En las últimas horas los Estados Unidos han anunciado un nuevo -y sorpresivo- paquete de ayuda militar a Ucrania por valor de 225 millones de dólares que incluye no sólo la prometida batería Patriot, sino también distintos tipos de misiles y munición, entre otros. Un paquete que no ha evitado la mala imagen ofrecida por un Biden que, en lugar de anunciar a Zelenski, anunció a Putin, lo que ha hecho que las críticas arrecien. Más allá de esto, en Alemania se habría desmontado un complot para asesinar al CEO de Rheinmetall, Armin Papperger, prácticamente al tiempo que el país teutón celebraba la decisión de los EE. UU. de situar en el futuro nuevos misiles tanto antiaéreos como de crucero e incluso hipersónicos en su territorio, algo que ha sido interpretado por Rusia como un regreso a la Guerra Fría, mientras el presidente turco, Erdogan, declaraba que «la perspectiva de un conflicto directo entre la OTAN y Rusia es preocupante».
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Hoy, al igual que ha pasado en otros días de este periodo «vacacional», el informe será algo más corto de lo habitual, comenzando directamente por la situación sobre el terreno. Mañana, si nos es posible, dedicaremos un espacio a analizar la nueva crisis de los «Euromisiles» en ciernes…
Dicho esto, en las últimas veinticuatro horas Rusia ha lanzado, una vez más, misiles y drones sobre el territorio ucraniano. Por el momento, no se ha publicado un recuento oficial, aunque por razones estrictamente personales este informe se ha hecho algo antes de lo habitual, por lo que es posible que se publique en cuestión de horas. En cualquier caso, más allá de los múltiples avisos sobre drones y misiles en vuelo publicados por el Ministerio de Defensa de Ucrania, se sabe que al menos una persona ha muerto y más de una decena han resultado heridas tras sendos bombardeos en Myrnohrad y Raihorodok y que se han registrado explosiones en Zaporiyia.
Más intensa si cabe ha sido la situación del lado contrario, pues tras los incendios de ayer en Eupatoria, hoy le ha tocado el turno a la parte ocupada de la región de Jersón, alcanzada por un ataque ucraniano. Además, se ha registrado un fuerte incendio en un almacén de materiales en la parte bajo control ruso de la región de Lugansk. Por otra parte, las autoridades de Bélgorod han hablado de un muerto y tres heridos en un ataque ucraniano con drones contra un vehículo y de cinco menores heridos tras otro ataque contra la localidad de Shebekine. También se ha hablado de un sabotaje a la infraestructura ferroviaria rusa en la región de Krasnodar, si bien no hay demasiados detalles. Además, se ha denunciado un importante incendio en las inmediaciones de la central nuclear de Energodar, que habría sido recogido por la herramienta FIRMS de la NASA, aunque se desconocen las causas. Desde el Ministerio de Defensa ruso, en cualquier caso, aseguran haber derribado en las últimas horas «24 vehículos aéreos no tripulados y cinco sistemas de lanzamiento múltiple de cohetes HIMARS de fabricación estadounidense».
En cuanto a los combates y los movimientos, las novedades son muy escasas. Comenzando por el sector de Járkov, se han registrado nuevos avances ucranianos al norte de la localidad de Hlyboke, en el extremo más occidental del mismo. La situación en Vovchansk, por su parte, parece permanecer sin cambios después de que ayer las tropas rusas cruzaran el río.
Pasando a la antigua línea Kupiansk-Svatove-Kreminna, una jornada más las tropas rusas han atacado las posiciones ucranianas en Makiívka, en donde apenas conservan más que una cabeza de puente al este del río Zherebets.
En el sector de Bakhmut, si bien no hay cambios de posiciones, resultan relevantes los intensos bombardeos de las últimas horas contra los barrios más orientales de Chassiv Yar. Los ucranianos, además, hablan de una diferencia de fuerzas de hasta 1:10 a favor de Rusia en este punto.
En cuanto a Gorlóvka, se ha seguido la tónica de la jornada anterior, con las tropas rusas intentando avanzar tanto hacia el centro de Niu-York, al sur, como hacia el interior de Pivnichne, al norte. En este caso habrían logrado avanzar algunos metros, al tomar nuevas edificaciones.
Pasando al sector de Avdiívka, lo más relevante allí es que, tras los últimos avances rusos en dirección a Prohres, (al oeste de Sokil, que ya está totalmente bajo control ruso), las Fuerzas Armadas ucranianas han desplegado en la zona la 47ª Brigada Mecanizada, una de las empleadas en más de una ocasión como refuerzo ante situaciones comprometidas.
Terminando con el sector de Mariínka, lo que encontramos es que las posiciones ucranianas en esta ciudad continúan deteriorándose, siendo cada vez más inminente su toma completa por parte rusa. En cualquier caso, los ucranianos han desplegado en la zona la 80ª Brigada de Asalto Aerotransportada, con la intención de resistir lo máximo posible en los edificios situados más al norte de la localidad.
Más allá de esto, pero también en relación con la guerra de Ucrania, las autoridades de Finlandia han vuelto a denunciar un incremento en el malfuncionamiento de los sistemas GPS durante los últimos días. Un fenómeno cuya responsabilidad se achaca a Rusia, que se ha repetido de forma periódica durante los últimos meses y que tiene efectos sobre el tráfico aéreo y marítimo civil, al que pone en riesgo.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
El apartado internacional comienza un día más por Washington. Allí, aunque la Cumbre de la OTAN ya ha servido para publicar la Declaración de la que hablamos ayer, han continuado los encuentros y los actos. Así las cosas, por la mañana, los jefes de Estado y de Gobierno de los aliados dieron la bienvenida a sus homólogos de cuatro países asiáticos que mantienen una estrecha relación con la OTAN, aunque no son miembros de la organización: Japón, Corea del Sur, Nueva Zelanda y Australia.
A colación de este último país, Australia ha anunciado además la concesión del paquete de ayuda militar más importante otorgado hasta la fecha por el país de las Antípodas. Serán 250 millones de dólares destinados a defensa aérea, armas aire-tierra, armas contracarro, municiones y vestimenta. Además, y como curiosidad, al mismo tiempo que tenía lugar la Cumbre de Washington y que países como Australia, Japón o Corea del Sur tomaban parte en ella, se han venido desarrollando los ejercicios RIMPAC 2024, que reúnen a unidades navales de estas y otras marinas de guerra.
Por la tarde, los treinta y dos líderes hablaron con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, durante un consejo OTAN-Ucrania; un formato creado en 2023 con la intención de acercar a Ucrania a la Alianza, tras lo cual el secretario general, Jens Stoltenberg, procedió a clausurar una cumbre que ha dejado hitos -y también momentos- interesantes, aunque por distintas razones.
En primer lugar, como se explicó ayer, porque se ha afirmado la voluntad clara de integrar a Ucrania, si bien no ha quedado claro cómo será este proceso, ni tampoco parece haber ningún plan claro a la hora de poner fin a la guerra para que esto sea posible. En este sentido, uno de los últimos actos durante la Cumbre ha sido la firma del Pacto de Ucrania por parte de 32 países, basado en la Declaración Conjunta hecha por los miembros del G7 hace unas semanas. Un pacto que busca crear «una arquitectura de seguridad unificada e integral para apoyar a Ucrania hoy y en el futuro, en la guerra y en la paz», si bien no compromete más que a prestar apoyo sin intervención directa y a consultas en caso de agresión, una vez la presente guerra haya terminado. A colación, por cierto, después del firmado ayer con Luxemburgo, en esta última jornada se ha hecho oficial la firma de un nuevo Acuerdo de Seguridad, en este caso entre Ucrania y Rumanía, en el que se recoge además la transferencia de un sistema antiaéreo Patriot, tal y como se había anunciado.
En segundo lugar, porque como se deduce de la Declaración y de las palabras de muchos asistentes, desde la OTAN ha comenzado a hablarse sin ambages de la República Popular de China como problema principal. Es cierto que los documentos citan a Rusia en este sentido, pero el acento se ha puesto en cualquier caso en el papel de la RPC y, en particular, en la «profundización de la asociación estratégica entre Rusia y la RPC y sus intentos, que se refuerzan mutuamente, de socavar y reconfigurar el orden internacional basado en normas». Un cambio relevante respecto a la anterior Declaración, surgida durante la Cumbre de Vilna de 2023, en la que si bien ya se hablaba de las «Las ambiciones declaradas y las políticas coercitivas de la República Popular China ponen en entredicho nuestros intereses, nuestra seguridad y nuestros valores», se decía también que los aliados seguían «abiertos a un compromiso constructivo con la República Popular China, incluso para fomentar la transparencia recíproca, con miras a salvaguardar los intereses de seguridad de la Alianza».
En tercer lugar, por la profundización de la brecha este-oeste en el continente europeo, que lleva a cada vez más analistas a hablar de nueva Guerra Fría –un concepto nada nuevo, por cierto-. Una impresión, en cualquier caso, acrecentada tras el anuncio por parte de Washington de que desplegará, en los próximos dos años, nuevos misiles interceptores SM-6 en Alemania, así como misiles de crucero e incluso balísticos, en un remedo de la crisis de los «Euromisiles» que ha sido celebrado, por lo que implica para la disuasión y para la seguridad germana, por el primer ministro de este país; no así por la oposición. Una decisión a la que desde Rusia han reaccionado asegurando que solo busca «distraer de alguna manera al público del problema que enfrenta ahora los Estados Unidos de América» en referencia a la reputación de Biden», según ha afirmado la portavoz de Exteriores, María Zajárova, quien ha añadido que «Washington está tomando una serie de medidas para salvar al candidato demócrata liberal después de su fracaso en el debate, cuando todo el país estaba horrorizado y empezó a preguntarse cómo la política de información estadounidense pudo haber hecho imposible que el gobierno y el público tuvieran una idea real de la condición física de Biden».
En cuarto y último lugar, y en relación con esto último, la Cumbre de Washington ha venido a confirmar por enésima vez los problemas que arrastra el todavía presidente estadounidense, Joe Biden. Este, que ha anunciado un nuevo paquete de ayuda militar a Ucrania por valor de 225 millones de dólares en el que se incluirá el sistema Patriot previamente anunciado, así como nuevos misiles antiaéreos y contracarro o municiones, entre otros, ha cometido varios errores de bulto. No solo presentó a Zelenski como Putin, sino que confundió a su vicepresidenta, Kamala Harris, con Trump. Pese a lo cual, una vez más Biden se ha mostrado desafiante frente a los críticos, cuyo número es cada vez mayor, aunque por supuesto, sigue teniendo defensores, tanto fuera como dentro de su partido.
Lo que es peor, las críticas ya no llegan únicamente desde su propio partido o desde los medios de comunicación, sino que lo hacen incluso desde algunos de los aliados de los Estados Unidos, pues hay quienes consideran que las meteduras de pata del político norteamericano podrían haber estropeado «meses de arduo trabajo», al provocar que el mensaje de unidad que pretendía ofrecerse a través de la Cumbre de Washington termine opacado por este otro tema, utilizado de paso una vez más por los medios rusos en su favor. Todo mientras en los propios Estados Unidos se habla sobre la opacidad de la Casa Blanca en torno a la salud del presidente y acerca de la fecha en la que visitó por última vez a un neurólogo.
Aun así, más allá de los errores, hay que decir que la rueda de prensa que ofreció ha sido alabada por su contenido, especialmente en lo relativo a política exterior, aspecto sobre el que demostró «un buen dominio de los temas de fondo en lo que respecta a los asuntos globales», dando «respuestas largas y detalladas sobre diversos asuntos de política exterior», incluso cuando dijo que estaba dispuesto a interrumpir la relación entre China y Rusia».
Además, dejó alguna frase interesante, como la afirmación de que no estaba listo para hablar con Putin, pues según aseguró, no tenía «ningún buen motivo para hablar con Putin en este momento» en tanto no percibe ningún cambio de actitud en un líder ruso que, a su juicio «tiene un problema» dado que Rusia no ha tenido éxito en su guerra de dos años y medio contra Ucrania.
Cambiando de tercio, y pese a los logros alcanzados por Ucrania durante la Cumbre de Washington y a la confirmación de que los primeros F-16 están camino de Ucrania, el presidente de este país se ha quejado del lento ritmo de las entregas y los compromisos, preguntándose «¿Cuántos años tendremos que esperar por la mitad de 300 aviones al ritmo actual de suministro y entrenamiento?»
En otro orden de cosas, en el marco de la Cumbre de Washington se han reunido los ministros de Exteriores tanto de Ucrania como de España. El primero, Kuleba, ha agradecido al segundo, Albares, la ayuda prestada (en breve se enviará la primera decena de Leopard 2A4 de los 19 prometidos en esta segunda tanda). Además, ha insistido en la necesidad de defensas aéreas, a sabiendas de que España posee tres baterías Patriot en servicio.
Siguiendo con Kuleba, se ha felicitado además por la decisión, por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas, de adoptar una resolución relativa a la seguridad de las instalaciones nucleares ucranianas en la que se condena la agresión rusa y se pide la retirada de las tropas de este país del territorio ucraniano, incluyendo la central nuclear de Zaporiyia.
Pasando a otros temas, también ha sido noticia en las últimas horas el supuesto complot, detrás del cual estaría Rusia, destinado a acabar con la vida del máximo responsable del fabricante alemán de defensa Rheinmetall (dueño en España de Expal, por cierto). En este sentido, dos diplomáticos de alto nivel de la OTAN habrían afirmado que dicho complot sería parte de una campaña más amplia de sabotajes y ataques híbridos de Rusia contra los estados europeos de la OTAN, de la que hemos hablado en alguna ocasión. En cualquier caso, el afectado, Armin Papperger, no se ha mostrado demasiado preocupado por las informaciones publicadas por CNN, sino que ha asegurado que el Gobierno Federal le provee de un elevado nivel de seguridad.
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