Guerra de Ucrania – Día 824

Después de su viaje a Madrid, en el que el Gobierno de España se comprometió a contribuir a la defensa de Ucrania con 5.000 millones de euros en tres años, Zelenski se ha dirigido a Bruselas, como paso previo a su viaje a Portugal. Por el camino, afirmaciones y negaciones relativas a la próxima presencia de instructores franceses en suelo ucraniano, mientras desde Polonia se anuncian nuevas restricciones al movimiento de los diplomáticos rusos. Al mismo tiempo, se ha vuelto a hablar de un ataque ucraniano contra el sistema de alerta temprana ruso, esta vez en Orsk, 1.800 kilómetros en el interior de Rusia, en una jornada en la que Ucrania ha respondido a la destrucción del aeropuerto de Zaporiyia haciendo lo propio con el de Lugansk, bajo control ruso.

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Una vez más, ha sido Francia la protagonista de la controversia, en esta ocasión a propósito del supuesto próximo envío de instructores militares galos a Ucrania. De hecho, ha sido el jefe de Estado Mayor ucraniano, el general Oleksandr Syrsky quien ha hecho saltar la libre, asegurando a través de un mensaje en la red social telegram que ya había «firmado los documentos que permitirán a los primeros instructores franceses visitar pronto nuestros centros de formación y familiarizarse con la infraestructura y su personal”. El primer paso de una iniciativa que debería animar «a otros socios a sumarse a este ambicioso proyecto».

Desde el Ministerio de Defensa francés, sin embargo, han negado la mayor, afirmando que se trata de un proyecto «en discusión», y más que echando un jarro de agua fría sobre las esperanzas ucranianas, haciendo un esfuerzo por mantener esa «ambigüedad estratégica» de la que hemos hablado en alguna ocasión y que implica no decir ni sí, ni no, sino todo lo contrario. Algo que, aplicado al caso que nos ocupa, pasa por dejar abierta la puerta al posible envío, pero sin confirmar en ningún momento si se llevará a cabo y mucho menos una probable fecha o destino.

Dicho esto, y a pesar de que desde la antigua Galia se trata de mantener una actitud calculada tanto para maximizar la seguridad de las tropas propias, en caso de que se desplacen a Ucrania, como para aumentar los dilemas rusos, son ya tantas las señales que apuntan a la próxima presencia de uniformados de distintos países europeos en suelo ucraniano, que lo más probable es que desde Moscú den por descontada esta presencia en el futuro cercano.

A partir de ahí, y una vez termine por producirse esta presencia, que podría ser cuestión de semanas en caso como el de Lituania –uno de los países que se ha mostrado más decidido en este aspecto-, la gran duda estriba en torno a la posible respuesta rusa. Si bien es factible que alguno de los centros en los que Moscú pueda sospechar que instructores occidentales forman a las AFU sea atacado (de hecho, no conviene engañarse sobre esto, pues las tropas que viajen al país, pese a no participar directamente en los combates, estarán sometidos a un importante riesgo), también es muy posible que independientemente de las acciones militares que pueda llevar a cabo, lo primero que veamos por parte de Rusia sea una campaña informativa. Campaña que tendría una doble vertiente: 1) desacreditar, como viene sucediendo desde hace mucho, a los países occidentales por su papel a la hora de extender el conflicto; 2) anunciar una y otra vez ataques exitosos y la muerte de numerosos instructores occidentales, estén o no en el país y se hayan producido o no ataques.

En otro orden de cosas, tras la visita de Zelenski a Madrid, capital en la que se ha escenificado la firma del Acuerdo de Seguridad Bilateral para los próximos diez años, diversos medios han comenzado a publicar cifras un tanto extrañas a propósito de la futura ayuda española a Ucrania. Más allá del del anuncio de un paquete de más de 1.000 millones en ayuda militar este mismo año, algo que ya se conocía, diversos medios han hablado, con una redacción muy poco clara, de lo que parecería una aportación española de «11.100 y 5.000 millones más, respectivamente» a través del European Peace Facility y el Fondo de Asistencia a Ucrania.

Se trata, en cualquier caso, de un error de redacción que lleva a la confusión, pues ambas cifras no serán aportadas por España en solitario, sino por el conjunto de Estados miembros de la UE. Además, en el caso del EPC, se trata precisamente de una cantidad destinada al reembolso a los Estados del valor del material donado a Ucrania.

Por otra parte, también se ha discutido, al menos en las redes sociales, sobre el papel de las empresas españolas tanto en el suministro de material y pertrechos bélicos de todo tipo a Ucrania, como de cara a la reconstrucción del país. Este, que es un tema que quienes son más proclives a Rusia utilizan siempre para denunciar los supuestos intereses que sostienen que hay detrás de la guerra (atribuyendo la causa de un conflicto que inició Rusia –y de cualquier conflicto, en realidad– a la avaricia de los gobiernos y empresas occidentales), dejaría de ser tan polémico si los gobiernos occidentales no tuviesen una actitud hasta cierto punto paternalista respecto a sus propias poblaciones.

Por el contrario, deberían explicar abiertamente que, dada la situación creada por Rusia y el funcionamiento ordinario del sistema internacional, siempre descarnado, un país y sus empresas se posicionan, en un caso como el ucraniano, en función de la ayuda que prestan. En este sentido, España va tarde, aunque todavía puede obtener algún tipo de retorno de la ayuda a Ucrania, algo que independientemente de los parámetros morales de cada uno (curiosamente, en muchos casos el rechazo a la guerra parte de una falsa moral que esconde un trasfondo mucho peor y no de una posición de genuino rechazo a todos los conflictos), respondería a lo único a lo que debe responder un Gobierno: el interés nacional.

Dejando esto al margen, para pasar a abordar las novedades sobre el terreno, en la última jornada Ucrania ha publicado acerca del lanzamiento por parte de Rusia de tres drones tipo Shahed-131/136 (Geran-1/2), todos los cuales habrían sido derribados por las defensas antiaéreas según su Ministerio de Defensa. Dicho lo cual, se ha hablado de explosiones en Jersón y, además, han sido varias las localidades ucranianas que han sufrido no el impacto de drones de ataque, pero sí de bombas aéreas, caso un día más de Járkov.

Del lado contrario, Ucrania se ha mostrado particularmente activa, como adelantábamos en la entradilla. Por una parte, habría seguido con sus intentos por atacar la red de alerta temprana rusa, en esta ocasión alcanzando -según fuentes ucranianas- un radar con una función similar al recientemente dañado en Armavir, pero situado en la localidad de Orsk, 1.800 kilómetros hacia el interior de Rusia y operando en banda VHF en lugar de UHF al tratarse de un radar «Voronezh-M» y no «Voronezh-DM».

Además de esto, lo que sí ha quedado demostrado con impactantes vídeos, es el ataque ucraniano contra el aeropuerto de Lugansk, seguramente llevado a cabo mediante varios misiles balísticos ATACMS. A tenor de las imágenes, buena parte de estas instalaciones han quedado afectadas, mientras la herramienta FIRMS de la NASA ha captado incendios en diversas partes de las mismas.

Por otra parte, aunque en este caso no está claro el origen del suceso, se ha producido un importante incendio en la terminal de carga y descarga de granos del puerto de Azov, sito en la región de Rostov. Una instalación que, además, ha sido empleada para dar salida al grano capturado a Ucrania, lo que ha hecho que muchos piensen automáticamente en un sabotaje de algún tipo, sin que dicho extremo esté confirmado.

Dicho esto, y pasando a los combates y los movimientos, tenemos comenzando por el sector más septentrional del frente que, a pesar de que los enfrentamientos prosiguen en localidades como Vochansk, las líneas continúan estables en lo fundamental, registrándose los únicos cambios -a favor del Ejército ruso-, en la localidad de Lyptsi.

En el sector de Kupiansk, las únicas novedades se han producido en el sector boscoso al sur de Vilshana y al este de Syn’kivka, registrándose un avance ruso en la zona.

Más al sur, en Bilohorivka, a pesar de los ataques rusos, que llevan produciéndose semanas, sigue discutiéndose acerca de si han logrado o no alcanzar el centro de esta localidad tras varias acciones ucranianas destinadas a impedirlo. Las alturas a poniente del casco urbano, en cualquier caso, continúan en poder de las AFU, lo mismo que el Terrikon.

En el sector de Bakhmut, han vuelto a ser horas de intensa actividad, con el Ejército ruso presionando tanto desde Khromove, al este de Chasiv Yar como desde Klischiívka, al sureste. En este sentido, las tropas rusas han tratado de llevar a cabo, una vez más sin éxito, un asalto contra la parte más oriental de Chasiv Yar, al este del canal de agua dulce.

En cuanto al sector de Avdiívka, lo más importante de la jornada ha tenido lugar al sur, en Netaylove, pues se ha terminado de confirmar la captura de esta localidad por parte rusa, tras publicarse el preceptivo vídeo de izado de bandera. Al mismo tiempo, el Ejército ruso ha continuado presionando especialmente entre Orlivka y Umanske en dirección a poniente.

Distinta es la situación en el sector de Mariínka, concretamente en la localidad de Krasnohorivka, en donde los ucranianos han llevado a cabo un contraataque en las últimas horas que les ha permitido amenazar las posiciones logradas por Rusia en las últimas semanas, dado el riesgo de envolver a parte de sus tropas en el centro urbano.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

En el apartado internacional volvemos a hablar de Zelenski, quien desde Madrid, en donde se ha reunido con las máximas autoridades del Estado (Corona, Presidencia y presidentes de las dos Cámaras), ha participado en la escenificación de la firma del Acuerdo de Seguridad, y ha agradecido el apoyo del país, se desplazará junto con su jefe de gabinete, Andriy Yermak, hasta Bruselas, para posteriormente dirigirse a Portugal.

En el primer caso, se espera que firme un Acuerdo de Seguridad bilateral con Bélgica, de la mano del primer ministro Alexander de Croo. Además, es de prever que se haga alguna declaración relativa al compromiso belga de cara al suministro de cazabombarderos F-16 a Ucrania, máxime cuando este país del norte de Europa ha recibido ya su primer F-35, lo que permitirá ir dando de baja los aparatos más antiguos en servicio.

En el segundo, donde se reunirá tanto con el presidente como con el primer ministro de la República de Portugal en la capital lusa, además de firmar también un acuerdo de cooperación militar y de seguridad -negociado hace semanas y con un horizonte temporal, como está ocurriendo en todos los casos, de una década- es de esperar que arranque algún compromiso de ayuda, aunque no se han dado pistas claras sobre esto último.

Más allá de esto, tenemos que desde Ucrania el ministro de Defensa ha hablado con su homólogo francés sobre la ayuda militar, incluyendo las próximas entregas de armas y sistemas y también la formación de las tropas del país. Una llamada telefónica en la que se habría tocado también el asunto de la posible llegada de instructores franceses a Ucrania -de la que hemos hablado al inicio- y que, entendemos, es la que habría dado pie a Sirskyi (también presente en la conversación) a publicar su mensaje.

Respecto a Sirskyi, también ha hablado en las últimas horas con su homólogo polaco, el general Wiesław Kukula, informándole sobre la situación en el campo de batalla, las necesidades ucranianas y, también, acerca de la formación de las tropas.

En el caso del ministro de Exteriores, Dmytro Kuleba, ha mantenido sendas conversaciones tanto con el secretario de Exteriores filipino, hablando sobre la cooperación entre ambos países a través de organizaciones internacionales –incluyendo la ASEAN-, como con el ministro del ramo neozelandés, con quien ha tratado sobre la Cumbre de Paz global, así como acerca de otros temas bilaterales y sobre las sanciones de Nueva Zelanda a Rusia.

En cuanto al primer ministro, Shmyhal, ha centrado su actividad en reunirse con representantes de países de América Latina y el Caribe, buscando hacer frente a la campaña de desinformación rusa, que encuentra en estas latitudes uno de los ecosistemas más proclives a su difusión. Dicho esto, han hablado también sobre la Cumbre de Paz y la Fórmula de Paz de Zelenski.

Una Cumbre, por cierto, de cara a la cual desde Ucrania siguen negándose a que Rusia tome parte pues lo «bloquearía todo». Rechaza por tanto una vez más Ucrania la propuesta de países como Brasil o China, partidarios de que Moscú participe en la reunión, a celebrar en poco más de dos semanas.

Cambiando de tercio, pasamos a Polonia, además por partida doble. El país, cuyo viceministro de Defensa ha informado acerca de los planes de crear una serie de construcciones defensivas en la frontera con Bielorrusia y Rusia que tiene muchos ecos de la «Línea Surovikin» (no diremos de la Línea Maginot, porque era otro concepto), ha anunciado además restricciones a los movimientos de los diplomáticos rusos. Así, las restricciones afectarán a todos los diplomáticos y demás personal de la embajada en Varsovia, excepto al embajador, de forma que solo podrán viajar en el voivodato (región) de Mazovia central. En cuanto a los cónsules, podrán moverse sólo en las provincias donde ejercen sus funciones.

Cerramos hoy con Rusia, desde donde Putin ha asegurado que cualquier saboteador o terrorista extranjero encontrará un «rechazo brutal», tras hacer referencia a cómo las fuerzas de seguridad fronteriza habrían «frustrado numerosos intentos de irrumpir en el territorio ruso por parte de mercenarios, traidores y grupos de sabotaje enemigos», en referencia a las acciones llevadas a cabo, por ejemplo, por los grupos opositores al Kremlin en las regiones fronterizas con Ucrania. Afirmación hecha, por cierto, durante el «Día de la Guardia de Fronteras», lo que explica la referencia a este cuerpo.

Por otra parte, siguiendo con este país, su portavoz oficial, Dmitry Peskov, ha vuelto a insistir en que la OTAN está aumentando el grado de escalada, yendo demasiado lejos en su retórica. Sus palabras exactas, pronunciadas a propósito del apoyo del secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, partidario del uso de armas occidentales contra territorio ruso, han sido: «La OTAN está aumentando el grado de escalada. La OTAN está yendo demasiado lejos en la retórica militar. Está cayendo en una especie de éxtasis militar. Esta es la realidad que tendremos que afrontar en el futuro».


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