La prensa estadounidense ha confirmado que Donald Trump y Vladímir Putin hablaron el pasado jueves, apenas unas horas después de conocerse la victoria del republicano en las elecciones estadounidenses. Una conversación que explicaría en buena medida el cambio de actitud de Rusia y los mensajes lanzados por el Kremlin relativos a su disposición a escuchar las propuestas estadounidenses. Desde Bruselas, por el contrario, el Alto Representante Josep Borrell insiste en que, con o sin alto el fuego, Rusia deberá rendir cuentas. Más allá de esto, continúan trascendiendo las consecuencias del ataque masivo conducido ayer por Rusia y en el que fueron utilizados más de 140 drones, al tiempo que su ejército prosigue su avance en el este de Ucrania y crecen los rumores sobre una operación combinada entre rusos y norcoreanos para retomar el territorio que Ucrania controla en la región de Kursk.
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En el informe de ayer decíamos que «Desgraciadamente, no hay datos suficientes como para poder decir a ciencia cierta hasta qué punto los republicanos podrían tener o no avanzadas las conversaciones con Rusia en este sentido, aunque es evidente que aunque sea a través de terceros, se deben estar produciendo contactos de todo tipo». Apenas unas horas después, el diario estadounidense The Washington Post ha confirmado que las conversaciones iban mucho más allá de las que suelen llevarse a cabo a través de terceros, implicando directamente a Trump y a Putin.
La conversación entre el presidente ruso y el futuro presidente estadounidense se habría producido el pasado jueves, apenas unas horas después de que se conociese la victoria electoral de Trump, cuando en nuestro informe decíamos, a su vez, que «Rusia, país que mantiene una actitud calculada y por el momento no ha felicitado oficialmente a Trump, asegurando el portavoz ruso, Peskov, no tener «conocimiento de los planes del presidente de felicitar a Trump por su elección» y añadiendo que “No olvidemos que estamos hablando de un país hostil que está involucrado directa e indirectamente en la guerra contra nuestro Estado”. Decimos que es una actitud calculada, porque en Rusia obviamente eran favorables a una victoria del republicano y, sin embargo, ahora saben que tendrán que enfrentarse a duras negociaciones».
Posteriormente, como sabemos, el presidente ruso sí felicitaría a Trump, algo reconocido por Peskov. Es decir, que el pequeño cambio de actitud que constatábamos en nuestro informe número 988 era, sin duda, la consecuencia de la llamada telefónica mantenida por Trump y Putin, seguramente junto a la mantenida con Zelenski la más relevante de las hasta 70 comunicaciones con líderes internacionales que Trump habría protagonizado el pasado jueves.
Por el momento, lo cierto es que no se sabe demasiado del contenido de las conversaciones entre estos dos viejos conocidos. Sí que Trump habría hecho la llamada desde su mansión de Mar-a-Lago, en Florida y que habría pedido –o advertido, no está claro– a Putin que no escalara el conflicto. Será interesante, pasado el tiempo, conocer hasta qué punto esto podría haber sido una teatralización y si realmente (a pesar de la posibilidad de que Trump hubiese perdido las elecciones) muchos de los puntos importantes de cara a un futuro acuerdo de paz ya habían sido acordados o no.
Putin no ha sido el único mandatario con el que Trump ha hablado en relación con la guerra de Ucrania. Tampoco Zelenski, en una conversación a la que se unió el magnate Elon Musk. Y es que en las últimas horas el republicano ha estado en contacto también con el alemán Olaf Scholz (ciertamente ha hablado con muchos otros, pero no todas las conversaciones revisten la misma importancia para lo que aquí nos concierne), declarando ambos a la conclusión de la charla que «dispuestos a trabajar juntos para el regreso de la paz a Europa», según ha declarado el portavoz germano, Steffen Hebestreit.
Dicho esto, consideramos que las opciones básicas para Trump a propósito de forzar un acuerdo de paz siguen siendo las mismas, ya explicadas en su momento. También que, a pesar de todo lo que haya podido hablar, el elemento fundamental que asegure la paz futura seguirá siendo la capacidad de disuasión que los Estados Unidos y la propia Ucrania puedan llegar a generar –sin perjuicio de un hipotético despliegue de tropas de interposición que supongan una garantía de paz añadida-.
Como apunte, hay que considerar también tres problemas de cara a la resolución -aunque sea temporal- del conflicto ruso-ucraniano:
1) en primer lugar las enormes reticencias que cualquier acuerdo de paz pueden llegar a generar en la propia Ucrania, en algunos Estados miembros de la UE y, también, en determinados sectores dentro de las propias instituciones europeas. A propósito de esto, aunque está de saliente y en realidad siempre ha sido un actor secundario, el Alto Representante de la UE, Josep Borrell (quien continúa en Kiev), ha declarado hace unas horas que «Lo que importa es que la guerra termine de manera que haya responsabilidad, que no sea sólo una reconstrucción económica, sino que todos sean responsables». Y es que más allá de que tenga o no razón y de que deba perseguirse y juzgarse (el propio Borrell hablaba de 140.000 casos) a los responsables por ejemplo de los crímenes de guerra que puedan haberse cometido, resulta muy poco realista pensar que la cúpula rusa (cuya prioridad estratégica es la propia supervivencia del régimen y de sus integrantes) vaya a aceptar ningún tipo de acuerdo que pueda terminar con parte de sus miembros entre rejas o pasando el trago de rendir cuentas ante un tribunal internacional.
2) Las trabas que algunos miembros de la actual Administración estadounidense puedan poner a Trump y su equipo no solo en términos generales de cara a hacer la transición de poder, sino también en relación con la política hacia Ucrania. Por el momento, ya se ha anunciado como sabemos que los 6.000 millones de dólares de remanente que quedan en la Autoridad de Retiro Presidencial serán proporcionados a Ucrania antes de enero, agotándolos in extremis. En cualquier caso, aquí hay que tener en cuenta que estas entregas son necesarias incluso aunque haya un acuerdo de paz, para no dinamitar la posición ucraniana y, también, que lo más probable es que impere la lealtad institucional y la transición de poder sea pacífica.
3) Por supuesto, las reticencias que cualquier tipo de acuerdo puedan generan en la propia Ucrania en donde, por razones obvias, ni quieren negociar en una posición de inferioridad, ni se fían demasiado de la palabra que pueda dar Rusia, en vista de lo acaecido en el pasado (de ahí que la única garantía real sea la disuasión).
Cambiando ya hacia lo ocurrido sobre el terreno en las últimas horas, desde Ucrania no han vuelto a publicar nuevos datos relativos a los últimos ataques rusos con drones. Sin embargo, sí han comenzado a trascender las consecuencias del producido entre el sábado y el domingo, que implicó el lanzamiento de hasta 145 aparatos tipo Shahed y que el presidente ucraniano ha calificado de «número récord» en un mensaje en el que hablaba de un total de 600 Shahed, 800 bombas planeadoras y 20 misiles empleados únicamente durante la pasada semana.
Así las cosas, nos encontramos con que, por ejemplo en Mykolaiv, el número de fallecidos ha crecido hasta las 5 personas, siendo indeterminado por el momento el de heridos. En Zaporiyia, por su parte, se habla de 1 muerto y 18 heridos, mientras que en Sumy la cifra sería de 1 y 3 respectivamente. Todo mientras los ataques rusos continúan, reportando algunos canales la presencia de bombarderos rusos en el aire mientras se escribe este informe y mientras se producen apagones «de emergencia» en buena parte del país, como es habitual a modo de preparación cuando se suceden los ataques rusos sobre la infraestructura ucraniana.
Desde el Ministerio de Defensa ruso, al mismo tiempo y en este caso a propósito de los ataques ucranianos, hablaban de la supuesta destrucción de «tres bombas guiadas Hammer fabricadas en Francia, un proyectil de sistema de lanzamiento múltiple HIMARS de fabricación estadounidense y 36 vehículos aéreos no tripulados». Pocas horas después, además, actualizaban la información con una nueva nota de prensa en la que se hablaba de cómo las defensas antiaéreas habrían derribado al parecer hasta 70 drones ucranianos más.
Para terminar con el tema de las armas de largo alcance, cabe señalar que desde Francia estarían suministrando estos días un nuevo lote de misiles SCALP a Ucrania, como parte de un paquete de ayuda en el que también se incluirían los misiles antiaéreos Mistral. No se ha dado un número exacto de los SCALP a suministrar, aunque algunas fuentes hablan de «decenas».
En cuanto a los combates y los movimientos, comenzando por la región de Kursk, tenemos que allí como adelantábamos en la entradilla son cada vez más los rumores que hablan de una futura operación combinada entre rusos y norcoreanos que podría implicar la participación de hasta 50.000 efectivos y que tendría como objetivo retomar a la mayor velocidad posible el territorio que las AFU controlan en esta región rusa de forma que no pueda ser una baza negociadora en ninguna hipotética conversación de alto el fuego. Mientras tanto, lo que sí está claro es que los últimos intentos de avance rusos han supuesto un importante revés, contabilizándose la pérdida de un buen número de vehículos y de infantes en las últimas 48 horas sin avances palpables.
Pasando al sector de Kupiansk, en tanto no hay noticias procedentes del sector de Járkov. Allí, las novedades son mínimas y han tenido lugar apenas en torno a Terny, en cuyas inmediaciones se han registrado pequeños avances rusos.
Sin novedades en Siversk, pasamos directamente al sector de Chassiv Yar, en donde los ucranianos han lanzado un contraataque en las últimas horas que les ha permitido retomar las posiciones perdidas recientemente en las zonas mineras de Pivdenno-Skhidnyi.
En cuanto al sector de Pokrovsk-Kurajove, en dirección a la primera de estas localidades lo más relevante son las pequeñas ganancias rusas al noroeste de Selydove, concretamente las que se han producido a caballo de la carretera M30 que comunica Pokrovsk con Donetsk.
En dirección a Kurajove, por su parte, lo más importante son las ganancias rusas al sur de Pivdennyi, desde Pobjeda, ya que poco a poco van expulsando a los ucranianos de las inmediaciones, si bien no han logrado traspasar las líneas defensivas de las afu que rodean Kurajove por el sur.
En cuanto al sector de Vuhledar, se han registrado nuevos avances rusos en dirección a Trudove, quedando el río Sukhi Yaly cada vez más a tiro de las tropas rusas.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
Como corresponde a los domingos, la actividad internacional disminuye en buena medida respecto a los días de labor. Dicho lo cual, comenzamos al igual que en la primera parte del informe por los Estados Unidos, ya que el asesor de seguridad nacional estadounidense Jake Sullivan ha confirmado como hemos adelantado antes que los 6.000 millones de dólares restantes disponibles para ayuda a Ucrania serán entregados antes de que la Administración Biden abandone la Casa Blanca. Además, Sullivan ha declarado ante las cámaras que «El presidente tendrá la oportunidad de explicarle al presidente Trump cómo ve las cosas, cuál es su situación y discutir con él cómo piensa abordar estas cuestiones cuando asuma el cargo».
Al mismo tiempo, también en relación con los Estados Unidos, desde Ucrania se hablaba de los esfuerzos que el equipo de Zelenski estaría realizando para que se concrete una reunión entre el presidente ucraniano y Trump, una información que ha sido hecha pública por el ministro de Exteriores del país, Andrii Sybiha. El diplomático recordaba además, ya en las redes sociales, que no está en juego únicamente el futuro de su país, sino la arquitectura de seguridad en Europea durante las próximas décadas, dejando claro que «En apaciguamiento no funcionará. La paz a través de la fuerza sí».
Siguiendo con Ucrania, Zelenski ha hecho recuento de las novedades que se han producido en los últimos días a propósito de la ayuda internacional o las sanciones contra Rusia, refiriéndose tanto al nuevo lote de misiles francés como a los NASAMS canadienses, al futuro paquete de defensa antiaérea estadounidense y, también, a las sanciones aprobadas recientemente por el Reino Unido; temas todos ellos tocados en estos informes en su momento.
Pasando a Rusia, acaba de saberse que el actual secretario del Consejo de Seguridad de la Federación Rusa y ex ministro de Defensa, Sergei Shoigú, visitará China del 11 al 14 de noviembre para mantener conversaciones con altos funcionarios chinos. En concreto, lo que ha trascendido es que Shoigú hablará con el ministro de Exteriores chino, Wang Yi, manteniendo con «él consultas sobre cuestiones estratégicas de seguridad».
Por otra parte, los medios de este país han vuelto a hablar sobre una posible conversación en los próximos días o semanas entre el canciller alemán, Olaf Scholz, y el presidente ruso, Vladímir Putin. Recordemos que más allá de la precaria situación del germano en estos momentos, pues es muy posible que su Gobierno no pase de enero, Alemania sigue siendo fundamental de cara a la consecución de cualquier acuerdo no solo de alto el fuego (es el país tras los Estados Unidos que más ha aportado a la defensa ucraniana) sino, ya más entrado el futuro, de restablecimiento de lazos comerciales con Rusia. Eso sí, Scholz ha dejado claro que cualquier conversación con Putin se coordinará previamente con los socios de Alemania. Así, según sus palabras: «Pero no lo haré de manera unilateral. Se trata de muchos contactos y negociaciones con muchas personas, algo que llevo haciendo activamente desde hace mucho tiempo».
Para cerrar, nos despedimos con algunos artículos publicados en las últimas horas en medios internacionales en los que se habla sobre cuáles podrían ser las implicaciones de la victoria de Donald Trump en las recientes elecciones a propósito de temas como la política interna, la seguridad o la economía.
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