Guerra de Ucrania – Día 862

La Fuerza Aérea rusa habría atacado, por tercera vez en un corto espacio de tiempo, una base aérea ucraniana, lo que pone de relieve las carencias de este país en materia de defensa aérea. Al mismo tiempo, desde Kiev han confirmado la retirada del «Microdistrito del canal» de Chassiv Yar, mientras siguen presionando al oeste de Avdiívka y hacia Toretsk. En el plano internacional, mientras Zelenski niega que vaya a conceder ninguna entrevista a Tucker Carlson, los líderes de los países que forman la Organización de la Cooperación de Shanghái han dado la bienvenida a Bielorrusia como nuevo miembro mientras celebran «los cambios tectónicos» en el orden internacional. Todo en una jornada en la que los laboristas británicos han obtenido una aplastante victoria electoral, si bien es poco probable que esto cambie en demasía la postura del país en relación con la guerra de Ucrania.

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En los últimos días, se han registrado hasta tres ataques rusos diferentes contra otras tantas bases aéreas en el interior de Ucrania. Más allá de las pérdidas (Rusia reclama la destrucción de cinco cazabombarderos Su-27 en la base de Myrhorod; un helicóptero Mi-24 en Poltava, y; un Mig-29 en Dolgintsevo) lo realmente relevante es la aparente impunidad con la que los drones rusos de observación son capaces de moverse muy en el interior de las fronteras ucranianas. Todo lo cual nos vuelve a hablar de los déficits ucranianos en cuanto a defensa aérea, en este caso de corto y medio alcance.

De esta opinión es, por ejemplo, el analista polaco Konrad Muzyka, director de Rochan Consulting, quien asegura que «El principal problema es la falta de sistemas de defensa aérea de muy corto alcance por parte de los ucranianos. La capacidad de los rusos para volar sus drones a tanta profundidad proviene esencialmente de esta debilidad». Una opinión que no hace tanto tiempo hemos defendido también en estas líneas y un problema, todo sea dicho, que Ucrania y sus aliados no han conseguido remediar.

En este tiempo, recordemos, los rusos han empleado una interesante variedad de sistemas para conducir sus ataques cada vez más al interior del territorio ucraniano. Esto último, teniendo en cuenta que hay una diferencia substancial entre los ataques contra infraestructuras civiles, como pueden ser las plantas de generación eléctrica o las redes de distribución, entre otros, y atacar bases aéreas. Decimos esto porque, si bien los primeros son ataques que pueden llevarse a cabo sin necesidad de reconocimiento previo, ya que son objetivos estáticos cuya posición es bien conocida, en el caso de las bases aéreas (o los trenes, no lo olvidemos), se necesita de uno o varios drones que, en tiempo real, proporcionen información fidedigna no sobre la posición de la base (de sobra conocida), sino de los aparatos que están en ella y que constituyen el blanco verdaderamente apetecible (ya que en el contexto de esta guerra, atacar una base por ejemplo con munición antipista, tiene poco efecto y, por ende, sentido).

De esta forma, como decíamos, las Fuerzas Armadas rusas han venido empleando, entre otros, los siguientes sistemas para llevar a cabo sus ataques contra bases aéreas ucranianas:

  • Drones de reconocimiento como el Orlan-10 y el Eleron.
  • Drones kamikaze como el Lancet.
  • Misiles de crucero como el Kh-101/555.
  • Misiles balísticos como el Iskander-M.
  • Drones iraníes Shahed-131/136.

El problema para los ucranianos, una vez más, es de elección. En términos absolutos, no parecen carecer de sistemas antiaéreos, ya que les han sido suministrados cifras ingentes de estos desde el comienzo de la guerra (como explicamos en su momento) y, aunque se han perdido algunos, las bajas no han sido tan significativas en términos porcentuales como podría creerse. Y tampoco, por supuesto, que los sistemas entregados se estén demostrando precisamente inútiles. De hecho, a tenor de las marcas de derribos, su resultado estaría siendo mejor que aceptable (esto incluye a los Hawk donados por España, por cierto). Sin embargo, sí hay escasez de misiles antiaéreos en este segmento -aunque por razones obvias, el acento en términos informativos suele ponerse sobre los Patriot y NASAMS, ya que son los encargados de defender las ciudades ucranianas y -como es normal, por su alcance, junto a otros como los S-200– los que han conseguido infligir a la Fuerza Aérea rusa bajas más sonadas.

Ahora bien, los propios ucranianos insisten, una y otra vez, en la necesidad de defender sus ciudades, dejando en un segundo plano la defensa de otros objetivos de alto valor como, en este caso, algunas instalaciones militares. Es una elección hasta cierto punto lógica (ya que no albergan sólo civiles, sino también infraestructuras críticas para mantener en marcha la economía y el esfuerzo bélico), aunque es posible que, con la llegada de los F-16 al país, deba cambiar al menos en parte, ya que más allá de lo que significaría la pérdida de estos aparatos en tierra en términos de imagen, los propios aliados de Kiev terminarían por poner trabas ante cualquier petición de envíos adicionales.

En términos más amplios, lo que se ha constatado es que la apuesta rusa por utilizar drones como los Shahed-131/136 (Geran-1/2) de relativamente bajo coste (las dudas al respecto siguen siendo muchas, por lo que les dedicaremos una serie de artículos en las próximas semanas) para someter a una tensión insoportable a las defensas aéreas ucranianas (y trasladar los costes de la guerra a sus aliados) está funcionando, si bien no en la medida en que el Kremlin desearía.

Frente a esto, si bien las medidas activas (es decir, reforzar las defensas antiaéreas de corto y medio alcance y la IADS ucraniana en general) son las más obvias de entre todas las posibles, sigue habiendo un margen para la mejora en cuanto a la adopción de medidas, por denominarlas de alguna forma, pasivas: desde la construcción de búnkeres reforzados (a ser posible al margen de las propias pistas, como se hace en algunos países nórdicos o en Suiza) al uso masivo de señuelos y técnicas de camuflaje, si bien en este caso Ucrania los ha venido empleando con cierto éxito, a la vez que Rusia intenta lo propio en sus bases, como se ha podido ver en los últimos tiempos en instalaciones como Akhtubinsk.

Incendios detectados en Ucrania por la herramienta FIRMS de la NASA. Como puede verse, la mayor parte se corresponden con las zonas en y alrededor de la línea de frente. Fuente – FIRMS.

Cambiando ya de tercio, para pasar a la actualidad más reciente del campo de batalla, en las últimas horas además de los ataques a bases aéreas se han registrado distintos impactos de drones y misiles contra el territorio ucraniano. Las defensas aéreas, de hecho, han estado muy activas, asegurando haber derribado en la última jornada hasta 32 drones tipo Shahed-131/136 (Geran-1/2, lo que supondría -siempre según los ucranianos- el 100% de los lanzados por Rusia. Ahora bien, como quiera que se han producido distintas informaciones, relativas a ataques rusos exitosos, cabe poner los datos del Ministerio de Defensa ucraniano en duda, una vez más. Así, se ha hablado de 7 heridos en Odesa, tras una explosión provocada por el impacto de un misil ruso y de varios heridos más en Zhytomyr, aparentemente por la caída de restos de un drone derribado.

Del lado de Rusia, se ha informado de un ataque ucraniano contra Skadovsk, localidad bajo control de su enemigo situada en la región de Jersón. También, una vez más, contra Sebastopol, en la península de Crimea. Además, desde Rusia han denunciado la muerte de un menor tras impactar supuestamente un dron ucraniano contra un edificio residencial en Primorsko-Akhtarsk, en el Krái de Krasnodar. Por último, se habría producido también un ataque contra una instalación militar en Moskovskoye, en Stávropol. Dicho lo cual, desde Rusia aseguran haber derribado medio centenar de drones ucranianos durante las últimas 24 horas.

Más allá de esto, y en cuanto a los movimientos y los combates, comenzando por el sector de Járkov tenemos que se han producido nuevos ataques rusos contra la localidad fronteriza de Sotnytsky, que finalmente han conseguido tomar. Por el contrario, en la ciudad de Vochansk han sido los ucranianos quienes han seguido retomando terreno en las últimas jornadas, teniendo ya bajo su control la práctica totalidad del este de dicha localidad.

Siguiendo por el sector de Bakhmut, allí los ucranianos han reconocido finalmente que el Ejército ruso se ha hecho con el «Microdistrito del canal» de Chassiv Yar, mientras se preparan para la siguiente fase de esta batalla, que tendrá lugar en torno al canal de agua dulce.

Más al sur, en torno a Gorlóvka, las tropas rusas continúan también logrando avances, amenazando cada vez más las localidades de Druzhba y Pivnichne, mientras concentran sus ataques en la dirección de la vía férrea, sobre una zona en la que la densidad de las defensas ucranianas es menor.

En cuanto al sector de Avdiívka, los avances rusos continúan también, acercándose cada vez más al río Vovcha por el norte, en lo que parece un intento por rodear las defensas ucranianas por esta zona, algo cada vez más probable una vez han tomado puntos como Sokil y han puesto en peligro otros más al norte como Luzuvasts’ke y Prohres.

Como curiosidad, antes de pasar a la parte internacional, según las últimas encuestas, el 58% de los ucranianos cree que su país saldrá victorioso, mientras que el 30% considera que la guerra se cerrará con una negociación y únicamente un 1% piensa que Rusia pueda obtener una victoria. Ahora bien, como lo interesante es la evolución, más que el dato estático, no está de más recordar que hace un tiempo eran alrededor del 80% de los ucranianos los que confiaban en una victoria de las AFU.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

El apartado internacional nos lleva hoy directamente al Reino Unido, en donde se ha constatado la debacle de los conservadores tras 14 años en el poder, de forma que el líder laborista, Keir Starmer, sucederá a Rishi Sunak como habitante del número 10 de Downing Street. Más allá de los resultados de los demócratas, que han ido en línea con las últimas previsiones, cabe señalar por una parte que el populista Nigel Farage ha logrado entrar en Westminster y, por otra, que en relación con la guerra de Ucrania, si bien el Reino Unido podría moderar ligeramente su postura, no se esperan grandes cambios.

Más allá de esto, también en Astaná están ocurriendo cosas interesantes, a propósito de la Cumbre de la OCS –tema que abordamos ayer en profundidad-. Así, además de dar la entrada a Bielorrusia, tal y como se esperaba, se han hecho varias declaraciones, incluyendo por parte de Putin, a favor de un mundo multipolar. De hecho, en su declaración final, los miembros subrayaron su compromiso con «la formación de un orden mundial multipolar equitativo, basado en el papel central de las Naciones Unidas, el derecho internacional y la aspiración de los Estados soberanos a una asociación mutuamente beneficiosa».

Por otra parte, también en Astaná y una vez más, Putin se ha hecho la víctima respecto a Ucrania, afirmando que Moscú «se enfrentó a un engaño nuevamente ya que todos los acuerdos [relativos a la retirada de las tropas], que se habían alcanzado en Estambul, fueron arrojados a la basura», en referencia a las negociaciones que tuvieron lugar pocos meses después del comienzo de la invasión en dicha ciudad turca. Tras lo que ha añadido que no se fía de un posible alto el fuego ucraniano. Además, ha puesto en duda la posibilidad de que se puedan llegar a acuerdos sobre Ucrania a través de ningún mediador, afirmando que: «La cuestión fundamental no es sólo la competencia de estos mediadores, sino también sus poderes», afirmó. «¿Quién puede darles a los mediadores el tipo de poder que les permitiría poner fin a este impasse? Creo, sencillamente, que eso es poco probable».

Además de todo lo anterior, en las últimas horas se han reunido en Ucrania el presidente del país, Volodímir Zelenski y el jefe de la Oficina del Presidente, Andriy Yermak, con el resto de integrantes del Consejo de Apoyo a las Empresas en la Ley Marcial, discutiendo sobre las medidas a tomar para fortalecer la producción industrial, tanto de drones como de todo tipo de suministros relacionados con el esfuerzo bélico.

Además de esto, Zelenski ha hablado sobre los preparativos de cara a la próxima Cumbre de Washington (sobre dicha cumbre y sobre el papel de la OTAN ha publicado Jens Stoltenberg una columna en el medio estadounidense Foreign Affairs) en la que se decidirán temas clave en relación con el futuro de la OTAN y para lo cual ha mantenido una reunión con su equipo, en tanto, y en paralelo, tendrá también lugar una reunión del Consejo Ucrania-OTAN.

A colación, Zelenski, como otros políticos ucranianos, ha felicitado en las últimas horas a los estadounidenses por su Día de la Independencia, si bien en este último país, más allá de las celebraciones, todos siguen centrándose más en el futuro político de Biden que en cualquier otro tema. En relación con esto, por cierto, por una parte el todavía presidente ha anunciado que no realizará actos públicos más allá de las 20:00, intentando así gestionar esfuerzos, ya que reconoce que «tiene que dormir más». Todo mientras Trump logra ampliar su ventaja en términos electorales, capitalizando los evidentes problemas de salud del demócrata.

El ministro de Exteriores, Dmytro Kuleba, ha charlado por su parte con su homólogo israelí, tratando durante su conversación sobre temas como la cooperación entre ambos países, pero también realizando un repaso a la actualidad internacional en materia de seguridad, a propósito de Rusia, de Irán o de Corea del Norte.

En otro orden de cosas muy diferente, el medio estadounidense Foreign Policy ha publicado un interesante artículo en el que se habla sobre cómo Ucrania ha venido ampliando su red de ferrocarriles, con la clara intención de integrarla con la de los países de la Unión Europea con los que comparte frontera. Un esfuerzo que no solo tendría como objetivo facilitar la llegada de material bélico, sino que más bien se estaría realizando con la vista puesta en un futuro en el que el país formase parte de la Unión.

Por último, tenemos que Yuriy Belousov, jefe del Departamento de Guerra de la Fiscalía General, ha declarado en el marco de una entrevista que las tropas rusas habrían ejecutado, en lo que va de guerra, si bien se incluyó como ejecución lo sucedido en su día en la prisión de Olenivka. Más allá de esto, hizo un amplio repaso de la posición ucraniana respecto a varios temas de derecho bélico, así como a las últimas decisiones de la Corte Penal Internacional.


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