardia Nacional de Ucrania y de las Fuerzas Armadas del país, así como de la Guardia de Fronteras. Además, ha hablado también de otras iniciativas como eSupport, de la que dice que ha recibido ya casi siete millones y medio de solicitudes y que permite transferencias directas a la población para cubrir distintos gastos, desde billetes de tren a compra de libros, en función de las necesidades.
En otro orden de cosas, el Papa Francisco, quien se encuentra de visita en Córcega, ha pedido paz para los pueblos ucraniano y ruso y, en realidad «para el mundo entero», incluyendo «Paz para Palestina, para Israel, para el Líbano, para Siria, para todo Oriente Medio», pues considera el Sumo Pontífice que «la guerra es siempre una derrota».
Desde Alemania, país del que ya hemos hablado en la primera parte del informe, ha sido noticia que el Partido Socialdemócrata (el del primer ministro Olaf Scholz) haya rechazado enviar misiles Taurus a Ucrania en su programa electoral. Es decir, que si bien desde el SPD se comprometen a seguir apoyando a Ucrania («El SPD está claramente comprometido con el apoyo diplomático, militar, financiero y humanitario a los ucranianos en su lucha contra la agresión rusa, que viola el derecho internacional, durante el tiempo que sea necesario»), su postura respecto al armamento de largo alcance no ha cambiado ni parece que vaya a cambiar, en tanto el entrenamiento y el armamento deben suministrarse a su aliado con “prudencia y sentido de la proporción”, según informa el Berliner Morgenpost. De ahí que el partido apoye «la decisión del Canciller Olaf Scholz de no entregar misiles de crucero Taurus procedentes del inventario de la Bundeswehr«.
Pasando a Eslovaquia nos encontramos con que recientemente su presidente, Peter Pellegrini, ha declarado que lograr la paz en Ucrania probablemente requerirá por parte de este país aceptar pérdidas territoriales parciales, pidiendo de paso el inicio inmediato de las negociaciones de paz. Así, según sus declaraciones, hechas ante las cámaras de un canal nacional: «En lo que se refiere a la paz, creo que hay que ser realista. Hoy en día, probablemente ninguna persona sensata en Europa crea que la paz se puede lograr sin algunas pérdidas territoriales parciales para Ucrania».
Cerramos con Rusia, en donde intentan gestionar la difícil situación creada en el Estrecho de Kerch por el hundimiento de un petrolero tras una tormenta y por los daños sufridos en otro buque. Para ello, el presidente ha dado instrucciones a los distintos ministerios para que se coordinen entre sí, mientras siguen sin ofrecerse datos oficiales sobre el tamaño del vertido.
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