La última jornada de guerra en Ucrania ha transcurrido entre fuertes combates y ataques masivos rusos contra la infraestructura de este país y la respuesta de las AFU en forma de drones dirigidos contra la región de Tula, en donde han sido alcanzadas dos plantas de producción de etanol. Lo más relevante, sin embargo, continúa ocurriendo lejos del frente, pues los Estados Unidos han anunciado una nueva ayuda a Ucrania por valor de 400 millones de dólares, en Moldavia -aunque por la mínima- se ha impuesto el «Sí», desde Rusia han anunciado la primera reunión en casi tres años entre Putin y el secretario general de la ONU, Antonio Guterres y sigue aumentando la preocupación por posible envío de tropas norcoreanas a Ucrania, entre fuertes protestas por parte de Seúl.
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Hace unos días, cuando finalmente se demostró (después de que Rusia lo negase en varias ocasiones) que tropas norcoreanas habían comenzado a llegar a territorio ruso (recordemos que, al menos por el momento y a pesar del «trolleo» ruso, no hay pruebas de su participación en los combates), dedicamos buena parte de nuestro informe diario a enumerar las formas en las que los soldados del régimen juche podrían tomar parte en la guerra de Ucrania. Además, explicamos algunas de las razones por las que se trataba de un movimiento muy peligroso y con un alto potencial desestabilizador para un sistema internacional ya de por sí afectado por una creciente «inestabilidad estratégica».
Ahora bien, a pesar de hacer alguna referencia a lo que Corea del Norte podría obtener a cambio (tecnología nuclear y de vectores, una salida comercial y apoyo político por parte de Rusia, así como posiblemente «disuasión extendida«), obviamos por falta de tiempo los otros planos en los que una participación directa en este conflicto podrían ser útiles a Kim Jong-Un y sus subordinados.
En este caso, no hay que olvidar que la guerra de Ucrania, a pesar de no ser testigo por más que se hayan vertido ríos de tinta sobre el tema, de ninguna «Revolución Militar», sí es buena muestra de cómo serán o podrían ser algunos conflictos futuros, marcados por la guerra de posiciones, el uso masivo de drones tácticos y la consiguiente lucha dentro de un campo de batalla «transparente» (por supuesto, cuando hacemos referencia a estos conceptos no queremos decir que se den de forma perfecta, pues según qué parte del campo de batalla se dan peculiaridades y fallas de todo tipo…) y, también, por la «competición de salvas«.
Así las cosas, la entrada directa en la guerra podría servir como toma de contacto práctica con una realidad que, a pesar de los avances norcoreanos en cuanto a misilística o de su impresionante (al menos en cuanto a número) parque artillero, por el momento se les escapa. Al fin y al cabo, no está en absoluto claro si los efectivos que se cree que pueden llegar a Ucrania serán exactamente «carne de cañón», como muchos creen o si, por el contrario, podrían actuar repartidos entre distintas unidades rusas para ganar experiencia o si, incluso, una parte sustancial de ellos (se habla de 1.500 efectivos de OEs) podrían ser enviados a Ucrania más para formarse en nuevas tácticas de infiltración o combate urbano in situ que para otra cosa.
El otro aspecto a considerar, tras el movimiento norcoreano, es la respuesta por parte de Seúl. Para quien no lo sepa, aunque lo hemos explicado en varios informes, Corea del Sur se ha negado por el momento a enviar armamento a Ucrania, buscando mantener una posición discreta en esta crisis precisamente para no tentar a Rusia a una posible desestabilización de la península coreana. Así, más allá de la ayuda humanitaria (por ejemplo, desminado) y financiera, desde Seúl se han limitado a vender munición a los Estados Unidos para que este país rellene sus propios polvorines tras enviar sus disparos de 155mm a las AFU.
Una situación que podría cambiar en breve, según se afirma desde el canal KFN News, algo que no puede sorprender nadie. De hecho, Corea del Sur ya ha comenzado a dar pasos para contrapesar lo hecho por Pyongyang de forma que, en lo posible, se restablezca el equilibrio estratégico. Así pues, en primer lugar, el presidente Yun ha hablado por teléfono con el secretario general de la OTAN, Mark Rutte (recordemos que hace unos días por primera vez el ministro de Defensa surcoreano participó en la ministerial de la OTAN), acordando fortalecer el compromiso entre la alianza y la República de Corea.
Por otra parte, el ministro de Exteriores surcoreano ha instado a Rusia a tomar medidas «inmediatas» dirigidas a la retirada de las tropas norcoreanas de la guerra de Ucrania. En concreto, Kim Hong-kyun, llamó al embajador ruso en Seúl, Georgy Zinoviev, para transmitirle que para el gobierno surcoreano se trata de un paso «grave» que amenaza tanto a Corea del Sur como a la comunidad internacional, advirtiendo al ruso de que su país «responderá con todos los medios posibles». Desde Rusia, por supuesto, han respondido que nada de esto afecta directamente a los intereses de Corea del Sur, opinión que este país no comparte.
Así las cosas, pues Corea del Sur está obligada a una respuesta, están por ver los medios a través de los cuales esta podría darse. El más evidente pasa por el envío directo de material militar a Ucrania, algo que desde Seúl se están planteando. Sin embargo, los surcoreanos podrían ir más allá, enviando personal a Ucrania con la tarea de monitorizar al personal enviado por Kim Jong-Un. Con todo, lo que más daño podría hacer a Rusia podrían ser acciones de otro tipo, como cortar las relaciones económicas entre los dos países. En este sentido, Corea del Sur no es sólo un cliente para los hidrocarburos rusos, sino también un país clave a la hora de suministrar tecnología de construcción naval, como demuestra el caso de los astilleros de Zvezda, en el Extremo Oriente ruso (43.122722802432456, 132.33426290330138), los cuales no habrían podido finalizarse sin ayuda por parte de las empresas surcoreanas.
Dejamos la península coreana para volver ahora a Ucrania, país que ha sufrido la llegada de una nueva oleada masiva de drones y misiles rusos. En concreto, desde el Ministerio de Defensa ucraniano hablan del lanzamiento de 116 drones tipo Shahed-131/136 (Geran-1/2), así como de un misil balístico Iskander-M, un misil Kh-35 y un misil Kh-31P. Del total, habrían logrado neutralizar supuestamente 59 drones Shahed por el momento (a la hora de redacción de este informe una decena seguirían en vuelo), registrándose en consecuencia numerosos impactos.
Entre estos, cabe citar el que ha afectado a una guardería en Zaporiyia, dejando seis heridos. También el impacto de un misil en Krivói Rog, a consecuencia del cual se han producido cinco heridos. Además, se han visto Shahed sobrevolando Sumy. Por otra parte, otra persona ha resultado herida en Myrhorad y se ha hablado también de explosiones en Dnipró y en Odesa, en este caso afectando a la infraestructura portuaria. Por último, cabe decir también que una de las líneas que alimentan la central nuclear de Zaporiyia ha resultado dañada, con lo que esta ha quedado al borde del apagón, si bien resta otra línea mediante la cual puede ser alimentada de energía.
Por otra parte, el GUR ucraniano ha llevado a cabo el asesinato selectivo de un piloto ruso de bombarderos Tupolev Tu-22M3, concretamente el encargado del ataque que costó la vida a 68 civiles en el centro comercial Amstor de Dnipró. En este caso, habría sido asesinado con un martillo en una acción muy celebrada en las redes sociales, lo que no deja de ser indicativo del clima que se vive en las mismas.
Del lado contrario, y según el gobernador de la región de Tula, dos plantas de producción de etanol fueron atacadas por las AFU en Efremov y Luzhkovsky. Hay que entender que las fábricas capaces de producir etanol cuentan también con capacidad para producir compuestos con utilidad para la industria militar, de ahí que no sea la primera ocasión en la que vemos una acción de este tipo por parte de Ucrania. La acción, que habría sido llevada a cabo con drones, ha obligado además a introducir restricciones a los vuelos en el aeropuerto de Nizhni Nóvgorod, a pesar de que está a una considerable distancia de las zonas atacadas.
Dicho esto, desde el Ministerio de Defensa de Rusia han hablado en su último informe diario del supuesto derribo de «tres misiles HIMARS de fabricación estadounidense y 52 vehículos aéreos no tripulados», cifras notablemente más bajas de lo habitual en estos comunicados.
En cuanto a los combates y los movimientos, iniciamos nuestro repaso un día más por el sector de Kursk, el más septentrional del frente. Allí se ha producido un contraataque ucraniano en dirección a Lyubimovka que ha permitido cortar momentáneamente los avances rusos en la zona.
Más al sur, en el sector de Kupiansk y tras alcanzar el río Oskil, las tropas rusas están ahora intentando ensanchar el saliente de Pischane en dirección sur, al tiempo que atacan desde Andríivka hacia Vyshneve. Además, se han producido también combates en la zona de Terny, más meridional.
Siguiendo con el repaso, cabe decir que en las últimas horas apenas se han producido novedades en los sectores de Chassiv Yar o Toretsk. Si acaso, en este último caso se ha hablado de avances rusos al oeste de Niu-York, aunque mínimos en comparación con lo ocurrido en las jornadas previas, si bien los ataques contra el centro de Toretsk se siguen dando a diario.
Distinta es la situación en el sector de Pokrovsk-Kurajove. Allí, por una parte, el Ejército ruso continúa empeñado en los intentos por rodear la localidad de Selydove, cada vez más cercada. Una localidad de la que, además, controlan partes en la zona de la mina, al noreste de la misma y sobre la que continúan lanzando ataques desde diferentes direcciones, utilizando para ello, entre otros, a efectivos de la Infantería de Marina rusa.
Pese a ello, lo más relevante ha estado ocurriendo en dirección no a Pokrovsk, sino a Kurajove, pues allí nos encontramos con avances rusos al norte de Górnik, pero también con la llegada de los combates a Zoriane, al este de Kurajova, después de la reciente toma de Zhelanne Druhe. Además, más al sur y al mismo tiempo, han seguido buscando progresar desde Maksymilianivka en dirección a Pivdennyi, en este caso por la orilla sur del río Vovcha.
Por último, nos encontramos con alguna novedad en el sector de Vuhledar, en donde el Ejército ruso ha lanzado numerosos ataques en diversos puntos, con especial importancia en el caso de Konstyantinivka y Katerynivka, en un esfuerzo que podría favorecer también los avances en el sector anterior, dada su cercanía.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
El apartado internacional comienza por la visita sorpresa del secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin III y el anuncio de un nuevo paquete de ayuda militar valorado en casi 400 millones de dólares, a sumar al recientemente aprobado por valor en aquel caso de 425 millones. Austin, quien ha sido recibido por el ministro de Defensa de Ucrania, Rustem Umerov, así como por el presidente ucraniano, Zelenski, ha reafirmado el «apoyo inquebrantable de los Estados Unidos a Ucrania», en una visita que no se puede desligar de los pasos dados por Corea del Norte, que como explicamos han cogido a los Estados Unidos un tanto en Babia (provincia de León).
Además de lo anterior, el presidente ucraniano ha hablado sobre cómo los Estados Unidos estarían preparando otro paquete, en este caso valorado en 800 millones de dólares, destinado íntegramente a la producción de drones en Ucrania, aunque por el momento no han trascendido más detalles sobre el mismo. Un Zelenski que ha mantenido durante la jornada una reunión con su cúpula de defensa, en la que han tomado parte tanto Umerov como Syrskyi, entre otros.
El otro punto caliente del día lo encontramos en Moldavia. Allí, después de las acusaciones de injerencia por parte de Maia Sandu (y las «anomalías» denunciadas por el Kremlin) y de las dudas y nervios en torno al resultado de un referéndum muy ajustado, finalmente se ha impuesto el «Sí», esto es, la opinión más proclive a la integración europea de Moldavia. Un resultado que Sandu ha celebrado en las redes sociales, al igual que han hecho altos cargos de la Unión Europea, como el Alto Representante Josep Borrell o la presidenta de la Comisión, Úrsula von der Leyen, quien ha hablado sobre las «tácticas híbridas» empleadas por Rusia. Ahora bien, precisamente por lo ajustado del resultado, no cabe hablar de ninguna victoria por parte de la UE y sí cabe, sin embargo, esperar que se produzcan problemas de todo tipo, pues no cabe duda de que la población de esta pequeña república del este de Europa se encuentra muy dividida, como muestran las gráficas.
Más allá de Moldavia, también sigue siendo noticia todo lo relacionado con la próxima Cumbre de los BRICS, en este caso más que por el contenido de la misma, por el anuncio de una reunión bilateral en el marco de esta cita entre el presidente ruso, Putin y el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres. En dicha reunión está previsto que, entre otros temas, se hable sobre la situación en Ucrania y en Oriente Medio y, como no podía ser de otra forma, el anuncio ha sido duramente criticado desde Kiev, pues los ucranianos no entienden cómo es posible que Guterres se reúna con Putin, pero rechazase en su momento participar en la Cumbre de Paz Global celebrada en Suiza.
Dicho esto, la reunión con Guterres será una más de entre las varias (siete en total) reuniones bilaterales que Putin mantendrá en paralelo a la Cumbre de los BRICS, que comenzará en Kazán en cuestión de horas. Así, Putin se verá a solas con el presidente indio, Narendra Modi, el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, el presidente chino, Xi Jinping, y el presidente de Egipto, Abdel Fattah El-Sisi, además de varios altos cargos de instituciones como el Nuevo Banco de Desarrollo.
Siguiendo con Rusia, el representante permanente ante las Naciones unidas, Vasily Nebenza, ha vuelto a ser claro en la postura del país a propósito de la hipotética pertenencia de Ucrania a la OTAN, calificándola de «inaceptable». Además, ha vuelto a hacer referencia a las palabras de Zelenski, como era de esperar, a propósito de la posibilidad de que Ucrania inicie un programa nuclear, declarando que «Esta situación de chantaje nuclear por parte del líder del régimen de Kiev, que ha perdido su legitimidad, demuestra una vez más que la decisión de Rusia de iniciar su operación militar especial, tomada, por cierto, después de amenazas nucleares similares por parte de los dirigentes ucranianos, era la única correcta. Las amenazas a la seguridad de nuestro país no se pueden eliminar sin la desmilitarización y la desnazificación de Ucrania, sin garantizar el respeto de los derechos y las libertades de todos sus ciudadanos».
Pasando al ministro de Exteriores ucraniano, Andrii Sybiha, este ha mantenido reuniones durante la última jornada con distintos altos cargos de la Administración turca, incluyendo el director de su servicio de inteligencia o el asesor de Seguridad de Erdogan. Con ellos ha hablado, especialmente, sobre la seguridad en el Mar Negro, incluyendo obviamente un asunto clave para Ucrania: la libertad de navegación. Además, para culminar la jornada, ha sido recibido por el propio presidente turco, Erdogan, a quien ha agradecido el apoyo a la integridad territorial de Ucrania y con quien ha tratado acerca de las posibles formas de aumentar la cooperación entre ambos Estados, especialmente en el área de defensa.
En otro orden de cosas, desde el Reino Unido han publicado que los activos rusos congelados permitirán financiar un préstamo a Ucrania por valor de 2.000 millones de libras (2.403 millones de euros), en lo que sería la contribución británica tras las negociaciones llevadas a cabo en el seno del G7 y los pasos dados por la UE en este sentido, consistentes en su caso en ofrecer a Ucrania hasta 35.000 millones de dólares en préstamos.
Cerrando hoy con el apartado cultural, tenemos que ha sido noticia la condena en Rusia a ocho años y medio de prisión al productor de cine, nominado al Óscar, Alexander Rodnyansky, si bien el juicio se ha celebrado in absentia. Según Mediazone, el cineasta está acusado de cuatro publicaciones en las redes sociales, en 2022 y 2023, denunciando la muerte de civiles en ataques en Ucrania, atribuidos al Ejército ruso.
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