Guerra de Ucrania – Día 825

Desde Francia, se ha publicado que su presidente, Emmanuel Macron, estaría dispuesto a autorizar a Kiev el empleo de los misiles SCALP contra territorio ruso, como forma de hacer frente a las adaptaciones llevadas a cabo por este país. Una postura muy diferente a la de Estados Unidos, desde donde John Kirby ha vuelto a insistir en que su «posición no ha cambiado de momento», mientras Putin habla de «graves consecuencias», amenazando específicamente a los países «más pequeños». En España, que no entrega misiles pero sí un paquete de armamento de más de 1.000 millones de euros, las dudas giran en torno al destino de estos fondos, que muchos entienden como una forma de regar de dinero a la industria sin necesidad de rendición de cuentas. Los combates, por su parte, continúan su curso a la espera de que, en cuestión de días comience a llegar a Ucrania la munición prometida por República Checa.

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Muchos usuarios nos preguntan, a través del email o de mensajes privados acerca de multitud de temas. También, obviamente, periodistas, podcasters, youtubers y demás. Desgraciadamente, nos es imposible atender a todos ellos como nos gustaría. Al fin y al cabo, estos informes son algo que hacemos en nuestro tiempo «libre» y que, ya de por sí implican dedicar entre dos y tres horas al día y, si computásemos el tiempo y otros factores, enormes pérdidas que aun así pagamos gustosos.

Las últimas preguntas, como no podía ser de otra manera, han llegado a raíz del paquete de ayuda militar por valor de 1.130 millones de euros anunciado recientemente por el Gobierno de España y sobre el cual, todo sea dicho, la información es mínima. Se sabe que una parte del mismo se corresponderá con material que formaba parte del inventario de nuestras Fuerzas Armadas, caso de los misiles interceptores para los sistemas antiaéreos Patriot o de los Leopard 2A4. Estos últimos, además, han debido reacondicionarse antes de su entrega, lo que implica una inversión, por más que pequeña, de unas decenas o cientos de miles de euros por unidad en el peor de los casos.

En este caso particular, además, cabe la posibilidad de reclamar a las Unión Europea, a través del European Peace Facility, al menos una parte de su valor. Eso sí, una vez más sin un mínimo de transparencia al respecto, ya que aunque se conoce el total del fondo, no hay información alguna acerca de los reembolsos, ni tampoco del valor contable que los Estados miembros asignan al material entregado. De hecho, si pensamos en algunos de los obuses D-22 entregados por países del Este, en lanzadores de RPG, en algunos antiaéreos o incluso en nuestros Leopard 2A4, se trata en todos los casos de material ya amortizado, con lo que técnicamente su valor en los libros de cuentas debería ser cero.

El problema, pues, de la falta de transparencia, es una vez más que -ocurra o no-, obliga a pensar que la picaresca de los Estados entra en juego en esta ecuación. También, que alienta el relato ruso sobre los intereses de la industria y de otros actores por mantener la guerra de Ucrania en marcha, como en general ocurre cada vez que los gobiernos occidentales no explican ni por qué, ni cómo hacen lo que hacen.

Volviendo sobre España, el tema de la transparencia es particularmente peliagudo y derivado tanto de una tradición de nula fiscalización y rendición de cuentas en materia de defensa, como de los equilibrios de poder de un Gobierno de coalición en el que uno de los socios (y resulta particularmente extraño, lo que obliga a pensar en una reclamación de cara a la galería) aseguraba no tener constancia de la aprobación de un nuevo paquete de ayuda militar a Ucrania.

Esto lleva, por una parte, a que no tengamos constancia alguna del total suministrado a Kiev desde febrero de 2022, ni en términos monetarios, ni tampoco en términos de material. Es decir, que no se sabe ni lo que ha salido de las Fuerzas Armadas (y fuentes de Defensa y de Exteriores nos han confirmado que se hace mucho más de lo que se dice, algo por otra parte positivo y que, desgraciadamente, no puede reconocerse), ni lo que se ha adquirido a la industria, de hacerse, para ser enviado a posteriori.

Como hemos explicado en alguna ocasión, en realidad la excusa de mantener la seguridad de los envíos, utilizada en el pasado por el gabinete de Robles para justificar la falta de transparencia, no se sostiene. Países como Canadá mantienen el mismo nivel de seguridad que España, pero una vez el material ha llegado a su destino publican puntualmente qué se ha entregado. Lo mismo que Alemania, seguramente uno de los mejores ejemplos de transparencia entre los aliados de Ucrania.

Incluso Francia es perfectamente transparente en muchos aspectos, pues no esconde que la mayor parte de sus donaciones son en forma de créditos que Ucrania puede emplear siempre que sean para adquirir material a empresas del sector de la defensa galas. Es decir, que deja en manos de quien realmente necesita la ayuda el elegir qué y cuando adquirirlo, beneficiando a la empresa francesa, pero sin que el El Elíseo influya sobre el proceso, al menos teóricamente.

Para el caso que nos ocupa, se conoce que buena parte del nuevo paquete de ayuda terminará traduciéndose en nuevos contratos para los fabricantes patrios. Sin embargo, y aunque es de esperar que haya cierta alineación entre las necesidades ucranianas -al fin y al cabo este país tiene una «lista de deseos», de la que también hemos hablado en alguna ocasión- y lo que finalmente la industria produzca y sea exportado a Ucrania, lo que no queda claro en este caso es el papel ni del Gobierno ni del Ministerio de Defensa.

Como quiera que finalmente, a través de los informes de Exportación que publica el Ministerio de Industria, se terminará sabiendo qué empresas han sido agraciadas, quizá puedan extraerse más conclusiones. En cualquier caso, como decíamos en la entradilla, y a falta de un proceder como el de Francia, lo más triste del caso es que quien más, quien menos, sospecha que determinadas empresas terminarán beneficiándose, posiblemente a costa de las verdaderas necesidades ucranianas. Y, lo que es peor, seguramente sin razón, pues en última instancia lo más probable es que se ofrezca a Kiev exactamente aquello que necesita. Pero -y no nos cansamos de insistir en ello- cada vez que la transparencia desaparece, es el relato prorruso (y no solo) el que se beneficia…

Cambiando de tercio, pasamos a las novedades sobre el terreno, con una Ucrania que asegura haber derribado 13 de los 14 drones Shahed-131/136 (Geran-1/2) empleados por Rusia en las últimas horas. Pese a ello, se habrían producido dos víctimas mortales y tres heridos en la localidad de Torestk debido a un ataque ruso, presumiblemente debido al impacto del dron restante.

En el caso de Rusia, se ha producido un incendio en parte de los vehículos que formaban un convoy militar tras el impacto de un dron ucraniano, mientras circulaba por una carretera de circunvalación en Koroche. Otras fuentes, sin embargo, aseguran que el incidente habría sido fortuito, al chocar una góndola con un vehículo civil. Desde el Ministerio de Defensa, en su informe diario, han hablado de «un avión MiG-29 de la Fuerza Aérea de Ucrania y también destruyeron: 39 vehículos aéreos no tripulados, un misil táctico operativo ATACMS de fabricación estadounidense, siete bombas guiadas Hammer de fabricación francesa y un misil HIMARS de fabricación estadounidense. EE.UU.». También, por cierto, han vuelto a hablar del empleo de armas químicas por parte estadounidense y del supuesto consentimiento por parte de este país para que las AFU las empleen (caso de la cloroacetofenona) contra Rusia. Recordemos que, precisamente, las AFU han denunciado en varias ocasiones el uso de cloropicrina por parte rusa…

Dicho lo cual, pasamos a los combates y movimientos, que siguen dejando una intensa atrición, pero muy pocos cambios. Así, en el sector de Járkov, las líneas se mantienen estables, produciéndose ataques y contraataques como en el caso de Lyptsi, en donde la llegada de refuerzos ucranianos ha permitido retomar algunas de las posiciones perdidas previamente.

En el de Kupiansk, por su parte, las únicas novedades se corresponderían con las ya explicadas ayer, con ataques rusos en dirección a Syn’kivka.

En el sector de Bakhmut, por el contrario, continúan produciéndose avances rusos, muy escasos, pero constantes, en esta ocasión en dirección a Kalinina desde Bohdanivka, al noreste de Chasiv Yar, mientras continúan mostrándose incapaces de tomar el «microdistrito del canal».

En cuanto al sector de Avdiívka, las fuerzas rusas continúan ampliando el área bajo su control en los alrededores de Umanske, especialmente en dirección norte en las últimas horas, así como en torno a Netaylove, hacia el sur de la E50.

Además de esto, han vuelto a registrarse enfrentamientos en Staromaiorske, aunque la localidad todavía no obra por completo en poder de Rusia. Allí, después de avanzar hacia el interior desde el sur, las tropas rusas estarían tratando de hacer lo propio desde el sureste, hacia la vecina Urozhaine, situada en la margen derecha del río Mokri Yali.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

El apartado internacional debe comenzar hoy, indudablemente, con Macron. El presidente galo, que ya en los últimos meses ha venido como hemos relatado, manifestando un importante cambio de postura, ha dado un paso más en las últimas horas al mostrarse dispuesto a autorizar el empleo de los misiles de crucero entregados por Francia a Ucrania para atacar territorio ruso.

Macron, quien estaba reunido con Scholz, ha posado ante la prensa como puede verse en el vídeo bajo estas líneas con un mapa del frente, explicando que Rusia ha venido adaptando su proceder y que ahora ataca a Ucrania desde bases en su territorio, por lo que Ucrania debe poder atacar dichas bases, aunque no, como es lógico, objetivos civiles en Rusia. Así, según ha declarado Macron:

«Debemos permitirles neutralizar los emplazamientos militares desde donde se disparan los misiles […], los emplazamientos militares desde los que se ataca a Ucrania […]. Si les decimos que no tienen derecho a llegar al punto desde donde se disparan los misiles, de hecho les decimos que les damos armas, pero no pueden defenderse».

Como cabía esperar, la respuesta del Kremlin ha sido inmediata. De hecho, ha sido el propio Putin, quien se encuentra de visita en Uzbekistán, quien ha amenazado directamente a los países más pequeños de la OTAN, afirmando que «En Europa, especialmente en los países más pequeños, necesitan pensar con qué están jugando. Deben recordar que muy a menudo se trata de Estados con un territorio pequeño y una población muy densa».

Desde los Estados Unidos, por su parte, el asesor de Seguridad Nacional, John Kirby, ha dejado claro que, pese a los rumores y malentendidos de las últimas semanas, la postura del país no ha cambiado: “Nuestra posición no ha cambiado en este momento. No alentamos ni permitimos el uso de armas suministradas por Estados Unidos para atacar suelo ruso».

Más allá de esto, que abre interesantes cuestiones relativas a un posible desacople entre Estados Unidos y algunos Estados de la UE, e incluso sobre la capacidad (mínima) de disuasión extendida gala, desde la República Checa han asegurado que los disparos de 155mm prometidos comenzarán a llegar a Ucrania en Junio. Así lo ha explicado el primer ministro checo, Petr Fiala, quien ha dicho que «Las primeras decenas de miles de municiones de 155 milímetros se entregarán en junio. Ucrania puede esperar la primera entrega en los próximos días». Un Fiala, por cierto, que ha hecho sus declaraciones en el marco de un encuentro con el primer ministro ucraniano, así como con representantes polacos, letones y daneses, con quienes ha celebrado una reunión de trabajo en Praga en la que también se ha hablado sobre financiación para la industria de defensa ucraniana, sobre los F-16 y sobre la próxima Cumbre de Paz Global.

Y siguiendo con la ayuda, en las últimas horas y como era de esperar, se han producido anuncios procedentes de Bruselas, a donde como sin duda los lectores recordarán, se dirigieron Zelenski y Yermak tras su visita a Madrid. En la capital europea, además de firmar el acuerdo de seguridad bilateral con Bélgica, los ucranianos habrían recibido garantías de que Ucrania recibirá una treintena de cazabombarderos F-16.

Un tema, el de los F-16, al que precisamente ha hecho referencia en una entrevista el ministro de Defensa de Ucrania, Rustem Umerov, quien ha asegurado que los primeros ejemplares llegarán muy pronto al país, aunque no ha dado fechas. No serán los belgas, en cualquier caso, pues se espera que las entregas se completen en 2027… Cazas, los belgas, que además no podrán ser empleados contra territorio ruso, siendo esta una de las condiciones impuestas por el primer ministro del país, Aleksander de Croo.

De Bélgica, como sabemos, Zelenski se dirigió a Lisboa, en donde se ha reunido con el presidente portugués, Marcelo Rebelo de Sousa, entre otros. En el país luso ha hablado sobre los preparativos de la Cumbre de Paz Global y sobre la integración euroatlántica de Ucrania. Además, junto con el primer ministro de este país, Luis Montenegro, han oficializado la firma, también, de un nuevo acuerdo de seguridad, comprometiéndose además Portugal a prestar ayuda en 2024 por valor de 126 millones de euros a Ucrania.

Volviendo a Bruselas, aunque en este caso en referencia a la Unión Europea, los Veintisiete han firmado con Noruega la Asociación de Defensa y Seguridad UE-Noruega, que establece el marco de cooperación entre el país nórdico y la Unión, lo que tendrá su reflejo, por ejemplo, en términos industriales. Según reza la nota de prensa, el Acuerdo: «Abarca áreas de cooperación existentes, como nuestro continuo apoyo común a Ucrania, la participación de Noruega en las misiones y operaciones de la PCSD de la UE y su implicación en las iniciativas de defensa de la UE. También impulsa nuestra cooperación práctica en áreas como la seguridad marítima, la ciberseguridad y la lucha contra la manipulación e interferencia de la información extranjera, incluida la desinformación, e introduce nuevas consultas sobre la mediación de paz».

De Bruselas pasamos a Bielorrusia, en donde el presidente, Lukashenko, ha firmado la retirada del país del Tratado sobre las Fuerzas Armadas Convencionales en Europa (FACE), siguiendo así el ejemplo ruso. Según se justifican desde Minsk, es una respuesta a las medidas de suspensión adoptadas por República Checa y Polonia durante el pasado año.


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