Mientras el secretario general de la ONU se reúne con Putin a puerta cerrada y recuerda, en el marco de la Cumbre de los BRICS, que la invasión rusa de Ucrania supone una «violación» del derecho internacional y, concretamente, de la Carta de la ONU, Putin vuelve a mostrarse abierto a iniciar conversaciones de paz siempre, eso sí, que se reconozca la realidad sobre el terreno; de ahí el «acelerón» impuesto por Mordichev a sus tropas en busca de nuevos avances. Al mismo tiempo, y según fuentes de la inteligencia, las tropas norcoreanas habrían comenzado su despliegue en la región de Kursk, si bien todavía no habrían tomado parte en los combates. Todo en una jornada en la que Scholz ha vuelto a rechazar la posible entrada de Ucrania en la OTAN mientras este país siga en guerra, los parlamentarios rusos han votado a favor del aumento de un 30% en la inversión en defensa para el próximo año y en la que Corea del Sur ha anunciado que estudiarán la posibilidad de enviar armas a Ucrania.
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(Hoy, dado que nos toca salir de viaje una vez más, reduciremos el informe a lo esencial, esto es, a lo ocurrido sobre el terreno, por una parte, y a la actualidad internacional, por otra).
Durante la última jornada, hasta medio centenar de drones de ataque tipo Shahed-131/136 (Geran-1/2) habrían sido lanzados sobre Ucrania, según fuentes de este país, siendo derribados o desviados de su rumbo una cuarentena. Además, habrían sido empleados también dos misiles Kh-59 y dos misiles Kh-22 que las defensas antiaéreas no habrían podido interceptar.
Dicho esto, se ha informado una jornada más de explosiones en la ciudad de Dnipró, a orillas del Dniéper y sobre Kiev, en donde las defensas antiaéreas ucranianas han estado especialmente activas durante la noche. Además de esto, una mujer de 73 años ha fallecido y diez personas más han resultado heridas como consecuencia de un ataque ruso contra Kupiansk. Por otra parte, siguiendo con la tónica habitual de los últimos meses, una persona habría resultado herida en Beryslav, en la región de Jersón, en este caso por la acción de un dron táctico.
Del lado contrario, se ha publicado en la red social Telegram que un ataque ucraniano con drones ha conseguido dañar un radar móvil de la 31ª División de Defensa Aérea rusa situado en el extremo occidental de la península de Crimea, cerca de Olenevka. Rusia, por su parte, ha hablado en su informe diario del supuesto derribo durante la pasada jornada de «seis sistemas de lanzamiento múltiple de cohetes HIMARS de fabricación estadounidense y 77 vehículos aéreos no tripulados».
En cuanto a los combates y los movimientos, iniciamos nuestro repaso diario una vez más por el sector de Kursk, no porque se hayan producido novedades relativas a cambios de posición, sino porque es un sector que está en la palestra pues, según fuentes de la inteligencia ucraniana, habrían llegado ya los primeros de los hasta 12.000 militares norcoreanos que podrían ser desplegados en este conflicto, una vez superada la fase de entrenamiento en el Extremo Oriente ruso. A propósito de los norcoreanos, resulta llamativo que siga sin estar del todo claro el estatus bajo el que lucharán ni cuál será finalmente su papel, especulando algunas personas en las redes sociales con la posible concesión de la nacionalidad rusa a cambio de su participación en el conflicto para evitar así la implicación directa de Corea del Norte. Algo un tanto estúpido cuando desde el régimen juche ya se han hecho declaraciones al respecto, al igual que el propio Putin, aunque sea de forma indirecta. Lo mismo que los debates acerca del posible carácter voluntario o no de los enviados a Rusia; debates un tanto naive, toda vez que en un país como Corea del Norte el propio concepto de «voluntariedad» no tiene, por decirlo suavemente, el mismo sentido que fuera de sus fronteras. Por otra parte, algunos medios hablaban ya de la posible deserción de algunos de ellos, aunque tampoco hay pruebas. Todo mientras la mayoría siguen hablando sobre el hecho de que el envío de tropas supone una escalada por parte de Rusia y Corea del Norte y las posibles consecuencias y sobre la posible respuesta surcoreana, que ya han advertido que podría ser en forma de envío de armas a Ucrania, aunque por el momento es más probable que pase por el reforzamiento de los lazos con Polonia, país al que podrían suministrar nuevos sistemas de armas en el futuro próximo, a la espera de que revisen su postura respecto a la venta de armamento letal a países en guerra.
En cualquier caso, como quiera que todavía no hay ninguna prueba que demuestre la participación de los militares norcoreanos en los combates, seguimos con nuestro repaso a la actualidad del campo de batalla, en este caso por el sector de Kupiansk, en tanto se han producido nuevos combates entre Nevs’ke y Makíivka, con las tropas rusas haciéndose finalmente con el control de la orilla oriental del río Zherebets en la zona entre ambas localidades. Además, y al mismo tiempo, han lanzado misiones de reconocimiento a oeste y sur y han logrado aparentemente hacerse con la aldea de Novosadove, en dirección a Terny, si bien podría tratarse de un caso de avance por la «zona gris» del frente de la que hablamos ayer, a la espera de más datos.
Distinta es la situación en Toretsk, en donde una contra ucraniana ha permitido a las AFU recuperar parte del terreno perdido en los últimos días, en especial al sur de la ciudad. Esto, además de poner en peligro el despliegue ruso en parte de la urbe, aleja el peligro inmediato que se cernía sobre los «Terrikons», de los que hemos hablado en numerosas ocasiones.
Lo más relevante de la jornada, una vez más, vuelve a tener lugar en el sector de Pokrovsk-Kurajove. Allí, como hemos adelantado en la entradilla, es donde Rusia está realizando mayores esfuerzos por ganar terreno a toda costa, en tanto es su mejor argumento de cara a unas hipotéticas negociaciones y, dado también, que continúan teniendo en mente como horizonte las elecciones estadounidenses. Así las cosas,. además de atacar nuevamente en puntos como Novohrodivka, el Ejército ruso ha conseguido en las últimas horas progresar hacia el interior de Selydove desde distintos puntos. Además de esto, ya en dirección a Kurajove, se confirma tanto la captura de Izmailivka, a la que hicimos referencia ayer, a la vez que intentan avanzar entre esta localidad y la vecina Novoselydivka, con la intención de aislar Kurajove desde el noroeste.
En cuanto a Vuhledar, nos encontramos con las tropas rusas cada vez más cerca de Bohoiavlenka, al norte de la ciudad de Vuhledar y uno de los ejes a través de los cuales intentarán llegar al río Sukhi Yar, mientras siguen intentando avanzar por la orilla sur del mismo buscando hacerse con Katerynivka.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
El apartado internacional comienza hoy por Kazán, en donde no solo está teniendo lugar la Cumbre de los BRICS, sino que se ha producido una reunión a puerta cerrada entre el secretario general de la ONU, Antonio Guterres y el presidente ruso, Vladímir Putin, cuyo contenido lógicamente no ha trascendido pero que, sin duda, ha girado en torno a la guerra de Ucrania.
Recordemos que esta cumbre persigue avanzar en un «nuevo orden mundial» y que China, al igual que Brasil, ha declarado que tiene un plan de paz para Ucrania, si bien los aliados de este país, así como el gobierno ucraniano desconfían de las palabras de Xi Jinping y, más exactamente, de sus intereses. En este sentido, Guterres, quien ha querido dejar claro que la invasión de Ucrania es «ilegal» y que supone una «violación» de la Carta de las Naciones Unidas, ha llamado a una «paz justa».
Huelga decir que el portugués ha sido muy criticado, tanto por sus palabras como por el hecho de que se haya reunido con un Putin buscado, entre otros, por la Corte Penal Internacional (que, dicho sea de paso, ha denunciado a Mongolia por no proceder a su detención meses atrás). Críticas que, al menos hasta cierto punto y a pesar de que su papel debe ser el de mediador, se entienden. Al fin y al cabo, es como poco contradictorio que hable de la necesidad de una «paz justa» al tiempo que denuncia que una invasión es ilegal, sin llegar a definir qué considera «justo» y si esto implica concesiones territoriales por parte de Ucrania o el pago de reparaciones por parte de Rusia.
En cuanto a la parte central de la cumbre de los BRICS, que pasaba como ya explicáramos por encontrar formas de articular una alternativa al sistema mundial de pagos y, en términos más amplios a un orden mundial que buena parte de los países participantes consideran hecho a la medida de Occidente, no parece que haya habido grandes avances. De hecho, a propósito, resulta interesante que varios de los planes rusos para esta organización o no se hayan logrado implementar o lo hayan hecho con mucha más resistencia de la esperada, como es el caso de la integración de países como Uzbekistán o Kazajistán, particularmente interesantes.
No puede olvidarse que la competición entre grandes potencias tiene varias capas y que, si una de ellas, que es la que mantiene unidas a Rusia y China (e incluso en parte, a China e India) tiene que ver con el desafío a Occidente y el paso a un supuesto mundo multipolar (en la práctica, bipolar imperfecto, con China y los EEUU como potencias muy destacadas por encima del resto (UE, India, Rusia…), otra son los intereses de la propia Rusia a la hora de afianzarse frente a China, con la que tiene una relación desigual. De ahí sus esfuerzos por rehacer su control sobre Asia Central, que no ha salido en los últimos tiempos tal y como en el Kremlin desearían. Nos referimos, por ejemplo, a la negativa de Uzbekistán y Tayikistán a unirse a la Unión Económica Euroasiática, que incluye a Rusia, Bielorrusia, Armenia, Kazajstán y Kirguistán. También a la situación de Armenia dentro de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC). Y es que aunque usualmente solo se ve lo que Rusia «logra» en Ucrania, una visión más amplia de la situación no es tan halagüeña para el régimen de Putin que, pese a todo, continúa en defensiva estratégica e intentando revertir su declive relativo frente a otros actores.
Todo mientras se enfrenta a la acción de Occidente, no solo con apoyo militar y financiero a Ucrania o presión sobre los países de su entorno, sino también con sanciones. En este caso, la noticia es que desde los Estados Unidos han apremiado al G7 para que se consideren nuevas sanciones dirigidas contra el paladio y el platino rusos, siendo el primero un material clave para la fabricación de chips, entre otros, mientras que el segundo es fundamental para industrias como las del automóvil o la aeronáutica. El problema aquí es la dependencia por parte de la UE de estos metales de procedencia rusa, con lo que será difícil llegar a un acuerdo.
Pasando a Alemania, desde este país su canciller, Olaf Scholz, ha vuelto a decir que no es el momento para que Ucrania se una a la OTAN, en tanto el país sigue en guerra. Eso sí, el germano no ha cerrado en absoluto la puerta a una membresía futura, si bien antes será necesario que el conflicto llegue a su fin.
Volviendo sobre el tema de la integridad territorial ucraniana (algo por otra parte imposible a día de hoy y que no estaría ni siquiera en la mesa de Zelenski, más que de cara a la galería), el jefe de la Oficina del Presidente de Ucrania, Yermak, ha participado en una reunión ex profeso sobre el punto 5 del «Plan para la Victoria de Ucrania», que habla precisamente de la «implementación de la Carta de las Naciones Unidas y del restablecimiento de la integridad territorial de Ucrania y del orden mundial». Un evento que ha sido organizado en Riga por Argentina y Estonia y que ha contado también con la participación de Letonia y Ucrania. No consta, en cualquier caso, que la reunión haya servido para lograr avances de ningún tipo, mientras Yermak hablaba, a propósito de la guerra de Ucrania, de la «primera guerra colonial del siglo XXI».
Zelenski, por su parte, ha hablado en el marco de la Plataforma de Crimea sobre los puntos clave de su «Fórmula de Paz», a la vez que ha recordado, en el Día de las Naciones Unidas, que «el mundo no debe olvidar los objetivos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y la razón por la que se creó esta organización». Todo ello al tiempo que ha enviado un mensaje nada velado a Guterres, afirmando que «Aunque algunos de sus funcionarios prefieran las tentaciones de Kazán a la esencia de la Carta de las Naciones Unidas, el mundo sigue estructurado de tal manera que los derechos de las naciones y las normas del derecho internacional siempre tendrán importancia».
Pasando al Ministerio de Exteriores ucranianos, su máximo responsable, Andrii Sybiha, ha visitado Angola, siendo la primera vez que un ministro de Exteriores de este país lo hace. La visita es, como los lectores habrán supuesto, parte de la campaña ucraniana por afirmarse en África y combatir allí la presencia e influencia rusas. No ha sido en cualquier caso la única actividad del ucraniano, quien poco antes había visitado Muscat, la capital de Omán e inaugurado allí su nueva embajada.
Cambiando hacia la ayuda internacional, Canadá aprobó hace unos días la transferencia a Ucrania de un nuevo paquete de ayuda por valor de 400 millones de dólares canadienses (267 millones de euros), algo que ha sido ahora agradecido desde Kiev, en donde el primer ministro Shmyhal ha cifrado en 19.500 millones de dólares canadienses (13.010 millones de euros) el compromiso del país norteamericano.
En otro orden de cosas, y para finalizar, la Fiscalía General de Ucrania ha abierto una nueva investigación destinada a esclarecer la presunta ejecución por parte de efectivos rusos de cuatro prisioneros de guerra ucranianos que pertenecían a la Guardia Nacional y que habrían sido capturados durante un asalto a Selydove.
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