El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, ha llegado finalmente a la cumbre de la OSCE en Malta, en donde ha sido recibido por un boicot por parte de los asistentes, encabezados por Ucrania. Lavrov ha llegado al pequeño país isleño no sin antes haber concedido la esperada entrevista al polémico Tucker Carlson, repitiendo en cualquier caso un mensaje muy parecido ante dos audiencias tan diferentes: Rusia está dispuesta a utilizar «todos los medios a su alcance» para defenderse. Todo ello, mientras en las capitales europeas y en los Estados Unidos parecen dar por descontado que en los próximos meses habrá negociaciones, Rusia intenta seguir tomando medidas paliativas frente a las sanciones y, sobre el terreno, su Ejército continúa logrado avances en particular en la región de Donetsk.
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El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, ha sido protagonista indiscutible de la última jornada, tanto por el boicot al que ha sido sometido por parte de los asistentes a su llegada a la cumbre de la OSCE en Malta, como por la entrevista que finalmente ha concedido al polémico Tucker Carlson y que, tal y como se esperaba, ha servido para que Rusia pueda, una vez más, lanzar al Mundo -y especialmente a los Estados Unidos-, un mensaje político.
En este caso, una de las ideas centrales que el veterano diplomático ruso ha querido recalcar es que su país está dispuesto a hacer cuanto sea necesario para no sufrir una derrota estratégica, lo que implica en su caso continuar escalando. De hecho, sus palabras exactas han sido: «El mensaje es que ustedes (…) Estados Unidos y los aliados de Estados Unidos que suministran estas armas de largo alcance al régimen de Kiev deben entender que estaríamos dispuestos a utilizar cualquier medio para no permitirles tener éxito en esto que lo llaman la derrota estratégica de Rusia”.
Se refería Lavrov, por supuesto, al lanzamiento del misil balístico de alcance intermedio Oreshnik, del que ha dicho también que es una señal que espera que sea entendida por Occidente. Una señal vistosa y preocupante pero que, dicho sea de paso, continúa mostrando las diferencias que hay en el interior de la propia Rusia entre un Putin que a pesar de todo ejerce un papel moderador y una élite intelectual mucho más agresiva. De hecho, cabe recordar una vez más que varios de sus expertos más insignes, –encabezados por Serguéi Karaganov continúan defendiendo que la única forma de restablecer la disuasión sea mediante un ataque nuclear preventivo contra Occidente, concretamente contra la UE.
Todo ello, además, en un contexto de cambios políticos pero también técnicos que han llevado al almirante británico Sir Tony Radakin, actual jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Su Majestad, a hablar del riesgo de guerra nuclear y del paso a lo que ha denominado «Tercera Era Nuclear», en referencia a algunos de los elementos de lo que hasta ahora se había considerado «Segunda Era Nuclear» sumados a la ruptura de la arquitectura de seguridad preexistente dado el abandono de algunos tratados, como el INF (directamente relacionado como explicamos con el Oreshnik).
Volviendo sobre Lavrov, sus palabras en la entrevista con Carlson no pueden ser separadas, de las que ha pronunciado en la sesión plenaria de la OSCE, en la que ha sido sometido a boicot por parte de los asistentes, comenzando por la delegación ucraniana encabezada por Sybiha, que no dudó en levantarse de la mesa retirándose del salón a la llegada de Lavrov.
Allí, de hecho, Lavrov repitió algunos de sus mensajes anteriores, refiriéndose en concreto a temas como el posible envío de tropas occidentales a Ucrania en caso de llegarse a un alto el fuego y afirmando que «Todas estas fantasías no hacen más que agravar la situación y muestran que quienes transmiten tales ideas prefieren no escuchar las advertencias muy claras que el presidente Putin ha expresado en varias ocasiones». Es decir, que de cara al público Rusia continúa manteniendo una posición de máximos -algo lógico en un momento en el que las especulaciones acerca de una posible negociación no dejan de incrementarse-, mientras entre los aliados de Ucrania, incluso los renuentes alemanes reconocen que Ucrania necesita algún tipo de garantía de seguridad (eso sí, mientras se enfrentan el Gobierno y la oposición, acusando desde el primero a los segundos de «jugar a la ruleta rusa con la seguridad de Alemania).
Todo lo cual nos lleva, una vez más, al contenido y nivel de ambición de cualquier posible negociación de alto el fuego y a las posturas de cada uno de los jugadores previsiblemente implicados, que analistas como Rose Gottemoelle han recogido recientemente en las páginas del Bulletin of Atomic Scientists, tomando en cuenta elementos como la dificultad real de derrotar por completo a Rusia en el campo de batalla, la resistencia demostrada frente a unas sanciones que, sin embargo, están poco a poco ahogando a la economía rusa, la necesidad de ir más allá de la propia Ucrania para tratar temas como el de la arquitectura de seguridad y los intereses particulares de Putin o Trump.
En este caso, además, la autora se centra en aquellos puntos que podrían permitir que lo que los propios rusos admiten que es todavía un juego de suma cero (en el que el ganador se lo lleva todo) vaya progresando hacia otro en el que todas las partes puedan ganar algo (a ser posible algo más que simplemente salvar las apariencias), para lo que Ucrania también debería estar dispuesta a ceder. Así, como concluye Gottemoelle:
«Putin seguramente llegará a la mesa de negociaciones con sus propios objetivos. Lo más importante es que el presidente ucraniano Zelenski, cuyos compatriotas han estado luchando tan valientemente por su libertad e independencia desde febrero de 2022, tendrá las peticiones más necesarias en la mesa de negociaciones. El futuro de Ucrania está en juego, y Ucrania necesitará ver un futuro positivo como resultado de las negociaciones. Para todas las partes involucradas, eso significa alejarse de un juego de suma cero en el que el ganador se lleva todo y avanzar hacia la búsqueda de un resultado verdaderamente equilibrado: una solución en la que todos ganen.
Es posible que se llegue a un resultado positivo, pero el presidente Trump querrá asegurarse de no salir perdiendo en las negociaciones con Putin sobre Ucrania. Putin estará dispuesto a hacer algunas concesiones, cuidadosamente pensadas para salvar las apariencias (las suyas, las de Trump y las de Zelenski también). Nadie tiene por qué salir de esta guerra habiendo sufrido una derrota aplastante».
Mientras lo anterior se decide, la guerra sigue su curso, incluyendo el lanzamiento de armas de largo alcance por parte de Rusia contra el territorio ucraniano. Así, durante la última jornada desde este país han hablado del empleo de hasta 2 misiles balísticos Iskander-M y 44 drones tipo Shahed-131/136 (Geran-1/2), de los que aseguran haber derribado 30 y desviado 12 gracias a los medios de guerra electrónica.
A pesar de los datos ofrecidos por el Ministerio de Defensa ucraniano, que vuelven a dar porcentajes de derribos o neutralizaciones del orden del 90% en los últimos días, no han podido evitar que se registren explosiones en puntos como Mikolaiv, localidad atacada con misiles en la que un civil habría fallecido. Además de esto, las defensas antiaéreas ucranianas han estado activas en puntos como Kiev o Poltava, entre otros. Por último, otro civil ha resultado herido en este caso por la acción de un dron táctico ruso al sur del país, en la región de Jersón.
En el caso de Rusia, se han registrado explosiones en la localidad costera de Novorossiysk, asegurando las autoridades que habrían sido obra de las defensas aéreas, mientras neutralizaban drones ucranianos; lo mismo que sobre la base aérea de Dyagilevo, en la región de Kazán. Por otra parte, un grupo de partisanos asegura haber cortado una línea de tren entre Moscú y Kursk, para lo cual habrían prendido fuego a una serie de relés. Lo que hoy no ha sido posible es acceder al parte diario del Ministerio de Defensa ruso, ya que su web, al menos en Bruselas desde donde escribimos, aparecía como caída.
Pasando a los combates y los movimientos, como viene ocurriendo durante los últimos días, apenas se han producido novedades al norte del frente, ni en el sector de Kursk, ni en el de Járkov. En la antigua línea Kupiansk-Svatove-Kreminna, por su parte, tras finalizar abruptamente la aventura rusa en la orilla occidental del río Oskil, tampoco han vuelto a trascender cambios de importancia.
Sí se han registrado cambios, avances rusos incluidos, en el sector de Bakhmut, en donde la infantería de este país ha logrado algún progreso al norte de la ciudad, instalándose en zonas fabriles.
También en Toretsk, en donde los rusos habrían tratado de hacerse con los «Terrikons», zona clave de la ciudad.
Los puntos más calientes del frente, en cualquier caso, continúan siendo los sectores de Pokrovsk-Kurajove y Velika-Novosilka, vasos comunicantes todos ellos. Así, en dirección a Pokrovsk se han vuelto a notificar progresos por parte del Ejército ruso, que recientemente ha llegado a Zorya, tomado el control de Novopustynka y entrado en Shevchenko, con lo que tendría acceso a una de las carreteras que conducen directamente a Pokrovsk desde el sur. Además de esto, al norte del Vovcha han terminado por consolidar el control sobre Stari Terny, a la vez que intentan hacer lo propio todavía en Sontsivka, localidad que algunos consideran ya como zona gris. Al sur del Vovcha, por su parte, mientras se lucha en el interior de Kurajove, los principales avances rusos se han producido una vez más en el curso del Shuki Yaly, en donde el principal objetivo ruso pasa por alcanzar Uspenisvka, cercando así a las unidades de las AFU más al sureste. De esta forma, y en conjunto, la situación en torno a Kurajove es cada vez más precaria para los ucranianos, que pese a ello se niegan a ceder terreno, buscando causar el mayor número posible de bajas a Rusia; algo que estarían consiguiendo.
Por último, en el sector de Velika Novosilka nos encontramos con que las tropas rusas están poco a poco haciéndose con toda la margen oriental del río Mokri Yaly, intentando avanzar en dirección norte hasta la confluencia entre este río y el vecino Shaiytanka, ubicada en el distrito sudoriental de Velika Novosilka.
Antes de pasar a la actualidad internacional, cabe comentar que en los últimos días se ha producido una notable reducción en el empleo de bombas planeadoras por parte de la Fuerza Aérea rusa, lo que algunos consideran que podría ser consecuencia de la escasez de las mismas tras alguno de los recientes ataques ucranianos contra depósitos de municiones rusos. Sin embargo, es muy posible que se trate de un descenso puntual, pues en términos generales todo indica que Rusia confía cada vez más en las bombas planeadoras, especialmente a medida que su artillería se debilita.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
Aunque en la primera parte del informe ya hemos adelantado cuáles han sido las principales declaraciones del ministro ruso de Exteriores en la entrevista concedida a Tucker Carlson. Sin embargo, la información no estaría completa si no se citasen las condiciones que el diplomático ruso ha puesto para lograr una posible paz en Ucrania, por lo demás ya conocidos y que se resumen en: 1) abandonar sus planes de unirse a la OTAN; 2) las bases militares occidentales en el territorio del país y; 3) cancelar los ejercicios militares en los que participan tropas extranjeras; 4) aceptar las realidades sobre el terreno (incluyendo la aceptación del control ruso sobre las regiones ilegalmente anexadas) y; 5) introducir cambios legales de forma que la legislación ucraniana no «prohíba el idioma ruso, los medios de comunicación rusos, la cultura rusa, la Iglesia Ortodoxa Ucraniana».
Más allá de esto, toca también volver a hablar de la cumbre de la OSCE en Malta, pues durante la sesión plenaria se han producido tensos intercambios, culpando el ruso a los estadounidenses de «desestabilizar el continente euroasiático» (importante matiz que tiene que ver con algo explicado en su día a propósito de la geopolítica, pero también de la concepción creciente que Rusia tiene de sí misma como potencia euroasiática desde hace unos años) mientras Sybiha calificaba al ruso de «criminal de guerra» acusándole de ahogar a los presentes con un «tsunami de desinformación».
Lavrov, además, ha advertido a sus interlocutores de que esta nueva «Guerra Fría» es más peligrosa que la anterior, así como de que podría volverse «caliente» en cualquier momento. Todo ello mientras era acusado por parte de los presentes de «intentar reconstruir el Imperio Ruso», entre otras cosas.
Dicho esto, la reunión ha permitido a unos y otros reunirse con al menos parte de sus homólogos, actividad mucho más intensa en el caso de Sybiha que en el de Lavrov. Así, el ucraniano se ha visto, entre otros, con la secretaria general de la propia OSCE, a quien pidió un rol activo en la implementación de la «Fórmula de Paz» de Zelenski y con el Secretario de Exteriores de la Santa Sede, a quien informó sobre los ataques rusos contra la infraestructura civil y con quien habló sobre los esfuerzos humanitarios destinados a liberar a ucranianos bajo cautiverio en Rusia.
Además de esto, Sybiha se dirigió a los presentes con ocasión del 30º aniversario del Memorándum de Budapest, documento que consideró un fracaso y una muestra de lo que ocurre cuando los acuerdos se hacen al margen de Ucrania, pidiendo en cambio una «paz justa» que solo puede ser una «paz mediante la fuerza», en lo que es el discurso ucraniano de un tiempo a esta parte.
Al Memorándum de Budapest también se refirió Zelenski en su discurso diario, afirmando que dicho documento no hubiese funcionado ni un solo día desde que fuese firmado. Un fracaso, que a su juicio, ha dejado claro «al mundo entero que una firma –las garantías o promesas de cualquier país– no basta para garantizar la seguridad. Lo que se necesita son garantías efectivas: alianzas reales y una base de seguridad realista dentro del país».
Un Zelenski que, además de incidir así en su discurso, ha hablado en las últimas horas con el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, a quien ha agradecido la reciente celebración del Consejo OTAN-Ucrania en Bruselas y ante quien ha reiterado la necesidad de que Ucrania sea invitada a formar parte de la organización, así como la importancia de seguir fortaleciendo la defensa aérea del país.
Además de esto, en otra alocución Zelenski contestaba a las acusaciones vertidas desde Rusia unos días atrás, según las cuales Ucrania estaría bloqueando las repatriaciones de prisioneros de guerra negándose a aceptar ciertas devoluciones. Según Zelenski «Insté a nuestros socios a adoptar un enfoque más activo y basado en principios para lograr la liberación de todos los ucranianos prisioneros de guerra rusos y garantizar el procesamiento de los criminales de guerra rusos. Todos somos testigos de la débil reacción del mundo ante lo que Rusia está haciendo con los prisioneros ucranianos. Son tan pocas las voces que se oyen en el mundo sobre los niños ucranianos secuestrados por Rusia. Tampoco hay prácticamente ninguna reacción ante lo que la presencia rusa ha hecho en nuestros territorios temporalmente ocupados».
Al margen de la cita de la OSCE, el otro punto importante del día en cuanto a diplomacia lo encontramos en los Estados Unidos, en donde la delegación encabezada por Andriy Yermak continúa viéndose con distintos representantes de las instituciones norteamericanas, así como con miembros prominentes del equipo de Donald Trump (mientras la futura Administración continúa intentando ordenar ideas y construir un plan sólido con el que forzar a unos y otros a negociar y también mientras algunos se preguntan si Trump será capaz, de paso y de cara al futuro, de dividir la alianza formada por Rusia y China) y con distintos elementos de la élite económica del país.
En otro orden de cosas, en las últimas horas el presidente ruso, ha firmado un decreto que permite a los clientes extranjeros que compren gas ruso pagar su contrato a bancos distintos del Gazprombank, que era el único banco autorizado a registrar este tipo de transacciones desde 2022 y ahora se encuentra sometido, como sabemos, a sanciones estadounidenses.
Dicho esto, pero siguiendo con Putin, se ha sabido que en breve visitará Bielorrusia para participar en el Consejo Supremo del Estado de la Unión de Rusia y Bielorrusia, viéndose por tanto con Lukashenko. Una cita en la que, según los medios oficialistas rusos «se prestará especial atención al fortalecimiento del espacio de defensa común de Rusia y Bielorrusia».
Cerramos hoy el informe con un anuncio por parte de la Unión Europea, según el cual se aportarán 25 millones de euros a Ucrania, destinados en este caso a financiar ONGs y organizaciones de la sociedad civil relacionadas cuyos trabajos se relacionen de alguna forma con la futura integración de Ucrania en la UE. En palabras de la embajadora de la UE en Ucrania, Katarina Mathernova «La sociedad civil de Ucrania no es sólo un pilar de la democracia, sino también una fuente de fuerza y resiliencia increíbles frente a la brutal agresión de Rusia».
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