Jornada de cambios en relación con la guerra de Ucrania. Si desde la presidencia de este país han anunciado la destitución del teniente general Yuri Sodol tras las críticas del teniente coronel Bohdan Krotevych, de la brigada «Azov», en Francia Joan Bardella ha constatado el cambio de postura del Frente Nacional, asegurando que si llega al gobierno mantendrá en lo básico los compromisos de París con Kiev, poniendo como única línea roja el envío de tropas terrestres. Por otra parte, se ha conocido que, como parte del 14º paquete de sanciones de la Unión Europea incluye medidas contra una veintena de empresas chinas. También desde los Veintisiete, se ha anunciado que el primer tramo de ayuda procedente de los intereses rusos congelados -de unos 1.400 millones de euros- llegará a Ucrania en cuestión de días. Todo mientras se especula con el derribo de un dron Global Hawk estadounidense mientras sobrevolaba el Mar Negro.
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Hace unos días adelantábamos que podían estar produciéndose cambios importantes en la orientación del Frente Nacional francés, partido de extrema derecha que, en el pasado, ha sido ligado en más de una ocasión a la Rusia de Putin y cuyos líderes no han dudado en expresar sus simpatías ni por el presidente ruso, ni por el régimen que encabeza. De hecho, según un informe encargado por la Asamblea Nacional francesa, el partido de Le Pen llegó incluso a servir como una suerte de «portavoz» del Kremlin, utilizando «el lenguaje oficial del régimen de Putin».
Explicábamos, en relación con esto, que la victoria de Meloni en Italia y, posteriormente, en las recientes elecciones al Parlamento Europeo, en las que su formación había obtenido muy buenos números, podrían haber actuado de acicate a la hora de imponer un cambio de postura en el seno del Frente Nacional. Al fin y al cabo, lo que Meloni ha demostrado es que se pueden vencer unas elecciones con un discurso de extrema derecha, sí, pero en este caso radicalmente opuesto a Putin y a la invasión rusa de Ucrania, no dudando la líder italiana en redoblar el apoyo del país transalpino a Kiev.
A colación, en las últimas horas tenemos que el candidato del Frente Nacional a las elecciones legislativas francesas, Joan Bardella, ha dado un paso más en su cambio de parecer respecto a Rusia y a la guerra de Ucrania en general, afirmando que no tiene intención ninguna de «cuestionar los compromisos que hoy asume Francia» en relación con su aliado. Palabras que implican continuidad, cuando lo que se esperaba es que, de llegar al poder –y las encuestas hablan por ahora de una holgada victoria-, frenase en seco el apoyo militar a Kiev. No en vano, la dirigente del partido, Marine Le Pen –con la que le unen lazos familiares-, llegó a buscar abiertamente el apoyo de Putin en campañas anteriores.
Sin embargo, también la propia Le Pen ha moderado mucho en los últimos tiempos su mensaje en relación con Rusia. De hecho, en lugar de mantener el discurso oficial ruso, replicado por medios como Sputnik o TASS y adoptado por multitud de partidos de extrema derecha y extrema izquierda a lo largo y ancho de la Unión Europea, ha pasado a centrarse en otros temas. De esta forma, si lo usual en este tipo de partidos, de corte populista, es -siguiendo el relato canónico del Kremlin- criticar el envío de ayuda occidental a Ucrania, las supuestas simpatías filonazis del régimen de Zelenski, las «provocaciones» de la OTAN a Rusia, o el papel de unos Estados Unidos que estarían dispuestos -según Putin- a que muera «hasta el último ucraniano», esto ya no es así en el caso del Frente Nacional.
Por el contrario, ya prácticamente nadie con poder dentro del Frente Nacional parece mantener este discurso. Se centran ahora en el tema de la escalada, intentando hacer ver al votante que su postura es responsable y que lo único que preocupa es la seguridad, en este caso de los soldados franceses. De ahí que pongan sus «líneas rojas», como ha hecho Bardella, en el envío de tropas a Ucrania, tanto porque podrían ser víctima de un ataque ruso, como porque en determinadas situaciones, esto podría equivaler a una escalada indeseada. Se busca, en definitiva, aparecer ante los votantes como un partido respetable y con capacidad de gobernar un país serio, huyendo de las algaradas que en su día protagonizara Le Pen padre.
Lo visto estos días en Francia, aunque novedoso, es un proceso que arranca de tiempo atrás. La extrema derecha europea ha sufrido un importante desgarro desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania. Hasta qué punto es el cambio de actitud es real, afectando a los valores de estas formaciones y hasta qué punto es fingido, es decir, motivado por la necesidad de mantener el apoyo de los votantes, es difícil decirlo. En cualquier caso, como explicábamos, el ejemplo de Meloni parece haber sido fundamental a la hora de precipitar las cosas, por el momento en Francia, aunque no puede descartarse que este fenómeno se extienda a otras latitudes dentro de la Unión.
Ahora bien, el tipo de cambio que se está viviendo en el partido de Le Pen, y que en algunos casos también se ha visto en parte en otros de corte similar, como ocurre en España con Vox -aunque dentro de este siguen teniendo demasiado peso las corrientes más iliberales y populistas, especialmente tras las salidas de los últimos años-, no aplica a todas las formaciones por igual. Putin sigue teniendo un magnífico altavoz y vector para influir en las políticas comunitarias en partidos como el del húngaro Orban, que además ahora asume la presidencia de turno de la UE.
En cualquier caso, lo ocurrido en Francia, Italia y veremos si en otros países, es un fenómeno interesante en sí mismo que tiene muchas más derivadas y afectará a algunos de los discursos tradicionales de las formaciones más extremas del arco político, como la idea de que es posible una «Europa desde Lisboa a Vladivostok», la percepción del papel de la OTAN y los Estados Unidos en la defensa de la UE, etc. Está por ver, por el momento, si realmente llega a surgir un alternativa de este corte que sea netamente europeísta, en el sentido de pretender una voz propia frente Estados Unidos por una parte y Rusia (y China) por otra, pero, en cualquier caso, lo que estamos viviendo será fruto de numerosos análisis en los años venideros.
Dicho esto, y pasando a la actualidad puramente militar, en las últimas horas se han producido nuevos lanzamientos de misiles y drones rusos contra Ucrania, si bien por el momento no disponemos de un recuento oficial. Entre los puntos alcanzados destacan Pokovsk, localidad en la que cinco personas han fallecido y decenas han necesitado de asistencia médica. Además se han registrado explosiones nuevamente en Járkov, así como en Odesa, en donde un misil Iskander-K habría sido derribado y otro habría impactado, provocando heridas a varios ciudadanos.
Del lado contrario, después de los ataques de la noche anterior contra distintos puntos de las regiones de Jersón y Crimea, bajo ocupación rusa, durante esta última se habría producido otro contra Sebastopol, informándose de una fuerte explosión en esta ciudad crimeana. Al parecer, además, según se publica en canales de Telegram como Crimean Wind, las autoridades rusas en la región han declarado el estado de emergencia, como consecuencia precisamente de los últimos ataques. Además, se ha producido un importante incendio en un instituto de investigación situado en Moscú y relacionado con el Ministerio de Defensa, en lo que podría ser un nuevo acto de sabotaje por parte de operativos ucranianos. Por último, aunque todavía no hay reporte de daños, se ha producido un ataque con drones contra Bélgorod que podría haber implicado decenas de aparatos y haber causado daños a la infraestructura eléctrica y energética rusa en la región.
En otro orden de cosas, antes de pasar a los combates y los movimientos, ha sido objeto de polémicas en las últimas horas la destitución del teniente general ucraniano Yuriy Sodol, comandante de las Fuerzas Conjuntas en el seno de las AFU, siendo nombrado en su lugar el general de brigada Andriy Hntov. Lo curioso del caso es que la salida de Sodol –anunciada por Zelenski en redes sociales– llega horas después de que fuese denunciado públicamente por «matar a más soldados ucranianos que cualquier general ruso» por parte del teniente coronel Bohdan Krotevych, uno de los comandantes de la brigada «Azov», quien anteriormente había presentado una denuncia oficial ante la Fiscalía ucraniana contra Sodol.
Además de esto, en últimas horas se ha especulado con el posible derribo de un drone Global Hawk estadounidense por parte rusa mientras sobrevolaba el Mar Negro, si bien por el momento no hay confirmación y las únicas informaciones al respecto proceden de canales rusos de telegram.
Dicho lo anterior, los movimientos en la última jornada han sido prácticamente nulos, salvo en Vovchansk. Allí, el norte del frente, en Járkov, han continuado los contraataques ucranianos, logrando retomar partes significativas de la zona más septentrional dicha localidad, mientras el empleo de bombas planeadoras por parte rusa continúa en este sector.
Más al sur, en Svatove, las tropas rusas rusas han atacado en dirección a Miasozharivka y Stelmakhivka, sin que aparentemente se hayan producido cambios de posición.
El otro punto caliente del frente en las dos últimas jornadas sigue siendo el que se encuentra el noroeste de Gorlóvka en donde, después de los últimos avances, las tropas rusas han seguido atacando en dirección a Druzhba y Shumy.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
El apartado internacional, cabe comenzar por la Unión Europea. Así, por una parte, y como ya explicáramos, en cuestión de horas comenzarán formalmente las negociaciones de adhesión de Ucrania (y Moldavia) al bloque, para lo cual el ministro de Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, se ha dirigido por invitación del Alto Representante, a los embajadores de Exteriores de los Veintisiete. En su mensaje, además de agradecer precisamente el visto bueno a la apertura formal de negociaciones, Kuleba ha subrayado la importancia del 14º paquete de sanciones y el próximo envío de los primeros fondos procedentes de los intereses generador por los activos rusos congelados en la UE.
A colación, según ha anunciado el propio Alto Representante, Josep Borrell (quien en las últimas horas ha condenado el ataque terrorista de Daguestán), el primer tramo de estos fondos, por valor de 1.400 millones de euros, llegará en cuestión de días a Ucrania, ayudando a mantener en marcha el aparato estatal. Eso sí, Hungría ha acusado a los demás miembros de la Unión Europea de una violación «desvergonzada» de las reglas comunitarias para eludir sus objeciones al empleo de los activos rusos. Y es que para aprobar el envío de estos 1.400 millones de euros, provenientes de los 210.000 millones bloqueados en la UE (a lo largo de este año se espera enviar 1.100 millones más) han tenido que hacer un «bypass» a Hungría.
Siguiendo con la Unión Europea, en este caso a propósito de las sanciones, se ha sabido que el 14º paquete incluye en el listado de afectados a casi una veintena de empresas chinas que se considera son fundamentales a la hora de permitir a Moscú eludir las medidas en su contra. Además, en el listado se incluyen también 61 nuevas empresas rusas, elevando el total de compañías sancionadas a 675.
Al hilo de las sanciones, hay que decir que también se han dirigido principalmente contra la exportación de hidrocarburos -especialmente GNL- por parte de Rusia, profundizando así en un esfuerzo al que también se han sumado recientemente el Reino Unido o los Estados Unidos. Uno de los efectos curiosos es que, ante la imposibilidad de recalar en otros puertos, parte de la «flota fantasma» rusa, es decir, de los buques de otras banderas que utilizan para eludir las sanciones y exportar hidrocarburos, se encuentra bloqueada en el Báltico a la espera de que se aclare la situación o Rusia encuentre la forma de continuar adelante con sus ventas.
Además, Ucrania también ha ampliado su lista de compañías rusas sancionadas, incluyendo en ella a 367 entidades de este país, incluyendo algunas muy conocidas como Rusal o Alrosa.
Pasando a la ayuda militar, Dinamarca ha anunciado que dejará de entrenar a pilotos ucranianos más allá de 2024, finalizando por tanto cuando acabe el año su compromiso en este sentido. El motivo alegado por el Ministerio de Defensa del país es que deben centrarse en la transición desde los F-16 a los F-35, lo que consumirá buena parte de sus recursos, incluyendo el tiempo de los instructores de vuelo.
Una de cal y otra de arena, pues en las últimas horas la iniciativa Steel Front ha entregado a la Inteligencia Militar ucraniana tres lanchas blindadas CB90 que han tenido un coste conjunto de 165 millones de grivnas (3,8 millones de euros) y que han sido financiadas recurriendo exclusivamente al crowdfunding.
En otro orden de cosas, el primer ministro ucraniano, Shmyhal, ha recibido durante la última jornada, tanto a la presidenta del Bundesrat alemán, como al ministro de Cooperación Internacional y Comercio sueco, con quienes ha hablado sobre la protección de las infraestructuras ucranianas, las necesidades en cuanto a inversión y las oportunidades que el país ofrece.
Zelenski, por su parte, además de agradecer a los Estados Unidos el apoyo humanitario, que en las últimas horas ha llegado en forma de fondos para financiar la impresión de tres millones de libros de texto para los niños ucranianos, se ha referido al inicio de las negociación de adhesión con la UE y, también, a la decisión por parte de Malawi de firmar la Declaración resultante de la Cumbre de Paz Global.
En cuanto a Rusia, cuyos medios estaban centrados en las últimas horas -al igual que muchos otros a lo largo y ancho del planeta- en la liberación de Julian Assange, tenemos que Putin ha mantenido reuniones telefónicas tanto con el presidente de Uzbekistán -Shavkat Mirziyoyev- como con el de Kazajistán -Kasym-Jomart Tokayev-, con quienes ha hablado sobre la cooperación bilateral y de quienes ha recibido sus condolencias por el ataque terrorista de ayer en Daguestán.
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