Guerra de Ucrania – Día 826

A apenas unos días de las elecciones al Parlamento Europeo, muchas de las noticias de la jornada giran en torno a estas: desde las palabras de Víktor Orban, asegurando que el resultado de los comicios decidirá la paz o la guerra en Europa, a los registros en el Parlamento, tanto en Bruselas como en Estrasburgo, en relación con el sitio web Voice of Europe, financiado por Moscú. Más allá de esto, Suecia ha aprobado un nuevo paquete de ayuda militar a Ucrania, Finlandia ha dejado claro que no impone restricciones al empleo de su armamento contra territorio ruso y, en el frente, unos y otros logran que la sensorización en el campo de batalla y las mejoras en la kill-chain les permitan lanzar ataques cada vez a mayor distancia, sin perder un ápice de precisión y en un tiempo récord.

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A lo largo de más de 900 informes hemos hablado ya tantas veces del concepto de sensorización del campo de batalla, que comienza poco menos que a ser una idea un tanto manida. Sin embargo, después de un periodo inicial que prácticamente supuso una revolución, aprovechándose Ucrania del hecho de haber ascendido antes que Rusia la curva de innovación relacionada con el empleo de drones comerciales de bajo coste tanto para detección y reconocimiento como, para, posteriormente, atacar al Ejército ruso una vez incorporadas armas a los mismos, las tornas poco a poco se fueron igualando.

En los últimos meses, y esto es algo sobre lo que también hemos hablado largo y tendido, desde Rusia han logrado situarse cada vez más cerca de Ucrania en cuanto a su habilidad para producir drones tipo FPV en cantidad, desarrollar sistemas C-UAS, formar al personal suficiente para poder extraer un rendimiento adecuado y, en suma, poder competir de tú a tú con las AFU en un área en la que Rusia partía con cierta desventaja.

Como sucede en este tipo de competiciones, una vez las tornas se igualan, tanto en términos cualitativos como cuantitativos, lo que nos queda es el desgaste; el número se convierte en la cualidad, de forma que aquel que es capaz de soportar mejor los desafíos económicos, industriales y humanos que el despliegue de cantidades estratosféricas de medios requiere, suele imponerse. Por supuesto, siempre hay espacio para pequeñas mejoras incrementales, pero el ritmo de iteración es alto por las dos partes, de forma que las pequeñas ventajas logradas por unos u otros en un momento determinado, son rápidamente compensadas en un juego de adaptación constante.

Un juego que, dado que hay límites también a la cantidad, que en el caso concreto de la producción de drones depende de la disponibilidad de componentes en número suficiente, suele derivar en direcciones particulares en función del contexto. En este caso, como explicáramos hace unos días, buena parte de los avances se centran en ir superando el nivel táctico para ir más allá o, en su caso (hay debate sobre esto) para llevar el propio nivel táctico más allá, ampliando lo que antes era un espacio de muy pocos kilómetros hasta las decenas o más.

En relación con lo anterior, si bien hemos visto cómo Ucrania, gracias a su capacidad de reconocimiento -impulsada por el acceso a satélites de reconocimiento civiles, pero seguramente también por la provisión de datos por parte de sus aliados- es capaz de atacar radares móviles y otros equipos, así como instalaciones fijas, a decenas de kilómetros de la línea de frente e incluso más, también Rusia ha venido mejorando en este aspecto a marchas forzadas.

Tanto que en las últimas semanas se han registrado varios ataques con misiles balísticos Iskander contra equipos que, hace unos meses, Rusia habría sido incapaz de detectar. De hecho, uno de los grandes temores es que, durante los próximos meses, este país llegue a lograr una ventaja frente a Ucrania en este ámbito, dificultando sobremanera las AFU puedan sacar partido adecuado de parte del armamento enviado por Occidente. En relación, y como quiera que buena parte de este «juego» va de ventanas de oportunidad, se entiende que Ucrania esté presionando con todo para que sus aliados cambien de parecer respecto al empleo de su armamento contra territorio ruso, ahora que este todavía podría inclinar la balanza.

A colación, por cierto, y más allá de los medios de reconocimiento implicados, una de las razones que explican la mejora rusa es el desarrollo e implementación de medios de mando y control mucho más capaces que los vistos al inicio de la guerra, cuando las comunicaciones sin cifrar e incluso el uso de teléfonos móviles eran la norma, costando además por el camino la vida a varios oficiales generales rusos que, demasiado cerca de la línea de frente, no tenían otra forma de ganar «conciencia situacional» que usar sus teléfonos personales o acercarse demasiado al fuego enemigo.

De forma muy resumida, podría decirse que en Moscú han tomado algunos de los desarrollos en cuanto a Sistemas de Gestión del Campo de Batalla (BMS por sus siglas en inglés) que, a pesar del bombo con el que en su día fueron anunciados no habían llegado a nada pues nunca pasaron a ser de uso común ni tampoco a perfeccionarse, y han realizado en poco más de dos años el trabajo de las dos décadas anteriores. Ahora bien, sería un error considerar que esta ha sido la única evolución rusa en la materia, pues más allá del perfeccionamiento de BMS como Strelets y ESU TZ, Rusia ha tomado toda una serie de medidas complementarias que contribuyen también a explicar la mejora experimentada por sus Fuerzas Armadas y que explicamos aquí.

Cambiando de tercio, durante las últimas horas desde el Ministerio de Defensa ucraniano aseguran haber derribado 7 misiles de crucero Kh-101/Kh-555, además de 32 drones Shahed-131/136 (Geran-1/2) del total de 11 y 32, respectivamente, empleados por Rusia. No han derribado, eso sí, ninguno de los misiles antiaéreos S-300/400 utilizados en función de ataque a tierra, de los que Rusia habría lanzado 8. Esto plantea una cuestión interesante, pues se diría que Ucrania no quiere malgastar munición antiaérea frente a estos últimos, ya que su cabeza de guerra y los daños que provocan son inferiores a los de los misiles balísticos y de crucero cuya misión principal es el ataque a tierra. Por otra parte, y dada su velocidad y trayectoria, tampoco pueden ser interceptados con un mínimo de garantías por parte de la artillería AA, de ahí que su tasa de éxito sea mucho mayor que la de otros ingenios. Dicho esto, habrían vuelto a registrarse explosiones en Odesa y Dnipró, así como víctimas en Nikopol (en este caso tras ser alcanzada una ambulancia con un dron suicida), en Limán o en Selydove.

Del lado contrario, mientras Rusia habla del derribo de «31 vehículos aéreos no tripulados, dos misiles antirradar HARM de fabricación estadounidense, dos bombas aéreas guiadas Hammer de fabricación francesa y nueve misiles Grad y Alder», se han confirmado explosiones en Dokuchaevsk, en la parte ocupada de Donetsk, así como en Kerch.

Dicho esto, pasamos a los movimientos y los combates, comenzando un día más por el sector de Járkov, en donde el Ejército ruso habría avanzado en la villa de Hlyboke, posiblemente tomando el control de la misma. Al mismo tiempo, progresan nuevamente en Vovchansk, después de los últimos contraataques ucranianos, manteniendo el control del centro de esta localidad, sometida a fuertes bombardeos, con los Su-34 lanzando bombas planeadoras utilizando la táctica «del carrusel».

No es el único punto en el que las tropas rusas continúan arrancando pequeñas fracciones de terreno a las AFU, pues además de al oeste de Kreminna, también en el sector de Bakhmut se han registrado progresos por parte del Ejército ruso. Concretamente en el área de Ivanisvke, así como en la de Klischiívka, en donde atacan no solo siguiendo el eje noreste-suroeste del propio pueblo, sino desde el este, a través de los campos vecinos.

En cuanto al sector de Avdiívka, continúan produciéndose ataques generalizados por parte rusa tanto en los alrededores de Ocheretyne y Novooleksandrivka, al norte, como en la zona de Umanske o hacia el noroeste y suroeste de Netaylove, tratando los rusos de bordear la masa de agua que ocupa el terreno.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

En el apartado internacional, tal y como adelantábamos en la entradilla, comenzamos por las próximas elecciones al Parlamento Europeo, que como no podía ser de otra forma, no quedan al margen de la guerra de Ucrania. Por una parte, tenemos que el primer ministro de Hungría, Víktor Orban, ha declarado que del resultado de las mismas, probablemente dependerá que haya o no una guerra en el continente que vaya más allá de Ucrania. En concreto, sus palabras, pronunciadas como parte de una entrevista al medio galo Le Point han sido «parte del número de escaños que obtendrá tal o cual partido, lo más importante en mi opinión será el número de diputados dispuestos a ir más lejos en la guerra en Ucrania y el número de los que estarán allí para poner fin a la guerra», añadiendo que, una vez su país tome, el 1 de julio, la presidencia rotatoria de la UE, se esforzará en iniciar «un debate razonable sobre nuestra implicación en la guerra entre Ucrania y Rusia», pues «Decir “Vladimir Putin no puede ganar” no es suficiente. Necesitamos una estimación del precio de nuestra participación y una clarificación de nuestros objetivos».

No es, sin embargo, la única noticia relacionada con el Parlamento Europeo, pues en las últimas horas han vuelto a producirse registros tanto en la sede de Bruselas como en la de Estrasburgo, así como en el domicilio de Guillaume Pradoura, actual asistente parlamentario del diputado neerlandés Marcel de Graaff y, anteriormente, del diputado ultraderechista alemán Maximilian Krah, acusado de mantener vínculos con agentes rusos y chinos. Una investigación que se relaciona, como otras anteriores, con el medio Voice of Europe, financiado por el Kremlin y que ha actuado como vector de la influencia rusa en la Unión Europea, recurriendo para ello entre otras cosas, según la fiscalía federal belga, a sobornos.

Todo mientras tiene lugar la segunda edición del Foro Schuman, organizado por el SEAE, y que reúne a más de 500 ministros y representantes tanto de la UE como de estados socios y aliados de todo el mundo, y en la que la seguridad y la defensa han tenido un papel protagonista, con el Alto Representante, Josep Borrell, recordando que la política de poder está de vuelta, al igual que la guerra de alta intensidad, a la vez que aumentan las amenazas híbridas. Desgraciadamente para la UE sigue haciendo continuas referencias a una «Brújula Estratégica» que se aprobó pese a nacer desfasada, pues como casi siempre en Bruselas, los acuerdos solo son posibles cuando se da el «momento político», lo que en demasiadas ocasiones lleva a que el producto aprobado llegue tarde y no se adapte a las verdaderas necesidades de la Unión.

Además de estas, la noticia del día es, sin duda, el nuevo paquete de ayuda militar anunciado por Suecia, valorado en 1.160 millones de euros y que incluirá un avión de alerta temprana y mando y control (AEW&C) Saab ASC890. Además de esto, se entregarán a Ucrania diversas municiones tanto para la artillería de campaña como antiaérea, así como «todo el stock» de vehículos de combate de infantería Pansarbandvagn 302 en poder de Suecia, cifrado en 302 unidades.

Pasando a Francia, aunque no se ha anunciado nueva ayuda, sí que se están dando pasos para enviar instructores militares a Ucrania, tema del que hablamos ayer. Según parece, Macron, lejos de actuar en solitario, pretendería conformar una coalición de países dispuestos a desplegar personal militar que pueda encargarse del adiestramiento de las tropas ucranianas en el terreno, evitando así que los ucranianos deban desplazarse al extranjero y optimizando, por lo tanto, el proceso de formación.

No ha sido la única donación anunciada en las últimas horas, pues la Serhiy Prytula Charity Foundation ha hecho entrega a Ucrania de nueve cámaras dobles (diurnas y térmicas) aptas para incluir como complemento optrónico a los sistemas antiaéreos Strela-10. El valor total de la ayuda asciende a 540.000 grivnas o, lo que es lo mismo, unos 12.300 euros al cambio.

Más allá de esto, en la última jornada el ministro de Defensa ucraniano, Umerov, ha mantenido una reunión telefónica con el secretario de Defensa de los EE. UU., Austin, en la que ha tomado también parte el jefe de Estado Mayor de las AFU, el general Syrskyi. En la misma ha puesto al día al norteamericano sobre cómo va la movilización y ha puesto el acento en la necesidad de mejorar la defensa antiaérea, así como insistido en que «Ucrania debería tener derecho a atacar territorio enemigo».

Precisamente sobre defensas antiaéreas ha hablado hoy el Financial Times, en un artículo un tanto apocalíptico en el que se afirma que la OTAN apenas dispone del 5% de los sistemas que necesitaría para proteger su flanco oriental en caso de agresión a gran escala, algo bastante cuestionable pues no parecen tenerse en cuenta las capacidades SEAD, por ejemplo.

Zelenski, por su parte, además de volver a hablar sobre los progresos en la preparación de la Cumbre de Paz Global, –en la que tomarán parte casi un centenar de estados– ha mantenido una charla durante la última jornada con el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, a quien ha agradecido su apoyo activo a esta cita.

Desde Rusia, mientras tanto, continúan considerando que una eventual conferencia internacional de paz debería basarse en las propuestas de la República Popular de China, según ha afirmado el ministro de Exteriores, Lavrov, quien afirma que: «Compartimos la postura de que, en primer lugar, es necesario eliminar las causas profundas [del conflicto ucraniano] y garantizar los intereses legítimos de todas las partes», a la vez que defiende que «Las negociaciones deben basarse en el principio de indivisibilidad de la seguridad y las realidades ‘sobre el terreno».

Para finalizar, tenemos que Argentina finalmente se ha unido a la coalición para el retorno de los menores ucranianos ilegalmente deportados a Rusia, según ha confirmado el defensor del pueblo de Ucrania, Dmytro Lubinets. Desde Ucrania siguen defendiendo que al menos 19.500 menores han sido trasladados a Rusia, de los cuales apenas han sido devueltos algo menos de 400. Al mismo tiempo, la diplomacia ucraniana está tratando de hacer que también Chile colabore en esta causa, como parte de la campaña informativa «Voces robadas», para lo cual ha enviado una delegación encabezada por Daria Herasymchuk, comisionada presidencial para los Derechos del Niño y la Rehabilitación Infantil, al país iberoamericano.


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