La última jornada de guerra nos ha dejado nuevos avances rusos en el este y el sur de Ucrania, tanto en Kurajove como en Velika Novosilka, una localidad clave cuyo control podría permitir a Rusia avanzar en dirección a Pavhlorad evitando el grueso de las defensas ucranianas. En el apartado internacional, además de las sospechas de sabotaje tras el accidente de un avión de carga de la empresa DHL en Vilna, las declaraciones del Rob Bauer o las conversaciones entre Francia y Reino Unido son algunos de los aspectos destacables, lo mismo que la formación del grupo «E5» o las nuevas sanciones aprobadas por el Reino Unido contra la «Flota Fantasma» rusa.
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La guerra de Ucrania sigue su curso, con ambos bandos buscando controlar la escalada al menos hasta la llegada al poder de Donald Trump el próximo 20 de enero. En este sentido, las posibles acciones rusas en la zona gris (aún por demostrar en el caso del avión de DHL caído en Vilna), al igual que los ataques ucranianos con armamento de largo alcance dentro de la región de Kursk o las declaraciones hechas tanto desde la OTAN como desde Rusia, son en todos los casos pasos medidos que buscan pese al riesgo de una escalada, evitar que esta se produzca.
En el primer caso, durante la pasada jornada ha sido noticia el accidente sufrido por un avión de carga en las afueras del aeropuerto de Vilna, que ha provocado la muerte de uno de sus tripulantes, de nacionalidad española, sobreviviendo tanto otros tres ocupantes como la docena de personas que habitaban el edificio residencial contra el que ha impactado. Una noticia que no tendría mayor relevancia ni conexión con la guerra de Ucrania si no fuese porque en los meses previos Rusia ha aumentado su campaña de ataques en la Zona Gris, incluyendo los supuestos intentos recientes de sabotaje a la misma empresa ahora afectada; de ahí que las autoridades estén investigando el caso sin descartar que la mano rusa pueda estar detrás de lo sucedido.
Algo parecido a lo que está ocurriendo con el buque de carga chino «Yi-Peng 3», retenido por las autoridades danesas (que están en contacto permanente a través de sus diplomáticos con China para evitar malentendidos), pues se sospecha que pueda estar detrás de la reciente rotura de cables submarinos bajo las aguas del Báltico. Una acción de la que también se acusa a Rusia, pero que costará de ser cierto demostrar (una de las «virtudes» de las acciones en la Zona Gris es que, precisamente, sirven para limitar la escalada por la vía de la dificultad en la atribución).
Lo más interesante de ambos casos no es tanto que Rusia sea o no responsable (insistimos en que esto deberá demostrarse), sino que refleja a las claras el ambiente hasta cierto punto de paranoia que se vive en muchas capitales europeas y, también, el riesgo de que determinados incidentes que pueden ser fortuitos, contribuyan a incrementar las tensiones entre Rusia y Occidente, aumentando así el peligro de escalada no por acciones voluntarias, sino de forma irracional, aunque solo sea porque acción a acción (o sospecha a sospecha) el ambiente se va caldeando.
Más allá de la Zona Gris las acciones y declaraciones que podrían resultar escalatorias también continúan produciéndose, si bien se trata (o es de esperar que así sea) de pasos medidos que buscan, precisamente, que dicha escalada no se produzca sembrando para ello dilemas en el contrario. Así las cosas, las recientes declaraciones del jefe del Comité Militar de la OTAN, el almirante Rob Bauer (que en su mayor parte se dirigen a alentar a los europeos a fortalecer sus cadenas de suministro o su industria de defensa) pueden encuadrarse dentro de los intentos por contener una posible escalada por parte de Rusia por la vía de la duda/amenaza (recordemos las declaraciones hechas ayer desde la portavocía del Kremlin y desde su Ministerio de Exteriores), en este caso dejando abierta la posibilidad de lanzar ataques preventivos en territorio ruso en caso de conflicto entre este país y los Estados miembros de la Alianza.
Ahora bien, cabe recordar una vez más que las «patas» de la disuasión, son tres, y que conviene tenerlas siempre claras:
- Claridad en el mensaje: La disuasión es un ámbito que se presta a la confusión, a los malentendidos y, como consecuencia, a las escaladas incontroladas. La mejor forma de evitar este extremo pasa por mantener abiertos los canales de comunicación abiertos -de ahí el famoso «teléfono rojo» de la Guerra Fría-. Ahora bien, el asunto va todavía más allá, pues además de poder hablar siempre que sea necesario, los distintos bandos deben compartir un mismo lenguaje o, al menos, ser capaces de entender el del otro. Y no hablamos aquí del idioma, sino de la necesidad de entender cuáles son los parámetros intelectuales, en términos de cultura estratégica y de doctrina, en los que se mueve el contrario. Por poner un ejemplo sencillo, los occidentales solemos hacer una clara distinción entre las armas convencionales y las nucleares. Para los rusos, sin embargo, hay una continuidad entre las convencionales y, al menos, las nucleares tácticas. No entender este tipo de cuestiones puede conducir, como decíamos, a malentendidos de consecuencias funestas.
- Medios: No es posible ejercer un grado adecuado de disuasión sin disponer de los medios necesarios para ello, tanto en número (cuantitativos) como en cuanto a capacidades (cualitativos). De hecho, los analistas pasan largas horas intentando escudriñar la información disponible acerca de los medios del adversario para actuar en consecuencia, haciendo posible el desarrollo de otros propios que los compensen adecuadamente, lo que liga la disuasión con otro concepto relevante y muy mal entendido: el de carrera de armamentos.
- Voluntad: Independientemente de los medios, los actores que tratan de disuadir deber ser capaces, llegado el caso, de utilizarlos. Esto afecta tanto a los medios convencionales como a los estratégicos y a la disuasión por negación y a la disuasión por represalia. Es más, no solo se trata de tener la voluntad de emplear dichos medios, sino que el contrario debe percibir claramente la disposición a «llegar a las manos» en caso necesario, lo que nos lleva al tercer elemento de esta ecuación.
Decimos esto porque perseguir sembrar dilemas en Rusia, si ésta última no percibe que el mensaje, los medios o la voluntad de la OTAN están meridianamente claros, podría tener el efecto contrario. Lo mismo que denunciamos en su día a propósito de las declaraciones de Macron respecto al posible envío de tropas a Ucrania; una cuestión que el galo y su contraparte británica han vuelto a discutir en las últimas horas, si bien se entiende que en este caso sería una vez firmado un alto el fuego y como garantes de la paz, más que como combatientes, aunque no descartan «ninguna opción». Todo lo cual, una vez más, puede incrementar la paranoia rusa, lo que sería funesto, especialmente si tenemos en cuenta que poco se puede sacar en claro de las conversaciones entre Macron y Starmer, más allá de abrir la mano a la participación de compañías militares y de defensa de ambos estados en el conflicto.
Porque no se trata aquí de que Rusia no pueda ser contenida, o de cederle el control de la escalada, ni tampoco de que los aliados de Ucrania deban revertir la decisión de permitir a este país seguir lanzando ataques contra territorio ruso con las armas suministradas. Es más bien que deben coordinar posiciones y no lanzar mensajes contradictorios, de forma que lo que el Kremlin percibe sea unidad y decisión, no una cacofonía entre cuyas múltiples voces únicamente va a escoger aquellas que reafirman sus propias percepciones.
Ocurra lo que ocurra en este ámbito, por el momento los ataques ucranianos continúan teniendo lugar, aunque circunscritos a la región de Kursk (a la espera de que puedan volver a producirse en otras regiones utilizando armamento occidental o de que esta opción se descarte tras el lanzamiento de un IRBM por parte rusa). Así las cosas, durante las últimas horas las AFU han atacado la base aérea de Kalino empleando para ello misiles balísticos ATACMS dotados con submuniciones, como puede apreciarse en el vídeo sobre estas líneas.
Dado que Rusia ha tenido tiempo de realizar adaptaciones, como comentamos en su momento, es difícil que hubiese un número importante de aeronaves en estas instalaciones. Sin embargo, sí parece que podría encontrarse parte de un sistema antiaéreo S-400. Además, han trascendido también recientemente imágenes que prueban los daños sufridos tanto por uno de los radares como por vehículos lanzadores (si alguien quiere conocer la historia, capacidades y composición de estos sistemas, enlazamos aquí un completo artículo) en Bolshoye Zhyrovo, también en la región de Kursk, en una acción que habría costado la vida a cinco oficiales rusos y tres empleados de la empresa fabricante, Almaz-Antey, según algunas fuentes.
Los ucranianos, a propósito de estos ataques, han anunciado acciones en las últimas horas no sólo contra objetivos en Kursk, sino también contra otros en Kaluga y Bryansk, en referencia al ataque de ayer contra un depósito de petróleo en la primera de estas regiones, sin que esté claro a qué se referían al citar Bryansk. Desde Rusia, en cualquier caso, en su parte diario han hablado del supuesto derribo de «ocho misiles balísticos, seis bombas aéreas guiadas JDAM de fabricación estadounidense y 45 vehículos aéreos no tripulados».
Rusia, por su parte, también ha continuado golpeando Ucrania con sus drones y misiles, de forma que según el recuento oficial del Ministerio de Defensa del país, habría lanzado hasta 145 drones tipo Shahed-131/136 de los que afirman haber derribado 71 y desviado de su rumbo otros tantos. Además, en un comunicado posterior han ampliado la información hablando del lanzamiento contra Odesa de dos misiles balísticos Iskander-M y del empleo de varios drones de observación, afirmando también haber derribado uno de los misiles y hasta cinco drones de distintos tipos. Con todo, se han registrado daños en distintos edificios de Odesa, como consecuencia de las explosiones, así como de Járkov, en donde los heridos podrían llegar a veinticinco según Zelenski.
En cuanto a los combates y los movimientos, comenzando por el sector de Kursk nos encontramos con la probable captura de la aldea de Zelenyi Shlyakh por parte del Ejército ruso, en el que sería el único movimiento de cierta consideración.
En la antigua línea Kupiansk-Svatove-Kreminna, se han producido avances rusos en el área de Stelmakíivka, en dirección a Lozova, confirmados por diversas fuentes en las últimas horas.
Pasando a Toretsk, ya que no hay noticias recientes del sector de Chassiv Yar, tenemos nuevos progresos por parte del Ejército ruso en distintos puntos del centro de la localidad, aunque especialmente importantes en el sur, hacia los «terrikons», después de retomar buena parte del terreno perdido tras el último contraataque ucraniano.
En el sector de Pokrovsk-Kurajove, en primer lugar, las tropas rusas han continuado atacando en dirección a la primera de estas localidades consiguiendo pequeños avances hacia Pushkine, Zorya y Zhvote, si bien los ataques se producen hacia más puntos, tentando constantemente las defensas ucranianas. En dirección a Kurajove, desde el norte del Vovcha, lo más relevante son los renovados intentos sobre Sontsivka y por expulsar a los ucranianos del espacio entre esta localidad y Beretsky. Desde el sur, mientras tanto, han conseguido avanzar en el centro de la ciudad a base de lanzar pequeñas unidades de infantería que no están encontrando apenas oposición. Los rusos, además, han logrado avanzar en Daljne y sus alrededores, comprometiendo más si cabe la posición de Kurajove, que podrá ser atacada desde el sur (lo que habría sido uno de los temas de conversación en la reciente reunión telemática entre Zelenski y Syrskyi).
Al sur del frente, en Velika-Novosilka, la situación continúa degradándose para las AFU, que tienen ya a las tropas rusas a las puertas de la ciudad. Como decíamos ayer, el problema si esta posición estratégica cae, es que corre un importante riesgo todo el despliegue ucraniano al sur del país, ya que permitiría a los rusos eludir algunas de las principales defensas construidas por las AFU y tener abierto un eje de avance en dirección a Pavhlorad dejando a su izquierda las defensas ucranianas dichas defensas en lugar de tener que atravesarlas. La posibilidad de hacerse con Velika Novosilka y de explotar, en su caso, la captura de esta ciudad, dependerá de todos modos del estado y cantidad de las reservas rusas, algo que no está para nada claro.
Dicho todo esto, y antes de pasar a la parte internacional, conviene atender a las dinámicas, pues en los últimos meses Rusia ha logrado, si bien siguen siendo cantidades modestas, avances progresivamente mayores en Ucrania, de forma que según algunas fuentes en agosto se habrían hecho con 357 kilómetros cuadrados de territorio, con 428 en septiembre, 515 en octubre y, a buen seguro, con una cifra superior cuando acabe el presente mes. Todo lo cual habla de la situación de las AFU a la espera de lo que pueda ocurrir tras la llegada de Trump al poder.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
Comenzamos hoy el apartado internacional por el Reino Unido. En primer lugar, hablando de sanciones, pues desde este país han aprobado el que sería el mayor paquete hasta la fecha específicamente dirigido contra la «Flota Fantasma» rusa, esto es, contra los buques que permiten al país continuar exportando hidrocarburos evadiendo así las sanciones. Así las cosas, serán una treintena los buques afectados directamente, al tiempo que se introducen medidas que permitirán también castigar a las compañías aseguradoras que facilitan su actividad al conceder pólizas a los armadores que fletan dichos buques. La medida, como es lógico, ha sido rápidamente celebrada desde Ucrania, dando las gracias su ministro de Exteriores, Sybiha, a su contraparte británica; lo mismo que ha hecho también Zelenski en su alocución diaria.
Por otra parte, también los británicos, han anunciado que recientemente han suministrado «a Ucrania docenas más de misiles de crucero Storm Shadow, […] Las entregas, que no fueron anunciadas públicamente, tuvieron lugar hace varias semanas y fueron ordenadas después de que Kiev se quedara sin misiles de largo alcance, dijeron las personas, que pidieron no ser identificadas por tratarse de cuestiones de seguridad».
Finalizando con este país, que es uno de los que lideran, junto a Letonia, la «Coalición de Drones», se ha sabido hace unas horas que antes de que finalice el año esta organización habrá logrado movilizar hasta 1.800 millones de euros en apoyo de la producción de este tipo de ingenios tanto en la propia Ucrania como en el exterior, pero con destino a las AFU. En palabras de Kateryna Chernohorenko, viceministra de Defensa de Ucrania para el Desarrollo Digital, la Transformación Digital y la Digitalización «los drones se han convertido en una parte integral de la guerra ruso-ucraniana. Se trata de una ventaja tecnológica que nos permite disuadir y destruir al enemigo. Por eso es importante seguir trabajando para aumentar su producción tanto en Ucrania como en Occidente».
Desde Alemania, por su parte, han anunciado que antes de final de año entregarán dos sistemas de defensa aérea IRIS-T, uno de ellos de la variante SLS (de corto alcance) y otro de la variante SLM (de mediano alcance), según ha informado el ministro de Defensa germano.
No ha sido la única noticia procedente de Alemania, pues su ministro de Defensa, Boris Pistorius, ha dicho que una nueva misión de la OTAN con sede en Wiesbaden se hará cargo de la coordinación de la ayuda militar occidental a Ucrania desde enero (en sustitución del formato Ramstein). Así, la creación de NSATU (Security Assistance and Training for Ukraine), que se ha estado planeando y negociando durante meses, podría considerarse como un esfuerzo para salvaguardar el mecanismo de ayuda contra la posible interferencia de Donald Trump, en un momento en el que se debate en Europa si los aliados europeos de Ucrania deberían (y podrían, pues la situación es la que es en algunos aspectos) hacerse cargo del sostenimiento de este país al margen de lo que decida el próximo presidente estadounidense.
Las palabras de Pistorius deben relacionarse, además, con la reciente creación del grupo E5, del que forman parte Francia, Italia, Reino Unido, Polonia y la propia Alemania y que no deja de ser una ampliación del anterior E3 con la adición de Italia y Polonia (España tiene una gran capacidad a la hora de quedar fuera de cualquier iniciativa relevante), teniendo como objetivo coordinar posiciones en materia de inversión en defensa.
En otro orden de cosas, el miércoles tendrá lugar una reunión urgente de la OSCE en la que se discutirá el lanzamiento por parte de Rusia de un misil balístico de alcance intermedio contra Ucrania la pasada semana, según ha anunciado el ministro de Exteriores de Ucrania, país que ha sido el que ha solicitado la reunión. Además, los embajadores de la OTAN y de Ucrania se reunirán el martes en Bruselas para tratar el mismo tema.
Siguiendo con la diplomacia, el ministro de Exteriores ucraniano, Andrii Sybiha, se ha reunido en las últimas horas con su homólogo indonesio, a quien ha agradecido el apoyo a la integridad territorial de Ucrania y a la «Fórmula de Paz» de Zelenski, al tiempo que han hablado sobre cooperación bilateral y comercial, así como sobre seguridad alimentaria y libertad de navegación.
Mientras todo esto ocurre, desde Rusia las noticias son escasas, y siguen la tónica de días pasados, siendo las más relevantes referencias al lanzamiento de un IRBM y a los desarrollos del país en cuanto a armamento que, según Medvedev «cambian los cánones, las tácticas y la estrategia de la guerra».
Eso sí, se ha sabido que el ministro de Defensa de la India, Rajnath Singh, viajará a Moscú entre los días 8 y 10 de diciembre, en una visita en la que el país asiático podría tratar de hacer de intermediario con Rusia, pero que seguramente tenga mucho más que ver con las numerosas cuestiones que tienen abiertos ambos estados en relación con la compra-venta de armas y sistemas de armas.
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