Guerra de Ucrania – Día 856

Según algunas fuentes, Ucrania ha comenzado a superar sus problemas relacionados con la escasez de munición de artillería, especialmente de 155mm. No obstante, el número de disparos diarios sigue siendo inferior al de su contraparte rusa, que se ha beneficiado tanto de los aumentos de producción como del suministro procedente de Corea del Norte, que los Estados Unidos ha denunciado en las Naciones Unidas por considerarlo «ilegal». Más allá de esto, mientras en este último país colea el debate acerca de la salud de su presidente, Joe Biden, su homólogo ruso ha afirmado que su país debería retomar la producción de misiles de corto y medio alcance, anteriormente prohibidos. Zelenski, por su parte, asegura estar trabajando en un plan para una «paz justa» con la intención de presentarlo a corto plazo.

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La guerra de Ucrania está siendo la guerra de los artilleros. Si bien esta Arma nunca abandonó el campo de batalla, lo visto en las llanuras y zonas boscosas del país, plagados de trincheras y bajo el fuego constante de los obuses, no deja lugar a la duda. Una lección que, quien más, quien menos, todos los países que observan el conflicto con atención, han identificado, de ahí la multiplicación de esfuerzos destinados a aumentar la capacidad de producción, reponer inventarios o fabricar y adquirir nuevas piezas y no solo municiones.

Con el paso del tiempo, algunos análisis es cierto que se han ajustado. Así, si en algunos casos se llegó a considerar que el punto álgido en cuanto a número diario de disparos llegó en torno al verano de 2022, cuando se produjeron las batallas por Severodonetsk y Lysychansk, algunas fuentes apuntan a que el «pico» llegó algo antes, coincidiendo con los dos primeros meses de información, cuando el fuego de contrabatería ucraniano no eran ni tan intenso ni tan efectivo y coincidiendo además con la fase de imposición de costes posterior al fracaso inicial (recordemos que la guerra comenzó como parte de una operación de decapitación).

Desde entonces, y en buena medida, la disponibilidad de municiones -especialmente las de los calibres más altos (155mm y 152mm) ha marcado el rendimiento militar de uno y otro bando, oscilando la relación de disparos diarios entre 1:7 y 1:3 a favor de Rusia durante todo este tiempo, de forma que:

  • Julio-Agosto 2022: La tasa de disparo rusa disminuyó a entre 40.000 y 50.000 proyectiles diarios durante la batalla de Bajmut.

  • Enero 2023: La tasa de disparo rusa disminuyó aún más, a aproximadamente 5.000 proyectiles por día en algunas áreas del frente.

  • Abril 2024: Ambos bandos mantuvieron tasas similares a las de enero.

  • Junio 2024: Se estima que Ucrania habría estado disparando entre 5.000 y 6.000 proyectiles diarios, mientras que Rusia mantendría una tasa sostenida en torno a los 10.000.

Ahora, desde Ucrania aseguran que, tras muchos problemas en este sentido, la disponibilidad de disparos está aumentando, solucionándose muchas de las carencias previas. En concreto, hablan de cómo habrían pasado de una disponibilidad de apenas 6-7 disparos diarios por pieza durante las fases más críticas, a unos 40 en la actualidad, si bien no aclaran el número total de obuses que mantienen operativos.

Hay que tener en cuenta, en este punto, que las variaciones en la disponibilidad tanto de disparos como de piezas de artillería se producen con cierto retraso respecto a los anuncios oficiales, dado el tiempo que pasa entre que una situación es advertida (como la escasez de municiones o un aumento en las pérdidas de piezas como la que provocó la llegada al frente de los drones Lancet rusos o de los MLRS M-142 HIMARS en el caso ucraniano) y se buscan soluciones. Y, tras ello, el tiempo necesario para que estas se implementen.

En cualquier caso, a pesar de las iniciativas aprobadas en el seno de la Unión Europea, y de las que ya hemos hablado en numerosas ocasiones, así como de los esfuerzos estadounidenses por incrementar también su producción (con la vista más puesta en China que en Rusia, todo sea dicho), se ha seguido dependiendo de la disponibilidad de disparos almacenados y de la capacidad de obtenerlos de terceros, como ha ocurrido cuando se ha recurrido a Corea del Sur o como viene sucediendo desde que se puso en marcha la iniciativa checa, que ahora comienza a dar resultados.

Además, existe todavía el problema de la limitada disponibilidad de piezas, que no se ha solucionado a pesar de que, durante el tiempo que la guerra lleva en marcha, se hayan suministrado a Ucrania más de un millar de obuses de todo tipo, según algunas fuentes. En cualquier caso, en relación con esto no hay que perder de vista que la relación inicial era muy desfavorable a Ucrania, hablándose de 10 o 15 a 1 a favor de Rusia al comienzo de la invasión, si bien en el aspecto cualitativo Ucrania mantenía cierta ventaja que Rusia ha enjuagado también en parte.

En este caso, ponerle fin a corto plazo se antoja mucho más difícil, pues si bien países como Francia han conferido cierto impulso a la producción por ejemplo de CAESAR, y otros como España se han planteado y están trabajando en reabrir líneas de producción -como las de tubos-, difícilmente el resultado se verá a corto plazo o será suficiente como para influir en demasía en el campo de batalla.

En algunos casos, porque la prioridad será reforzar las propias fuerzas y, en otros, como ocurre con los CAESAR, porque el aumento en número sigue siendo mínimo en términos de un conflicto como el ucraniano y, en cualquier caso, seguirán teniendo que cumplir con los clientes internacionales, en tanto hay pedidos ya comprometidos. Rusia, mientras tanto, sigue disponiendo de importantes depósitos de obuses y morteros autopropulsados que, si bien no son lo último en precisión o alcance, permiten cubrir pérdidas con relativa tranquilidad.

Dicho esto, parece poco probable que Ucrania pueda volver, en los próximos meses, a igualar por completo a Rusia en términos numéricos -disparos diarios-, aunque sí parece mucho más factible que la actual desventaja siga reduciéndose quizá hasta llegar a una relación de 1:2 o incluso menos a favor de Rusia. Suficiente, quizá, para frustrar las próximas ofensivas por parte de este país -como ha ocurrido por ejemplo con el frente abierto en Járkov-, pero en ningún caso para que una contraofensiva ucraniana del tipo de la que se intentó el pasado verano pueda surtir efecto, aunque en este caso intervendrán otros factores como la disponibilidad de aviación, la preparación y número de las unidades disponibles y los cambios doctrinales que se puedan haber introducido desde entonces.

Pasando ya a las novedades sobre el terreno, durante la última jornada se han registrado varios lanzamientos rusos de misiles y drones sobre Ucrania -desde este país han hablado solo de una decena de drones tipo Shahed-131/136 (Geran-1/2) asegurando que todos han sido derribados-, así como, pese a lo declarado por las autoridades ucranianas, varios impactos. El más importante se ha producido en Dnipró, en donde un misil ha destruido en buena medida un edificio residencial -como se aprecia sobre estas líneas- sin que se conozca por ahora el número de víctimas.

En el caso de Rusia, las defensas antiaéreas habrían estado activas nuevamente en la región de Bélgorod, junto a la frontera con Ucrania, mientras desde este país aseguran haber alcanzado diversas instalaciones en los últimos días, incluyendo una planta de microelectrónica. Además, se ha informado de una persona muerta como resultado de un ataque con drones en Krasnyi Partizan, en la parte de la región de Donetsk bajo control ruso. Por otra parte, el gobernador de la región de Kursk ha denunciado la muerte de una familia de cinco miembros -dos de ellos niños- tras un ataque con drones ucranianos.

Más allá de esto, y pasando a los combates y los movimientos, comenzando por el sector más septentrional del frente -el de Járkov-, tenemos que las Fuerzas Armadas ucranianas han continuado recuperando terreno en la localidad de Vovchansk, de donde han expulsado a las tropas rusas de buena parte del núcleo urbano. Los combates son intensos.

Más al sur, en los bosques de Kreminna, al sur de la línea Kupiansk-Svatove-Kreminna, que continúa manteniéndose pese a todo, las fuerzas ucranianas también han retomado posiciones en las últimas jornadas.

No ocurre lo mismo en el sector de Bakhmut, con las tropas rusas continuando en su intento de cruzar el canal de agua dulce a la altura de Kalinina, buscando la forma de alcanzar los únicos puntos de paso francos.

En el sector de Avdiívka, el Ejército ruso habría completado la toma de Novooleksandrivka y, a partir de ahí, intentado avanzar hacia la vecina Vozdvyzhenka, al noroeste. También por el sur, en dirección a Lozuvatske, todo ello a la vez que intentan hacerse con el control de la parte de Sokil que todavía obra en poder ucraniano.

En cuanto al sector de Mariínka, han continuado las ganancias rusas en Krasnohorivka, logrando según algunas fuentes que las fuerzas ucranianas se retiren de la parte de la «ciudadela» -formada por edificios residenciales de cierta altura-, para pasar a combatir algo más al norte, a la altura del hospital.

Por último, ya al sur del frente, se han seguido registrando ataques rusos contra las posiciones ucranianas en Urozhaine, si bien los cambios de posición son mínimos.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

El apartado internacional se presenta en esta última jornada relativamente tranquilo. Una parte sustancial de las noticias han seguido haciendo referencia al debate entre los candidatos a presidente de los Estados Unidos y, más concretamente, al estado de salud de Joe Biden y a si realmente está en condiciones de seguir gobernando otros cuatro años más, mientras unos pedían su dimisión y él se defendía ante el público en un mitin ofrecido en Carolina del Norte. De hecho, han sido algunos de los principales medios de comunicación norteamericanos, como The Economist, los que han publicado editoriales pidiendo abiertamente que deje paso a un nuevo candidato, por el bien del país, sumándose así a lo que ayer hizo The New York Times, aunque no está nada claro quién podría ser el relevo, al no contar los demócratas con ninguna figura capaz de hacer sombra a Trump, al menos aparentemente.

Más allá de esto, del lado ucraniano tenemos que tanto el jefe de la Oficina del Presidente, Andriy Yermak, como el ministro de Defensa, Rustem Umerov, se han reunido en las últimas horas con el ministro de Exteriores turco, Kahan Fidan, con quien han hablado sobre cooperación estratégica, seguridad y muy seguramente, sobre distintos temas más que se negocian con Rusia a través de Turquía, país que lleva haciendo de mediador desde que se iniciase la invasión.

En el caso de Zelenski, quien ha felicitado a sus ciudadanos por el Día de la Constitución, ha afirmado ante los medios que está preparando un plan para una «paz justa». Así, según el presidente ucraniano, “Es muy importante para nosotros presentar un plan para poner fin a la guerra que cuente con el apoyo de la mayoría [de los países]  del mundo; Eso es lo que hacemos a nivel diplomático». Lo que es más importante, ha puesto límites temporales: «Son dos cosas en paralelo: ser fuertes en el campo de batalla y desarrollar un plan, un plan claro y detallado, que estará listo este año». Esto dejaría el horizonte temporal de la guerra posiblemente en alrededor de un año más, pues ambas partes harán previsiblemente un nuevo intento por mejorar su posición en los próximos meses. De hecho, desde el punto de vista de Ucrania y a pesar de iniciativas como la Cumbre de Paz, resultaría descabellado acudir a unas negociaciones en la actual posición de debilidad.

Además, en relación con esto último, Zelenski ha recibido al presidente de Eslovenia, con quien ha hablado entre otros temas sobre una segunda Cumbre de Paz, un proyecto que ya estaba sobre la mesa, pero del que parece que poco a poco comienzan los preparativos.

El ministro de Exteriores ucraniano, Shmyhal, se ha reunido por su parte con su contraparte polaca, con quien ha hablado sobre las entregas de ayuda militar por parte de la UE -y, en relación con esto, sobre las formas de desbloquear la herramienta European Peace Facility-, así como sobre la firma de un acuerdo de seguridad entre ambos países y, como es habitual, sobre las formas de incrementar la capacidad de la defensa aérea ucraniana.

Pasando a la ayuda militar, desde Finlandia han anunciado que están trabajando en un nuevo paquete, que sería el vigésimo cuarto y tendría un valor de 159 millones de euros, ascendiendo con ello las donaciones totales por parte del país nórdico hasta los 2.200 millones. En cualquier caso, según se ha anunciado por el momento no se especificará ni el contenido exacto del nuevo paquete, ni la fecha de entrega.

Siguiendo con la ayuda, aunque en este caso financiera, Ucrania recibirá según se ha sabido, un nuevo crédito por valor de 2.200 millones de dólares procedentes del Fondo Monetario Internacional, una ayuda de la que ya habíamos hablado, pero cuyos últimos flecos se han cerrado recientemente.

En cuanto a Rusia, lo más relevante de la jornada ha tenido que ver con las discusiones, dentro del Consejo de Seguridad del país, a propósito del tratado INF y los siguientes pasos a dar en relación con las fuerzas nucleares de medio alcance. A colación, Putin defiende que el país debería retomar la producción de misiles de corto y medio alcance, algo con lo que se lleva especulando desde hace tiempo y que, de hecho, se da por descontado que sucederá más temprano que tarde y que desde Moscú consideran una respuesta lógica a los pasos dados por los Estados Unidos en la misma dirección.

Por último, durante esta jornada un total de diez civiles ucranianos han sido devueltos a su país después de años de cautiverio en algunos casos. Entre estas personas se encuentran, además de cinco civiles, el antiguo jefe adjunto del Mejlis de los tártaros de Crimea y dos sacerdotes de la iglesia greco-católica ucraniana.


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