Drones de ataque rusos han penetrado en el espacio aéreo de dos países de la OTAN, Letonia y Rumanía, lo que ha provocado que desde Ucrania intenten provocar una respuesta por parte de la Alianza. Al mismo tiempo, desde Irán han reconocido el envío de misiles y drones a Rusia, decisión en la que algunos ven una oportunidad de oro para justificar cierta escalada. Sin embargo, y a la vez, el canciller alemán ha declarado que, después de más de dos años y medio de guerra, es el momento de «discutir cómo podemos salir de esta situación de guerra y alcanzar la paz más rápidamente». Todo mientras sobre el terreno los combates continúan con el mismo nivel de intensidad, lo mismo que los ataques a larga distancia por una y otra parte.
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La guerra de Ucrania se encamina inexorablemente hacia su tercer año, marcada no solo por la situación sobre el terreno o por la relación de fuerzas entre Rusia y Ucrania, sino también, muy especialmente, por la famosa «gestión de la escalada», que ha determinado el nivel de ayuda militar concedido por sus principales aliados a Ucrania y, además, como sabemos, el uso que han podido hacer de dicha ayuda. Las «líneas rojas» rusas, como hemos explicado en varias ocasiones, han estado muy presentes en cada momento, lo que ha supuesto un lastre para las opciones militares de Kiev, si bien el objetivo principal de buena parte de sus aliados -que la guerra no vaya más allá de Ucrania-, se ha cumplido en todo momento. Quedará para los historiadores determinar hasta qué punto la amenaza llegó a ser real en algunos momentos, si todo ha sido parte de una campaña rusa muy bien orquestada pero sin intención real de uso y, por supuesto, si la respuesta ha sido la adecuada.
Sea como fuere, desde la negativa a hacer del espacio aéreo ucraniano una «no go zone» para la aviación rusa empleando para ello aparatos de la OTAN, al rechazo por parte de Alemania a entregar misiles Taurus o al no permitir el empleo de otras armas de largo alcance en poder de Ucrania para batir objetivos en territorio ruso, han sido muchas las decisiones que han limitado las posibilidades de este país de defenderse con garantías; todas ellas, eso sí, lógicas en el marco de una guerra por delegación como lo es la guerra de Ucrania.
Ahora bien, dejando al margen este hecho, sigue habiendo otros momentos en los que la actitud de los aliados de Ucrania no es tan comprensible. Hablamos, como de hecho ha ocurrido recientemente, de las ocasiones en las que drones rusos han sobrevolado o, como en esta ocasión, incluso caído en territorio OTAN, concretamente en Rumanía y en Letonia. En el primer caso, no está del todo claro que el dron finalmente haya terminado impactando en alguna zona despoblada de Tulcea, un extremo que se está investigando.
En el segundo, el ministro de Defensa letón, Andris Spruds, no solo ha confirmado la caída de un dron ruso en la región de Rēzekne tras entrar en el país desde la vecina Bielorrusia, sino que ha afirmado que «Este evento es la confirmación de que debemos continuar el trabajo emprendido para fortalecer la frontera oriental de Letonia, incluido el desarrollo de capacidades militares de guerra aérea y electrónica para limitar las actividades de drones». También de la actitud frente a Irán, un país desde el que Ahmad Bakhshayesh Ardestani, miembro del Comité de Seguridad Nacional y Política Exterior del Parlamento ha reconocido haber entregado misiles y drones a Rusia (al mismo tiempo el Ministerio de Exteriores iraní continúa negando oficialmente este extremo), sin que se haya producido respuesta alguna.
No se trata aquí, por supuesto, de invadir Irán o de activar, en el caso de los drones rusos sobre Letonia y Rumanía, el Artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte; sí de articular una respuesta que permita reducir lo que, de facto, es una escalada (aunque en el caso de los drones caídos sobre países OTAN pueda ser involuntaria) por parte de la Federación de Rusia. Respuesta que podría ser simplemente verbal -en su día funcionó perfectamente a propósito de las amenazas nucleares, como explicáramos en nuestro tercer libro- o, como piden desde Ucrania, en forma de permiso para atacar una serie de objetivos en territorio ruso, siempre eso sí que estos se elijan con sumo cuidado.
De hecho, resulta muy difícil creer, a la luz de lo ocurrido hasta la fecha, que atacando únicamente objetivos militares en el eje Voronezh-Bélgorod (vital para el esfuerzo ruso), vaya a producirse la temida escalada; y, en caso de producirse, es muchísimo más difícil si cabe que esta se produzca fuera de Ucrania. No ya contra países OTAN, ni siquiera en otros escenarios que Rusia ha utilizado para flanquear a la Alianza, como Oriente Medio o África, pues en prácticamente todos ellos una escalada sería contraproducente para la propia rusa, en vista del nivel de tensión alcanzado.
Mientras los aliados de Ucrania se deciden a articular algún tipo de respuesta, del tipo que sea, y desde Ucrania presionan, tanto desde el Ministerio de Exteriores como desde su Presidencia, para que esta se produzca y a ser posible responda a sus propios intereses, la guerra continúa su curso, en las últimas horas con nuevos ataques rusos contra el interior de Ucrania. Así las cosas, al menos un misil de crucero ruso Kh-59 habría impactado en la región de Dnipró. Además, se han registrado explosiones también en Pavlohrad. Por otra parte, tres mujeres han fallecido en un ataque ruso en Cherkaske, en la región de Donetsk, según las autoridades ucranianos tras un ataque en el que Rusia habría empleado municiones de racimo, mientras que otro ataque aéreo ha acabado con la vida de dos personas y provocado heridas a varias más en la región de Sumy.
Por último, para terminar con Ucrania, tenemos que el ataque contra el centro de entrenamiento militar de Poltava, unos días atrás, sigue aumentando su saldo de víctimas mortales, que se eleva ya a 57, tras fallecer recientemente tres de los heridos, según ha anunciado el gobernador de esta región ucraniana.
De lado contrario, lo más relevante ha sido el incendio de varios vagones cisterna rusos, en esta ocasión en el distrito de Volokonovsky, en la región fronteriza de Bélgorod. Por esta zona pasa una de las vías férreas que permiten abastecer a las tropas rusas en la región de Lugansk, de ahí que haya sido elegida como objetivo ucraniano.
Dicho esto, y pasando ya a la línea de frente, la situación en el sector de Kursk sigue siendo pareja a la de las jornadas previas, manteniéndose la estabilidad mientras se lucha por localidades como Spal’noe, en la que las AFU han vuelto a entrar. Además, continúan los ataques ucranianos utilizando municiones GMLRS contra los puentes rusos en la zona, como ha ocurrido recientemente en Karyzh, sobre el río Seym; todo lo cual indica a la perfección dónde piensan establecer las AFU sus líneas defensivas.
Dado que en las últimas horas no se han producido novedades en los sectores de Járkov, Kupiansk, Siversk o Chassiv Yar, pasamos directamente a Toretsk, localidad que puede verse sobre estas líneas y que está siendo bombardeada intensamente por las fuerzas rusas. Allí, precisamente el Ejército ruso, habría logrado avanzar nuevamente hacia el interior de la urbe, haciéndose en su camino con los edificios y el recinto que componen la «Colonia Correccional Nº 2», al este de Toretsk (48.3895668380697, 37.8708592014046).
Más allá de esto, la atención continúa centrada, como es lógico, en el sector de Pokrovsk. Allí, el Ejército ruso ha anunciado la toma de Novohrodivka -extremo que el canal de telegram ucraniano Deep State también ha confirmado. Por otra parte, las imágenes que llegan de la zona muestran los efectos de los bombardeos sobre la localidad, sin que esté claro de si han sido bombardeos rusos preparatorios o ucranianos intentando frenar el avance de la infantería rusa. Además, continúan los enfrentamientos mediante el uso de drones FPV en la zona, mientras se dirime el control de la vecina Hrodivka, más al norte y las tropas rusas, expulsadas recientemente de la zona, intentan de nuevo avanzar hacia Selydove.
Al sur del sector, además, continúan produciéndose también progresos por parte del Ejército ruso, que no sólo estaría avanzando hacia el centro de Ukrainsk desde el sur, sino que estaría buscando, entre esta localidad y Gornik, más al sur, cortar una de las carreteras y la vía férrea que permiten abastecer Kurajova por una parte y a las tropas ucranianas en la zona de Nevels’ke por otra. Todo al mismo tiempo que en Krasnohorivka, la otra localidad importante de cara a cercar a las tropas ucranianas en el área de Nevels’ke, el Ejército ruso ha conseguido también progresar tanto al norte como al oeste, precisamente en dirección a Kurajove.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
Durante la jornada dominical han destacado especialmente las recientes declaraciones tanto del canciller Olaf Scholz como del primer ministro húngaro Viktor Orban respecto de la situación en Ucrania y los planes de paz. Del lado de Rusia, los rumores aumentan en torno a la posible visita del líder norcoreano Kim Jong Un a Moscú, mientras que Lavrov se ha desplazado hasta Arabia Saudí para asistir al Consejo de Cooperación Golfo-Rusia.
Pocas horas después de reunirse con el presidente Zelenski, el canciller Olaf Scholz afirmaba en una entrevista que cree que “ha llegado el momento de discutir cómo podemos salir de esta situación de guerra y alcanzar la paz más rápidamente”. No obstante, aunque haya hecho un llamamiento a intensificar los esfuerzos para lograr la paz, no ha comentado nada acerca del levantamiento del veto al empleo de capacidades de largo alcance en suelo ruso. En cambio, sobre lo que sí ha comentado es sobre la segunda Cumbre de Paz y, en particular, que se espera la participación de Rusia.
Además de la entrevista a Scholz, hay que destacar la de Viktor Orban, primer ministro de Hungría, quien después de haber viajado tanto a Ucrania como Rusia a inicios de julio ha afirmado haber enviado a Zelenski y Putin su “plan de paz” que se filtró posteriormente a los medios. Sobre este asunto comenta que “Si se compara la situación de principios de julio con la de hoy, principios de septiembre, las cosas están mucho peor que entonces”, aunque comenta que su misión de paz “no ha terminado” y que ha estado trabajando todo el verano, por lo que es ahora en septiembre cuando empezarán a verse “iniciativas convincentes”.
Por su parte, el presidente Zelenski ha comentado en su discurso diario que ya han empezado a trabajar para implementar todos los acuerdos logrados con sus socios durante esta semana haciendo un repaso de lo que han sido días intensos a nivel diplomático. En particular, ha hecho referencia a la reunión de Ramstein, a su encuentro con Scholz en Alemania y Meloni en Italia, pero también a los del Ministerio de Defensa ucraniano con el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, y representantes del Reino Unido y Francia.
Asimismo, ha subrayado que el objetivo principal ahora es fortalecer las posiciones de Ucrania y de los ucranianos “tanto como sea posible”, proteger sus ciudades y pueblos del terror ruso, y proporcionar más capacidades a sus Fuerzas Armadas. Sobre esto último, remarcaba que han seguido “persuadiendo” a sus socios a todos los niveles sobre las capacidades de largo alcance, afirmando que “Rusia puede evitar buscar la paz solo en la medida en que el mundo evite tomar decisiones firmes destinadas a derrotar a Rusia”.
Del lado de Rusia, el presiente Putin ha felicitado al líder norcoreano Kim Jong Un por el 75º aniversario de la fundación de la República. Una ocasión en la que ha transmitido que seguirán “fortaleciendo gradualmente la asociación estratégica integral” entre ambos países. Para Putin, que sus relaciones bilaterales estén en un “alto nivel” “sin duda, responde a los intereses fundamentales de nuestros pueblos y está en rumbo de garantizar la seguridad y la estabilidad en la península de Corea y en la región del noreste asiático en general”.
Precisamente con motivo de las celebraciones de este aniversario, Kim Jong Un ha recibido durante el fin de semana a invitados chinos y rusos para atender el desfile paramilitar organizado en Pyongyang. Además, los rumores aumentan en torno a la posible visita de Kim a Rusia para reunirse con el presidente Putin; un encuentro que podría abordar las ventas de armas norcoreanas a Moscú.
Mientras tanto, el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, se ha desplazado hasta Riad para participar en la próxima reunión del Consejo de Cooperación Rusia-Golfo. Se espera que en el marco de este encuentro, así como en las reuniones que Lavrov ha organizado al margen, se discuta la agenda regional e internacional, la seguridad en la zona del Golfo, la coordinación en el mercado de hidrocarburos, la situación en Oriente Medio, incluidos el conflicto entre Israel y Palestina y los acontecimientos en Siria, Yemen y Libia. Asimismo, conversarán sobre la implementación de proyectos conjuntos, la cooperación económica, comercial y de inversiones, así como sobre la energía nuclear.
Por su parte, el primer ministro Mijaíl Mishustin viajará hasta Uzbekistán para revisar la implementación de los acuerdos alcanzados durante la visita de Putin al país el pasado mayo. Por tanto, se espera que las partes discutan sobre cuestiones actuales en materia de comercio bilateral, inversión y cooperación humanitaria, así como sobre la promoción de proyectos importantes en los sectores de la industria, la energía, el transporte, la agricultura y dejan la puerta abierta a “otros que presenten un interés mutuo”.
Por otro lado, el embajador de Rusia en Berlín, Serguéi Necháev, ha declarado para la agencia de noticias TASS que su país “no ha recibido ninguna información fiable” en respuesta a sus numerosas solicitudes sobre el caso del sabotaje a los gasoductos Nord Stream y Nord Stream-2 por parte de Alemania, ni una discusión al respecto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Cuando estamos cerca de que se cumplan dos años desde el sabotaje, Necháev ha calificado la situación de “deprimente” al no haber recibido “ningún documento convincente, y mucho menos explicaciones” de lo que consideran un acto terrorista.
Por último y del lado humanitario, el defensor del Pueblo ucraniano, Dmytro Lubinets, ha confirmado que los prisioneros de guerra rusos detenidos en Ucrania ya no pueden llamar a sus familiares en Rusia en lo que considera que no supone una violación de las Convenciones de Ginebra. Esto sería así en tanto en cuanto, y como él mismo resalta, aún pueden enviar cartas por escrito a sus familias. Si bien esta decisión no prosperó a principios de marzo debido a que la Verkhovna Rada consideró que las llamadas telefónica “cumplen una importante función informativa, proporcionando información objetiva a los rusos para que no tengan miedo de entregarse”, tras los últimos vídeos en los que no se estarían respetando los derechos de los prisioneros de guerra ucranianos por parte de las tropas rusas la situación ha cambiado.
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