Guerra de Ucrania – Día 925

Vladímir V. Putin está estos días tomando parte en un foro económico en el Extremo Oriente ruso, dejando durante sus intervenciones algunas pistas sobre las intenciones rusas en la guerra de Ucrania y, también, nuevas acusaciones y amenazas. Zelenski, por su parte, tras hablar con el presidente galo Emmanuel Macron por teléfono, se dirige hacia Alemania en donde espera recibir nuevas muestras de apoyo por parte de Scholz. Además de esto, desde el Reino Unido han anunciado que suministrarán a su aliado hasta 650 misiles LMM en el marco de un contrato valorado en 192 millones de euros. Sobre el frente, mientras tanto, continúan produciéndose avances rusos en el Donbás pese a los intentos de estabilización por por parte de las AFU, que parecen surtir cierto efecto en Selydove o Niu-York.

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El presidente ruso, Vladímir V. Putin, quien se encuentra participando en el Eastern Economic Forum en el Extremo Oriente ruso, ha dejado algunas «perlas» durante su intervención. Así, además de lanzar mensajes amenazantes (relativos a un posible ataque de represalia contra las centrales nucleares ucranianas) en línea con otros dedicados a gestionar la escalada por parte de los aliados de Ucrania, ha dicho no solo que las tropas rusas están logrando avanzar prácticamente sin oposición en el este de Ucrania o que la operación de las AFU en Kursk está fracasando, sino que el objetivo principal de su país es el control del Donbás.

También que desea que se establezcan negociaciones entre las partes, pero en el marco de los Acuerdos de Estambul. De hecho, a propósito de estos últimos, ha vuelto a insistir en que Ucrania, alentada por Occidente, rechazó dichos acuerdos para «infligir una derrota estratégica a Rusia». De hecho, ha acusado directamente al exprimer ministro británico, Boris Johnson, de ser el máximo artífice del rechazo ucraniano a los dos textos aprobados en su momento, conduciendo a Ucrania a la situación actual.

Dicho esto, e independientemente de que Rusia pueda o no tener razón o hasta un deseo sincero de poner fin a la fase militar del conflicto e incluso a sus causas profundas (lo que es mucho suponer, pues en Moscú siguen hablando de «conflicto existencial»), a día de hoy se antoja difícil que esto ocurra. La situación sobre el terreno sigue siendo desfavorable a una Ucrania que, al menos de cara al exterior, continúa manteniendo una posición de máximos mientras busca asegurarse el apoyo de sus aliados (en las últimas horas Zelenski ha mantenido una larga conversación con Macron por vía telefónica y en breve visitará Alemania, mientras Ruslan Stefanchuk multiplica su agenda intentando entre otras cosas que se levante el veto al uso del armamento de largo alcance) y continúa adelante con la reforma gubernamental, que ha supuesto la salida de ministros clave como Kuleba.

Por otra parte, como explicamos en informes pasados, el nivel de ayuda que algunos de los principales aliados de Ucrania pueden ofrecer, especialmente en el caso de los Estados Miembros de la Unión Europea, parece haber tocado techo, siendo cada vez más difícil el acuerdo sobre temas esenciales como la aprobación de nuevos fondos o el establecimiento de nuevas sanciones contra Rusia y sus aliados. De hecho, tal y como era de prever, la Unión Europea como ente se ha ido diluyendo progresivamente en relación con esta guerra desde el inicio de la invasión. Todo de forma que tras el «boom» inicial de ayuda o medidas contra Rusia, con el paso del tiempo han ido primando progresivamente las diferencias entre socios y se han puesto de manifiesto tanto la falta de una verdadera estrategia común, como los sempiternos problemas de la «Europa de la Defensa» que nunca fue; una situación exacerbada por la presidencia de turno de Hungría.

Al mismo tiempo, pese a las esperanzas puestas por Ucrania tanto en la I Cumbre de Paz Global (de resultado agridulce, como explicamos en su día) como en la firma de Acuerdos de Seguridad con sus principales aliados, cabe decir que el texto de los mismos ha sido en todos los casos decepcionante para Kiev, ya que como vimos a propósito del sellado con los Estados Unidos, no recogen obligación alguna de defender a Ucrania por la vía militar frente a una nueva agresión.

De ahí que, previsiblemente y como venimos insistiendo, desde Ucrania vayan a seguir por una parte intentando infligir el mayor desgaste posible a Rusia en el Donbás, por otra preparando alguna acción sorprendente que podría ser del tipo de la de Kursk y, por otra, intensificando con el paso del tiempo su campaña de ataques contra objetivos en el interior de Rusia, buscando trasladar a la población de este país los costes de la guerra. Todo con la esperanza puesta en que una vez se produzca el cambio de año, Hungría ceda la presidencia de turno y los Estados Unidos conozcan un nuevo presidente y el panorama político se clarifique lo suficiente como para reevaluar sus opciones y su estrategia.

Y una jornada más, mientras todo lo anterior se «cocina», los intercambios de golpes, los combates y los cambios de posiciones continúan su curso. Así, en las últimas horas desde el Ministerio de Defensa de Ucrania han afirmado haber derribado 60 de los 78 drones Shahed-131/136 (Geran-1/2) empleados por Rusia, asegurando que de los restantes 1 habría terminado en territorio bielorruso, 2 habrían regresado a Rusia y los 15 restantes se habrían estrellado. En relación con esto, y hablando de Bielorrusia, sí que se ha hablado de un dron caído cerca de Gómel que habría provocado un incendio en un almacén. Por otra parte, y al margen de la acción de los drones, diversos acciones rusas han dejado daños personales y materiales en puntos de Ucrania cercanos al frente, como Konstyantinyvka, Sloviansk, Dobropillia o Sadove.

Del lado contrario, lo más relevante son las declaraciones hechas desde el Ministerio de Defensa ruso, según las cuales aseguran haber destruido hasta 11 drones navales en las últimas horas, en lo que podría ser un nuevo ataque ucraniano contra Novorossiysk o una referencia al denunciado durante la jornada de ayer. Además de esto, afirman haber derribado «tres misiles tácticos operativos ATACMS de fabricación estadounidense, cinco bombas guiadas Hammer de fabricación francesa, un misil Alder y 27 vehículos aéreos no tripulados».

En cuanto a los combates y los movimientos, a pesar de que desde Ucrania el Jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, Oleksandr Syrskyi asegura que la operación en Kursk «está funcionando» y que «Les hemos quitado la capacidad de maniobra y de desplegar sus fuerzas de refuerzo desde otras direcciones… y este debilitamiento se ha sentido sin duda en otras zonas. Observamos que la cantidad de bombardeos de artillería, así como la intensidad de la ofensiva, han disminuido», lo cierto es que por el momento no hay demasiados indicios de que esto sea así, ya que Rusia no se ha visto obligada a trasladar un volumen importante de tropas lejos de Donetsk. Zelenski, por su parte, se ha reafirmado en su intención de mantener el control del territorio ganado el tiempo que sea necesario, mientras que Putin continúa intentando vender la idea de que es una cesión temporal y aceptable que podrá ser revertida y que no debería desviar la atención del público ruso de los éxitos logrados en el Donbás.

Precisamente, comenzando por Kursk, una jornada más las noticias son escasas, más allá de alguna novedad táctica del tipo de las acciones llevadas a cabo por las unidades de Operaciones Especiales ucranianas o los contraataques rusos en diversos puntos, como ocurre en las inmediaciones de Sheptukhovka, al norte de Suzdha, por ejemplo.

Donde sí se ha producido alguna novedad es en el sector de Járkov, pues allí las Fuerzas Armadas ucranianas han conducido en las últimas horas un ataque al norte de Lypsi que se ha saldado con cierto éxito y les ha permitido retomar algunas posiciones perdidas tiempo atrás.

Pasando directamente al sector de Chassiv Yar, los últimos movimientos en este se han producido por parte del Ejército ruso, que ha logrado ampliar el área bajo su control al oeste de Kalinivna, estableciéndose en el área al oeste del canal de agua dulce.

Del sector de Toretsk las noticias son en sentido contrario, pues un contraataque ucraniano, como adelantábamos en la entradilla, ha permitido a las AFU recuperar terreno al sur de Neplivka y al norte de Niu-York, precisamente la zona en la que una unidad ucraniana mantenía su defensa de forma aislada en una planta química. Así las cosas, las Fuerzas Armadas rusas se han visto obligadas a abandonar Neplivka, que queda bajo control ucraniano mientras se lucha nuevamente en el centro de Niu-York, ligeramente más al sur

En cuanto al sector de Pokrovsk, y mientras se cancelan por «complicaciones en la situación de seguridad» los trenes que debían permitir la evacuación de misiles de civiles, nos encontramos con una situación más volátil que en jornadas pasadas. Así, por una parte las Fuerzas Armadas ucranianas, como avanzamos ayer, han estado reforzando sus posiciones en torno a Selydove, al tiempo que han lanzado contraataques en la zona que han permitido no solo expulsar al Ejército ruso de esta ciudad, sino retomar algún terreno entre esta y la vecina Mykhailivka, al este. Por otra, los avances rusos han seguido dándose, una vez más en dirección sur, entre Ukrains y Zhelanne Pershe, lo que según algunos indica la intención rusa de rodear Ukrainsk desde el sur, aunque es más probable que simplemente busquen dirigirse hacia esta dirección, como hemos explicado otras veces.

Finalizando con el sector de Vuhledar, allí la situación ha seguido complicándose para los ucranianos, pues el Ejército ruso tras hacerse con Prechystivka habría seguido progresando en dirección a Zolota Nyva, al noroeste, avanzando a caballo de la carretera que une ambas poblaciones.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

El apartado internacional, dado que ya hemos dedicado unas líneas a la intervención rusa en el Foro Económico que se está celebrando en San Petersburgo, lo comenzamos hoy con Francia. El presidente del país, que acaba de nombrar a Michel Barnier como primer ministro, ha hablado recientemente con su homólogo ucraniano, Zelenski, a quien ha reafirmado su apoyo y a quien ha prometido seguir colaborando con la defensa de Ucrania al tiempo que ha condenado los últimos e «indiscriminados» ataques rusos contra la ciudadanía ucraniana y ha expresado sus condolencias. Además, el presidente galo ha confirmado al ucraniano que están trabajando en un nuevo paquete de ayuda, mientras que Zelenski le ha insistido al francés acerca de la necesidad de más sistemas antiaéreos, sistemas de guerra electrónica, blindados y artillería.

Dicho esto, Zelenski se reunirá en breve con el canciller alemán, Olaf Scholz, en «un encuentro cara a cara» que se producirá en el país teutón al mismo tiempo que la reunión del Grupo de Contacto de Ramstein, que tendrá lugar en unas horas y a la que asistirán, entre otros, el secretario de Defensa norteamericano, Lloyd J. Austin III. Como es previsible, intentará no solo recabar más apoyo alemán, sino también respaldo a su estrategia de ataques contra el interior del territorio ruso. Sin embargo, es previsible también que el jefe del Gobierno alemán se ponga de perfil hasta cierto punto, en un momento en el que la situación interna del país es complicada por los recientes resultados electorales en Turingia.

A propósito de Alemania, además, cabe decir que se ha desatado una interesante polémica entre este país y Suiza, ya que los germanos estarían haciendo lo posible por no firmar contratos de defensa con empresas suizas, debido a su postura respecto a apoyar militarmente a Ucrania. Así, según el director de la Oficina Federal de Armamento de Suiza, Urs Loher, habría «recibido una carta oficial de Alemania, del jefe de armamento, en la que se escribe que excluyen deliberadamente a las empresas suizas de determinadas compras» , algo que sería consecuencia de la negativa helvética a que Alemania pueda reexportar posteriormente a Ucrania el material adquirido, como ha ocurrido por ejemplo a propósito de la munición para los sistemas antiaéreos Gepard.

Otro país que ha sido noticia en las últimas horas en relación con Ucrania ha sido el Reino Unido, pues el Ministerio de Defensa británico acaba de anunciar a través de un comunicado que a finales de año se realizará una primera entrega a Ucrania de 650 misiles MML (Lightweight Multirole Missiles), en el marco de un contrato valorado en 162 millones de libras (192 millones de euros al cambio). El anuncio se ha producido poco después de la reunión bilateral entre el secretario de Defensa británico, John Healey, y su homólogo ucraniano, Rustem Umerov en el cual ambos hablaron sobre la forma en la que el Reino Unido seguirá apoyando militarmente a Ucrania en los próximos meses.

Pasando ahora sí a Ucrania, en este país continúa la reorganización del gobierno, con la aprobación por parte de la Rada Suprema del país del nombramiento de Andrii Sybiha como ministro de Asuntos Exteriores, en sustitución de Dmytro Kuleba, de quien todavía no se conoce su futuro, pero que está aprovechando las redes sociales para despedirse de todos sus homólogos con los que ha trabajado tan intensamente durante los últimos años, incluyendo al Alto Representante de la UE, el español Josep Borrell, quien también tiene los días contados.

Siguiendo con Ucrania, tanto el presidente del país como su primer ministro se han reunido en las últimas horas con el gobernador del estado de Indiana, con quien han estrechado lazos comerciales y hablado sobre el intercambio de experiencias en los sectores agrícola y de la alta tecnología. Y es que Ucrania, además de en las relaciones bilaterales con otros estados, tiene un fuerte interés en desarrollar las relaciones interregionales con aquellos entes subestatales que tengan capacidad de aportar algo a su economía.

Además de esto, también ha sido noticia la intención, por parte del Fondo Monetario Internacional, de reanudar la cooperación con Rusia. Una intención ante la que Ucrania ha expresado su preocupación, argumentando desde su Ministerio de Exteriores que «Sería absurdo que la principal institución financiera de las Naciones Unidas legitimara al régimen ruso, que ha destruido efectivamente los cimientos mismos de la Carta de las Naciones Unidas al lanzar la mayor guerra de agresión en Europa desde la Segunda Guerra Mundial y cometer horribles atrocidades contra el pueblo ucraniano».

Del mismo modo, en las últimas horas ha sido también reseñable la agenda del presidente de la Rada Suprema ucraniana, Ruslan Stefanchuk, quien se ha visto con su homóloga comunitaria, Roberta Metsola, buscando que la institución que preside -el Parlamento Europeo- mantenga su posición en relación con Ucrania. No ha sido en cualquier caso su única cita de la jornada, pues ha hecho lo propio con su homólogo japonés, Fukishiro Nukaga e italiano, Lorenzo Fontana.

En otro orden de cosas, el director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica, Rafael Mariano Grossi, ha anunciado la entrega de ayuda -en este caso 550 camas- como parte del programa de asistencia médica a las centrales nucleares ucranianas, adelantando que en breve se entregarán ambulancias y se financiará la reforma de algunos hospitales. Las camas entregadas, en concreto, tienen como destino al personal a cargo de la central nuclear de Chernóbil.

Por otra parte, han sido noticia los comentarios tanto del portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, como del propio presidente ruso, Vladímir Putin, a propósito del apoyo ruso a la elección de Kamala Harris, expresado de forma irónica y refiriéndose a la sonrisa de la candidata demócrata. Todo al tiempo que desde Vladivostok Putin negaba cualquier injerencia rusa en las elecciones estadounidenses.

Para finalizar, y a propósito de las injerencias, pues suelen realizarse a través de medios cibernéticos y ser responsabilidad del GRU ruso, el FBI estadounidense ha anunciado una recompensa de 10 millones de dólares a quien ofrezca información que lleve a la captura de los miembros de la unidad 29155 del GRU encargados de atacar la infraestructura ucraniana en los primeros compases de la invasión.


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