Guerra de Ucrania – Día 947

La reunión entre el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski y el candidato a la Casa Blanca, Donald Trump, que han calificado de productiva, ha concluido con buenas palabras y con la promesa por parte del republicano de poner fin a la guerra rápidamente. Pese a ello, una Ucrania con problemas de personal y de medios y con una población cada vez más propensa a ceder territorio a cambio de la paz, necesitará de garantías adicionales a los acuerdos bilaterales si se pretende que, a futuros, la disuasión funcione. Mientras tanto, y con el mundo pendiente de los ataques israelíes contra Hezbolá en Líbano, la guerra continúa su curso, un día más con avances rusos en el este.

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Los fríos datos, a pesar de que muchos no quieran verlos, juegan cada vez más en contra de Ucrania en esta guerra. Es cierto que las AFU continúan infligiendo a Rusia una cantidad de pérdidas importantísimas, hasta el punto de que podría ascender a más de 100.000 muertos y de 430.000 heridos según estimaciones norteamericanas. También que el nivel de destrucción de equipos de todo tipo es insostenible a largo plazo para Rusia. Incluso que las sanciones, a pesar de haber resultado en general muy poco eficaces como arma de disuasión, provocan dificultares al régimen de Putin e incomodidad a la población rusa. Sin embargo, en última instancia y en el marco de una guerra de desgaste como la que estamos viendo desde otoño de 2022, Ucrania es quien se está llevando, en términos proporcionales, la peor parte. Y eso se deja notar.

Se deja notar en la forma en que los aliados plantean su apoyo, que si bien se mantiene, se ha graduado no sólo para evitar la escalada rusa, sino de acuerdo con las expectativas de éxito de su socio ucraniano, muy mermadas desde el pasado verano, tras el fracaso de la contraofensiva meridional. Lo que es peor, tras haber exhibido tanto el Estado Mayor como el Gobierno de Ucrania una importante falta de ideas respecto a cómo dar un vuelco a la guerra; algo que se ha materializado por una parte en el cambio de retórica que va desde la «victoria» al «plan de paz» de Zelenski, de ahí a la idea de perseguir una «paz justa» y, ya más recientemente a la proposición de un «Plan para la Victoria de Ucrania» que no parece haber convencido a nadie. Es decir, que si un día los aliados de Ucrania realmente se plantearon ir más allá del «sangrado» de Rusia, ofreciendo medios para que Kiev lograse una victoria militar, poco a poco han ido recortando sus ambiciones y «contentándose» con el bloodlettting a la espera de que tarde o temprano las demandas de uno y otro bando se equilibren en un punto no demasiado desfavorable a Kiev.

Se deja notar en los problemas de reclutamiento, que se han hecho sentir progresivamente y han llevado por una parte a que una fracción sustancial de las unidades ucranianas tenga una media de edad muy por encima de lo que sería recomendable y, por otra, a la falta de personal suficiente como para asegurar una defensa suficiente en puntos como el eje de Pokrovsk o el de Vuhledar.

Se deja notar, también, en el apoyo a Zelenski y a la continuación de la propia guerra, que ha ido variando a lo largo del tiempo y que, con los datos en la mano, implica que una parte sustancial de la población ucraniana estaría ya dispuesta a hacer concesiones territoriales -incluso severas- con tal de alcanzar un acuerdo de paz; a propósito, aunque no hay datos fiables por el momento, es muy posible que el nivel de desafección entre este y oeste del país haya crecido y que muchos, en las regiones con un porcentaje menor de ruso-parlantes, prefieran un país más pequeño, homogéneo y cercano a Occidente que otro con los problemas de la Ucrania anterior a febrero de 2022.

Dicho esto, la gran baza ucraniana de cara a los futuros meses, dado que las brigadas «150s» y «160s» (en referencia a las de nueva formación, no están ofreciendo el resultado esperado en cuanto a capacidad de combate, pasaba y pasa por generalizar los ataques contra objetivos en suelo ruso, algunos de los cuales se estarían demostrando eficaces a la hora de afectar al rendimiento del ejército de este país sobre el terreno. Desgraciadamente, nada indica que desde los Estados Unidos y desde las capitales de otros de sus principales aliados estén hoy más cerca que ayer de conceder a Kiev permiso para este tipo de campañas. Es decir, que podrían abrir en parte la mano de forma que las AFU aumenten el número de misiones, pero no –y menos tras la revisión de la doctrina nuclear rusa- el volumen de acciones requeridos para poner a Moscú en una situación tan difícil que le obligue a sentarse en la mesa de negociaciones.

Así las cosas, la salida más obvia para Ucrania, en estas circunstancias, pasa por lograr el mayor apoyo político posible de cara a una cumbre de paz que deberá incluir a Rusia; también por asegurarse de que las garantías a su seguridad están un orden de magnitud por encima de las logradas hasta el momento, algo que solo podría ocurrir a través de la OTAN o de la UE y más probablemente a través de la segunda organización que de la primera. Será, en cualquier caso, todo un reto equilibrar factores como el ritmo de integración, la percepción que Rusia pueda tener de todo ello (se trata de aumentar la disuasión y no de provocar más escenarios de «ahora o nunca»), la forma en que se ofrecen garantías hasta que -si llega a serlo- Ucrania se convierta en Estado miembro y quede bajo la protección del artículo 42.7 del TUE, etcétera.

MIentras tanto, los drones y misiles rusos continúan poniendo en apuros a sus defensas antiaéreas al tiempo que sobre la línea de frente continúan los combates. Así, durante la última jornada han vuelto a ser decenas de Shahed-131/136 (Geran-1/2) los aparatos empleados por Rusia, dejando un saldo de al menos una mujer fallecida en Krivói Rog (otras fuentes elevan ya el saldo a tres fallecidos), en donde ha sido alcanzada una comisaría de policía. No ha sido el único punto alcanzado, pues también lo habrían sido otros como Khmelnitsky, estando los sistemas antiaéreos activos en varias localidades más. Según el Ministerio de Defensa ucraniano, el número total de ingenios utilizados por Rusia habría sido de 32 drones de largo alcance, de los que habrían derribado 24. En cuanto a los misiles, han hablado de dos Iskander y dos Kh-22 de los que no habrían logrado neutralizar ninguno de ellos.

Del lado contrario, a diferencia de lo ocurrido en otras jornadas, no se han registrado ataques o incidentes notables. El único, la explosión de una gasolinera en Daguestán que ha costado la vida a una decena de personas, no parece tener relación alguna con la guerra. Eso sí, desde Rusia han anunciado, al margen de esto, la detención de una célula de supuestos «saboteadores» ucranianos en la península de Crimea. Una región ésta última en la que están haciendo importantes esfuerzos por seguir mejorando las defensas del puente que une Crimea y territorio ruso, pues en Moscú están prácticamente seguros de que volverá a ser blanco de ataques. Dicho esto, el Ministerio de Defensa ruso ha hablado, en las últimas horas -y aparentemente sin relación alguna con los datos sobre ataques constatados- del hipotético derribo de «un misil táctico operativo ATACMS fabricado en EE. UU., 10 misiles guiados Neptune de largo alcance, dos misiles antirradar HARM fabricados en EE. UU., dos misiles guiados antiaéreos S-200 convertidos en alcanzaron objetivos terrestres, 20 bombas guiadas Hammer de fabricación francesa, 39 misiles HIMARS de fabricación estadounidense y misiles Vampire de fabricación checa, así como 482 vehículos aéreos no tripulados».

Pasando ya a los combates y los movimientos, en las últimas horas no se han registrado novedades de consideración procedentes de los sectores de Kursk o Járkov. Por su parte, en el de Kupiansk, las AFU habrían logrado repeler un asalto ruso protagonizado por el equivalente a un batallón mecanizado reforzado, pese a lo cual, la situación en dirección al río Oskil continúa siendo comprometida para los ucranianos.

Más al sur, en el sector de Chassiv Yar, tenemos que las tropas rusas han conseguido hacerse con más fracciones de terreno entre la localidad de Ivaniv’ske y el canal de agua dulce. Además de esto, continúan intentando forzar el cruce de dicho canal en puntos como Kalinina, en donde se ha registrado actividad, probablemente realizando reconocimientos en fuerza, al oeste del mismo.

En el sector de Toretsk, el Ejército ruso ha seguido introduciendo infantes en el centro de la localidad, concretamente en la zona industrial, a la vez que ha logrado ligeros progresos en Neplivka.

Pasando al sector de Pokrovsk-Kurajove, la situación allí continúa degradándose para Ucrania. Al noroeste del mismo, han conseguido sus enemigos nuevos –aunque mínimos– avances en Krasnyi Yar al tiempo que intentan seguir progresando a caballo de la vía férrea pero también en dirección a Pokrovsk desde Ukrainsk, según algunas fuentes, buscando rodear Selydove y llegar a Tsukuryne. En dirección a Kurajove, se desmiente la supuesta entrada de las tropas rusas en las primeras edificaciones de Górnik, pues la bandera vista anteriormente habría sido colocada posiblemente por un particular. SIn embargo, las tropas rusas han continuado lanzando ataques tanto en dirección a Zhelanne Druhe como desde Nevels’ke y, al sur, desde Hostre hacia el río Vovcha.

En cuanto al sector de Vuhledar, para finalizar, continúa agravándose la situación para los restos de las unidades ucranianas que permanecen en la ciudad (es muy posible que sumen dos o tres centenares de infantes, restos de brigadas como la 72 Mecanizada), mientras el cerco a esta urbe por parte de las tropas rusas continúa estrechándose, tras ganar algunos terrenos en torno a la mina Nº 3. En cualquier caso, pese a los intensos bombardeos de las últimas horas y a que Vuhledar está cada vez más rodeada, seguimos manteniendo que el número de posibles prisioneros que puedan caer bajo poder ruso será limitado.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

El apartado internacional obliga hoy a desviar ligeramente la mirada de Ucrania, para dedicar unas líneas a la situación en Líbano. Al fin y al cabo, lo que pueda ocurrir en Oriente Medio influirá sobre la situación en Ucrania, al requerir atención internacional y, en su caso, continuar desviando recursos. Así las cosas, Israel, hace unas horas, lanzó un ataque contra una serie de edificaciones en el centro de esta ciudad, relativamente cerca del aeropuerto, con la aparente intención de acabar con la vida del líder de Hezbolá, Hasán Nasrallah -si bien no está del todo claro que fuese el único objetivo-.

A la espera de que se confirme el fallecimiento de Nasrallah o incluso de alguno más de los escasos miembros de la cúpula de la organización que siguen con vida después de los ataques de las últimas semanas, las IDF han seguido atacando Beirut, buscando destruir algunos de los depósitos de cohetes y armas que Hezbolá esconde en el subsuelo y en diversas edificaciones, tras advertir previamente a los residentes para que evacuasen las zonas a atacar.

Dicho esto, los ataques israelíes, y el hecho de que Hezbolá haya sido prácticamente decapitado, perdiendo su capacidad de mando y control (algo que se nota en el limitado número de ataques con cohetes llevados a cabo contra Israel desde que comenzará la campaña de decapitación), forzarán una respuesta iraní de algún tipo, si bien por el momento se especula no con una guerra abierta -que no interesa a Teherán- sino con nuevos ataques con misiles y cohetes sobre Israel.

En cualquier caso, a la espera de lo que pueda ocurrir, lo más relevante a efectos de análisis tiene que ver con la forma en que ha cambiado la aproximación israelí al problema que presenta Hezbolá, pasando a confiar mucho más en las acciones de inteligencia clásicas y en el poder aeroespacial y evitando en lo posible una intervención terrestre que, como en 2006, podría ser muy costosa no tanto en vidas, como en imagen.

Pasando ya a Ucrania, abrimos la sección internacional con la última cita que tenía pendiente el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, durante su estancia en Nueva York: reunirse con el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump.

Tras haber presentado el “Plan para la Victoria de Ucrania” tanto al presidente Joe Biden, como a la vicepresidenta y candidata demócrata, Kamala Harris, llegaba el turno de presentarlo a Trump en una reunión que, de entrada, ha sido por el expresidente como “una buena señal”. 

En esta tónica, Trump ha manifestado que Zelenski “ha pasado por un infierno, y su país ha pasado por un infierno como pocos países lo han pasado nunca, nunca ha sucedido en ningún otro lugar. Nadie ha visto nada parecido. Es una situación terrible”. Unas declaraciones, que en vista de lo sucedido en días anteriores -por ejemplo, a raíz de los comentarios en los que acusaba al presidente Zelenski de injerencia electoral al haber visitado una fábrica de municiones en Pensilvania-, son bastante “correctas” y no han trascendido mayores polémicas en esta ocasión.

Durante su encuentro han discutido en detalle sobre la situación general en Ucrania y las consecuencias de la guerra tanto para la población ucraniana como para la economía, prestando especial atención a los bombardeos de ciudades e infraestructuras civiles por Rusia. En relación con este último punto, han conversado sobre el papel de los sistemas Patriot estadounidenses en defensa de la vida de la ciudadanía.

Asimismo, el mandatario ucraniano una vez más ha insistido en la necesidad de bloquear “cualquier oportunidad para que el estado agresor obtenga dinero para la guerra de las ventas de petróleo y gas”, pero también todos aquellos canales de suministro de componentes de origen occidental que se emplearían en los misiles rusos.

Así, concluidas “todas las conversaciones necesarias” agendadas para la semana de alto nivel del 79º periodo de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, Zelenski y su equipo ponían rumbo a Ucrania. El mandatario ucraniano subrayaba que el Plan de Victoria ya ha sido presentado a Estados Unidos punto a punto y que ahora recaerá en sus equipos la labor de implementarlo, mientras que, al mismo tiempo, “todos los temas cruciales” para Ucrania están sobre la mesa de los socios y tomándose en consideración. Estos son: capacidades de largo alcance, paquetes de asistencia militar, sanciones contra Rusia y medidas relacionadas con el uso de los activos rusos congelados.

La siguiente fecha importante en la agenda será el 12 de octubre, día en el que tendrá lugar la próxima reunión del Grupo de Contacto de Defensa de Ucrania o Ramstein en formato presencial en Alemania y que presidirá el propio Joe Biden. Será en esta reunión en la que, ahora que Estados Unidos conoce en detalle el Plan de Victoria, esperan avanzar con sus socios en los puntos clave de dicho plan. De este modo, subraya un día más que Rusia debe perder la guerra y que deben asegurarse de que se acerca una paz justa.

En relación con la búsqueda de dicha “paz justa”, Ucrania continúa inmersa en los preparativos de la segunda Cumbre de Paz y logrando que más países se sumen al comunicado final emitido tras la primera cumbre. Con la adhesión de Paraguay, han pasado de ser 78 signatarios en junio a un total de 95 los países que respaldan la Fórmula de Paz.  Al anunciar la noticia, el presidente Zelenski insistía precisamente en que Ucrania está buscando profundizar su diálogo político y la cooperación mutuamente beneficiosa con los países de América del Sur.

Sobre este tema también ha discutido Andrii Sybiha, ministro de Exteriores de Ucrania, con su homólogo Argelia, Ahmed Attaf, a quien le ha propuesto jugar un papel más activo en la Fórmula de Paz y se adhieran al comunicado de la primera cumbre. Asimismo, a su homólogo de Guyana, Hugh Hilton Todd, le ha agradecido que su país ya forme parte del grupo de países signatarios del comunicado.

Cambiando diametralmente de tercio, el secretario de Petróleo, Pankaj Jain, ha anunciado que India no comprará gas natural licuado (GNL) producido en el marco del proyecto ruso Artic LNG 2. Según Jain, su país no comprará ningún producto sancionado.

Desde Estados Unidos, el secretario de Estado Antony Blinken ha criticado nuevamente a China, ya que considera que las afirmaciones de Pekín de buscar la paz en Ucrania “no cuadran”. Por su parte Wang Yi expresó que “Estados Unidos debería dejar de vilipendiar y acusar infundadamente a China e imponer sanciones indiscriminadamente” defendiendo que “China siempre ha insistido en promover la paz y las negociaciones, y ha realizado esfuerzos para buscar una solución política”.

Todo ello tras la reunión que han mantenido ambos representantes, y en la que han discutido otros temas como estrategias para frenar el tráfico de drogas a EE. UU. o los riesgos asociados a la inteligencia artificial.

Por último, puede destacarse que el Ministerio de Transformación Digital ha lanzado el programa uResidency por el que permite a ciudadanos extranjeros poner en marcha un negocio en el país de manera remota. Según el Ministerio, este programa ofrecerá a los extranjeros condiciones favorables para realizar sus negocios, incluido un impuesto del 5% sobre las ganancias. Según Mykhailo Fedorov, “gracias a la tecnología, podemos crear productos que puedan atraer fondos a Ucrania y hacer crecer la marca de un país innovador” al mismo tiempo que “apoyará la economía ucraniana”.


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