Guerra de Ucrania – Día 923

Un ataque ruso con misiles balísticos Iskander contra el Instituto Militar de Telecomunicaciones ucraniano, situado en Poltava, ha dejado un saldo de más de medio centenar de uniformados muertos y más de 200 heridos. Ha sido, en cualquier caso, uno más de los ataques llevados a cabo por Rusia en esta última jornada y que se han extendido a buena parte del país. En el frente, por su parte, se mantiene la tendencia de días anteriores, con nuevos avances rusos en dirección a Toretsk o en Vuhledar. En el apartado internacional, por último, Zelenski se ha reunido con el director del Organismo Internacional de la Energía Atómica, Putin ha terminado su visita a Mongolia y desde el Ministerio de Exteriores de la Federación Rusa consideran, a raíz de unas recientes declaraciones de Josep Borrell, que la Unión Europea podría tener su parte de responsabilidad en los recientes ataques de Kursk, si bien Zelenski ha reconocido haber mantenido esta operación totalmente en secreto. Todo, al tiempo que en Ucrania se está gestando una de las mayores remodelaciones de Gobierno desde el inicio del mandato de Zelenski, con dimisiones de pesos pesados como la del ministro de Exteriores, Dmytro Kuleba.

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Son muchas las preguntas que suelen hacernos en relación con la guerra de Ucrania. Algunas, como la que tratamos ayer, con respuesta relativamente fácil. Otras, como la que nos han hecho en las últimas horas, requeriría de varios artículos o seguramente de un libro entero para poder argumentar una respuesta en condiciones. Concretamente, nos han interrogado acerca de si la guerra de Ucrania supone un antes y un después en términos militares, especialmente en lo relativo a innovación, en vista del papel jugado por los drones, por los misiles o por los satélites.

A propósito, aunque son muchas las razones que a priori apoyan esta idea de ruptura respecto del pasado, lo primero que hay que decir es que conviene no echar demasiadas campanas al aire y mucho menos dejarse llevar por impresiones que no son sino sombras al fondo de una caverna. La historia militar está plagada de conflictos en los que se han visto atisbos de un cambio que, finalmente, terminaban por desvanecerse en cuanto otros factores entraban en juego; también de guerras en las que se habían introducido armas o tácticas con implicaciones brutales, pero que muy pocos advirtieron hasta que la siguiente guerra demostró su importancia.

Dicho esto, a juicio de quien escribe la guerra de Ucrania está sirviendo para constatar tendencias que ya se venían advirtiendo en conflictos anteriores, desde el papel de la drónica (incluyendo los drones de bajo coste), al de los satélites comerciales, la guerra electrónica o, incluso, las redes sociales. Es, en muchos sentidos, una guerra «de confirmación» más que de ruptura. Cosa diferente es que, dada su duración, la inversión que está moviendo y los intereses en juego para muchos actores al margen de los dos contendientes, esté sirviendo para acelerar las tendencias señaladas y algunas otras más.

Esto es lo que ha ocurrido, por ejemplo, con el «retorno» de la artillería y de la «guerra industrial», que muchos analistas venían advirtiendo a propósito de un hipotético conflicto entre Rusia y la OTAN o entre Estados Unidos y la República Popular de China, pero al que se hizo casi prácticamente omiso, ocupados como estaban muchos estados mayores en dar respuesta al tipo de conflictos que han sido más comunes desde la caída del Muro de Berlín.

Así las cosas, lo que la guerra de Ucrania ha confirmado (una vez más) es algo que en realidad se sabía y que ya atemorizaba a los analistas del período entre las dos guerras mundiales: la posibilidad de que a pesar de haber elementos novedosos capaces de devolver el movimiento al campo de batalla (recordemos la irrupción de los carros de combate al final de la Gran Guerra), el siguiente conflicto volviese a ser de posiciones.

No hay más que recordar a autores como Tsiffer, quien en 1928 y a propósito de la Guerra Civil rusa explicó que dicho conflicto confirmaba la regla general de que mientras más desarrollado era un teatro de operaciones, más probable era el surgimiento de formas de guerra de posiciones y viceversa. Lo que venía a decir, en realidad, era que cuanto mayor es el diferencial tecnológico o económico entre dos actores, tanto más posible es que lleguen a unas tablas, aunque sean temporales. Eso es lo que hemos visto en Ucrania, en muchos casos como consecuencia no de las capacidades de unos y otros, sino de su ausencia.

En relación con esto último, no hay que perder de vista el hecho de que sigue habiendo elementos que apenas han entrado en juego o lo han hecho con tantas limitaciones que prácticamente invalidan el conflicto entre Rusia y Ucrania como elemento de predicción de otros futuros. Es el caso del Poder Aeroespacial, con una Fuerza Aérea rusa que ha demostrado capacidades lamentables en muchos aspectos y una Fuerza Aérea ucraniana prácticamente inexistente ya desde antes de la invasión.

La mejor prueba del papel que podría haber jugado la encontramos en la forma en que la advertencia por parte de la UE, la OTAN y los EEUU en otoño de 2022 cortó de raíz las amenazas rusas de escalada vertical, aun sabiendo que el ataque se circunscribiría al terreno convencional y únicamente afectaría a las fuerzas rusas en territorio ucraniano; y es que Rusia era y es perfectamente consciente de que existe un enorme diferencial respecto de la OTAN en aspectos clave, de ahí su énfasis cada vez mayor en compensarlos de forma asimétrica (el misil Burevestnik, que estos días ha vuelto a la palestra es buen ejemplo de ello), mientras intenta recuperar su base tecnológica e industrial y recuperar sus Fuerzas Armadas del desgaste sufrido en Ucrania.

Precisamente, una de las tendencias que la guerra de Ucrania ha servido para confirmar en mayor medida, es la llegada, para quedarse, de la «guerra de salvas» (de la que llevamos hablando desde nuestros primeros números) y que, por más que algunos hayan apuntado en esta dirección, no implica que los combates a corta distancia desaparezcan, ni mucho menos. Es así porque los intercambios de salvas no se producirán no sólo a nivel estratégico, sino también a niveles más bajos, ya que el término hace referencia al papel que las armas de precisión y su número y forma de uso (del tipo que sean, de artillería a drones o misiles) tendrán en la guerra futura y no, como algunos erróneamente han interpretado, a que todo intercambio vaya a ser a larguísima distancia.

Sea como fuere, en las últimas horas esta guerra nos ha vuelto a dejar una buena muestra del poder destructivo que los ataques a larga distancia tienen, con el resultado, en Poltava, de más de medio centenar de militares ucranianos muertos tras ser alcanzado el Instituto Militar de Telecomunicaciones sito en esta ciudad por dos misiles Iskander. Un ataque que, por otra parte, constata el hecho de que algunas lecciones no se han aprendido, pues el 179º centro de entrenamiento -como tal se utilizaba, a pesar de su nombre oficial- constituía un objetivo relativamente fácil y su posición era conocida, de ahí lo extraño de que se siguiese empleando con normalidad, albergando centenares de uniformados.

También la curiosa doble moral o el idealismo naíf (dicho esto a sabiendas de que Ucrania es el agredido en esta guerra y tiene todo el derecho a defenderse) de quienes alientan que Ucrania ataque objetivos en Rusia sin restricción alguna, pero no aceptan las consecuencias de entrar en un intercambio de golpes (que en el caso de Ucrania, dada su extensión y el alcance de las armas rusas, afectará a todo el país) y se muestran indignados por esta acción, por lo demás terrible. Lo que no quiere decir que Ucrania no deba entrar en dicho intercambio, ya que podría tener consecuencias positivas para sus posibilidades de alcanzar una salida aceptable para esta guerra, pero sí debe recordarnos que cuando hacemos un cálculo de costes/beneficios de este tipo, debemos aceptar no solo lo segundo, sino también lo primero.

No ha sido, en cualquier caso, lo único destruido por Rusia en las últimas horas, pues desde hace varios días viene lanzando un ataque sostenido con misiles y drones contra el territorio ucraniano. Así, además de Poltava han sido alcanzadas las localidades de Sumy, de Rivne, de Leópolis o de Kramatorsk, entre otras. Por el momento, en cualquier caso, no hay un recuento oficial del número de vectores empleados por Rusia ni, tampoco, del rendimiento de las defensas antiaéreas ucranianas, que han estado activas a lo largo y ancho del país.

Del lado contrario, apenas hay información en las últimas horas referente a ataques ucranianos contra territorio ruso, más allá de un documento gráfico que muestra a la defensa antiaérea activa sobre la localidad de Tula. Desde el Ministerio de Defensa de Rusia, en cualquier caso, aseguran haber derribado en las últimas horas «un MiG-29 de la Fuerza Aérea de Ucrania, tres misiles HIMARS de fabricación estadounidense y 37 vehículos aéreos no tripulados».

En cuanto a los combates y movimientos, comenzando por el sector de Kursk, allí la situación permanece estable, a pesar de los pequeños movimientos que se producen prácticamente a diario, como los avances ucranianos al este de Martynovka o la retoma de algunas posiciones por parte del Ejército ruso.

Más al sur, las siguientes novedades afectan a la línea Kupiansk-Svatove-Kreminna, con mínimos avances rusos en Makíivka. También al sector de Siversk, en donde se ha registrado un nuevo ataque ruso, en esta ocasión en las colinas al norte de Bilohorivka, una zona en la que periódicamente se registran combates, pero que llevaba días en relativa calma.

Pasando al sector de Chassiv Yar, se constata que las tropas rusas se han asentado en la orilla occidental del canal de agua dulce, aunque se siguen librando intensos combates en la zona y sigue siendo difícil valorar la extensión de las cabezas de playa rusas en esta localidad.

En cuanto al sector de Toretsk, se han producido nuevos avances rusos hacia el interior de esta ciudad utilizando como ruta la principal arteria de comunicaciones de la misma. También, en Druzhba, aunque en este caso hay fuentes, como vimos, que la daban por completamente tomada horas atrás.

En cuanto al sector de Pokrovsk, mientras la situación en torno a esta ciudad se estabiliza, se ha seguido combatiendo también en dirección a Kurajove. En relación con esta zona, hay fuentes que hablan de una retirada ucraniana general de las áreas al oeste de Zhelanne Pershe, Zhelanne Druhe y Zoryane, buscando evitar un posible embolsamiento. Algo, en cualquier caso, que no se ha confirmado, siendo todavía varias las unidades ucranianas desplegadas en la zona.

En el sector de Vuhledar, por último, el Ejército ruso se ha hecho definitivamente con Prechystivka, al tiempo que ha logrado avanzar hacia Vodyane, llegando al sur de esta localidad en las últimas horas.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

Abrimos la sección con noticias de última hora del lado de Ucrania relativas a varias dimisiones de altos funcionarios. La última en conocerse, la del ministro de Exteriores, Dmytro Kuleba, por razones que por el momento no se han facilitado y que se abordarán en informes posteriores.

Dicho esto, a la hora de redacción de este informe las informaciones son confusas, ya que hay analistas que hablan de la dimisión de tres ministros y del jefe del fondo de propiedad estatal del país. La Presidencia de Ucrania, por su parte, ha informado por el momento únicamente de la destitución del jefe de adjunto de la Oficina de la Presidencia de Ucrania, Rostyslav Shurma, y medios ucranianos sostienen que esta destitución ha tenido lugar tras la renuncia de cinco ministros -no tres- y el jefe de propiedad estatal. Lo que sí parece estar confirmado y así lo recogen medios ucranianos es la destitución del jefe de la red energética de Ucrania que habría provocado, a su vez, la dimisión de dos miembros independientes del Consejo de Supervisión de Ukrenergo. Estos dos últimos en un comunicado habrían afirmado que su despido está basado en “motivaciones políticas” y que no había “motivos válidos”, señalando la presión política a la que habían estado sometidos desde sus primeros días de trabajo en el Consejo de Supervisión de Ukrenergo.

Por tanto, ante la información difusa y la falta de todas las confirmaciones oficiales por parte de la Presidencia de Ucrania, lo único que cabe es esperar a que se aclaren todas las posibles dimisiones y destituciones.

Pasando a la actividad diplomática propiamente dicha, cabe destacar en primer lugar la visita del director del Organismo Internacional de la Energía Atómica (IAEA), Rafael Mariano Grossi, a Kiev cuando se dirigía, como comentábamos en nuestro informe anterior, a la central nuclear de Zaporiyia. Fechas en las que se cumplen dos años desde que se puso en marcha la misión del IAEA en la central.

Al finalizar la reunión,  Grossi ha confirmado que, de un lado, el IAEA ampliará la asistencia en materia de seguridad nuclear a Ucrania adoptando una postura más proactiva para proteger la infraestructura energética y garantizar la seguridad en mitad de ataques que interrumpen la actividad de los reactores y generan inestabilidad en la red. No obstante, hay que tener en cuenta que el IAEA ya cuenta con equipos de especialistas en todas las centrales nucleares de Ucrania. De otro, el IAEA apoyará los planes de Ucrania para comprar equipos del proyecto interrumpido Belene de Bulgaria para la central nuclear de Khmelnytskyy.

Pasando de la seguridad nuclear a la incursión en Kursk, Maria Zakharova, portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, ha afirmado que la Unión Europea podría haber estado implicada en la planificación y ejecución de los ataques en la región rusa. Más concretamente, “a juzgar por las declaraciones de Josep Borrell”, acusaba a la UE de estar plenamente informada sobre las acciones del Ejército ucraniano en la región de Kursk. En esta línea, subrayaba en su declaración que “Con el pretexto del derecho a la legítima defensa y citando la Carta de las Naciones Unidas, la Unión Europea, con una perseverancia digna de una causa mejor, justifica cualquier ataque terrorista, crímenes de guerra, masacres y secuestros de civiles, violencia sexual contra las mujeres cometidos por militantes y mercenarios del régimen títere de Kiev”.

Unas declaraciones que llegan tras el claro posicionamiento del jefe de la diplomacia europea a favor de que se levanten las restricciones al uso del armamento de largo alcance en suelo ruso.

No obstante, el presidente Zelenski se mantiene firme en sus declaraciones acerca de que no habían informado a nadie sobre sus planes en Kursk, destacando en una entrevista para NBC News que no era “una cuestión de falta de confianza”. Así, remarcaba que la contraofensiva de Kiev del pasado verano fracasó en muchos aspectos debido a lo mucho que se anunció y se habló de ella, dando a los rusos la oportunidad de prepararse. Además, subraya que ni los servicios de inteligencia ucranianos estaban al tanto de los planes y que redujo “al máximo el círculo de personas que sabían de esta operación” y cree que “esta fue una de las razones por las que tuvo éxito”.

Sobre el veto al uso de las capacidades de largo alcance en territorio ruso ha discutido el presidente Zelenski con el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau. Zelenski ha instado a Trudeau a intensificar la promoción entre los socios para que se otorgue permiso y medios apropiados para atacar objetivos militares en Rusia. Asimismo, han abordado la continuación de su cooperación en materia de defensa y en el marco de la coalición de drones, y Zelenski le ha trasladado las necesidades actuales de las AFU que incluyen, entre otros, sistemas de defensa aérea y vehículos blindados. De igual modo, los líderes han discutido sobre la implementación del Acuerdo Bilateral de Seguridad suscrito entre Ucrania y Canadá el pasado 24 de febrero y acordado continuar los contactos para preparar una conferencia temática basada en el punto de la Fórmula de Paz dedicada a la “Liberación de prisioneros y deportados” que se celebrará en Canadá.

En lo que concierne a la ayuda, el Parlamento de Rumanía ha dado luz verde a la transferencia de un sistema de defensa aérea Patriot a Ucrania, de modo que solo resta la firma del presidente del país, Klaus Iohannis. Una aprobación que llega escasos días después de que el ministro de Exteriores, Dmytro Kuleba, insistiese en la necesidad de que aquellos socios que habían prometido entregarles Patriots acelerasen las entregas. Esto es, Rumanía y Países Bajos del lado de la UE y Estados Unidos.

Desde el Reino Unido, llega la confirmación de que la Secretaría de Defensa ha firmado un contrato por 300 millones de libras para la compra de munición de 152mm para Ucrania. Se espera que se entreguen miles de proyectiles antes de finales de año tratando de dar un impulso a las reservas ucranianas. En particular, la noticia se ha dado a conocer en el marco de la visita del ministro de Defensa de Ucrania, Rustem Umerov, a Londres, donde se ha reunido con el secretario de Defensa, John Healey.

Noruega, por su parte, ha comunicado la asignación de 53,23 millones de dólares al Fondo Internacional para Ucrania liderado por el Reino Unido con el objetivo de que Kiev reciba más drones y más sistemas de defensa aérea para proteger a su población y la infraestructura crítica. Asimismo, el Ministerio de Defensa noruego ha informado que esta donación es fruto de la cooperación entre el Reino Unido, Dinamarca, Países Bajos, Lituania y Noruega.

El Ministerio de Exteriores ucraniano ha iniciado el proceso para terminar, retirarse y denunciar 14 tratados internacionales de Ucrania celebrados por el gobierno de Ucrania con los gobiernos de Rusia, Bielorrusia y dentro de la Comunidad de Estados Independientes (CIS). En particular, estos tratados están referidos a los ámbitos militar, energético, financiero, económico, transporte, social y sanitario.

A colación del ámbito sanitario, se intenta terminar con unos tratados y abrir otras puertas para la cooperación. En este sentido, Ucrania y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) han decidido continuar sus proyectos entre los que se incluyen el proceso de reforma del sistema sanitario, revisar la política regulatoria en el campo de la circulación de medicamentos, lucha contra el VIH y la tuberculosis, o la digitalización del sistema sanitario.

Por otro lado, Ucrania y Naciones Unidas han prorrogado por un año el plan preventivo conjunto “Los niños y los conflictos armados”, destinado a poner fin y prevenir las graves violaciones contra los niños en Ucrania. Este plan engloba los esfuerzos de Ucrania y de otros socios y organizaciones internacionales para lograr que los menores ucranianos deportados ilegalmente por Rusia vuelvan a sus hogares.

Pasando a otras cuestiones, Putin ha puesto rumbo a Vladivostok para participar en el Foro Económico Oriental tras concluir su visita a Mongolia, si bien únicamente se ha facilitado información acerca de los actos en los que ha participado y no, por el momento, sobre los acuerdos alcanzados entre ambas partes.

En relación con la no ejecución de la orden de arresto emitida por la Corte Penal Internacional (CPI) por el gobierno mongol, según el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, “toda esta historia con la CPI (…) no puede y no será una limitación en el desarrollo de las relaciones de Rusia con los estados socios que están interesados en desarrollar relaciones bilaterales y cubrir contactos internacionales”. De este modo, enfatiza que “la mayoría mundial tiene una visión mucho más amplia de las perspectivas de cooperación internacionales que las anteojeras de la CPI”. 

Para concluir, desde el medio Politico, y basándose en unas declaraciones obtenidas de un portavoz del gobierno mongol, señalan que Mongolia siempre ha mantenido “una política de neutralidad” en sus relaciones diplomáticas y que la dependencia energética del país respecto de Rusia complica el arresto de Putin. Más concretamente, dicho portavoz habría subrayado: “Mongolia importa el 95% de sus productos petrolíferos y más del 20% de la electricidad de nuestro vecino inmediato (Rusia), que anteriormente ha sufrido interrupciones por razones técnicas. Este suministro es fundamental para garantizar nuestra existencia y la de nuestro pueblo”.


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