Las elecciones al Parlamento Europeo, tal y como se esperaba, han constatado el auge de la extrema derecha en la Unión Europea, alzándose de forma significativa como primera fuerza en Francia -lo que ha llevado a Macron a convocar inmediatamente elecciones legislativas- o Bélgica y segunda en Alemania, además de consolidar el modelo de Meloni en Italia. Si bien las funciones y poder del Parlamento Europeo son limitadas, máxime en temas relacionados con la defensa, el impacto que de cara a la política interna de varios Estados miembros podrían tener estos resultados se dejará notar en la evolución de la guerra de Ucrania, aunque por el momento es difícil estimar la forma, ya que las posturas respecto a este conflicto de todos los partidos que han aumentado su representación no coinciden necesariamente. Mientras tanto, este enfrentamiento continúa, con dificultades para Ucrania en Donetsk, con la próxima visita del ministro de Exteriores turco a Rusia y a la espera del inicio de la próxima Cumbre de Paz.
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El informe de hoy, como no puede ser de otra forma, será ligeramente diferente a lo habitual, ya que las elecciones al Parlamento Europeo merecen al menos ciertos comentarios a la espera de ver cómo afectan al conflicto que se vive entre Ucrania y Rusia y, especialmente, al apoyo que algunos Estados miembros prestan a Kiev, algo sobre lo que se ha venido hablando desde hace meses pero que ahora, a la luz de los resultados -nada sorprendentes- está por ver si se materializa en la forma deseada por políticos como Víktor Orban o no.
El resultado de las elecciones al Parlamento Europeo, celebradas durante los últimos tres días y hecho público de forma definitiva pasada la media noche ha venido a confirmar la exactitud de los sondeos y encuestas previos, constatando un importante auge de los partidos de extrema derecha -en algunos casos abiertamente euroescépticas-, si bien las fuerzas proeuropeas mantienen el control de la Cámara. El nuevo reparto de escaños, a pesar de que el Parlamento Europeo sigue dominado por partidos proclives a ayudar a Ucrania, se dejará sentir en el día a día de la institución, pues grupos que antes tenían una presencia marginal ahora cuentan con una importante representación. Como bien interpretaba la presidenta del Parlamento Europeo saliente, Roberta Metsola, los resultados de las elecciones son “una señal de confianza de nuestro pueblo”. Algo lógico, por otra parte, cuando el declive relativo en términos económicos de la Unión Europea no ha dejado de acelerarse desde 1993 (y especialmente desde 2008), algo que se ha dejado notar especialmente en la evolución de la Renta Per Cápita de los Estados miembros en los que el vuelco político ha sido mayor.
Dicho esto, lo más relevante de los resultados de estas elecciones, como veníamos advirtiendo, es lo que suponen en clave interna para muchos de los Estados miembros de la Unión Europea más importante, tanto por población como por Producto Interior Bruto. En el caso de Francia, el país que ha venido protagonizando un enfrentamiento creciente con Rusia, a la vez que liderando en muchos sentidos el apoyo a Ucrania, la victoria del Frente Nacional encabezado por Marine Le Pen ha sido total, obteniendo el doble de votos que la candidata macronista y solicitando posteriormente al presidente de la República Francesa a convocar elecciones legislativas de forma inmediata, algo a lo que Macron ha accedido, dirigiéndose de forma inmediata a la ciudadanía. Si los resultados se replican en estas, se abriría un periodo de cohabitación que supone un interrogante, pues hasta ahora cuando esto ha ocurrido ha sido entre partidos de centro-izquierda y centro-derecha, pero nunca con este tipo de equilibrios. Está por ver, incluso a corto plazo, el efecto que la victoria de Le Pen pueda tener sobre acuerdos como el que recientemente Macron había alcanzado con el presidente norteamericano, Joe Biden, para emplear los activos rusos congelados para financiar a Ucrania y es que, si en principio la política exterior es prerrogativa presidencial, si la cohabitación llega, implementar ciertas medidas será complicado.
En Alemania el vuelco no ha sido mucho menor, pasando el partido AfD a colocarse como segunda fuerza política tras ganar seis escaños y alcanzar así la quincena, superando por uno a los socialdemócratas. Así las cosas, y aunque la CDU ha vuelto a imponerse sumando casi el doble de representantes que AfD, la señal que supone respecto a la evolución política del país es también clara y tendrá efectos ya que es una tendencia que ha venido agudizándose desde tiempo atrás. Además, no hay que olvidar que, en términos generales, los partidos que más han subido son fuerzas opuestas a la OTAN, anti-UE e, incluso en algunos casos, cercanas al Kremlin. En total, de hecho, han logrado el 45,7 por ciento de los votos frente al 41,5 por ciento de la coalición gobernante, aunque en este caso no está previsto que el presidente del país, Frank-Walter Steinmeier (SPD), convoque elecciones como sí ha ocurrido en Francia, pese a las presiones a las que se ve sometido en este sentido.
En Italia las elecciones no han hecho sino constatar que el modelo de Meloni es el más atractivo para los votantes, con Fratelli d’Italia logrando 24 escaños tras aumentar en 14 su representación. Además, el Partido Democrático, de izquierda, ha subido también media docena de escaños y el Movimiento 5 Estrellas, 3. El varapalo en este caso ha sido para la Lega, de Matteo Salvini, que ha perdido exactamente el mismo número de parlamentarios que ha ganado el partido de Meloni y también para la Alleanza Verdi e Sinistra, que retrocede cinco escaños. En cualquier caso, la estabilidad en el país transalpino está garantizada. Con ella, y a diferencia de lo que podría ocurrir en otros países, también el apoyo a Ucrania, pues Meloni, a pesar de su orientación política podría hacer creer que es cercana al Kremlin, ha sido en todo momento una firme defensora de Kiev, aportando un importante apoyo.
En cuanto a España, estas elecciones no pueden sino ser entendidas en clave interna, representando la tendencia al crecimiento del Partido Popular frente a un PSOE acosado por los escándalos que rodean al actual presidente del Gobierno. También la concentración del voto en los partidos mayoritarios, con el PP subiendo 9 escaños y el PSOE, pese a todo, perdiendo solo 1, en oposición al escaso crecimiento de la extrema derecha y la extrema izquierda y, especialmente, en detrimento de una opción centrista como Ciudadanos que ha perdido los siete eurodiputados que hasta ahora mantenía, confirmando su práctica desaparición como fuerza política. Eso sí, ha crecido el populismo en forma de propuestas como Se Acabó la Fiesta, algo sobre lo que también debería tomarse nota. En cualquier caso, resulta muy difícil que los resultados de estas elecciones afecten a la postura española respecto a Ucrania, que es lo que aquí interesa, ya que incluso aunque derivasen en una convocatoria de elecciones generales (por ahora no hay indicios de que Sánchez pueda adoptar esta decisión, aunque finalmente podría ceder a la presión) y en un cambio de Gobierno en los próximos meses, el gobierno saliente seguiría siendo seguramente partidario de mantener el apoyo.
Si bien, por razones obvias, nos concentramos en los resultados en los cuatro Estados miembros más importantes, no conviene perder de vista lo ocurrido en otras latitudes. En Bélgica, los resultados de las elecciones, que no eran solo europeas, sino también legislativas (con todas las particularidades que tiene este país, que son muchas), han estado protagonizados por la emegencia de la Nueva Alianza Flamenca (N-VA) como fuerza ganadora, seguida del separatista de extrema derecha Vlaams Belang, todo lo cual podría complicar en grado extremo la política de lo que en la práctica es un estado fallido, abundando la brecha entre regiones. En cualquier caso, en el caso belga y en relación con Ucrania, es complicado que las posturas varíen demasiado, ya que la política exterior ha tenido un peso marginal durante la campaña y no parecen ser temas prioritarios en la agenda de ninguno de los partidos que han subido.
Más allá de esto, es cierto que hay Estados miembros como Finlandia en los que los resultados de la extrema derecha han estado muy alejados de los logrados en otros países. En Polonia, por su parte, los electores se han inclinado en este caso por la opción más europeísta, representada por Tusk. En Hungría, a pesar de la victoria de Fidesz–KDNP (el partido de Orban), la mayor subida la ha logrado la oposición, en una campaña centrada también en temas internos. Al fin y al cabo, en un conjunto tan variopinto como lo son los Veintisiete, es normal que haya todo tipo de casuísticas. No obstante, lo verdaderamente relevante son los resultados en términos generales y, en este caso, aunque el avance de algunas fuerzas no ha sido tan amplio como se esperaba, el cambio de orientación sí se ha producido, ganando mucho peso grupos que están abiertamente en contra de mantener el apoyo a Ucrania.
Un hecho del que se desprenderán otras derivadas que todavía están por verse y que iremos tratando en las próximas semanas y meses: desde cómo lo ocurrido puede afectar a la capacidad -y legitimidad- de la próxima Comisión (no en vano Úrsula Von der Leyen es el blanco predilecto de muchas de las fuerzas que más representación han ganado, por más que haya celebrado la resistencia del centro político como una victoria) a la composición del órgano político del Parlamento Europeo. También lo que estos resultados significan en términos del propio proyecto europeo, pues como sugieren algunos mapas en los que se representan los votos por región, hay mucho en todo esto de diferencias (históricas, económicas, sociales, culturales…) no superadas.
Con o sin elecciones en la Unión, por el momento la guerra continúa con su crueldad e intensidad habituales (Zelenski ha hablado de ello, a propósito de Donetsk, en su discurso diario). En este sentido, aunque desde el Ministerio de Defensa de Ucrania no han publicado ningún recuento sobre ataques rusos con misiles o drones contra el país, sí se han producido algunos. De hecho, se han registrado por ejemplo cortes del suministro eléctrico en Sumy a consecuencia de estos.
En el caso de Rusia, se habría producido una explosión en un depósito de municiones en esta ocasión en Rakitne, en la óblast de Bélgorod, al norte de la frontera con Ucrania y, precisamente, una de las zonas que las AFU sí están autorizadas a alcanzar con armamento occidental. Además de esto, se ha venido especulando sobre la posible pérdida de otro buque de desembarco en el mar de Azov que según algunas fuentes habría sido alcanzado hace dos días por drones ucranianos. Además, se habría producido un nuevo ataque con ATACMS contra la península de Crimea, en donde se han registrado múltiples explosiones en zonas como Dhzankoy o Uglovoy. Desde su Ministerio de Defensa, que no ha reconocido ningún impacto, han hablado de la supuesta intercepción de «66 vehículos aéreos no tripulados y 13 misiles HIMARS de fabricación estadounidense».
En cuanto a los combates y los movimientos, se ha venido hablando de combates al norte de la región de Sumy, en lo que supondría la reapertura de este frente, aunque estamos a la espera de más datos mientras Ucrania niega la mayor al mismo tiempo que, en una acción curiosa, hacían sobrevolar una bandera del país sobre Bezymeno, en la región rusa de Bélgorod.
Más allá de esto, en cualquier caso, las novedades han sido muy escasas. En el sector de Bakhmut hay analistas que concluyen que Rusia está tomando impulso, a la vez que compromete a unidades VDV en los combates por el «Microdistrito del canal» de Chasiv Yar –que sigue siendo objeto de bombardeos– a levante del canal de agua dulce.
En cuanto al sector de Avdiívka, el otro en el que se lucha con mayor encono, por una parte tenemos nuevos avances rusos al noroeste de Ocheretyne. Por otra que el Ejército ruso ha logrado nuevos avances en la zona de Umanske, en el centro del mismo, algo que reconocen incluso las fuentes ucranianas.
En cualquier caso, como decía el propio Zelenski, los esfuerzos rusos, a pesar de los movimientos destinados a forzar a las AFU a retirar unidades de esta zona del frente, continúan concentrándose en la región de Donetsk, con la intención clara -en línea con lo expresado recientemente por Putin- de seguir ganando poco a poco territorio al menos hasta completar la toma de la región.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
En el apartado internacional las noticias son, como cabía esperar, mínimas. Algo lógico durante los fines de semana pero que, en esta ocasión, se ha visto agudizado por estar toda la atención centrada en las elecciones al Parlamento Europeo, tema que ya hemos tocado y sobre el que volveremos en próximos informes. Además, no hay que olvidar que más allá de la Unión Europea, también en el Reino Unido tendrán lugar en breve elecciones, en un marco de desilusión con el partido Conservador y Unionista que podría ser capitalizado por políticos como Nigel Farage.
En relación con esto, y por el momento, todavía no se han producido reacciones al resultado de las elecciones europeas por parte ucraniana. De hecho, el ministro de Exteriores ucraniano, Kuleba, en lugar de pronunciarse sobre estos comicios, apenas ha compartido un mensaje felicitando a su nuevo homólogo indio, recién nombrado.
Tampoco desde Rusia se han producido por el momento declaraciones, aunque es posible que estas lleguen en las próximas horas y, sin duda, estarán encaminadas a seguir imponiendo su relato, que se verá muy beneficiado por los resultados cosechados por los partidos más afines al Kremlin a lo largo y ancho del continente. De hecho, desde Moscú no pueden sino considerar una victoria lo ocurrido.
En otro orden de cosas, tenemos que Zelenski ha vuelto a hablar sobre las negociaciones que se están llevando a cabo con los Estados Unidos de cara a la firma de un tratado de seguridad bilateral. Un acuerdo que se está demorando y que será, sin duda, el más importante de los que pueda alcanzar Ucrania. Sin embargo, el cierre de las conversaciones se está viendo complicado tanto por la evolución de la situación en el frente como por las perspectivas de la propia política estadounidense. Además, a la luz de los resultados de las elecciones al Parlamento Europeo, sin duda los decisores norteamericanos deberán hacer sus propias cábalas sobre la evolución probable de la política exterior de algunos de sus principales socios, elemento que también influye en sus cálculos y compromiso con Ucrania. Además de esto, Zelenski ha hablado sobre los nuevos acuerdos que Ucrania estaría preparando con algunos Estados miembros de la UE, incluida Alemania.
Siguiendo con Zelenski, este tomará parte el próximo martes en una Conferencia de Recuperación que tendrá lugar en Berlín y que estará centrada en prevenir los apagones eléctricos en el país, con efectos no solo sobre los hogares ucranianos sino, especialmente, sobre su economía, así como sobre el esfuerzo bélico por la forma en que afecta a la capacidad de producción o mantenimiento.
En cuanto a Rusia, siguen centrados en la próxima reunión de los BRICS que tendrá lugar en Nizhny Novgorod y sobre la que ha hablado la portavoz del Ministerio de Exteriores, María Zajárova, quien ha afirmado que: «Durante las próximas reuniones, las partes planean discutir temas actuales de las relaciones internacionales, la agenda internacional, la mejora del sistema de gobernanza global con énfasis en el fortalecimiento del papel de los países en desarrollo, la resolución de conflictos y la interacción en las principales plataformas multilaterales».
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