Guerra de Ucrania – Día 845

La última jornada de guerra en Ucrania hasta el momento ha estado protagonizada no solo por los combates, incluyendo los que se libran entre drones, sino especialmente por lo ocurrido fuera del campo de batalla. Así las cosas, mientras el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, asegura que la única paz posible pasa por enviar más armas a Ucrania, los aliados de este país muestran su preocupación por la próxima visita de Putin a Corea del Norte, en la que se espera sean firmados «importantes documentos». Al mismo tiempo, en París, en donde se celebra la feria de armamento Eurosatory 2024, se constata la diferencia que hay entre lo que el campo de batalla demanda y los intereses de la industria, que realizan propuestas que, en algunos casos, no parecen atender a las lecciones de los últimos conflictos.

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El empleo de drones ha sido, sin duda alguna, una de las novedades de la guerra de Ucrania respecto a conflictos anteriores. Si bien es cierto que su origen tuvo lugar décadas atrás, con antecedentes ya a principios del siglo XX, así como que su desarrollo ha ocupado décadas, su explosión definitiva no llegaría hasta la primera década del presente siglo, al albur del proceso de Transformación militar estadounidense.

Desde entonces, en conflictos como los de Siria, Libia, Nagorno-Karabaj o Yemen se habían ido viendo avances interesantes, con el empleo de aparatos cada vez más baratos, la entrada en servicio de municiones merodeadoras, etc. Sin embargo, solo tras el inicio de la invasión rusa de Ucrania las posibilidades de la drónica, relacionadas con su empleo en masa -lo que requiere de costes unitarios aceptables y capacidad de fabricación- ha terminado de explotar.

Es cierto que, únicamente atendiendo al número de plataformas y sistemas que se han cobrado en estos dos años largos de guerra -y que suman varios miles de carros de combate, blindados de transporte o vehículos de combate de infantería, entre otros-, o a la cantidad de vídeos que han aparecido relativos al empleo de drones comerciales letalizados contra trincheras -o directamente a la caza del infante enemigo, en un espectáculo en ocasiones bochornoso-, podría hablarse de revolución, al menos si se acotan los términos (RMA y no RM).

De hecho, el impacto de los drones en el campo de batalla, cuyas posibilidades se intentan aprovechar mediante cambios orgánicos y doctrinales por parte de las fuerzas enfrentadas -y, en general, por parte de todos aquellos que más allá de las fronteras ucranianas están interesados en extraer lecciones-, ha ido mucho más allá de la línea de frente. Es más, uno de los usos fundamentales ha sido el propagandístico, combinándose la posibilidad de grabar en vídeo cada ataque con las posibilidades que en cuanto a difusión ofrecen las redes sociales, impactando sobre la forma en la que las sociedades se relacionan con la guerra.

Ahora bien, con esto y con todo, lo más relevante en relación con los drones de cuanto ha sucedido en estos dos años largos de guerra sigue teniendo que ver con la relación de costes entre el ataque y la defensa, con un saldo muy a favor de ingenios que siguen costando unos pocos cientos de euros y que demuestran seguir siendo solventes frente a cualquier arma, sistema o plataforma que tengan enfrente, por más que unos y otros busquen desarrollar soluciones de todo tipo, tanto activas como pasivas.

Dicho esto, toca salir del campo de batalla ucraniano para viajar hasta París, en donde ha dado comienzo una nueva edición de la feria de defensa Eurosatory, la mayor del continente y una de las más importantes del mundo. Allí, entre muchas otras cosas, se puede ver hacia dónde apuntan las principales empresas del sector de la defensa de cara a los próximos años y cuáles son sus novedades en todo lo concerniente a la guerra terrestre, desde carros de combate a armamento individual y desde componentes a sistemas de mando y control: todo tiene cabida en un evento que mueve miles de millones de euros y para el que los asistentes se preparan a conciencia, haciendo en algunos casos inversiones de siete o hasta ocho cifras.

El caso es que, a diferencia de lo ocurrido hace dos años, cuando unos y otros llegaron a la feria -hablamos de junio de 2022- todavía sin tiempo de reacción tras el inicio de la invasión rusa de Ucrania, comentándose en los pasillos las novedades que comenzaban a despuntar (sorprendía no solo el uso de drones sino, en general, el altísimo desgaste, en lo que ya comenzaba a perfilarse como un conflicto a escala industrial tras varias derrotas rusas), de cara a la edición de 2024, unos y otros han tenido tiempo sobrado para extraer lecciones y proponer soluciones en consecuencia.

Sin embargo, lejos de atender a lo que esta guerra nos está enseñando en cuanto a la necesidad de desagregar algunos sistemas de las plataformas principales, a la necesidad de diseñar y producir plataformas y sistemas de armas con un coste razonable -es decir, asumible en un entorno de alta atrición- y susceptible de beneficiarse de un ritmo de iteración algo, de forma que pueda incorporar sobre una base y rápidamente las nuevas mejoras, lo que se sigue viendo es lo contrario: sistemas monolíticos, con un coste unitario desorbitado y una complejidad técnica que nos deja sin palabras. Dicho de otra forma: la quintaesencia del arsenal barroco.

Queda claro que la preocupación de la industria -esa a la que solo le interesa el dron que puede derribar, lo que luego le lleva a marcarse ridículos como el de hace unos días en unos ejercicios C-UAS organizados por nuestro Ejército, demostrando ser incapaces de hacer frente a drones con varios años de antigüedad, como los que emplea el INTA- pasa por vender sistemas con el valor añadido (un valor añadido mal entendido, por otra parte, ya que se traduce en objetivos más rentables para cualquier atacante) más alto, de forma que obtengan el mayor beneficio por unidad producida y que, de paso, el cliente quede totalmente atado de pies y manos en cuanto al mantenimiento, ya que nadie que no sea un técnico hiperespecializado podrá «meter mano» en un modelo del pelaje de los que se están proponiendo. Seguimos pues, enfrentando una serie de inercias a las que, o ponemos fin, y terminarán por dejarnos totalmente expuestos ante cualquier enemigo con un mínimo de visión.

Como quiera que la guerra no entiende de ferias ni de feriantes, sigue su curso con su crueldad habitual y su lógica implacable. En las últimas horas, desde Ucrania aseguran haber derribado una decena de drones suicidas de largo alcance tipo Shahed-131/136 (Geran-1/2) o, lo que es lo mismo, el total de sistemas lanzados por Rusia, suponiendo que los datos ofrecidos por Kiev sean ciertos. Además, algunas fuentes hablaban de un misil ruso derribado sobre Odesa, mientras que se han registrado explosiones en localidades como Poltava, en donde han resultado heridas más de una decena de personas. Es más, el ataque ha provocado que más de 50.000 personas sufran cortes en el suministro eléctrico, trabajándose desde hace horas para restablecer el servicio.

Del lado contrario, lo más significativo de las últimas horas ha sido un nuevo ataque ucraniano contra la región de Rostov y, una vez más, contra un depósito de petróleo en esta ocasión situado en la localidad de Azov. Las imágenes del incendio indican que el daño ha sido grave, aunque limitado, pues solo habría afectado a uno o dos de los depósitos de esta instalación, en la que hay seis. Además de esto, desde Rusia han denunciado ataques contra objetivos por ejemplo en la región de Bélgorod.

En otro orden de cosas, y antes de pasar a los combates y los movimientos, resulta interesante que fuentes rusas hayan expresado su preocupación por las adaptaciones llevadas a cabo por Ucrania en fecha reciente, ya que les están permitiendo batir los drones de ala fija de observación y reconocimiento sin los cuales los ataques por ejemplo mediante drones Lancet o misiles Iskander contra objetivos varias decenas de kilómetros tras la línea de frente, son imposibles.

Dicho esto, y pasando ahora sí a las novedades en el frente, si bien desde el Estado Mayor Ucraniano se ha hablado de la intensidad de los combates, así como de una situación tensa pero controlada, todo esto no se ha traducido en cambios de posiciones. Así las cosas, comenzando por el sector de Járkov, tenemos que a la vez que ambos ejércitos siguen luchando en el centro de Vovchansk, el ruso ha lanzado un ataque sobre la vecina Tukhe, situada al noreste de la anterior, logrando algunos avances.

Más al sur, en el sector de Siversk, también han vuelto a registrarse enfrentamientos, con las tropas rusas intentando entrar en Rozdolivka tanto por el sureste como por el suroeste, por el momento sin conseguirlo.

Sin novedades importantes de Bakhmut, pasamos directamente al sector de Avdiívka, en donde las tropas rusas han avanzado en dirección tanto en Novooleksandrivka como al norte de Sokil, en la parte más septentrional del sector.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

Una vez la Cumbre de Paz Global ha comenzado a quedar atrás, con una Rusia desde la que aseguran que su resultado ha sido «próximo a cero», mientras desde Ucrania siguen defendiendo que han obtenido un importante respaldo y visibilidad y hablan de un «éxito histórico» y el primer «paso en firme hacia la paz»a pesar de que Ruanda finalmente haya retirado su firma de la declaración conjunta-, la actualidad internacional en relación con la guerra vuelve a centrarse en otras latitudes, muy lejos de Suiza.

En concreto, la mayor parte de noticias durante esta última jornada han girado en torno a la próxima visita que Putin realizará a Corea del Norte, en la que se espera se estreche más si cabe la relación entre ambos regímenes, después de que el presidente ruso haya afirmado hace unas horas que «apoyará inquebrantablemente» al régimen de Kim Jong-Un en el futuro, además de prometer que juntos superarán las sanciones internacionales, todo ello en un artículo que se ha difundido en medios rusos y norcoreanos en el que se habla sobre la relación de amistad y cooperación a través de los años entre ambos estados.

La relación entre ambos estados –mientras Putin habla de una «arquitectura de seguridad indivisible para Eurasia– es causa de preocupación por ejemplo en Washington, desde donde recuerdan que misiles balísticos norcoreanos están siendo utilizados contra objetivos en el interior de Ucrania y donde creen que los acuerdos que puedan alcanzarse entre Rusia y Corea del Norte podrían afectar no solo a la guerra de Ucrania sino también a la situación de seguridad en la península coreana.

Al tiempo que esto sucede y Putin viaja a Pyongyang, la Flota del Pacífico de la Marina de guerra rusa ha comenzado una serie de ejercicios en los que tomarán parte hasta cuarenta buques de guerra de distintos tipos y que se extenderán entre los días 18 y 28 de este mes, desarrollándose tanto en aguas del Pacífico como del mar de Okhotsk, aumentando sin duda la tensión en la zona.

Y hablando de tensión, el secretario general saliente de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha vuelto a declarar que la única paz posible para Ucrania pasa por acelerar la entrega de armamento a este país y por reforzar el apoyo que se le concede, aunque pueda «resultar paradójico». Además, al mismo tiempo, ha pedido que China pague de alguna forma el apoyo que está concediendo a Rusia en su guerra con Ucrania, mientras denunciaba que al tiempo que hace esto, Pekín está tratando de mantener relaciones con los aliados europeos de la OTAN, algo que, a su juicio «no puede funcionar a largo plazo».

Siguiendo con la OTAN, en las últimas horas se ha hablado sobre las negociaciones que se están llevando a cabo entre bambalinas para elegir al sustituto de Stoltenberg, siendo el neerlandés Mark Rutte el candidato aparentemente mejor situado, ahora que se aleja de la política nacional. Dicho lo cual, está intentando llegar a algún tipo de acuerdo con el primer ministro húngaro, Víktor Orban, quien estaría entremezclando la cuestión de la elección de un nuevo secretario general con la del apoyo a Ucrania.

En otro orden de cosas, Armenia y Ucrania han celebrado en Kiev consultas políticas con la participación del viceministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Yevhen Perebyinis, y del viceministro de Asuntos Exteriores de la República de Armenia, Mnatsakan Safaryan. Durante las mismas, las partes trataron sobre las relaciones entre entre ambos países y, en particular, acerca de la forma de activar el diálogo político e intensificar la cooperación interparlamentaria bilateral.

En cuanto a la ayuda internacional, se ha conocido recientemente que Estonia ha hecho entrega de 31 vehículos que tendrán como receptor a la Policía Nacional de Ucrania, celebrándose para ello un acto en el que han participado el jefe de la Policía Nacional de Ucrania y una delegación de la Policía y la Guardia Fronteriza de Estonia. En total han sido 16 vehículos Skoda Octavia y 15 Volkswagen Tiguan con los que a partir de ahora se patrullarán las regiones fronterizas de Chernígov y Yitomir.

Para finalizar, lo hacemos hoy con la Coalición Internacional para el Retorno de los Niños Ucranianos, a la que se ha sumado en las últimas horas en calidad de observadora la Unión Europea, según ha anunciado el Alto Representante, Josep Borrell. En el mismo mensaje, además, ha denunciado la utilización de los niños como arma, ha declarado que Rusia debe rendir cuentas por este «crimen inhumano» y ha afirmado que es el momento de «traer de vuelta a los miles de niños ucranianos trasladados y deportados por la fuerza».


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