Guerra de Ucrania – Día 877

La justicia rusa ha condenado al periodista norteamericano Evan Gershkovich a dieciséis años de prisión, en un polémico juicio del que no ha trascendido prueba alguna de los cargos que se la imputan y que ha sido denunciado por autoridades y organizaciones de todo tipo. La noticia más relevante de la jornada, no obstante, no tiene que ver con la justicia o con la situación de la prensa en Rusia, sino con la llamada telefónica mantenida entre el candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump y el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. Una conversación confirmada por ambos en la que habrían acordado trabajar para buscar una paz «justa», prometiendo Trump poner «fin a la guerra que ha costado tantas vidas». En el frente, mientras tanto, la caída de Niu-York en manos rusas es casi un hecho, al igual que la entrada de las tropas rusas en Prohres, mientras prosiguen los lanzamientos de drones y misiles por ambas partes.

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Como decíamos hace unos días, quien más quien menos, a la espera de lo que ocurra con la candidatura de Biden a la presidencia de los Estados Unidos, comienza a dar por descontada la victoria republicana en las próximas elecciones norteamericanas, que se celebrarán el 5 de noviembre y permitirán, ya en enero de 2025, el comienzo de un nuevo ciclo político. En este sentido, las encuestas, si bien la diferencia no es abismal, han comenzado a inclinarse de forma clara a favor de Trump, especialmente tras el desastroso papel de Biden en el debate cara a cara y el intento de asesinato en Wisconsin.

Si bien Biden ha sido un buen presidente en muchos aspectos (especialmente en el económico, que es lo más relevante para el electorado estadounidense), dejando al país en la senda de la reindustrialización, prosiguiendo la política respecto a China (e incluso profundizando en ella) de las dos administraciones anteriores o restañando buena parte de las heridas en el seno de la OTAN, esto no parece suficiente, por sí mismo, para volver a sentarle en el despacho oval durante cuatro años más.

De hecho, finalmente parece que su edad y los evidentes problemas para seguir el ritmo que una presidencia impone, así como la forma en la que Trump ha sabido hacer campaña incluso de los juicios en su contra, los escándalos relacionados con el hijo del ahora presidente y otros tantos elementos, sumados a los últimos sucesos, han terminado de apuntalar la campaña de un Trump que partía en clara inferioridad en aspectos clave, como la cantidad de fondos a su disposición (no olvidemos que en los Estados Unidos el aspecto económico es fundamental; más si cabe que en Europa).

La consecuencia de este giro político en los Estados Unidos, dadas las declaraciones que Trump ha hecho una y otra vez respecto de la guerra de Ucrania y de otros tantos aspectos relacionados como puede ser la relación con los Estados miembros europeos de la OTAN y su seguridad, es que poco a poco todos van tomando posiciones, en preparación de un escenario que sin duda será diferente al que se ha vivido con la Administración Biden, pero que no necesariamente será igual en todos los aspectos al vivido durante el anterior mandato de Trump.

En el caso de Ucrania, sin duda cabe esperar que Trump intente cumplir con sus promesas de forzar una paz. Ahora bien, a pesar de la retórica, difícilmente lo hará «dejando colgada» por completo a Kiev, es decir, cortando en seco la ayuda y dejando a este país a merced de Rusia. De hecho, una de las pautas básicas durante su anterior mandato fue el del «palo y la zanahoria», amenazando por ejemplo con abandonar a su suerte a los «free riders» que no cumplían con sus responsabilidades en cuanto a inversión en defensa dentro de la OTAN, para finalmente aumentar el compromiso de los Estados Unidos con la defensa del continente una vez logró que incrementasen su gasto.

Por supuesto, esta forma de proceder, siempre tiene consecuencias. Dado que nunca se sabe a ciencia cierta por dónde va a salir finalmente el republicano, la reacción lógica entre quienes deben interactuar con él y con su Administración, pasa por «nadar y guardar la ropa», como se dice comúnmente, lo que provoca cierto grado de «decoupling», algo que la Administración Biden lleva cuatro años intentando corregir tanto en Asia como en Europa. De esta forma, en el caso de la Unión Europea, a partir de 2017 lanzaron un buen número de iniciativas relacionadas con la defensa que se encaminaban, como en el caso de la PESCO, a dotar de capacidades a los Veintisiete por lo que pudiera suceder, buscando así acercarse a una «Autonomía Estratégica» que en ningún momento supieron definir.

De hecho, es de esperar, máxime ahora que se ha renovado el mandato como presidenta de la Comisión a Ursula von der Leyen, que los europeos profundicen en lo hecho hasta ahora, si bien haría falta que Trump volviese a poner en cierto riesgo la OTAN para que los Veintisiete tuviesen verdaderos incentivos para dar pasos firmes… más allá de la política industrial de defensa, que es a lo que han quedado reducidas las iniciativas de las que hemos hablado anteriormente en su mayoría.

En el caso ucraniano, la reacción lógica frente a la posible llegada de Trump pasa, ni más ni menos, que por lo que ya están haciendo: por una parte anunciar que encontrarán la forma de continuar la lucha, independientemente del apoyo que puedan tener de los Estados Unidos (en lo que es su palanca de presión frente a Washington) y, por otra, intentar «templar gaitas» con el candidato republicano y su Administración, buscando la forma de que, una vez llegue al poder y si de verdad busca forzar una paz (los EEUU son el único país que podría hacerlo), esta sea lo más beneficiosa, dadas las circunstancias, para Ucrania. De ahí la conversación mantenida recientemente entre Trump y Zelenski, en la que este último habrá tratado de usar todos los argumentos a su favor para moderar la posición del primero (incluyendo el consenso internacional) consciente de que de llegar a la Casa Blanca de nuevo, sus actos difícilmente implicarán minar la posición internacional de los Estados Unidos o de la OTAN, sino que irán más en la línea de cerrar un frente que ya no es tan rentable como en 2022 o 2023, para concentrar esfuerzos en otros escenarios, como Indo-Pacífico.

Dejando a un lado la política, para pasar ya a la actualidad en el frente, en primer lugar tenemos que Rusia ha lanzado nuevos ataques contra el territorio ucraniano, utilizando para ello misiles y drones. Así las cosas, se ha hablado del derribo de un misil Iskander cerca de Odesa, mientras que una quincena de personas han resultado heridas en Mikolaiv y tres han fallecido, tras el impacto de otro. Dicho esto, desde el Ministerio de Defensa de Ucrania han hablado del derribo de 12 de 16 drones tipo Shahed-131/136 (Geran-1/2) lanzados por Rusia, así como del lanzamiento por parte de las fuerzas armadas de este país de un total de tres misiles Iskander, que no habrían sido neutralizados. Por otra parte, una planta de generación de energía ha resultado dañada en Sumy tras un ataque ruso. Además de esto, ha fallecido la exdiputada y lingüista ucraniana Iryna Farion, tras recibir un balazo por parte de un desconocido durante la pasada jornada en la localidad de Leópolis, sin que se conozcan por el momento las causas.

Desde Rusia, han hablado en las últimas horas de cómo «los sistemas de defensa aérea de servicio destruyeron e interceptaron veintiséis vehículos aéreos no tripulados sobre el territorio de la región de Rostov y un UAV fue destruido sobre el territorio de la región de Smolensk». Ahora bien, sea o no cierto, también se ha hablado en las redes sociales (y ha sido confirmado por FIRMS), del ataque contra la base aérea de Millerovo, situada en la región de Rostov. Ataque se suma a otro realizado con ATACMS contra un objetivo cercano al aeropuerto de Lugansk.

En cuanto a los combates y movimientos, comenzando por el norte del frente, por Vovchansk, en el sector de Járkov, allí tenemos que en las últimas horas las tropas ucranianas han logrado retomar algunas posiciones.

Más al sur, en Kupiansk, se han producido nuevos y potentes bombardeos, así como también ataques rusos en la zona de Kislyvka, como en días pasados, pero también en Synkiívka. Además, más al sur de la línea Kupiansk-Svatove-Kreminna, ya al oeste de esta localidad, han vuelto a presionar en dirección a Nevske.

En el sector de Siversk, son varias las fuentes que hablan de un notable avance ruso de hasta tres kilómetros, que les habría permitido hacerse con Ivano-Darivka, si bien hay quienes defienden que tras un bombardeo y contraataque ucraniano habrían retrocedido, por lo que podría tratarse de uno de los habituales reconocimientos en fuerza rusos.

Sin noticias del sector de Bakhmut, el siguiente punto de interés está en Gorlóvka, concretamente al noroeste, en donde las tropas rusas han seguido avanzando hacia el interior de la localidad de Niu-York, posición inexpugnable durante años.

Por último, el otro sector en el que se han producido cambio relevantes es el de Avdiívka, en donde las tropas rusas han logrado entrar en la población de Prohres, dando otras fuentes por hecha la toma completa de esta aldea, algo que todavía no está del todo claro, si bien parece inevitable a corto plazo.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

En el apartado internacional, y una vez tratado el tema más importante del día, que era la conversación mantenida por Trump y Zelenski, quizá lo que más impacto mediático haya tenido ha sido la condena, a dieciséis años de prisión, al periodista estadounidense Evan Gerkovich, sin que desde la justicia rusa se haya mostrado prueba alguna de su culpabilidad.

Por supuesto, en estos casos hay que entender que hay un importante componente político, pues Rusia utiliza a reos como Gerkovich como elemento de presión contra los Estados Unidos, pero también para dejar claro al resto de periodistas que se mostrará implacable. La decisión, en cualquier caso, además de por sus compañeros de redacción en The Wall Street Journal, ha sido condenada por numerosas autoridades tanto estadounidenses como europeas, incluyendo las comunitarias.

Hablando de condenas, en este caso en bielorrusia, un ciudadano alemán -Rico Krieger- ha sido condenado a muerte tras ser acusado de «acto de terrorismo” y mercenarismo, informó el viernes la ONG Viasna. Desde dicha organización han asegurado tener confirmación de que Krieger, supuestamente médico militar y de 30 años de edad, habría sido condenado a la pena máxima por supuestos vínculos con el regimiento Kastous-Kalinowski, formado por bielorrusos que luchan contra el ejército ruso junto a Ucrania.

Cambiando de tercio, dursante su visita al Reino Unido, de la que hablamos ayer, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski pudo reunirse con el nuevo primer ministro británico, Keir Starmer, quien volvió a reafirmar su apoyo a Ucrania. En su encuentro, hablaron entre otros temas sobre la situación en el frente y las capacidades de ataque a larga distancia ucranianas.

A colación, y pasando a la ayuda internacional, en las últimas horas el Reino Unido y Ucrania han suscrito un acuerdo gracias al cual el primero proporcionará un crédito por valor de 2.000 millones de libras esterlinas (2372 millones de euros) a la segunda, de forma que pueda fortalecer sus capacidades defensivas. Se entiende que, siguiendo el ejemplo de Francia, esta cantidad permitirá a los ucranianos adquirir material a empresas de defensa británicas.

En un orden de cosas totalmente diferente, el ministro de Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, ha anunciado recientemente el lanzamiento de la plataforma «Ucrania es el hogar», destinada a facilitar a aquellos ciudadanos ucranianos que lo deseen, el regreso a su país. Un esfuerzo para el que han contado con la colaboración del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, el italiano Filippo Grandi.

En cuanto a Rusia, la actividad ha sido escasa, siendo lo más relevante la reunión mantenida por el Consejo de Seguridad -la segunda en unos días-, presidida como corresponde por Putin. En este caso, se ha hablado sobre medidas de seguridad interior, especialmente en eventos masivos.

Hablando de eventos, varios cientos de personas, entre ellas el cantante pro-Kremlin Shaman (Yaroslav Yuryevich Dronov), se reunieron el viernes por la tarde frente a la embajada de Estados Unidos en Moscú para protestar contra el bloqueo por parte de YouTube de ciertos canales rusos. Durante la protesta, en las paredes de la embajada de Estados Unidos en la capital rusa fue proyectada una bandera rusa, según se ha podido ver en un vídeo publicado por el medio ruso RIA Novosti.

Por otra parte, en las últimas horas se ha hablado también sobre cómo un buen número de voluntarios cubanos siguen siendo reclutados con la promesa de importantes beneficios económicos, para luchar en Ucrania, en una noticia publicada por el medio estadounidense Bloomberg que recuerda, en algunos aspectos, a lo ocurrido con algunos ciudadanos hindúes.

Por último, terminamos con las próximas Olimpiadas, que comenzarán en cuestión de días en París, pues según un informe publicado recientemente por la fundación Global Rights Compliance, con sede en La Haya, diez de los quince atletas rusos autorizados a participar bajo bandera neutral en los Juegos Olímpicos de París expresaron su apoyo a la invasión rusa de Ucrania o tienen vínculos con el ejército ruso, violando por tanto claramente los “principios de participación” de los atletas bajo banderas neutrales.


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