Guerra de Ucrania – Día 933

Durante la última jornada, han sido tanto la actividad internacional y las numerosas visitas a Ucrania de representantes de otras naciones, las que han protagonizado las principales noticias. De esta forma, tanto el nuevo paquete de ayuda militar aprobado por el gobierno de Finlandia como un préstamo concedido por Polonia han coincidido con la llegada de ministros neerlandeses, daneses o polacos a Ucrania. Todo al tiempo que se ha vuelto a hablar de las «líneas rojas» rusas, tras reunirse el Consejo de Seguridad de este país para tratar las posibles respuestas al uso de armamento occidental contra su territorio (que dan por descontado) y ha seguido combatiéndose tanto en Kursk, como en Kupiansk, Pokrovsk-Kurajove y Vuhledar.

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En las últimas horas han sido varios los mensajes y noticias interesantes relacionados con el posible empleo de armas occidentales contra territorio ruso por parte de Ucrania. O, más bien, con el permiso de cara a dicho empleo. De esta forma, hay quienes dan por hecho que los Estados Unidos y el Reino Unido habrían llegado a un acuerdo, de forma que las AFU podrán emplear los Storm Shadow contra objetivos dentro de Rusia, sin referencias por el momento a los ATACMS.

Desde Rusia, al mismo tiempo, en la última reunión del Consejo de Seguridad de la Federación Rusa, que ha tenido lugar hace unas horas, se habría tratado este particular, discutiendo sus miembros el abanico de medidas que podrían emplear en caso de que estos ataques tengan lugar (lo que, por otra parte, sólo es cuestión de tiempo, atendiendo a la dinámica vivida durante lo que llevamos de guerra). Así las cosas, dado que desde Moscú han dejado claro que dicho empleo sería interpretado como una participación directa de Occidente en la guerra, se habrían puesto sobre la mesa todas las posibles medidas de represalia… ninguna de las cuales parece incluir la escalada vertical (nuclear), a pesar de las sucesivas amenazas.

Entre ellas, aunque tampoco hay demasiados datos más allá de algunas referencias en canales rusos de Telegram, cabe incluir las medidas activas, como la guerra informativa y la guerra política, entre otras. Es decir, un aumento de las acciones destinadas a influenciar sobre las sociedades occidentales y su clase política por ejemplo a través de la desinformación (en un momento en el que esta es combatida con más saña que nunca) o, por ejemplo, de los sabotajes, que por cierto han venido incrementándose en Europa en el último año.

La reacción rusa, nos guste o no, tiene su lógica, pues como explicaba recientemente Michael Kofman, el empleo de cierto armamento, como precisamente los Storm Shadow y demás misiles de crucero o los misiles balísticos ATACMS implica una participación directa por parte de las potencias suministradoras, en tanto deberían prestar también servicios adicionales, participando en la evaluación e incluso designación de objetivos, sin ir más lejos. De ahí que Kofman insistiese en la necesidad de evaluar cuidadosamente los pros (que los hay) y los contras de la decisión antes de proceder con ella, aunque sin oponerse ya que es un cálculo de costes y beneficios.

Lo interesante del caso, independientemente de lo que ocurra, es que el 99% de las ocasiones se pone el acento en las «líneas rojas» rusas, pero no en las marcadas por los EEMM de la OTAN y, particularmente, por los Estados Unidos (aunque también hay un papel reservado para el Reino Unido y Francia, las otras dos potencias nucleares; no hay más que ver el protagonismo, unos meses atrás, de Macron). Sin embargo, desde los primeros compases de la invasión ha quedado claro que Rusia tiene también un respeto considerable por las líneas marcadas desde el exterior, lo que ha llevado por ejemplo a que se contengan considerablemente en cuanto al nivel de violencia empleado contra los civiles. Es cierto que se han producido asesinatos de civiles, que se han empleado submuniciones contra núcleos urbanos o se han atacado centros comerciales o estaciones de tren y que, en general, se ha producido gran destrucción física, pero si se comparan las cifras de este conflicto con las de cualquier otro –no hay más que ver lo ocurrido en Oriente Medio en los últimos meses-, lo que tenemos es una moderación por parte rusa que no se vio por ejemplo en Chechenia, en donde Occidente tuvo una actitud mucho más pasiva.

Y es que, a pesar de la particular forma que el Kremlin tiene de entender tanto el mundo como especialmente el papel de Rusia en él, sus ambiciones están siendo efectivamente frenadas en muchos aspectos. No ya por una guerra por delegación en la que, con un coste relativamente bajo, los patrocinadores de Ucrania están logrando desgastar profundamente los activos militares rusos, sino por una creciente capacidad de disuasión por parte de la OTAN y sus EEMM que hace que, a pesar de la retórica, las opciones reales del Kremlin, incluso de cara a la escalada, no sean tantas. De ahí que por lo general opten por la escalada horizontal (como cuando transfieren armas y conocimiento a distintos agentes o recurren a los sabotajes), en lugar de asumir una escalada vertical que (no siendo en absoluto imposible, ya que se puede graduar y no implica en absoluto el paso directo a una guerra nuclear total) no ofrece las mejores perspectivas de cara a lograr sus metas.

Dicho lo anterior, y entre noticias relativas a la producción por parte de Rusia de nuevos drones de largo alcance que complementarían a los Sahed-131/136, en las últimas horas tenemos que las Fuerzas Armadas de Ucrania aseguran haber derribado 24 de los 26 de estos últimos lanzados contra su territorio. Entre los puntos alcanzados cabe citar Ivano-Frankivsk, en donde se ha producido un importante incendio. Además, se han registrado distintas acciones por parte de la aviación rusa, por ejemplo en la región de Sumy, en donde siguen golpeando las concentraciones de tropas y material ucranianos, causando daños también a instalaciones y bienes civiles. Y, antes de cambiar de tema y a propósito de los drones Shahed de diseño iraní, cabe decir que los ucranianos han publicado hace unas horas que, desde que el primero fuese lanzado, habrían sido ya 8.060 los aparatos empleados contra objetivos en su país. Sea o no real la cifra, lo que queda claro es que más allá de su efectividad han impuesto un enorme coste a Ucrania y sus aliados, dada la necesidad de proveer de defensas antiaéreas a este último país.

Del lado contrario, tres civiles habrían muerto como consecuencia de un bombardeo ucraniano en la región de Donetsk, concretamente contra una cantera en Volnovaja. Curiosamente, el parte diario del Ministerio de Defensa ruso no incluía referencia alguna a drones ucranianos derribados, lo que casa con la ausencia de noticias referentes a este tipo de ataques.

En cuanto a los combates y los movimientos, las noticias en esta última jornada son relativamente escasas en comparación con la sobreabundancia de días anteriores. Así, comenzando por el sector de Kursk, tenemos que según algunas fuentes, los ataques ucranianos destinados a frenar la contraofensiva rusa y el riesgo de que un avance ruso desde el oeste del sector pudiese aislar a unidades ucranianas, estarían teniendo éxito, incluyendo los que tienen como objetivo los medios de cruce de ríos del Ejército ruso. Una evaluación que no todos comparten, pues son también varios los que sostienen que la situación ucraniana es complicada todavía.

En el sector de Kupiansk, el Ejército ruso sigue lanzando pequeños ataques que, sin embargo, obtienen ganancias que aun siendo mínimas, son constantes, todo lo cual está dejando progresivamente la cabeza de playa ucraniana en una situación cada vez más precaria. En las últimas horas, los avances se han producido en Synkivka, al norte de Kupiansk y en dirección al espacio entre esta localidad y la vecina Petropavlivka. Avances que se unen a los que compartimos ayer más al sur, en Pischane y que, en conjunto, están complicando mucho la presencia ucraniana al este del Oskil.

Sin noticias de Siversk, Chassiv Yar o Torestk en esta última jornada, pasamos directamente al eje de Pokrovsk-Kurajove, el más importante en esta fase de la guerra y en el que continúan produciéndose novedades. De esta forma, mientras el Ejército ruso continúa intentando hacerse con Hodrivka, al noroeste, los combates más relevantes se siguen produciendo más al sur, tanto hacia Selydove como en torno a Ukrainsk; localidad ucraniana que está en una situación crítica. Todo ello en complemento con los avances en dirección a Kurajove desde el oeste de Krasnohorivka, que continúan poniendo en peligro creciente a las unidades ucranianas que todavía persisten en la orilla oriental del Vovcha, si bien serán más bien subunidades contadas, destinadas a cubrir la retirada del grueso. Lo más interesante, a nivel táctico, es que el Ejército ruso continúa confiando en unidades muy pequeñas, grupos de asalto de apenas 10 o 15 elementos (que no parecen tener encaje orgánico sino que son creados ad hoc), para lanzar sus ataques, que llevan a cabo generalmente sin apoyo por parte de vehículos blindados. Un proceder del que hablamos ayer, que inauguró Wagner Group en su momento y que, al ofrecer un blanco mínimo, tiene más posibilidades de éxito que los ataques a escala mayor. Máxime en una guerra en la que unos y otros han demostrado una y otra vez sus dificultades a la hora de operar a niveles superiores a los de compañía.

Por último, también en el sector de Vuhledar han seguido produciéndose combates y bombardeos. Por una parte, en dirección a Velyka Novosilka. Por otra, contra la mina de Pivdennodonbaska, al norte de la propia Vuhledar, que ha sufrido fuertes bombardeos en las últimas horas.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

Esta jornada no ha sido una excepción al resto de la semana en lo que concierne a la intensidad del lado internacional. Desde el anuncio de un nuevo paquete de ayuda militar por parte de Finlandia, a las visitas de los ministros de Exteriores polaco y lituano, el primer ministro saliente francés, el ministro de Defensa danés, e, incluso, con el ex primer ministro británico Boris Johnson y el actor Michael Douglas, hasta un nuevo intercambio de prisioneros.

El Gobierno de Alex Stubb ha anunciado el 25º paquete de asistencia militar por parte de Finlandia a Ucrania por importe de 118 millones de euros, lo que eleva la contribución del país a 2.300 millones de euros solo en ayuda militar. No obstante, y como ha venido siendo costumbre en los anuncios por parte de Helsinki, el contenido del paquete no se conocerá hasta que no llegue a su destino.

Un anuncio que ha sido especialmente bien acogido por el presidente Zelenski y así lo expresaba en X:

Además, en una rueda de prensa conjunta de las ministras de Exteriores de Finlandia y Suecia, Elina Valtonen y Maria Malmer Stenergard, habrían expresado, respectivamentev, que la única restricción para Ucrania en el armamento donado por Helsinki es que debe usarse de acuerdo con el derecho internacional y que el uso de armas proporcionadas por Estocolmo no se limita al territorio ucraniano.

Continuando con la agenda de Zelenski durante esta jornada, el líder ucraniano ha participado, acompañado del jefe de su Oficina, Andriy Yermak, en la reunión de la Estrategia Europea de Yalta donde ha trasladado el mensaje de que es Ucrania quien necesita que termine esta guerra y no Putin. Al margen de la reunión, como suele ser lo habitual, el presidente ha tenido ocasión de reunirse con: el presidente de la Conferencia de Seguridad de Munich, Wolfgang Ischinger (que será sustituido por el actual secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg); el ex primer ministro británico, Boris Johnson; los ministros de Exteriores de Lituania y Polonia para discutir sobre el uso del armamento de largo alcance en suelo ruso; el ex secretario de Estado de EE. UU., Mike Pompeo; así como con el actor, productor y Mensajero de la Paz de las Naciones Unidas, Michael Douglas, y su hijo.

De igual modo, acompañado del ministro de Defensa, Rustem Umerov, Zelenski se ha reunido con el ministro de Defensa de Dinamarca, Troels Poulsen, con quien afirma haber mantenido un diálogo “franco y productivo” en el que han analizado áreas de cooperación que podrían ampliarse, incluida la producción conjunta de armamento.

Ya en solitario, el ministro de Defensa, Rustem Umerov, se ha reunido con su homólogo lituano, Gabrielius Landbergis, conocido por sus hilos en X apoyando a Ucrania y exigiendo una mayor determinación por parte de la UE. En esta reunión, que se produce después de la visita del presidente de Lituania a Ucrania, han discutido sobre las prioridades de Ucrania que “siguen siendo las mismas”; reforzar la defensa aérea y aumentar la capacidad de ataque al enemigo. Por supuesto, una ocasión en la que Umerov ha recordado una vez más que Lituania ha proporcionado 10 millones de euros para financiar, entre otros, el híbrido entre dron y misil ucraniano, Palyanytsia.

Landbergis también ha sido recibido por el ministro de Exteriores, Andrii Sybiha, para discutir cómo acelerar el apoyo de defensa a Ucrania, expresando este último su agradecimiento a Lituania por su intención de destinar una cuarta parte del PIB nacional exclusivamente a las necesidades ucranianas. Asimismo, Sybiha comentaba que necesitan dar pasos históricos en su camino hacia la OTAN, al defender que “Ucrania ya es de facto parte integrante de la arquitectura de seguridad euroatlántica” y que “es hora de formalizar esta realidad”.

De otro lado, Sybiha ha recibido a su homólogo polaco, Radek Sikorski, con quien ha discutido sobre una mayor asistencia militar, incluido lo que concierne a los aviones de combate MIG, la seguridad energética, o la pertenencia de Ucrania a la UE y la OTAN. En relación con este último tema, Sybiha expresaba que Ucrania confía en el apoyo de Polonia para impulsar la adhesión de Ucrania al bloque durante su presidencia del Consejo de la UE en 2025. 

Durante este encuentro, Sikorski ha anunciado que Polonia ha ofrecido a Ucrania un préstamo intergubernamental de más de 100 millones de euros para la compra y reparación de equipos, y respecto del cual ya habría un acuerdo por parte de ambos Ministerios de Finanzas.

Además de todas estas cuestiones, Sikorski ha instado al Gobierno ucraniano a resolver la cuestión de la tragedia de Volyn, refiriéndose así a la masacre de miles de polacos perpetrada en 1943 por miembros del Ejército Insurgente Ucraniano. Así, el ministro polaco afirmaba que “Tenemos que decir la verdad, hablar de la tragedia de Volyn, de otros actos mutuos [entre Polonia y Ucrania]”, nuestro países deben elegir un “futuro común y seguro”.

Por su parte, Sybiha expresó que Kiev comparte la postura de Varsovia acerca de la necesidad de despolitizar los enfoques para resolver “cuestiones complejas del pasado”. En particular, hay que recordar que Zelenski prometió en 2019 levantar la moratoria sobre la exhumación de las víctimas de Volyn y ya en 2023 el presidente polaco, Andrezj Duda, dejó claro que obtener el permiso para las exhumaciones juega un papel crucial en las relaciones ucraniano-polacas.

Continuando con la actividad del ministro de Exteriores ucraniano, Sybiha ha conversado por teléfono con su contraparte nigeriana, Yusuf Tuggar, acerca del camino hacia una paz integral, justa y duradera basada en la Fórmula de Paz. Conversación que hay que tener en cuenta que se produce en vísperas de la semana de mayor intensidad y encuentros del más alto nivel en la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Del lado de la UE, una delegación encabezada por la directora general de Paz, Seguridad y Defensa del Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE), Benedikta von Seherr-Thoss, se ha reunido con el viceministro de Defensa de Ucrania, Dmytro Klimenkov, y su equipo para discutir sobre los posibles usos de los intereses acumulados de los activos rusos congelados. Durante el encuentro, Klimenkov comentó que su Ministerio tiene la intención de utilizar esos fondos para adquirir “recursos esenciales y equipos de protección para mejorar la seguridad nacional”. Es más, ya con el primer tramo de 1.500 millones transferido durante el verano, Ucrania prevé emplear una parte para la adquisición de munición y equipos de defensa aérea. Asimismo, se está negociando la posibilidad de destinar una parte de los fondos a la compra de armamento ucraniano. 

En relación con esto último, de hecho, Estados miembros de la UE que ya han anunciado que emplearán los activos rusos congelados para comprar armamento para Ucrania, pero a su propia industria. Este sería el caso de Francia, que hace apenas unos días informó sobre el uso de 300 millones de euros procedentes de activos rusos para financiar la compra de equipos para Ucrania, siendo prioritaria la adquisición de munición, artillería y sistemas de defensa aérea, pero al tejido industrial francés.

Continuando con Francia, el primer ministro Denys Shmyhal ha recibido a una delegación de diputados franceses con el primer ministro saliente, Gabriel Attal, a la cabeza, para discutir sobre el apoyo militar, la situación energética y la reconstrucción del país. Shmyhal mostró, además, su agradecimiento por una subvención de Francia por importe de 200 millones de euros destinada a la restauración de infraestructuras críticas y espera un “desarrollo activo” de la cooperación entre empresas y regiones francesas y ucranianas.

Pasando a otras cuestiones, durante la jornada se ha producido un nuevo intercambio de prisioneros entre Ucrania y Rusia, gracias al cual un total de 49 prisioneros de guerra ucranianos han regresado a sus hogares. En esta ocasión y diferencia de los últimos intercambios, sí han sido liberados 15 militares de la Brigada Azov, defensores de Mariúpol y Azovstal.

A colación de la “liberación”, un total de 45 ciudadanos indios que fueron reclutados ilegalmente en las Fuerzas Armadas rusas para unirse a los combates en Ucrania han sido liberados. Esta liberación fue acordada entre el presidente Putin y el primer ministro de India, Narendra Modi, durante su última reunión en Moscú. No obstante, continúan los esfuerzos para que los 50 ciudadanos restantes que están en el campo de batalla regresen a la India.

Del lado de Rusia, el país ha expulsado a 6 diplomáticos británicos acusándolos de “espionaje y actividades subversivas”; decisión que llega poco después de la visita del secretario de Asuntos Exteriores del Reino Unido, David Lammy, a Kiev. Desde Moscú consideran que la medida es una respuesta a “numerosas medidas hostiles de Londres” afirmando que la actividad de los diplomáticos “amenazaba la seguridad de Rusia”. Al respecto, la portavoz del Ministerio de Exteriores, Maria Zakharova, ha comentado que Rusia no tolerará actividades no declaradas del servicio secreto británico y que su “postura inflexible sobre este tema se formulará de acuerdo con los intereses de la seguridad nacional”.

Por último, el ministro de Defensa de China, Dong Jun, ha pedido en el Foro Xiangshan en Pekín que se lleven a cabo negociaciones para poner fin a la guerra al mismo tiempo que dirigiéndose a funcionarios de defensa de docenas de países, entre los que se contaban Estados Unidos y Rusia, para pedirles “más gobernanza global”.


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