Guerra de Ucrania – Día 851

Durante la noche, un ataque múltiple con misiles balísticos ATACMS contra Crimea ha destruido buena parte de la estación de control terrestre NIP-16 de Vitino, en la península de Crimea, causando además la muerte de cuatro personas y decenas de heridos. En el frente, al mismo tiempo, las tropas rusas han capturado Novooleksandriva, desde donde se espera que traten de avanzar hasta la carretera T0504 que permite el abastecimiento de localidades como Chasiv Yar o Konstyantynivka. Más allá de esto, y transcurrido un año desde el levantamiento de Prigozhin, la vertical del poder parece más asentada que nunca en Rusia. Una estabilidad política que, no obstante, no ha servido para evitar que en las últimas horas un nuevo ataque terrorista, en esta ocasión en Daguestán, le haya costado la vida a más de una quincena de agentes de policía.

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Hace ya casi 15 años, en la primera etapa de la revista Ejércitos, publicamos un artículo en el que un servidor especulaba sobre «La próxima guerra de Crimea». Entonces ya se intuía, aunque todavía no se hubiese producido ni la acción que los «hombrecillos verdes» llevaron a cabo cuatro años después, ni el inicio de la guerra del Donbás, que esta península ucraniana podría ser el siguiente objetivo ruso, por diferentes motivos. Entre ellos, por las instalaciones de entrenamiento de submarinos nucleares, la base naval de Sebastopol y, también, por toda la serie de infraestructuras relacionadas con el espacio que alberga esta región ucraniana desde tiempos soviéticos, especialmente la estación de control terrestre de Crimea, situada en las cercanías de Evpatoria.

Es cierto que, desde la caída de la Unión Soviética, la mayor parte de estas y otras infraestructuras -incluido el Delfinario, que también tiene una historia interesante detrás- habían sufrido diversos problemas, por más que los ucranianos hiciesen, durante años, un esfuerzo por mantenerlas operativas en la medida de lo posible. Posteriormente, desde la anexión de la península de Crimea por parte rusa, varios centenares de trabajadores que prestaban servicio en el complejo pasaron a realizar su labor bajo control ruso

El caso es que, a lo largo de la última noche, las Fuerzas Armadas ucranianas (AFU), han conducido un ataque con misiles balísticos ATACMS lanzados desde sus M-142 HIMARS y/o M270 MLRS precisamente contra la península, teniendo como objetivo concreto la citada estación de control terrestre, situada en el suroeste de Crimea y en la que se situaban una parte sustancial de los medios de control del espacio (antenas de transmisión y recepción) dadas sus particulares condiciones geográficas y climáticas.

Por el momento, se desconocen los efectos exactos del ataque, si bien las autoridades rusas han informado de la muerte de al menos 4 personas, incluyendo 2 menores, así como de la necesidad de prestar atención médica a más de un centenar, de los cuales varias decenas habrían requerido de hospitalización. En cuanto a la destrucción física, no está en absoluto claro el grado, pero sí que han sido alcanzados de lleno algunos de los edificios del complejo y que forman parte del 40º Complejo Independiente de Mando y Medición, unidad que ya había sido atacada anteriormente, por ejemplo en diciembre del pasado año; sigue por lo tanto Ucrania buscando la forma de eliminar cualquier capacidad de mando, control, comunicaciones o defensa aérea rusa en Crimea.

En otro orden de cosas, el otro punto de la actualidad nos lleva a Rusia, en donde transcurrido ya un año desde que Yevgueny Prigozhin, el ínclito fundador de la compañía militar privada (PMC) Wagner Group se levantase contra el régimen de Putin, marchando directamente contra Moscú, algo que a la postre pagaría con la vida. El suceso, que marcó el punto más bajo en cuanto a control de las palancas de poder por parte de Putin, quien veía cómo las rivalidades entre grupos dentro del régimen provocaban una inestabilidad inaceptable, ha servido para que desde entonces se produzcan cambios sustanciales, fortaleciendo la vertical de poder.

Más allá de la muerte del propio Prigozhin y buena parte de los principales responsables de la compañía, los cambios han sido profundos. En primer lugar, en relación con la propia Wagner Group –que ha seguido operando en el exterior, aunque ya sin apenas posibilidad de negación plausible o implausible-, en tanto se ha producido su integración parcial en el aparato estatal, mientras los jerarcas rusos se repartían el resto de activos de su malogrado fundador.

En segundo lugar, porque los principales cargos enfrentados a Prigozhin han sido también apartados de sus puestos o han pasado a un discreto segundo plano. Este último es el caso del líder de los chechenos, Kadírov, quien ha renunciado al papel protagónico que ostentó durante algunas fases de la guerra para tomar una actitud mucho más discreta. También de Shoigú, quien en absoluto ha sido apartado del poder o de la cúpula rusa, pero a quien sí se ha quitado su control sobre un Ministerio de Defensa que lideró durante más de una década, sustituyéndolo por un tecnócrata con especialización en economía y nuevas tecnologías, en línea con lo que el país necesita en estos momentos.

En tercer y último lugar, y como consecuencia de estos y otros cambios, ha sido Putin quien ha salido reforzado. No solo ha jurado su quinto mandato hace unos meses, tras «arrasar» en unas elecciones que muchos siguen considerando una farsa, sino que ya no hay duda alguna sobre su control del aparato estatal, que es mucho mayor que un año atrás, cuando en estas mismas páginas hablábamos sobre el proceso de «feudalización» de Rusia, dada la dependencia que el líder tenía, precisamente, respecto de elementos como Prigozhin o Kadírov.

Pasando a la actualidad sobre el terreno, aunque ya hemos introducido lo ocurrido en la península de Crimea, a lo largo de las últimas horas, si bien no se ha denunciado el lanzamiento de nuevas oleadas de misiles y drones por parte rusa sobre el territorio ucraniano, sí se han producido varios ataques, por ejemplo contra la ciudad de Járkov, en donde un ataque aéreo ha dejado varias víctimas mortales y ha producido cortes eléctricos. A colación, además, desde la empresa estatal Ukrenergo han anunciado que a lo largo de la jornada del lunes se producirán cortes en el suministro, dado que a principios de la semana aumenta el consumo y la red no está en condiciones de soportar esta situación, como demuestran los apagones generalizados de los últimos días.

Del lado contrario, además de los ataques contra la península de Crimea (que han ido más allá de las instalaciones de Vitino, a la espera de una evaluación de daños), se han registrado explosiones en Skadovsk, en la parte ocupada de la óblast de Jersón. Desde Rusia, por otra parte, han denunciado los ataques recientes contra Sebastopol, calificándolos de crímenes de guerra, al estar supuestamente dirigidos contra civiles, al tiempo que el embajador ruso en los Estados Unidos culpaba a este país de apoyar los «crímenes de Kiev» y Putin se reunía por vía telemática con las autoridades civiles y militares de la región de Crimea. Además, tenemos que tres personas habrían resultado heridas tras una acción llevada a cabo con drones contra la localidad de Murom, en la región rusa de Bélgorod, según ha anunciado la agencia de noticias TASS.

Por otra parte, una acción terrorista en la región rusa de Daguestán, en el Cáucaso, dirigida al parecer contra sinagogas e iglesias, ha concluido con una quincena de agentes de policía y un sacerdote muertos, además de varios de los atacantes. Por el momento se han lanzado una investigación por «actos terroristas» sin que se hayan ofrecido más detalles al respecto, aunque la opción más probable en cuanto a su responsabilidad pasa una vez más por el Estado Islámico.

En cuanto a los combates y movimientos, en la última jornada no ha trascendido ninguna novedad relevante procedente del sector de Járkov, con lo que pasamos directamente al de Siversk, en donde las tropas rusas han entrado finalmente en la localidad de Rozdolivka, hecho que ha quedado constatado en un vídeo aparecido en redes sociales como Telegram en el que procedían al izado de su bandera.

En el sector de Bakhmut, el Ejército ruso continúa con sus bombardeos diarios sobre Chasiv Yar, concretamente sobre la barriada al este del canal de agua dulce, muy castigada.

Lo más relevante de la jornada, sin embargo, ha sido la toma de la localidad de Novooleksandrivka, al noroeste del sector de Avdiívka, por parte rusa. Si bien, como explicábamos ayer, los avances son en esta zona más lentos de lo esperado tras la caída de Avdiívka, siguen produciéndose regularmente en este sector. En esta ocasión, la toma de la citada población sitúa a las tropas rusas muy cerca de la famosa carretera T0504 (sobre la que hablamos en su día a propósito de la batalla de Bakhmut), dejándola al alcance incluso de la artillería de menor alcance. Una vía de comunicaciones fundamental a la hora de mantener la llegada de suministros a los defensores de Chasiv Yar, si bien no es la única que los ucranianos pueden utilizar.

Además de esto, se han seguido produciendo enfrentamientos, que han derivado en nuevos avances rusos en la localidad de Krasnohorivka y se ha registrado un ataque ruso en el sector de Vuhledar que ha permitido al Ejército de este país avanzar al norte de Volodymyrivka, por donde pretenden alcanzar la carretera 00532 y, llegado el caso, rodear la propia Vuhledar ya que desde el sur su toma se ha demostrado imposible.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

El apartado internacional como corresponde a la jornada dominical, ha sido parco en cuanto a noticias relacionadas con la guerra de Ucrania. Entre lo más relevante, quizá, se encuentran las declaraciones del jefe de la Inteligencia Militar ucraniana -general Kyryko Budanov- en el marco de una entrevista concedida al medio estadounidense The Philadelphia Inquirer. Durante la misma, el ucraniano afirmaba que las conversaciones de paz con Rusia «no tienen ningún sentido», pues la única opción pasa, según él, por recuperar todo el territorio. Además, Budanov respondía a varias cuestiones más, arrojando alguna que otra «perla».

Mientras desde la Inteligencia Militar hacían esto, el presidente del país, Zelenski, insistía en que están haciendo lo posible y lo imposible por obtener del exterior más sistemas de defensa aérea, haciendo de paso un recuento de los anuncios recientes, como el de Rumanía o el de Países Bajos, a propósito del envío de Patriot a Ucrania.

En relación, además, Zelenski ha vuelto a afirmar en su mensaje diario que la «aviación rusa debe ser destruida dondequiera que se encuentre, utilizando todos los medios eficaces» para añadir que «los ataques a los aeródromos rusos están totalmente justificados» y que Ucrania «necesita una decisión» al respecto del permiso para atacar territorio ruso. Se refería así particularmente a los Estados Unidos, que si bien concedieron permiso parcial para utilizar el armamento entregado contra las instalaciones en territorio ruso utilizadas para atacar Járkov, no ha hecho extensivo el mismo a las ubicadas en otras partes de este país.

Por otra parte, e hilando con las declaraciones de Budanov, Zelenski ha dicho también que, cuanto más pueda hacer Ucrania y más pronto pueda hacerlo, antes se logrará obligar a Rusia a firmar una paz justa. Al respecto, además, ha celebrado que seis países más hayan suscrito en los últimos días la Declaración emanada de la Cumbre de Paz Global de Suiza.

Cambiando radicalmente de tercio, pasamos al Reino Unido. Allí, después de las polémicas declaraciones de Nigel Farage, a las que hemos hecho referencia en los últimos días, el Ministerio de Defensa británico ha respondido publicando un vídeo mediante el cual intentan desmontar el mito de que «la OTAN provocó a Putin» y que esto justificaría el ataque de Rusia a Ucrania. A propósito, cabe recordar que en ningún momento se pasó de las promesas orales a los líderes soviéticos a propósito de la no expansión de la OTAN y que la pertenencia a esta organización es voluntaria y que ha sido buscada activamente por muchos de los países que antes estaban en la órbita rusa. Dicho lo cual, y sin pretender justificar en ningún momento la invasión rusa de Ucrania, quizá nunca se supo medir en términos de estabilidad estratégica y de percepción por parte de las élites rusas, determinados movimientos o, más exactamente, se erró al no crear, tras la Guerra Fría, una arquitectura de seguridad en el continente capaz de absorber determinados cambios sin degenerar en una guerra como la actual.

Por último, cerramos hoy con Serbia. Este país, candidato a formar parte de la Unión Europea, a pesar de sus orientaciones prorrusas, es un buen ejemplo de cómo se puede sacar partido de una situación trágica como la guerra de Ucrania, en este caso mediante la venta de armamento, practicando de paso un doble juego. Así las cosas, el país dirigido por Aleksandar Vučić habría exportado municiones y armas de distintos tipos a través de terceros, con destino a Ucrania, por valor de unos 800 millones de euros en los últimos dos años, algo que el propio Vučić ha reconocido. De puertas hacia afuera, eso sí, siguen manteniendo su política de cercanía con Rusia, buscando no enemistarse con Moscú pese a sus deseos de entrada en la Unión.


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