Las últimas horas han visto cómo la actualidad giraba un día más en torno a la situación en Siria, que muchos celebran mientras otros dudan sobre la viabilidad del nuevo Gobierno, al tiempo que desde Estados Unidos y la Unión Europea se muestran abiertos a negociar con sus integrantes. En Rusia, en donde están evitando hablar demasiado sobre este tema mientras tratan de negociar con los rebeldes el futuro de sus bases, han reaccionado al encuentro entre Macron, Trump y Zelenski afirmando que cualquier acuerdo de alto el fuego deberá tener en cuenta lo hablado en su día en Estambul y las realidades sobre el terreno. Un terreno en el que continúan logrando avances a pesar de sufrir grandes pérdidas, aunque al menos durante la primera semana de diciembre a un ritmo inferior al del pasado mes de noviembre.
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(Hoy, debido a compromisos laborales, nos vemos obligados a hablar exclusivamente sobre lo ocurrido en el terreno y sobre el apartado internacional, dejando de lado un análisis estratégico que, por lo demás, ya hemos hecho sobradamente -a la espera de ver cómo evolucionan los acontecimientos en una Siria de la que Assad ya ha huído y a propósito de la cual Rusia ha anunciado el inicio de contactos con el nuevo Gobierno en relación con sus bases militares; un gobierno con el que podrían encontrar puntos de interés común– en los dos últimos informes).
Comenzando por los lanzamientos de drones y misiles por parte de Rusia sobre el territorio ucraniano nos encontramos con que, si bien a la hora de redacción de este informe desde Ucrania no han ofrecido datos oficiales, hay diversos reportes que hablan de ataques contra puntos del país, como Vinnytsia u Odesa, entre otros.
Además, se ha hablado también del empleo de misiles de crucero de lanzamiento aéreo Kh-59/69. Por otra parte, se ha producido la detonación de un explosivo en una comisaría situada en el distrito de Slobidsky, en Járkov, aunque al parecer sólo ha producido daños materiales. Además, en Jersón habría fallecido un varón y varias personas habrían resultado heridas tras un ataque ruso con un dron táctico.
Desde Rusia, por su parte, los medios hablaban de la supuesta destrucción, basándose en datos del Ministerio de Defensa, de hasta trece drones ucranianos durante la última noche, «ocho vehículos aéreos no tripulados sobre la región de Bélgorod, tres sobre la región de Rostov y dos sobre la región de Astracán». En cualquier caso, no hay informes de daños relevantes.
Lo que sí parece cierto, a tenor de los datos, es que ni los ucranianos han proseguido con su campaña de ataques sobre territorio ruso durante los últimos días, ni los rusos han sido capaces de mantener el número de ataques mediante vectores como los Shahed (aunque la línea temporal es clara y en términos generales este año han multiplicado por cuatro respecto al anterior en número de ataques).
En el caso de Ucrania, podría deberse (aunque es una especulación y no hay nada que permita asegurarlo) a limitaciones extraoficiales impuestas por sus socios tras el ataque ruso con el misil Oreshnik contra Dnipró, si bien los últimos paquetes de ayuda sí contemplaban munición abundante para los HIMARS y recientemente Zelenski presentó un nuevo drone-misil con hasta 700 kilómetros de alcance, denominado «Hell».
En cuanto a los combates y los movimientos, las novedades son hoy francamente pocas. En el sector de Kursk, en donde recientemente los ucranianos han avanzado al norte y los rusos al este, en este caso cruzando el río Psel, se han seguido produciendo enfrentamientos y pérdidas por parte de las VDV. Como curiosidad técnica, algunas personas que han podido acercarse a este frente recientemente constatan un aumento en el número de suites de guerra electrónica embarcados a bordo de los vehículos blindados en esta región.
No hay noticias, una jornada más, de Járkov. Sí de la antigua línea Kupiansk-Svatove-Kreminna, en donde Rusia continúa intentando expandir a norte y sur el saliente de Pischanne, avanzando al oeste del río Zherebets desde localidades como Stelmakiívka y Andríivka.
En el sector de Toretsk, después de los últimos ataques rusos en el sur y centro de esta localidad, incluso las fuentes ucranianas han reconocido que se han producido avances, si bien niegan la caída de ninguno de los «Terrikons» que otras fuentes sí recogían ya ayer.
En dirección a Pokrovsk, por su parte, lo más relevante son los intentos rusos por avanzar en dirección al sur de la ciudad (con enfrentamientos muy recientes en Sevchenko), mientras crean un estrecho saliente a través del cual podrían intentar avanzar hasta la T406, si bien dejarían su propia situación muy expuesta.
En cuanto a Velika Novosilka, después de lo que parecía un rápido colapso ucranianos en las semanas previas, las AFU han logrado montar una línea defensiva que se está atragantando a los rusos, si bien estos siguen avanzando especialmente al sur de esta localidad, en las confluencias de los ríos Vorona y Mokri Yali.
Para finalizar, y antes de pasar al apartado internacional, cabe decir que la pasada semana, a pesar de que las fuerzas rusas habrían conseguido ganar a las ucranianas alrededor de 100 kilómetros cuadrados de territorio, habría visto un pequeño descenso en este apartado en relación con las semanas anteriores, lo que podría ser algo puntual (causado por ejemplo por la mayor resistencia según progresan hacia Pokrovsk y por la reducción temporal en el uso de bombas planeadoras, explicada en informes anteriores) o, a la espera de más datos, una muestra de que el Ejército ruso está llegando también a sus límites debido a las bajas y problemas con su artillería.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
Como no puede ser de otra forma, lo más relevante en el terreno internacional continúa girando en torno a Siria. Por una parte, y como adelantábamos, Assad ya habría llegado a Rusia, en donde recibirá asilo político mientras desde este país insisten en que siempre han perseguido una solución negociada al conflicto sirio y a la espera de lo que se hable en la reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas convocado para el lunes.
Sobre el tema anterior se ha pronunciado el todavía presidente Biden, quien ha declarado que Rusia no ha podido salvar el régimen de Assad debido a las pérdidas sufridas en Ucrania. No ha sido lo único que ha dicho el norteamericano, quien se ha enorgullecido de que «Durante años, los principales partidarios de Asad han sido Irán, Hezbolá y Rusia. Pero durante la última semana, su apoyo se desplomó: el de los tres […] porque los tres son mucho más débiles hoy que cuando asumí el cargo». Además, y es relevante, aunque el veterano político admitió que los grupos que han derrocado a Assad tienen un «sombrío historial de terrorismo y abuso de los derechos humanos», anunció también que en Washington están dispuestos a «trabajar con nuestros socios y las partes interesadas en Siria».
Todo ello mientras son muchos los que se muestran escépticos acerca de las posibilidades del nuevo Gobierno sirio de asentarse en el poder y pacificar el país, logrando una transición incruenta y mientras las Fuerzas Armadas estadounidenses lanzan ataques contra distintos objetivos en la propia Siria, intentando hacer «limpieza» de extremistas para facilitar la transición y al mismo tiempo acabar con algunas amenazas a su propia seguridad en la región.
La opinión de Biden, en cualquier caso, no es muy distinta a la de la nueva Alta Representante y Vicepresidenta de la Unión Europea, Kaja Kallas, quien se ha mostrado satisfecha con la caída de Assad y la incapacidad demostrada por Moscú, asegurando que «es un acontecimiento positivo y largamente esperado, pero también muestra la debilidad de los aliados de Assad, Rusia e Irán». Además, al igual que Biden, se ha mostrado dispuesta a trabajar con los «socios constructivos» en «Siria y en la región», lo que en la práctica implica reconocimiento diplomático al nuevo gobierno sirio.
Los ucranianos, huelga decirlo, han celebrado la caída de Assad -en la que habrían tenido un notable papel, suministrando conocimientos tácticos y técnicos a HTS-, en boca de su ministro de Exteriores, Andrii Sybiha, quien ha dicho que «Putin siempre traiciona a quienes confían en él». Además, en una nota de prensa oficial publicada en la web del Ministerio de Exteriores han dicho que «El colapso del régimen de Assad también debilitará significativamente el expansionismo de Rusia, que durante años ha utilizado el territorio sirio, sus recursos y su gente como punto de apoyo para extender su influencia destructiva en el Medio Oriente, desestabilizar la estabilidad y la seguridad regionales y crear focos de amenaza para los estados vecinos de Siria». Además, han mostrado sus esperanzas en que la llegada de un nuevo Gobierno sirio implique un reseteo completo de las relaciones bilaterales.
Por otra parte, siguen también produciéndose reacciones a la reciente reunión entre Macron, Zelenski y Trump, que el presidente ucraniano ha elogiado. Así, más allá de que Trump instara a Putin a través de su propia red social a mover ficha, diciendo que es «hora de actuar» y de llegar a un alto el fuego, ha dicho también que esto debe hacerse de forma «inmediata».
Lo más importante, en cualquier caso, es que han respondido al encuentro desde Rusia, concretamente desde la portavocía del Kremlin, en donde Dmitry Peskov ha asegurado que han analizado «la declaración que hizo el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, después de su reunión con el presidente Macron y Vladimir Zelensky en París» y que «El Presidente de Rusia ha dicho en repetidas ocasiones que Rusia está abierta a las negociaciones sobre Ucrania y da la bienvenida a las iniciativas de paz que vienen principalmente de los países del Sur Global, nuestros socios BRICS (Brasil, China, India y Sudáfrica) y los Emiratos Árabes Unidos, Qatar y Arabia Saudita que trabajan en la vía humanitaria», añadiendo además que «Nuestra postura respecto a Ucrania es bien conocida. Las condiciones para el cese inmediato de las hostilidades fueron establecidas por el Presidente Vladimir Putin en su discurso en el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia en junio de este año».
Es decir, que siguen ciñéndose a lo hablado en su día en Estambul, al tiempo que vuelven a incidir en la necesidad de tener en cuenta «la realidad actual sobre el terreno» y afirman que el Ejército ucraniano se «agotará por completo» si no hay un acuerdo de alto el fuego. Todo ello mientras niegan categóricamente las cifras aportadas recientemente por Zelenski respecto a las pérdidas ucranianas, diciendo que «En cuanto a las cifras anunciadas sobre las pérdidas de ambas partes, es evidente que se han presentado según la interpretación ucraniana y reflejan la posición oficial de Ucrania. Las cifras reales son completamente diferentes. Las pérdidas de Ucrania son varias veces superiores a las de Rusia».
Más allá de esto, desde los Estados Unidos han pedido que se aumenten las sanciones económicas a Rusia, en el entendimiento de que la mayor debilidad del régimen de Putin es precisamente su economía y que, de impactar sobre la misma, se le podría obligar a sentarse a negociar. Así, según Theodore Bunzel y Elina Ribakona, que han escrito para Foreign Affairs: «La oferta de mano de obra se está reduciendo a medida que cientos de miles de hombres rusos mueren o resultan heridos en el campo de batalla (Rusia sufrió 1.500 bajas diarias en octubre). El gasto de defensa está devorando el presupuesto. Y si los ingresos de Moscú por energía (la savia de la economía rusa) y sus importaciones de bienes de doble uso fabricados en Occidente disminuyen significativamente, puede enfrentar una crisis económica y militar. El endurecimiento del nudo de las sanciones haría que el colosal esfuerzo bélico de Moscú fuera menos sostenible financieramente y, con la perspectiva de una maquinaria de guerra que chisporrotea y el descontento interno por el deterioro de las condiciones económicas, Putin puede sentirse presionado a aceptar términos más favorables para Ucrania».
Cambiando radicalmente de tercio, para pasar a Georgia, otro de los puntos en donde Rusia podría sufrir un retroceso, en las últimas horas desde el Gobierno de este país el Irakli Kobakhidze, ha anunciado planes destinados a aprobar una nueva ley que prohíba a los participantes en manifestaciones cubrirse el rostro, buscando así un mayor control sobre su población, mientras las protestas continúan.
En cuanto a Rusia, sus medios están pasando prácticamente de puntillas sobre la situación en Siria y sus implicaciones, centrándose en otros temas como la armonización de leyes en materia de telecomunicaciones y lucha contra los «desafíos y amenazas a la seguridad» dentro del territorio controlado por los miembros de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC). Recordemos, que esta es una de las principales organizaciones utilizadas por Rusia para mantener cierto control sobre su extranjero próximo y que tras crearse en 1992 para dar cierta continuidad al Pacto de Varsovia, ha tenido una trayectoria desigual, aunque posiblemente desde Moscú intenten afianzarla en los próximos años, debido a lo explicado ayer y anteayer.
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