Guerra de Ucrania – Día 827

El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, habría autorizado a Ucrania a emplear el armamento suministrado para atacar objetivos en territorio ruso, aunque con ciertas limitaciones, pues por el momento este permiso se circunscribiría únicamente a aquellas acciones necesarias para garantizar la defensa de Járkov. No es la única noticia procedente del país norteamericano, pues el candidato republicano a la presidencia, Donald Trump, ha sido condenado por falsificación documental por un jurado de Nueva York, lo que sitúa a los Estados Unidos ante un escenario desconocido a cinco meses de las elecciones. Todo mientras en el frente continúan los combates y Rusia continúa preparándose para una guerra larga, ahora con subidas impositivas destinadas a costear el esfuerzo bélico y la más que probable necesidad de aumentar la capacidad de producción de sistemas y plataformas, so pena de tener, finalmente, que importarlas.

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Finalmente, después de meses de presión por parte tanto de Kiev, como de otras capitales aliadas, e incluso desde la Secretaría General de la OTAN, el presidente estadounidense, Joe Biden, habría accedido –según publica Político– a levantar (en secreto, aunque ha tardado poco en trascender), pero de forma limitada, el veto que pesaba sobre el empleo del armamento de precisión de largo alcance suministrado a Ucrania, de forma que no podía ser empleado contra territorio ruso.

Eso sí, si las noticias que se han publicado –y que se basan en testimonios, como suele ocurrir en estos casos, de funcionarios norteamericanos– son ciertas, la decisión presidencial habría demostrado una vez más que la gestión de la escalada sigue siendo la variable que explica las decisiones estadounidenses, pues el permiso para atacar territorio ruso se limita exclusivamente a aquellas acciones necesarias para asegurar la defensa de Járkov.

Por el momento, pese a que podría contar con este permiso desde hace algunos días, pues solo en las últimas horas ha trascendido la noticia, Ucrania no ha lanzado ningún ataque sobre bases aéreas, puestos de mando o acumulaciones de tropas y material rusas de entidad suficiente, con lo que está por ver el efecto de este permiso. No obstante, lo más previsible es que este tipo de acciones se lleven a cabo a corto plazo. Es más, el hecho de que el permiso fuese concedido «discretamente», apunta a que desde Washington se busca limitar el preaviso -y con ello, las posibilidades de adaptación- por parte de Rusia, más que otra cosa.

Ahora bien, conviene no sacar conclusiones adelantadas sobre el posible impacto de este permiso, ya que según las mismas fuentes que han destapado la noticia, una de las principales limitaciones introducidas sería la del empleo de misiles ATACMS contra suelo ruso. Es decir, que se permite a las Fuerzas Armadas ucranianas emplear tanto munición de precisión para su artillería de tubo, caso de los obuses guiados «Excalibur», como cohetes lanzados desde los M142 HIMARS y M270 MLRS, pero no hacer uso de los misiles tierra-tierra que estas mismas plataformas pueden emplear y que serían su argumento más contundente y capaz, dada no solo su carga bélica, sino también su resistencia a las contramedidas rusas. Lo que es peor, nada hace pensar que se haya autorizado a atacar los aeródromos que Rusia emplea para lanzar ataques con sus bombarderos tácticos y mediante el empleo de bombas planeadoras…

En relación con lo anterior, hay que tener en cuenta que aunque Rusia no está en condiciones de tomar al asalto una ciudad del tamaño de Járkov -con más de un millón de habitantes antes del comienzo de la invasión-, sí podría tomar otras medidas para forzar la caída de la capital de la región del mismo nombre. Es más, lo está haciendo desde hace semanas, atacando consistentemente las infraestructuras básicas de la localidad, desde las destinadas a depuración de aguas al suministro eléctrico, etcétera. Todo de forma que se fuerce a la mayoría de la población a abandonar su residencia allí, facilitando llegado el caso su caída.

Dicho todo esto, hay que tener en cuenta que estamos en un momento significativo para el devenir de la guerra de Ucrania, como hemos venido explicando desde hace un tiempo. Después de introducir medidas tanto industriales, como relativas al reclutamiento y la formación, nuevos equipos y TTPs y lograr frenar la ofensiva estival ucraniana, Rusia pasó a la ofensiva estratégica. Un esfuerzo que seguramente todavía no ha llegado a su punto álgido, pero que ya le ha permitido hacerse con algunas victorias relevantes, aunque no estratégicas, como la toma de Avdiívka y, en general, las mínimas pero constantes ganancias territoriales en la región de Donetsk.

Ucrania, por su parte, después de haber tomado la iniciativa con la ofensiva de Járkov, manteniéndose a la ofensiva hasta que los intentos en dirección a Tokmak se demostraron imposibles, superó su punto de máximo esfuerzo. Desde entonces, a pesar de las medidas destinadas a aumentar la movilización, tanto los retrasos en la ayuda occidental como los problemas internos (especialmente la esquizofrenia que implica hablar de una «guerra existencial» al tiempo que se intenta que la población lleve vida normal e incluso se comprometen esfuerzos en la reconstrucción, pese a que el conflicto está en marcha y todos los esfuerzos deberían encaminarse a mejorar las posibilidades en el campo de batalla), han confabulado para que su capacidad de combate de las AFU se reduzca en gran medida, obligando a una incómoda defensa estratégica en la que ven como día a día el frente retrocede y sin que la estrategia de salida parezca estar clara.

Al menos no en términos militares, pues al mismo tiempo intentan tanto firmar acuerdos de seguridad con todos y cada uno de sus aliados, como confiar en la presión que el resultado de la futura Cumbre de Paz Global, a celebrar en un par de semanas, pueda tener sobre una Federación Rusa que no ha sido invitada a participar y que continúa tomando medidas para asegurar sus posibilidades de cara a una guerra larga, incluyendo subidas de impuestos a las rentas más altas y a las empresas que, en este caso, ven cómo el porcentaje de los beneficios a abonar a las arcas públicas pasa del 20 al 25%.

En cualquier caso, como quiera que los arsenales rusos tampoco son infinitos y que los blindados, carros u obuses deberían dar signos de agotamiento a partir de 2025, Ucrania tiene ante sí la posibilidad de recuperarse en cierta medida, al menos si consigue reconstituir unidades que, en muchos casos, han quedado por debajo del cincuenta por ciento de sus efectivos. Esto, al menos, daría la oportunidad de mejorar la situación en el campo de batalla durante el próximo año obligando a Rusia, como explicaba Dara Massicot, a decidir entre si seguir luchando -para lo que podría llegar a necesitar importar material militar, incluyendo carros y blindados, de China- o buscar un acuerdo de salida con condiciones más asequibles que las que exige actualmente.

Mientras todo esto se decide, los combates y los intercambios continúan. En las últimas horas, desde Ucrania aseguran haber derribado cuatro drones tipo Shahed-131/136 (Geran-1/2), así como un misil Iskander-K, no así los cinco S-300/400 supuestamente empleados por Rusia. Entre los objetivos alcanzados, podría encontrarse la ciudad de Kiev, en donde se ha reportado una explosión. Además, han continuado los bombarderos, generalmente con bombas planeadoras, contra Járkov –en este caso se habla de un ataque con misiles que ha dejado tres muertos y dieciséis heridos– o Pokrovsk.

Ucrania, por su parte, ha atacado la localidad de Pervomaisk, en la región de Lugansk y bajo control ruso. Además, se ha registrado una explosión y posterior incendio en el puerto de Kavkaz, en el Estrecho de Kerch. La acción, que habría sido llevada a cabo con drones, ha afectado a entre uno y tres depósitos de combustible, dependiendo de la fuente consultada. Desde Rusia aseguran que el ataque, además de con drones aéreos, habría sido llevado a cabo también con drones navales y con misiles ATACMS, de los que afirman haber derribado ocho.

Más allá de esto, las novedades sobre el frente son escasas en esta jornada, aunque las pérdidas identificadas han sido ingentes. Al norte, en el sector de Járkov, continúan los combates en el interior de la ciudad de Vovchansk, sin que por el momento el Ejército ruso haya sido capaz de completar su toma, a pesar de pequeños avances en el centro urbano. Además, se está hablando acerca de cómo el Ejército ruso estaría transfiriendo fuerzas a este sector desde otras partes del frente, priorizando así sus esfuerzos por fijar tropas ucranianas lejos de sectores como el de Avdiívka, en donde pretenden seguir avanzando en dirección a Prokovsk.

En cuanto al sector de Bakhmut, si bien las tropas rusas no han conseguido nuevos avances, sí han intensificado sus bombardeos sobre el «Microdistrito del Canal», área que todavía se les resiste en su camino a Chasiv Yar. Lo han hecho, además, hasta el punto de que la mayor parte de las construcciones han sido borradas del mapa gracias, una vez más, al uso de bombas planeadoras de cada vez mayor potencia y en número creciente.

Por último, en el sector de Avdiívka tenemos que los esfuerzos rusos se han concentrado en las últimas horas en los alrededores de Netaylove, al sur del mismo, sin que se hayan registrado cambios.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

El apartado internacional, al igual que la primera parte del informe, comienza con los Estados Unidos, pues allí ha sido condenado el candidato republicano a la presidencia, Donald Trump, por un jurado de Nueva York, por falsedad documental en relación con el caso Stormy Daniels. A pesar de que el fallo del tribunal no descalifica a Trump de cara a postularse a ningún cargo público, está por ver el efecto que podría tener sobre la campaña electoral, máxime porque podría enfrentarse a una pena de cárcel. Dicho esto, es la primera vez que un ex presidente estadounidense ha sido condenado por un delito grave (34, en este caso), aunque difícilmente esto evitará que concurra a las elecciones ya que no parece tener oposición dentro de su propio partido y, además, es probable que utilice el veredicto como un arma arrojadiza, tratando de deslegitimar a su rival por el supuesto uso de la justicia en su contra.

En otro orden de cosas, en las últimas horas ha visitado Ucrania el ministro de Exteriores de Alemania, Boris Pistorius, quien se ha dirigido de la mano de su homólogo, Umerov, hasta la ciudad de Odesa. Entre otras cosas, además de reafirmar su apoyo a Ucrania, Pistorius ha anunciado la concesión de un nuevo paquete de ayuda militar por valor de 500 millones de euros centrado en la defensa antiaérea y en el que se incluirá la entrega de misiles para los IRIS-T, entre otros.

A colación, Lituania se ha unido a la Coalición para la Defensa Aérea de Ucrania, liderada por los Estados Unidos, según han anunciado desde la Presidencia del país. De esta forma, tal y como ha anunciado Gitanas Nausèda, esta república báltica suministrará a Ucrania radares móviles.

Por otra parte, el presidente de Estonia ha firmado la ley que permite la confiscación y empleo de los activos rusos congelados, de forma que puedan ser usados para apoyar el esfuerzo bélico ucraniano. Una medida que ha sido rápidamente agradecida desde este último país, con mensajes compartidos por ejemplo por su primer ministro, Shmyhal, a través de las redes sociales.

Mientras Shmyhal hacía esto, Zelenski dedicaba unas palabras a la muerte de «Cheka», el sobrenombre de Iryna Tsybukh, médico militar fallecida el pasado día 29 en Járkov. Además de esto, hablaba sobre los últimos acuerdos de seguridad firmados con países como España, Bélgica o Portugal, compartiendo un vídeo al respecto y explicando que, hasta el momento, son ya una docena los acuerdos de este tipo firmados, implicando además compromisos de ayuda por valor de 23.000 millones de dólares.

Al mismo tiempo, la subdirectora de la Oficina del Presidente, Iryna Mudra, y el asesor del jefe de la Oficina del Presidente, Vladyslav Vlasiuk, se reunieron con el subsecretario del Tesoro de los Estados Unidos, Wally Adeyemo. Durante su encuentro, ambas partes discutieron el apoyo de Estados Unidos a Ucrania, los pasos para fortalecer las sanciones contra Rusia y la implementación de reformas.

En relación con esto, y tal y como ha anunciado el primer ministro Denys Shmyhal, el Gobierno ucraniano ha aprobado recientemente un proyecto de acuerdo entre Ucrania y los Estados Unidos, que permitirá a los ucranianos recibir casi 7,9 mil millones de dólares en apoyo financiero y económico. Ayuda que se sumará a los alrededor de 11.800 millones que el país ya ha recibido en apoyo financiero por parte de sus aliados y de diversas instituciones internacionales en lo que va de año.

En otro orden de cosas, también ha sido noticia en esta jornada el hecho de que Francia no haya invitado a Rusia a participar en la conmemoración del desembarco de Normandía, que se celebrará el próximo seis de junio. Según han explicado desde El Elíseo: “No habrá ninguna delegación rusa. Las condiciones no se dan dada la guerra de agresión que Rusia libra contra Ucrania y que se ha intensificado aún más en las últimas semanas».

Mientras esto se decidía en París, en Moscú Putin que recientemente ha presidido la reunión del Consejo de Desarrollo Estratégico y Proyectos Nacionales y de las comisiones del Consejo de Estado sobre desarrollo socioeconómico de la Federación de Rusia, asistía a otra celebración muy diferente, imponiendo condecoraciones a diversos ciudadanos rusos, incluyendo cosmonautas, representantes de organizaciones públicas, del mundo de la cultura o atletas, así como trabajadores destacados.


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