Las últimas horas han estado marcadas más que por las novedades sobre el terreno o por las declaraciones rusas en relación con las posibles negociaciones, por lo ocurrido en Corea del Sur, en donde se han vivido seis horas dramáticas tras decretar su presidente la ley marcial y posteriormente verse forzado a retirarla tras votar en contra la mayoría de parlamentarios. Una crisis política, la del país asiático, que se suma a las de otros países como Alemania o Francia y que nos advierte una vez más del estado de degradación de los sistemas democráticos en buena parte del mundo; un fenómeno que está a su vez íntimamente ligado con las dinámicas del nuevo marco de competición entre grandes potencias, del que la guerra de Ucrania también es en buena medida consecuencia.
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Las últimas horas han dejado momentos de enorme tensión no en Ucrania, sino en Corea del Sur, en donde el presidente Yoon Suk Yeol llegó a imponer la ley marcial (algo que hacía meses que se sospechaba que podía llegar a ocurrir) amparándose en que que quería «proteger» al país «de la amenaza de las fuerzas comunistas norcoreanas»; Una crisis política sin precedentes en un país que es una democracia asentada desde finales de los 80 y que sin embargo ha visto durante la última jornada cómo sus Fuerzas Armadas tomaban posiciones alrededor de un Parlamento (el sistema surcoreano es unicameral) en el que estaban escondidos casi dos centenares de diputados.
A pesar de la confusión inicial, en última instancia los votos en contra de los miembros de la Asamblea Nacional forzaron a Yoon Suk Yeol a desbloquear la ley marcial, quien ha visto además cómo sus principales asesores presentaban su renuncia en masa y cómo desde el principal partido de la oposición se exigía su renuncia y se anuncia un proceso de impeachment.
Ahora bien, la situación sigue siendo particularmente tensa, con el jefe del Estado Mayor Conjunto surcoreano, el almirante Kim Myung-soo, ordenando una firme postura de defensa contra potenciales amenazas norcoreanas y notables divisiones dentro del partido gobernante, el Partido del Poder del Pueblo (PPP), cuyo presidente Han Dong-hoon, ha urgido al presidente a explicar su decisión de declarar la ley marcial de emergencia y destituir al ministro de Defensa, Kim Yong-hyun, por lo que llamó una «situación desastrosa». Además, la mayor central sindical del país, denominada Confederación Surcoreana de Sindicatos (KCTU, según sus siglas en inglés) ha anunciado que iniciará una huelga indefinida hasta que el presidente, Yoon Suk Yeol, dimita, asumiendo así su responsabilidad por su declaración de la ley marcial.
Todo mientras las editoriales de los principales diarios utilizan términos como el de «traición» para referirse a la decisión de Yoon Suk-yeol, quien se había amparado en que la “dictadura legislativa” del principal partido opositor, el Partido Democrático, estaba “pisoteando el orden constitucional de la libre República de Corea” y representaba “un obvio acto antiestatal de conspiración para una insurrección”.
Lo ocurrido en Corea del Sur -como decíamos una democracia desde que en 1987 se realizaron las primeras elecciones tras casi tres décadas de dictadura- supone un recordatorio de lo frágiles que son los sistemas democráticos. Sistemas en muchos casos ahora en jaque en buena parte del mundo; fenómeno íntimamente relacionado con el papel de la desinformación, pues ésta última maximiza la desafección política de la ciudadanía y es aprovechado por regímenes como el ruso para favorecer a aquellas fuerzas políticas que le son afines. Algo que, si bien era anterior a la guerra de Ucrania, se ha maximizado desde que ésta diese inicio dado que el Kremlin se ha visto en la necesidad de separar a Kiev de sus aliados más cercanos (recordemos dicha relación es considerada el «centro de gravedad» enemigo) y las tácticas de guerra informativa son una de las herramientas más rentables de cara a lograr dicho fin.
De hecho, el mayor peligro al que se enfrenta Occidente no es tanto la competencia militar o económica de países como Rusia, China o quienes se desee, como el auge de los populismos (y el paso de la democracia representativa a la popular, en lo que es un auténtico suicidio), la judicialización de la vida política y, en última instancia la erosión de lo que en Estados Unidos se llaman «checks and balances» (balances y contrapesos) y que constituye la base fundamental de dichos sistemas; algo que es palpable desde Estados Unidos a Polonia o Hungría, pasando por Francia, Alemania o España.
Precisamente, Francia y Alemania son los dos frentes en los que en los próximos meses se van a librar las batallas más fieras. En el primer caso, de forma inmediata, pues el país atraviesa como ha dicho el primer ministro un momento «bastante grave» debido a una moción de censura para la cual se han unido fuerzas en principio totalmente opuestas, como son las de las extrema izquierda por un lado y el Frente Nacional por otro. En el segundo caso, el alemán, las elecciones se llevarán a cabo presumiblemente a finales del próximo mes de febrero y son muchas las posibilidades de el partido de extrema derecha Alternativa por Alemania (AfD), que logró recientemente su primera gran victoria electoral, sea la más beneficiada por la incapacidad de los partidos más moderados para mantener sus acuerdos de gobierno .
Dicho todo esto, incluso aunque la guerra de Ucrania terminase mañana y Rusia frenase en seco la implementación de tácticas de guerra política (algo que en cualquier caso no iba a suceder), los problemas estarían lejos de remitir para las democracias occidentales. En buena medida porque son consecuencia de problemas internos y porque no se están tomando medidas correctivas. Al fin y al cabo, la desinformación o el auge de los populismos se combate mediante la educación; formando a los ciudadanos para que sean capaces de pensar críticamente y para que entiendan las ventajas, pero también las debilidades, de los sistemas democráticos; algo que está lejos de suceder ya que el «secuestro» de la educación por parte de los sucesivos gobiernos en lugar de llegar a acuerdos nacionales es otro de los problemas que afectan a muchos países y que tienen una difícil solución. Además, no hay que olvidar tampoco que problemas añadidos que en algunos casos son endémicos, como la corrupción, tienen un efecto multiplicador a la hora de alejar a la ciudadanía de los valores democráticos, dado el hartazgo que provoca entre los votantes (el caso surcoreano es paradigmático en este aspecto, por cierto y, además, la declaración de la Ley Marcial se relacionaría directamente con las investigaciones a las que está siendo sometida la primera dama).
Por último, y antes de pasar a lo ocurrido en Ucrania en las últimas horas, y como quiera que esta guerra como hemos dicho tiene mucho que ver con el proceso descrito (y que se enmarca, en términos más amplios, dentro del proceso todavía mayor de competición estratégica entre grandes poderes), conviene también hacer aunque sea una mínima referencia al punto de vista contrario; y es que regímenes como el ruso, el chino, el iraní o el norcoreano también sienten amenazada su supervivencia a causa de las medidas implementadas desde Occidente, desde donde se ha intentado minar su estabilidad favoreciendo a todo tipo de fuerzas opositoras y aumentando de paso la paranoia de las élites gobernantes. Algo que, por supuesto, tampoco va a dejar de ocurrir, pues es parte del proceso de competición al que hacíamos referencia pero que encierra todo tipo de peligros si no se es cuidadoso a la hora de elegir a quién se apoya (a la espera de que esto pueda demostrarse de la peor de las maneras en Siria).
Pasando, ahora sí, a lo ocurrido sobre el terreno en las últimas horas, desde el Ministerio de Defensa de Ucrania aseguran que Rusia habría lanzado sobre su territorio durante la pasada jornada hasta 28 drones tipo Shahed-131/136 (Geran-1/2) de los que las fuerzas antiaéreas habrían derribado 22 de ellos y 3 más se habrían perdido por otras razones. Además de esto, se ha informado de una explosión, que podría haber sido consecuencia del impacto de un misil Kh-59 en la región de Sumy.
Del lado contrario, en Rusia se han producido explosiones en Novorossiysk, aunque las autoridades afirman que eran consecuencia de la actividad de las defensas aéreas. En cualquier caso, habría sido una jornada relativamente tranquila a pesar de que desde el Ministerio de Defensa, en su parte diario, hayan hablado del supuesto derribo de «40 vehículos aéreos no tripulados de ala fija».
En cuanto a los combates y los movimientos, comenzando por el sector de Kursk tenemos que lo más relevante son los ataques ucranianos con bombas guiadas contra posiciones rusas en Cherskaskaya Konopelka, lo que indicaría que esta localidad se encuentra bajo control de su enemigo. Además, son también dignos de mención los ataques rusos con drones guiados por fibra óptica (ayer hablábamos de estos y otros ingenios) contra Leopard 2 en uso por las AFU en esta misma región.
En el sector de Kupiansk, lo más importante sería la finalización de la aventura rusa en la orilla occidental del Oskil, de donde han sido expulsados tras un contraataque ucraniano. Sin embargo, el revés en esta zona no ha impedido que el Ejército ruso continúe lanzando ataques contra el norte de la propia Kupiansk, ni tampoco que logren nuevos avances en dirección sur desde el saliente de Pischanne.
En el sector de Toretsk, se confirman los avances rusos en dirección a los dos «terrikons», a cuyas inmediaciones habrían logrado llegar al tiempo que han pasado a controlar prácticamente toda la parte sur de esta urbe.
En Pokrovsk-Kurajove continúan también sucediéndose los avances rusos, si bien en el caso de la primera de estas dos ciudades no parece que sean relevantes, limitándose a pequeñas ganancias como las de las últimas horas al sur de Pushkine o las que se han producido algo más al norte en dirección a Dachens’ke. En la orilla norte del Vovcha, con los rusos ya combatiendo en Stari Terny, está por ver cuánto tiempo aguantan las AFU en el pequeño saliente que se ha formado al este de dicha localidad y Sontsivka, más al norte. Más complicada es, si cabe, la situación en Kurajove, en donde continúan las luchas urbanas, con el Ejército ruso controlando ya buena parte del este de la ciudad. Todo mientras más al sur logran avanzar en Ilinka y presionan sobre la vecina Romanivka, localidades ambas en las orillas del Sukhi Yaly.
En el sector de Velika-Novosilka, por último, tras llegar a Novyi Komar en donde se han producido fuertes bombardeos, el Ejército ruso está intentando atacar la ciudad por el norte, tal y como se esperaba, aunque por el momento sin alcanzarla.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
Comenzamos el apartado internacional por Rusia, a donde el polémico Tucker Carlson ha llegado para entrevistar al jefe de la diplomacia, el ministro de Exteriores Serguéi Lavrov, meses después de hacer lo propio con Putin. Se espera que la entrevista sirva una vez más a Rusia para vender su discurso, así como para fijar posiciones de partida de cara a una hipotética negociación.
Posiciones, que en buena medida son conocidas, pero que además han adelantado hasta cierto punto por boca del portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, quien ha dicho recientemente que la entrada de Ucrania en la OTAN sería inaceptable para Rusia: «Una decisión así es inaceptable para nosotros, porque constituiría un acontecimiento amenazador para nosotros». Es más, Peskov ha ido en las últimas horas más allá, advirtiendo de que por el momento no ve motivos para que se lleven a cabo negociaciones con Ucrania, por más que varios países, como Qatar, se hayan ofrecido a albergarlas.
También por Putin, quien en las últimas horas ha hablado nuevamente por teléfono con Erdogan a propósito de Siria y quien, volviendo sobre el tema, ha recordado que, a su juicio, una derrota estratégica supondría el fin de Rusia, mientras agradecía a los militares que han participado (y sufrido heridas) en la invasión de Ucrania, su esfuerzo. De hecho, las palabras de Putin han sido: «Alguien desde fuera dice: ‘Hay que infligir una derrota estratégica a Rusia’. ¿Qué significa eso? Destrucción. Una y otra vez. Sin embargo, siempre ha habido gente que se ha levantado para defender [al país]»
Algo que, dicho sea de paso, está en las antípodas de la posición ucraniana, pues Zelenski sigue insistiendo en que el país (o al menos la parte no ocupada) debe recibir una invitación para formar parte de la Alianza, lo que sigue siendo, por razones ya explicadas, extremadamente complicado y deja a Ucrania y su seguridad pendientes de los acuerdos bilaterales a los que pueda llegar con sus aliados.
A pesar de ello, el ministro de Exteriores ucraniano, Sybiha, ha seguido presionando para que desde la OTAN se ofrezca algún tipo de garantía a su país, aprovechando su presencia en la cumbre ministerial de la OTAN. Para ello, ha llegado a reunirse con su homólogo danés, a quien ha agradecido el apoyo prestado o con el secretario general de la Alianza, Mark Rutte y, por supuesto, con el secretario de Estado de los Estados Unidos, Anthony Blinken, entre otros.
Además de esto, Ucrania y Canadá han firmado en las últimas horas un acuerdo de Seguridad de la Información que permitirá intercambiar datos de inteligencia entre ambos estados, en lo que supone la implementación de uno de los apartados del Acuerdo de Seguridad suscrito hace unos meses
Mientras tanto, se ha anunciado también que el jefe de la Oficina del Presidente, Andriy Yermak, visitará en cuestión de horas los Estados Unidos para reunirse no con la Administración Biden, sino con el círculo de confianza del futuro presidente, Donald Trump, por lo que es de esperar que trate estas y más cuestiones, como el apoyo militar y el financiero; de hecho, el ministro de Defensa, Rustem Umerov y la ministra de Economía, Yulia Svyrydenko, también formarán parte de la comitiva.
En cuanto a Zelenski, en las últimas horas por una parte ha denunciado los crímenes de guerra rusos, citando un estudio de Yale HRL en el que se recoge la identidad de centenares de menores ucranianos deportados ilegalmente a Rusia desde febrero de 2022. Por otra parte, el ucraniano ha agradecido el último paquete de ayuda militar estadounidense, del que hablamos ayer, al tiempo que ha reconocido que el frente de Donetsk requiere de «un refuerzo significativo». Además, se ha referido una vez más a la necesidad de reforzar las defensas aéreas del país, a la producción militar y a la situación de la infraestructura energética, agradeciendo a todos los que toman parte en las reparaciones tras los ataques rusos su trabajo, pero sin ofrecer datos sobre el estado real de la misma.
Al mismo tema se ha referido el primer ministro ucraniano, Shmyhal, quien ha anunciado que el Gobierno está implementando nuevos programas de apoyo a las familias destinados a que estas se queden durante la estación fría en el país, a pesar de los ataques rusos y los problemas con el suministro de electricidad o con la calefacción. Es más, según ha dicho «La condición para recibir el ePidtrymka de invierno es la permanencia en Ucrania. De esta manera apoyamos a quienes se quedan a vivir y trabajar en nuestro país». Además, ha anunciado un complemento para los salarios de los profesores de hasta 1.000 grivnas (22,76 euros) a partir de enero y de 2.000 grivnas (45,52 euros) a partir de septiembre del próximo año.
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