Un ataque ucraniano llevado a cabo con drones ha provocado daños en el centro de instrucción checheno ubicado en Gudermés, en donde se forma a la élite de las fuerzas que aseguran el control de la región por parte de Ramzan Kadírov, participantes también en la guerra de Ucrania. No ha sido la única acción de este tipo, sin embargo, en una jornada en la que se han registrado explosiones en Lugansk o Zhelenegorsk y en la que desde los Estados Unidos han expresado nuevamente su preocupación por la presencia de «un pequeño número» de militares norcoreanos en la región rusa de Kursk, dejando caer nuevamente que Ucrania debería tomar «represalias» si llegan a entrar en combate. Sobre el terreno, mientras tanto, el Ejército ruso continúa avanzando al este de Ucrania, concentrando sus esfuerzos en crear una zona de amortiguación en torno a la ciudad de Donetsk.
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En reiterados informes hemos intentado explicar que el Ejército ruso, lejos de intentar conquistar toda Ucrania o de seguir ejes de avance que le conduzcan directamente a barreras naturales como el río Dniéper, tiene como principal objetivo militar en esta fase de la guerra simple y llanamente la creación de una zona de amortiguación o de seguridad en torno a la ciudad de Donetsk. Zona cuya función pasa por permitir la viabilidad económica de la misma y la seguridad de sus ciudadanos frente a hipotéticos ataques ucranianos futuros.
Un objetivo especialmente importante y en el que no parece que vayan a cesar, a pesar de que en otros aspectos se estén dando pasos preliminares destinados a frenar el nivel de violencia, como ocurre con los ataques contra la infraestructura eléctrica de una y otra parte; conversaciones que se estarían llevando a cabo a través de Catar.
Y es que la retórica, o el hecho de que sigan produciéndose acciones en lugares del frente tan alejados de Donetsk como el sector de Járkov o incluso puntualmente en dirección a Orijiv o en Kam’yanske, no debe desviar la atención sobre lo que verdaderamente persigue Rusia y sobre cuáles son sus posibilidades reales en términos militares a día de hoy. Al fin y al cabo, dado el consumo de material experimentado y a falta de una movilización, en las condiciones actuales el Kremlin está también lejos de poder perseguir objetivos más ambiciosos como podrían ser la toma de Sloviansk o Kramatorsk; no digamos de amenazar sobre Járkov, Zaporiyia o hasta Dnipró, como en ocasiones se afirma desde las redes sociales.
Entender esto último es fundamental, entre otras cosas, para valorar en su justa medida los avances rusos más recientes, de los que hablamos ayer y, también (más allá del «cansancio de guerra») la graduación que los aliados de Ucrania hacen respecto de la entrega de ayuda militar (si bien en muchos casos, como ocurre en los propios Estados Unidos, hay opiniones enfrentadas respecto a la situación que afronta Ucrania). Y es que la percepción del grado de amenaza que Rusia supone para la supervivencia de Ucrania a día de hoy (dejando de lado en esta ocasión la retórica nuclear y obviando el tema de la «disuasión ofensiva) ha disminuido considerablemente en los últimos tiempos; máxime en un contexto en el que son varios los países que intentan que el conflicto se cierre lo antes posible, independientemente de que el resultado sea o no el esperado por Kiev (tema que abordamos en su momento).
Dicho esto, si atendemos al mapa y a los últimos movimientos realizados por Rusia, tenemos en primer lugar que, al norte, intentan obviamente recuperar su territorio en Kursk, perdido a manos de las Fuerzas Armadas ucranianas (AFU). Ahora bien, a pesar de haber destinado medios a la zona, no parece que desde el Estado Mayor ruso o siquiera desde el Kremlin, consideren este sector como prioritario. La llegada de militares norcoreanos a la zona, más que una muestra de debilidad como algunos pretenden, lo que implica son una serie de dilemas estratégicos (posible escalada horizontal, «flanqueo» al desviar la atención aliada hacia Extremo Oriente…) nuevos para los aliados de Ucrania, incluso sin que hayan entrado todavía en combate. Y, en cualquier caso, Rusia no ha desviado recursos significativos de otros sectores para atender a la situación en Kursk, lo que nos habla a las claras que perciben cierta utilidad en el hecho de que Ucrania sí deba mantener fuerzas allí, sin que les importe demasiado el hecho de que Kiev pueda intentar utilizar este territorio como moneda de cambio en unas hipotéticas conversaciones.
En segundo lugar que, en torno al Oskil, Rusia parece haberse fijado como objetivo el propio río, buscando hacerse con el conjunto de territorios entre el este de dicho río y el norte del río Donets. Además, no se trata solo de alcanzar una posible frontera más o menos estable (marcada en este caso por la geografía) sino que, como en otros sectores, de ponerse en la mejor situación posible por si en algún momento del futuro las hostilidades se reanudan, poder avanzar desde allí. Las acciones tanto en el sector de Siversk como en el de Chassiv Yar están ligadas entre sí, apuntando precisamente a la intención rusa de ponerse en una situación tal que, si la guerra continúa o se reanuda en el futuro, puedan amenazar Sloviansk y Kramatorsk, objetivos que ahora mismo son inabordables.
En tercer lugar, que el resto de los sectores en los que se están produciendo movimientos (de hecho, los principales movimientos por parte rusa y en donde asume las mayores pérdidas), esto es, el de Toretsk (ligado en parte con el objetivo anterior) y especialmente los de Pokrovsk-Kurajove y Vuhledar, solo se entienden si atendemos a la posición geográfica de la ciudad de Donetsk y a la necesidad de ponerla a salvo de posibles ataques ucranianos. Algo que incluye no solo a la propia ciudad, sino algunas de las vías de comunicación más importantes, como las que la unen con Severodonetsk-Lysychansk al norte o Mariúpol y Berdiansk, al sur.
En el siguiente mapa se puede ver cómo, si trazamos una circunferencia de aproximadamente 60 kilómetros de radio en torno a Donetsk (suficiente como para que quede lejos del alcance de la mayor parte de sistemas de artillería ucranianos, así como de los drones de menor alcance, entre otros), vemos cómo los últimos ataques desde el sur, hacia Shaktars’ke, entran en el extremo del círculo, al igual que los movimientos rusos en torno a Toretsk y, por supuesto, la ciudad de Pokrovsk. De ahí que en su día dijésemos que antes de intentar la toma de esta última, el Ejército ruso invertiría esfuerzos al sur, en dirección a Kurajove, o seguiría atacando en Vuhledar, buscando completar la toma de un espacio fundamental para la seguridad de Donetsk.
Dicho esto (tendremos tiempo de volver sobre el tema en futuros informes), la última jornada nos ha dejado numerosas noticias relacionadas con el intercambio de golpes con armas de largo alcance entre Rusia y Ucrania. Desde el Ministerio de Defensa de este último país aseguran haber sido atacados con 62 drones kamikaze tipo Shahed-131/136 (Geran-1/2), de los que afirman haber derribado 33, mientras que 25 más tampoco habrían alcanzado objetivo alguno.
Se han registrado, pese a ello, explosiones nuevamente en Sumy, en Kiev (en donde han resultado heridas nueve personas tras ser alcanzado un edificio residencial) o en la localidad portuaria de Odesa, en donde una persona habría fallecido tras ser alcanzada por los restos de un misil (se entiende que antiaéreo, ya que Ucrania no ha denunciado el lanzamiento de misiles balísticos o de crucero por parte rusa, si bien hay fuentes que hablan de dos misiles Kh-31).
Del lado contrario, se han registrado ataques ucranianos contra un depósito de municiones situado en el interior de la ciudad de Lugansk (capital de la óblast homónima), lo que ha forzado a las autoridades rusas (país que controla Lugansk) a evacuar a los residentes en el distrito de Kamennobrodskiy. Además de esto, en la región rusa de Kursk se ha reportado también un importante incendio en la localidad de Zheleznogorsk que sería consecuencia de un ataque ucraniano con drones. La acción más relevante, sin embargo, sería la llevada a cabo a centenares de kilómetros del frente contra el centro de adiestramiento que los chechenos tienen en Gudermes y en el que se forma la élite de las fuerzas chechenas, entre otros. Instalaciones que, pese a la mofa de la que en ocasiones han sido objeto los hombres de Kadírov, son en muchos aspectos punteras. Se trata, de hecho, del primer ataque ucraniano contra objetivos en Chechenia, lo que ha llevado al propio Kadírov a clamar venganza, si bien lo más probable es que continúe manteniendo el perfil bajo que mantiene ya desde antes del pronunciamiento de Prigozhin y de que Putin comenzase a consolidar la «vertical del poder» en Rusia, hasta entonces cuestionada entre otros por el papel del propio Kadírov.
En cuanto a los datos oficiales, el Ministerio de Defensa ruso como es habitual ha obviado los puntos alcanzados, limitándose a hablar en primer lugar del supuesto derribo de «tres misiles HIMARS de fabricación estadounidense y 98 vehículos aéreos no tripulados» y, posteriormente y en una nueva nota de prensa, de la supuesta destrucción de «23 vehículos aéreos no tripulados ucranianos» adicionales.
Más allá de todo lo anterior, en términos militares lo más relevante de las últimas horas no es ningún cambio de posición concreto sino, por una parte, la asunción por parte de algunos militares ucranianos de que el frente en Donetsk se estaría derrumbando y, por otra, el anuncio de la movilización de 160.000 nuevos varones para tratar de contener la sangría, en un paso imprescindible para Ucrania, pero que genera dudas sobre la capacidad real de las futuras unidades. Todo, por cierto, mientras Mediazone ha elevado el conteo de rusos fallecidos en lo que va de guerra (recordemos que son muertes confirmadas con documentos, no el número real de bajas mortales) hasta más allá de los 75.300 hombres.
En cuanto a los combates y los movimientos, en las últimas horas no se han producido novedades en los sectores de Kursk o Járkov. Sí en el de Kupiansk, pues las tropas rusas han continuado logrando avances al sur de Kruhlyakivka entre contraataques ucranianos, al tiempo que siguen presionando a la altura de Kreminna, en puntos como Terny, localidad de la que controlan ya buena parte.
El siguiente punto de actividad en esta jornada ha sido el sector de Toretsk. Allí, después de la contra ucraniana, que ha permitido a las AFU retomar terreno al sur de la ciudad, han lanzado una acción en el centro de la misma que les ha forzado a las tropas rusas a replegarse hacia la principal avenida de la localidad.
En cuanto a los sectores de Pokrovsk-Kurajove y Vuhledar, es allí donde continúa produciéndose el grueso de la acción y donde la situación es, como decíamos, crítica en estos momentos. Así, por una parte y en dirección a Pokrovsk, la toma de Selydove prácticamente ha sido completada ya, buscando las tropas rusas no solo avanzar más allá de Vyshneve, sino también progresar en dirección suroeste, hacia Novodymitrivka. De hecho, según algunas fuentes habrían tomado el 50 por ciento de esta población. Por otra parte, en dirección a Kurajove, han extendido su control en los alrededores de Górnik y han tomado parte de Novoselydivka, al tiempo que han continuado atacando al sur del Vovcha desde Maksymilianivka. Todo ello, una vez más, asumiendo fuertes pérdidas.
Por último, en el sector de Vuhledar el Ejército ruso ha seguido progresando en los tres ejes de avance abiertos días atrás, tomando el control de Bohoyavlenka y atacando Yasna Poliana desde Shaktarske.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
El apartado internacional comienza, un día más, con Corea del Norte. Por una parte, el presidente ucraniano, Zelenski, ha hablado con su homólogo surcoreano para discutir acerca de la presencia de tropas juches en Rusia. Por otra, el presidente norteamericano, Biden, se ha referido también al tema expresando su preocupación y dejando la puerta abierta a que, llegado el caso de que entren en combate contra Ucrania, este país pueda llevar a cabo acciones de represalia que, se entiende, consistirían en ataques contra el interior de Rusia, para lo que levantarían el actual veto.
Todo a la espera de que en unas horas se produzca una rueda de prensa por parte del secretario de Defensa estadounidense, Lloyd J. Austin III que dará junto al ministro de defensa de Corea del Sur y en la que se espera hagan algún tipo de anuncio sobre las medidas a tomar para contrapesar el despliegue de tropas norcoreanas en Ucrania y, en términos más amplios, la profundización en la alianza militar entre Corea del Norte y Rusia.
Además de esto, también es relevante la serie de reuniones que Zelenski está manteniendo con sus homólogos nórdicos en el marco de la Cumbre Ucrania-Países Nórdicos. Así las cosas, en las últimas horas se ha reunido con el primer ministro de Islandia, Petteri Orpo, con quien ha hablado sobre las formas de reforzar la defensa antiaérea ucraniana, de obtener munición para la artillería o sobre la inversión en la industria de defensa ucraniana, con mención específica al desarrollo local de drones de largo alcance, así como de misiles.
A propósito de este tema, Zelenski se ha referido en un discurso ofrecido ante el Consejo Nórdico, a la necesidad de tomar decisiones que «pongan fin a la guerra y traigan una paz duradera, no una ilusión pasajera». Algo que, en términos ucranianos, implicaría la entrada del país en la Alianza Atlántica, pues consideran que esta es la única garantía de seguridad suficiente como para disuadir a Rusia en el futuro.
Otro tema relevante que ha saltado a la palestra durante la pasada jornada tiene que ver -aunque lo hemos adelantado en la primera parte del informe- con el supuesto establecimiento de negociaciones a través de terceros entre Ucrania y Rusia destinadas a frenar los ataques de largo alcance contra la infraestructura energética del contrario. Por el momento no han trascendido resultados concretos, pero al menos sí se ha constatado que los encuentros se estarían manteniendo gracias a la mediación catarí.
El otro punto importante lo encontramos en Japón. No en vano el gobierno nipón ha anunciado que concederá a Ucrania ayuda financiera por valor de más de 3.000 millones de dólares a cargo de los activos rusos congelados en el país, información confirmada por el primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal.
Por otra parte, también se ha mantenido activo el jefe de la Oficina del Presidente de Ucrania, Andriy Yermak, quien se ha reunido con el asesor de Seguridad Nacional estadounidense, Jake Sullivan. Con el norteamericano ha hablado tanto sobre los puntos recogidos en el «Plan para la Victoria de Ucrania» presentado recientemente, como sobre la implementación de la «Fórmula de Paz» de Zelenski, las sanciones internacionales a Rusia y, por supuesto, de la presencia de tropas norcoreanas en este país.
Cambiando de tercio, para pasar a la ayuda internacional, en las últimas horas se ha dado a conocer que desde la OTAN han completado el envío a Ucrania de 65 ambulancias, en lo que es una donación que responde a una petición urgente por parte del gobierno de este país y que se produce en el marco del Comprehensive Assistance Package (CAP), aprobado durante la Cumbre de Madrid, en 2022.
Pasando a Rusia, como hemos explicado en varias ocasiones este país interpreta que el «centro de gravedad» de su enemigo no está en ninguna unidad o punto sobre el terreno, sino en la relación entre Ucrania y sus aliados y el apoyo que estos conceden. En relación con esto, el portavoz del Kremlin ha lanzado un mensaje directo a Alemania, avisando de que las instalaciones de empresas como Rheinmetall (de hecho se ha referido específicamente a la compañía dirigida por Armin Papperger, quien ha anunciado la apertura de una planta de mantenimiento de material militar en Ucrania) dentro de Ucrania constituyen un objetivo legítimo. Un mensaje que tiene diversas implicaciones, pues por una parte intentan frenar la implantación occidental en Ucrania (especialmente en lo militar), por otra supone un aviso también en relación con el posible envío de asesores militares o personal para adiestrar a las tropas ucranianas y, además, se enmarca dentro de una campaña de ataques en la zona gris que ha afectado a diferentes objetivos en Europa.
Putin, por su parte, ha aparecido en los medios debido a su participación en un ejercicio de disuasión nuclear llevado a cabo por las Fuerzas Armadas rusas. Ejercicio que simulaba un lanzamiento masivo de misiles en respuesta a una acción enemiga y que, por lo tanto, tenía como objetivo demostrar la capacidad de la fuerza de segundo ataque rusa.
Finalizamos hoy recomendando un nuevo artículo, en esta ocasión del medio francés Le Monde y en el que se habla sobre uno de los elementos clave a la hora de permitir a Rusia evadir las sanciones internacionales: la flota fantasma.
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