Se cumplen dos meses desde que las Fuerzas Armadas ucranianas lanzaron su operación sobre la región rusa de Kursk; una apuesta arriesgada que no parece haber dado el resultado esperado, si bien ha contribuido a tensionar a Rusia. Desde el exterior, por su parte, el Gobierno de los Países Bajos ha confirmado durante última jornada que han llegado a Ucrania los primeros cazabombarderos F-16 prometidos, sin especificar el número de unidades. Sobre el frente, continúan aflorando pruebas del asesinato por parte de las tropas rusas de soldados ucranianos capturados. Todo en un día en el que el intercambio de ataques ha implicado el uso de decenas de drones y misiles por parte de Rusia y alcanzar objetivos en Crimea y Moscú en el caso de Ucrania.
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Se cumplen, como adelantábamos en la entradilla, dos meses desde el inicio de la operación ucraniana en Kursk; operación que desde Kiev continúan vendiendo como un gran éxito, que buscaba dar un vuelco estratégico a la guerra, pero que parece haber fracasado por completo en este ámbito, no así en el resto de niveles de la guerra, en los cuales el resultado es dispar. De esta forma, a pesar de que efectivamente los ucranianos han conseguido llevar la guerra a territorio ruso, no parece que el escueto territorio tomado en Kursk pueda servir de baza en hipotéticas negociaciones ni, tampoco, que haya provocado el pánico en Moscú, supuesto un choque de realidad para la población rusa o contribuido a aumentar la confianza en las posibilidades militares de Ucrania en el caso de sus aliados; tampoco un antes y un después en términos de moral para las AFU, a pesar de todo.
Dicho esto, y descendiendo al nivel operacional, Moscú ha podido sortear las principales consecuencias de la ofensiva estableciendo una «operación antiterrorista» e implicando en un primer momento a las unidades que luchaban en Járkov y, más adelante, a tropas del Distrito Militar Central, así como también algunas unidades profesionales. Todo ello, por el momento, sin que Putin se haya visto obligado a decretar -por el momento- una nueva movilización parcial que le solicitan desde su Estado Mayor y que es reacio a lanzar, por razones políticas. Es decir, que aunque sin duda la operación de Kursk ha contribuido a «tensar la cuerda» para un Ejército -el ruso-, que sabemos que pese a poder cubrir bajas, experimenta problemas de personal, la ofensiva de Kursk no ha provocado una ralentización aparente de los avances en otros sectores; más bien al contrario, se han acelerado, pues Ucrania sufre muchos más problemas si cabe que Rusia en este aspecto y la operación ha obligado a retirar efectivos de zonas en las que se necesitaban para mantener la defensa.
A nivel táctico, la situación no es demasiado interesante. A pesar de la contraofensiva, las tropas ucranianas implicadas han demostrado que siguen siendo superiores en defensiva y han conseguido frenar con bastante éxito por el momento los intentos de sus enemigos por retomar todo el terreno perdido. Una situación a la que podría contribuir la percepción, entre los propios rusos, de que no merece la pena esforzarse demasiado en liquidar rápidamente este frente, pues en la medida en que Ucrania continúa comprometiendo recursos en él, será más sencillo avanzar en Donetsk.
Todo lo anterior nos lleva una vez más, volviendo al nivel más alto, a las famosas «teorías de la victoria» de unos y otros. En este sentido, en Ucrania siguen considerando (a la espera de lanzar en el futuro nuevas operaciones y/o golpes de efecto) que es fundamental mantener una relación de bajas lo más favorable posible mientras recaban todos los apoyos diplomáticos y militares posibles, incluidos los que permitan el ataque (imprescindible) a objetivos en territorio ruso. En Kiev saben que hay una oportunidad de debilitar lo suficiente el dispositivo militar ruso (incluyendo bases, depósitos de combustible y municiones, industria bélica y relacionada con el esfuerzo bélico…) como para llevar a Rusia a su límite en los próximos meses y en ello están; para desgracia de los ucranianos, continúan dependiendo mucho más del apoyo externo que de sus propios medios y la actitud dubitativa de Occidente, que intentan revertir, no contribuye a que alcancen sus objetivos.
En Rusia, por su parte, nada ha cambiado en cuanto a objetivos desde hace mucho tiempo. Simplemente intentan progresar tanto como sea posible en el este de Ucrania, haciendo valer su superioridad en cuanto a recursos (especialmente humanos) y la entrada en servicio en cantidades crecientes de armas como las bombas planeadoras, mientras continúan atacando el que consideran todavía el «centro de gravedad» de su enemigo, que es la relación entre Ucrania y sus aliados. Así, sabiéndose inmersos en una guerra de desgaste, lo que les otorga cierta ventaja, esperan completar la toma de Donetsk y Lugansk y que, tarde o temprano, los incentivos para una negociación aumenten del lado contrario, en donde los puntos de discusión más relevantes siguen teniendo que ver tanto con la cuestión territorial como con la posible entrada de Ucrania en la OTAN, temas sobre los que se ha pronunciado Zelenski en las últimas horas, dejando clara la postura ucraniana.
Dicho todo lo anterior, la situación sobre el terreno (desde donde siguen apareciendo pruebas irrefutables de ejecuciones de soldados ucranianos capturados por parte de las tropas rusas) no ha variado sustancialmente en las últimas horas.
Así las cosas, continúan produciéndose con regularidad los intercambios a larga distancia. En el caso de Rusia, según el Ministerio de Defensa de Ucrania, este país habría lanzado un total de 87 drones tipo Shahed-131/136 (Geran-1/2), así como 2 misiles balísticos Iskander-M, un misil de crucero Iskander-K y otro misil de crucero de lanzamiento aéreo Kh-59, De todos ellos habrían sido derribados los dos misiles de crucero y 56 drones, actuando las defensas antiaéreas sobre Dnipró, Odesa o Kiev, entre otros puntos de la geografía ucraniana.
Del lado contrario, los ucranianos han atacado durante la última jornada objetivos en Moscú y Crimea. En el primer caso, alcanzando la Escuela de Armas Combinadas, sita en Kuzminsky, de donde se ha podido ver elevarse una columna de humo, consecuencia muy posiblemente del impacto de un dron suicida ucraniano. Además, han sido alcanzados objetivos en Feodosia, Crimea. En este caso se trata de depósitos de petróleo que a la hora de redacción de este informe seguían ardiendo. Y, por otra parte y sin salir de la citada península, se ha hablado también de explosiones en o cerca de los aeródromos de Saky y Belbek, si bien por el momento se desconocen las consecuencias exactas.
Pasando a los combates y los movimientos, y comenzando una jornada más por el sector de Kursk, tenemos ligeros avances ruso al oeste, en el área de Liubimovka y al este, en Veseloe. la situación, como decíamos en la primera parte del informe, es en cualquier caso estable, siendo los cambios mínimos.
Distinta es la situación en la antigua línea Kupiansk-Svatove-Kreminna, en donde a pesar de no haber alcanzado todavía el Oskil (hablamos recientemente sobre este tema), las tropas rusas intentan por una parte ensanchar el saliente de Pischane y, por otra, atacar por ejemplo en dirección a Vyshneve desde Andríivka para obligar a los ucranianos a divertir medios. Además de esto, a la altura de Kreminna continúan lanzando ataques, como los registrados en dirección a Terny.
No hay novedades procedentes de Chassiv Yar, por lo que pasamos directamente a Toretsk, en donde los ataques rusos son constantes a lo largo de toda la línea, si bien no se han registrado cambios de consideración en las últimas horas.
En el sector de Pokrovsk-Kurajove, por su parte, en donde Rusia continúa destinando efectivos a pesar de las pérdidas, sí que se han producido avances rusos en distintos puntos, mientras los ucranianos hace uso de misiles de crucero Storm Shadow/SCALP contra los puestos de mando rusos. En primer lugar, hacia el interior de Tsukuryne, aunque no está claro el grado, ya que varía mucho de unas fuentes a otras. En segundo lugar, hacia Górnik, localidad al norte de Kurajove.
Por otra parte, en el sector de Vuhledar las tropas rusas han continuado intentando progresar desde Kostyantinivka hacia Katerynivka y Antonivka, tal y como explicamos ayer, por el momento sin resultados importantes.
Por último, aunque está por confirmar, hay mappers que hablan de avances rusos en Zaporiyia, concretamente al oeste de Kamians’ke, en donde habrían logrado cruzar al norte del canal en dirección a Plavni. No obstante, se trata de un movimiento en principio con pocas oportunidades de cuajar, dada la geografía de la zona.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
Como corresponde a los fines de semana, el número de noticias internacionales es limitado, al reducirse la actividad. Así, comenzamos este apartado en la propia Ucrania, ya que este país ha recibido la visita del ministro de Defensa de los Países Bajos, Ruben Brekelmans, quien ha anunciado durante su estancia que los «primeros F-16 holandeses habían sido entregados a Ucrania», sin especificar en cualquier caso el número de aparatos entregados en este primer lote. En total, los holandeses se han comprometido a suministrar hasta 24 unidades a la Fuerza Aérea ucraniana, de forma que el resto de las mismas irán llegando al país «en los próximos meses».
Por otra parte, ya que su viaje a Ucrania le ha llevado hasta Járkov, el político neerlandés ha podido ver en vivo los efectos de los bombardeos rusos más recientes sobre esta ciudad, denunciando el hecho de que los menores deban asistir a la escuela en búnkeres o los problemas de suministro eléctrico y reclamando más ayuda para Ucrania.
Siguiendo con el viaje de Brekelmans, cuya ayuda han agradecido desde el Ministerio de Defensa ucraniano (se ha visto, como es lógico, con Umerov), y como es tradicional en estos casos, se han hecho también anuncios relativos a nuevas iniciativas o ayudas. En concreto, el neerlandés ha anunciado que su país invertirá hasta 400 millones de euros en una iniciativa conjunta con Ucrania, destinada al desarrollo de drones. Según sus palabras «Nos centraremos en diferentes tipos de drones, tanto en los de vigilancia, como en los defensivos, pero también en los de ataque, porque vemos que Ucrania necesita esos drones más ofensivos también para atacar instalaciones militares».
Siguiendo con la diplomacia, es el turno del ministro de Exteriores ucraniano, quien ha hablado con Faisal bin Farhan, actual responsable de esta misma cartera en Arabia Saudí y con quien ha intercambiado opiniones sobre temas como el apoyo a la soberanía y la integridad territorial de Ucrania -que ha agradecido-, la defensa de los Derechos Humanos o el rol de Arabia en la implementación de la «Fórmula de Paz» de Zelenski.
Pasando a otros temas, tenemos que Zelenski se ha pronunciado recientemente a propósito de la operación ucraniana en Kursk. Ésta, sobre la que hace una evaluación muy positiva ya que considera que «ha ayudado y sigue ayudando a nuestro país», según el presidente ucraniano, habría supuesto también una de las contribuciones más significativas al proceso de intercambio de prisioneros, ayudando a la liberación de ucranianos del cautiverio (se sobreentiende que gracias al número de rusos apresados).
Además de esto, Zelenski ha vuelto a insistir en que la única forma de acercar la paz es mediante la fuerza, al tiempo que se niega a que haya compromisos sobre la cuestión territorial, tras aparecer recientemente en el Financial Times estadounidense un artículo en el que se planteaba la posibilidad de que Ucrania pudiese llegar a unirse a la OTAN a cambio de concesiones en este aspecto.
En un orden de cosas diferente, se ha publicado un reciente artículo en Foreign Policy en el que explican cómo el suministro de misiles balísticos y disparos de artillería por parte de Corea del Norte a Rusia -y lo que el país recibe a cambio-, estarían impactando sobre la situación de seguridad en Extremo Oriente. Y es que la guerra de Ucrania, independientemente de cómo finalice, está teniendo un impacto notable en regiones como la citada o en diversas partes de África, como hemos visto, al igual que sobre Oriente Medio.
A propósito, se ha publicado también, aunque en este caso por parte de The Wall Street Journal, que el afamado traficante de armas Víktor Bout, quien regresó a Rusia hace casi dos años, habría vuelto al negocio que tan bien conoce, en este caso suministrando armamento a los hutíes, apoyados por Irán. Y es que, al fin y al cabo, conflictos como el de Oriente Medio o el de Ucrania están ligados entre sí y enmarcados todos ellos dentro del proceso de competición cada vez más intenso entre grandes potencias al que asistimos.
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