Guerra de Ucrania – Día 821

En las últimas horas, el hecho sin duda más importante en relación con la guerra de Ucrania ha sido el ataque, presumiblemente llevado a cabo por drones de este país, contra una estación de radar de alerta temprana «Voronezh-DM», situado en la región de Krasnodar, a más de 400 kilómetros de la línea de frente. Un ataque con implicaciones estratégicas que hacen planear una sombra de duda sobre las intenciones ucranianas. Además de esto, sobre el frente han proseguido los combates, sin apenas cambios de posiciones. Al mismo tiempo, en el plano internacional, y mientras desde Rusia anuncian un próximo viaje de Putin a Corea del Norte, en la Unión Europea y la OTAN han mostrado su solidaridad con Estonia, tras el reciente incidente fronterizo, Rusia ha reconocido por primera vez la responsabilidad del Estado Islámico en el ataque al Crocus City Hall y los Estados Unidos han anunciado un nuevo paquete de ayuda militar a Ucrania por valor de 275 millones de dólares.

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Drones ucranianos atacaron con éxito, el pasado día 23 de mayo, un radar de alerta temprana tipo OTH (Over The Horizon / Más allá del horizonte) de la clase «Voronezh-DM» situado en la región de Krasnodar. Las imágenes de los dos edificios que albergan las antenas, completamente afectados como puede verse en el tuit bajo estas líneas. Concretamente se trata del conocido radar de Armavir, situado muy cerca de la localidad de Gluboki y cuya función principal es la de proveer a la Federación Rusa de datos relativos al lanzamiento de misiles balísticos o al movimiento de aeronaves (como pueden ser los bombarderos estratégicos), con cierto margen de tiempo de cara a poder proceder, en su caso, con una respuesta.

Estas instalaciones, como otras tantas repartidas a lo largo y ancho de Rusia, forman parte del Sistema Federal de Reconocimiento y Control Aeroespacial (FSASRC, por sus siglas en inglés; FSR KVP en ruso) y son operadas por las Tropas Radiotécnicas de la Fuerza Aérea Rusa (RTV VKS). Establecido en 1994 por decreto presidencial, el FSR KVP es una combinación de unidades, instalaciones y sistemas interrelacionados que trabajan para ofrecer una imagen consolidada, integral y en tiempo real del espacio aéreo. Para cumplir con sus funciones, aprovechan datos procedentes de los radares de control del tráfico aéreo civil, radares militares, sistemas IFF, de escucha electrónica y, también, de complejos de radar como el atacado recientemente, especializados en amenazas balísticas e hipersónicas, estando actualmente en servicio las clases 77YA6 «Voronezh», 77YA6-DM «Voronezh-DM» y 69YA6 «Rezonans».

Todas estas instalaciones están, a su vez, protegidas tanto por sistemas antiaéreos S-300 de largo alcance, como por sistemas Buk M2/M3 de alcance intermedio y, también, por sistemas 9K331 Tor-M2 de corto alcance, no en vano son algunas de las instalaciones más sensibles en uso por parte de Rusia y, en última instancia, uno de los elementos que ayudan a mantener la estabilidad estratégica. Para ello, operan en banda UHF (Ultra-High Frequency o Frecuencia Ultraalta), disfrutando de un alcance de varios miles de kilómetros.

Es aquí en donde empiezan los problemas, pues no se entienden bien las razones exactas que habrían llevado a Ucrania (país que por el momento no ha reconocido oficialmente la autoría del ataque) a lanzar sus drones contra una instalación de este tipo. Al fin y al cabo, y en relación con la guerra de Ucrania, no parecen tener una función importante, ya que Ucrania no presenta el tipo de amenaza para el que estos radares han sido pensados. De hecho, aunque algunos especulen con la posibilidad de que estemos ante acciones preparatorias frente a la llegada de los F-16, Rusia en principio cuenta con otros medios más adecuados de cara a la detección y, en su caso, neutralización de estos aparatos. Además, el ataque tiene implicaciones que van más allá de este país, como veremos.

De hecho, el ataque a las instalaciones de Armavir lo que viene a confirmar, pues hace apenas unos días se habría producido según fuentes ucranianas otro ataque parecido, en este caso contra el radar OTH de Kovylkino, en la República de Mordovia, es que Ucrania está llevando a cabo una campaña, en la medida de sus posibilidades sistemática, contra los sistemas de alerta temprana rusos.

En primer lugar, hay que dejar claro que, aunque la idea de que los Estados Unidos puedan estar detrás del ataque resulta tentadora (al fin y al cabo, es el país contra el que estas instalaciones están pensadas, muy por encima de Francia o Reino Unido), debe descartarse de inicio. Precisamente en un contexto tan volátil como el actual, un incidente de este tipo va directamente contra la Estabilidad Estratégica y supone un riesgo importante, al aumentar la paranoia rusa sobre un posible ataque estratégico y, más que esto, sobre cómo se podría estar utilizando a Ucrania para erosionar el poder militar ruso más allá del plano convencional, afectando al estratégico. Además, no hay que olvidar que coincide con las maniobras nucleares tácticas que Rusia está llevando a cabo, así como con varios hechos más que, en conjunto y conociendo el modo de pensar ruso, solo pueden alimentar el grado de ansiedad de la cúpula de este país.

Hay que tener en cuenta, en relación con esto, que si bien atacar bases aéreas o sistemas antiaéreos, incluidos sus radares, incluso de largo alcance, pero ceñidos al aspecto convencional, tiene todo el sentido, atacar un radar como el de Armavir es una decisión errónea; como lo es en general cualquier ataque dirigido contra la infraestructura nuclear rusa. De hecho, el problema aquí ni siquiera es ya lo comentado acerca de la ansiedad que este ataque podría causar en las élites rusas, elevando el grado de tensión. El verdadero problema es que una menor capacidad de alerta temprana, tanto en términos cuantitativos como cualitativos podría provocar errores de cálculo. Es decir, que cuantas menos instalaciones avanzadas de este tipo tenga Rusia en servicio más sencillo es que confunda un objeto cualquiera con una amenaza, con todo lo que ello podría implicar.

Dicho esto, y aunque este tipo de radares podrían tener una función marginal en relación con Ucrania, al permitir detectar los lanzamientos de misiles balísticos ATACMS (algo que no está del todo claro), seguramente para este país el resultado de este exitoso ataque sea más negativo que positivo. Por el momento, las defensas antiaéreas rusas, incluso los sistemas más modernos, no se están demostrando particularmente efectivos contra los ATACMS, como demuestra un reciente vídeo de destrucción de un sistema S-400 en Crimea.

Decimos que el resultado del ataque podría ser negativo para Ucrania porque, en última instancia, la reacción de sus aliados ante un país que demuestra no ser de fiar en ciertos aspectos, podría ser la de aumentar los vetos al empleo de determinadas armas. Precisamente en un momento en el que el debate dentro de los Estados Unidos al respecto es máximo, con la Secretaría de Estado, como vimos recientemente, presionando a la Presidencia para que cambie de parecer en este aspecto. Este ataque, junto a las sospechas relativas a la hipotética autoría ucraniana del ataque al Nord Stream, juegan en contra de Kiev. De hecho, hay quien sospecha que Ucrania estaría empleando estos ataques, precisamente, para presionar a los Estados Unidos, con la idea de profundizar en ellos si no se abre la mano de cara al uso de ATACMS y demás sistemas contra objetivos en suelo ruso que sí sean de mayor importancia para la situación en el frente.

Por último, hay otra derivada adicional: este tipo de ataques alimentan el relato ruso, pues permiten a las autoridades de este país vender (por no hablar de retroalimentarse en) la idea de que Occidente está utilizando a Ucrania para minar a Rusia en todos los aspectos, suponiendo una amenaza existencial para el país. Lo mismo en relación con ese otro relato, también ruso, según el cual Ucrania, ante la perspectiva de perder la guerra, estaría intentando arrastrar a la OTAN al conflicto.

Dicho esto, en las últimas horas la jornada ha sido particularmente tranquila en cuanto a ataques registrados sobre el territorio ucraniano bien con drones, bien con misiles, no así con bombas aéreas y a través de la artillería. Así las cosas, si bien se ha hablado de nuevos ataques con misiles sobre Járkov y de explosiones en Kropivnitsky, no hay ningún informe oficial sobre el número de lanzamientos o de derribos, como en otras ocasiones.

En el caso ruso, por su parte, el Ministerio de Defensa ha hablado en su último informe, aportando cifras nuevamente delirantes, de cómo «los sistemas de aviación y defensa aérea derribaron dos aviones MiG-29 de la Fuerza Aérea de Ucrania, ocho misiles de crucero SCALP-EG fabricados en Francia, 25 misiles tácticos ATACMS fabricados en EE. UU. y Tochka-U, 18 bombas guiadas Hammer » fabricados en Francia, 13 misiles antirradar HARM de fabricación estadounidense, misil antibuque Neptune, 91 misiles HIMARS, Vampire y Alder, así como 356 vehículos aéreos no tripulados».

Pasando a los movimientos –que no los combates y las pérdidas-, como adelantábamos en la entradilla, han sido escasos. Comenzando por el norte del frente, desde Ucrania aseguran que la situación en Járkov se mantiene estable (zona, además, visitada por Zelenski) y que estaría bajo control, con las fuerzas rusas empantanadas en combate urbano en Vovchansk. De hecho, no se han registrado movimientos en la zona, con lo que cabe concluir que es así.

Mientras esto ocurre, ligeramente más al sur, en Kupyansk, el Ejército ruso sí ha logrado ganar posiciones en Berestove, localidad de la que buena parte está bajo el control de sus tropas. Situación parecida a la que se vive al este de Yahidne, en dirección a Stepova Novoselivka, en donde también se han registrado avances rusos, por más que leves. Además, al oeste de Kremmina han vuelto a producirse intentos rusos hacia el río Sherebets.

En el sector de Bakhmut las novedades son mínimas, aunque las tropas rusas prosiguen en su intento de alcanzar el canal de agua dulce desde los máximos puntos posibles, incluyendo los alrededores de Klischiívka.

En cuanto al sector de Avdiívka, allí han seguido produciéndose ataques por parte de Rusia desde los alrededores de Ocheretyne, al norte, hasta los de Pervomaiske, al sur. En relación con este sector, lo más significativo en cualquier caso sería que, después de capturar Umanske hace unas horas, las tropas rusas habrían seguido avanzando en dirección a Yasnobodrivka, al suroeste.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

En el apartado internacional, las noticias con más bien escasas. La más relevante, sin duda, el anuncio por parte estadounidense de un nuevo paquete de ayuda militar, valorado en 275 millones de dólares, en el que se incluyen tanto cohetes para los M142 HIMARS como munición de 105 y 155mm para la artillería ucraniana, misiles AT Tow y Javelin y bombas guiadas, entre otros. Una ayuda que ha sido inmediatamente agradecida por Zelenski en las redes sociales, asegurando que se trata de un paquete «fundamental en este momento, ya que el enemigo intensifica los ataques a lo largo de la línea de frente».

Siguiendo con la ayuda militar, el ministro de Defensa ucraniano, Rustem Umerov, ha anunciado hace unas horas que Alemania ha procedido recientemente a la entrega de otro sistema antiaéreo IRIS-T, que ya habría llegado a su destino. Como es lógico, también ha expresado el agradecimiento hacia el pueblo alemán, tras el estadounidense el que mayor esfuerzo está haciendo (en términos absolutos, pues en términos relativos son los bálticos quienes han demostrado un mayor compromiso) para sostener militarmente a Ucrania.

En otro orden de cosas, el ministro de Exteriores ucraniano, Kuleba, se ha reunido con la presidenta (Mariscal) del Senado polaco, con quien ha hablado sobre cooperación bilateral, pero también sobre la próxima Cumbre de Paz Global y acerca de las actividades que se llevan a cabo en el seno de la Plataforma de Crimea. Por supuesto, también en relación con la adhesión tanto a la Unión Europea como a la OTAN.

También se ha reunido con la política polaca el primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal, quien en lo básico ha tratado los mismos temas, añadiendo tanto el apoyo militar, como el empleo que a su juicio debería darse a los activos rusos congelados. Un asunto espinoso que podría traer consecuencias, no solo en forma de retorsión a juicio de algunos analistas, si bien resulta difícil valorar el impacto que algunas medidas tomadas por Rusia u otros estados podrían tener.

Por último, también Zelenski se ha visto con Małgorzata Kidawa-Błońska, que es como se llama la Mariscal del Senado polaco, quien ha tenido tiempo en esta intensa jornada para hablar ante la Rada suprema de Ucrania. En este caso, el presidente ucraniano ha expresado su agradecimiento al pueblo polaco y trató una vez más acerca de la Cumbre de Paz. Al respecto, además, ha añadido Zelenski que Putin «teme lo que esta pueda suponer», por lo que estaría intentando torpedearla.

Al mismo tiempo, desde la UE el Alto Representante, Josep Borrell, insistía en la necesidad de perseguir, por parte de los Estados miembros, una autonomía estratégica (que todavía no ha conseguido definir) y que, según considera, no es una alternativa a la OTAN, pues se necesitan ambos pilares para asegurar la defensa europea.

Siguiendo con la UE, en este caso pasando a Varsovia, el ministro de Exteriores polaco ha llamado a un rearme a largo plazo en el continente, pues lo considera el único camino para derrotar las ambiciones imperiales rusas. Además, ha pedido, en lo que supone una novedad, una «brigada mecanizada de 5.000 efectivos de la UE», algo sustancialmente diferente de la «Rapid Deployment Capacity» sobre la que se viene trabajando hasta ahora y que, desde luego, nunca contempló el adjetivo «mecanizado».

Una Unión Europea desde la que, como no podía ser de otra forma, en las últimas horas han sido varios los Estados miembros que han mostrado su solidaridad con Estonia, al igual que han hecho desde la OTAN, a raíz del incidente fronterizo con Rusia del que hablábamos ayer.

Pasando a Rusia, precisamente, fuentes del Kremlin han vuelto a hablar sobre el interés de Putin en un alto el fuego, asegurando que el presidente ruso está listo para iniciar «conversaciones de paz», que deben, no obstante, reconocer las «nuevas realidades». En relación con esto, a pesar del bombo que se está dando a la noticia en ciertos medios, la verdad es que no supone ninguna novedad respecto de lo que desde Rusia vienen afirmando desde hace muchos meses. Sin embargo, hay que tener en cuenta que los elementos estructurales que explican la presencia rusa en Ucrania permanecen y que nada hace pensar, sin cambios en estos, que un alto el fuego vaya a suponer que Rusia no inicie inmediatamente preparativos para un nuevo ataque en el futuro.

Para finalizar, también con Rusia, tras su visita a Bielorrusia se ha publicado que el equipo de Putin estaría trabajando en un próximo viaje a Corea del Norte, estrecho aliado y país que es clave a la hora de suministrar a Rusia diversos equipos militares. En relación con esto, algunos medios han publicado noticias relativas a un supuesto plan para que el país juche inicie maniobras militares cuando se aproximen las elecciones estadounidenses para influir en ellas.


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