Guerra de Ucrania – Día 819

Durante la última jornada, por primera vez, Rusia ha admitido que las maniobras nucleares son una respuesta directa a las declaraciones de los líderes occidentales respecto tanto al hipotético envío de tropas a Ucrania, como a la posibilidad de que se permita utilizar el armamento donado para atacar territorio ruso. Precisamente, en los Estados Unidos está teniendo lugar un intenso debate respecto a si conceder o no a Kiev autorización para atacar objetivos dentro de Rusia, con el secretario de Estado presionando a la Presidencia para que cambie de parecer. No ha sido, sin embargo, la única noticia de un día en el que se han vuelto a registrar varias explosiones y cortes de suministro en el interior de Ucrania, en la que Rusia ha amagado con redibujar sus fronteras marítimas en el Báltico y en la que desde el Reino Unido han acusado a China de proporcionar «ayuda letal» a la Federación Rusa.

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Ayer hablábamos, en nuestro informe diario, sobre cómo las maniobras nucleares tácticas que Rusia está llevando a cabo en los últimos días tenían varios componentes que las diferenciaban de otras anteriores. También destacábamos que nos encontrábamos ante el enésimo episodio en el que Rusia, mediante la amenaza de escalada, trataba de cambiar la voluntad de los aliados de Ucrania, tratando de evitar que estos concediesen bien ayuda más capaz (caso de Alemania con los Taurus), bien permiso para sacar más partido a la ya concedida, atacando territorio de la Federación Rusa.

Por primera vez, al menos hasta donde tenemos constancia, desde Rusia han dejado claro que estas maniobras -que, recordemos, podrían permitir con el pretexto de las mismas, mantener armas nucleares tácticas listas para su uso sin prácticamente aviso previo- constituyen una respuesta directa a las declaraciones de Macron relativas al posible envío de tropas a Ucrania, pero también a las de otros políticos como el secretario de Exteriores británico o el ministro de Exteriores lituano, a propósito de la posibilidad, por parte ucraniana, de atacar territorio ruso con el armamento entregado.

Curiosamente, aunque se trataba de unas maniobras programadas, Francia probó muy recientemente su nuevo misil nuclear de lanzamiento aéreo ASMPA en el marco de los ejercicios Durandal, tal y como ha hecho público el ministro de Defensa galo, Sébastien Lecornu. En este caso, si bien la prueba se realizó con un misil sin cabeza de guerra, y a pesar de ser conocida de antemano la fecha de realización de estas maniobras, no deja de ser un elemento que añade tensión a una situación de por sí complicada.

Por si lo anterior no fuese poco, podría incluso considerarse que Rusia ha vuelto a recurrir a la «disuasión ofensiva», pues a la par que celebra maniobras nucleares tácticas ha amagado con redibujar las fronteras marítimas en aguas del Báltico, causando una amplia preocupación -y desconcierto- en una región que, por lo demás, tras la incorporación de Suecia y de Finlandia a la OTAN se ha convertido prácticamente en un «lago» para las marinas de guerra de la Alianza. Decimos «amagado», porque en cuestión de horas el borrador de la ley que proponía un cambio unilateral (en tanto los países afectados no habían sido informados y, de hecho, el gobierno finlandés llegó a tener noticia a través de los medios de comunicación) en las fronteras marítimas había desaparecido de la web oficial del Gobierno ruso, lo que no ha hecho sino generar dudas respecto a lo ocurrido, sin que por el momento haya una explicación clara.

Una región, la del Báltico que, en cualquier caso, continúa siendo absolutamente fundamental para la seguridad global y en la que Rusia ha visto cómo ha perdido cualquier posibilidad de control convencional, así como el rápido deterioro de su situación tanto en Kaliningrado como, en general, en todo el Distrito Militar de Leningrado, dada además la falta de credibilidad de su red A2/AD, cuestionada entre otros por los ataques ucranianos con drones de bajo coste.

Mientras se vive esta situación tan tensa y con tantos elementos para la inestabilidad, en los Estados Unidos está produciéndose un intenso debate, en el que desde la Secretaría de Estado presionan a la Presidencia para que esta cambie su parecer respecto a la posibilidad de que Ucrania pueda atacar territorio ruso con las armas proporcionadas hasta el momento y con las que se proporcionarán en el futuro. Esto incluiría, por supuesto, el armamento aéreo del que se dote a los cazabombarderos F-16 y que podría ser fundamental sin ir más lejos para hacer frente a los sistemas antiaéreos y a los de guerra electrónica rusas, así como a las concentraciones de tropas, puestos de mando, etc.

De producirse el cambio de parecer, en el que intervendrían no solo cuestiones puramente militares o relacionadas con el control de la escalada, sino incluso cuestiones de política interna (es tanto más probable que se otorgue permiso a Ucrania para atacar Rusia si se prevé que el resultado de las elecciones pueda ser negativo para Biden), las lecturas deberían ser múltiples, al igual que podrían serlo las implicaciones.

Hay que tener en cuenta, por una parte, que Estados Unidos ha jugado, desde el inicio de la invasión, un papel moderador frente a sus socios. No hay más que recordar lo ocurrido, ya de inicio, respecto del ofrecimiento polaco de F-16 o su postura respecto de la creación de una zona de exclusión aérea e, incluso, inicialmente, en relación con los ataques a Crimea. Otorgar a Ucrania permiso explícito para atacar territorio ruso supondría un cambio notable en esta política. En relación con esto, podría llegar a entenderse que diese su visto bueno a que los ataques se llevasen a cabo con armamento entregado por otros países, buscando no implicarse directamente, manteniendo como prioridad el control de la escalada, como ha hecho hasta ahora.

Por otra, precisamente por esa necesidad de controlar la escalada en un contexto inestable en el que Estados Unidos es el único respaldo estratégico tanto de Ucrania como del resto de socios de la OTAN (en ciertos contextos, la capacidad disuasiva de los arsenales británico y francés no pasa de ser residual, tanto por número como por tipología de las armas y los vectores), a Estados Unidos se le ha acusado en numerosas ocasiones de microgestionar la situación en Ucrania. En este sentido, parece que lo que Blinken estaría buscando sería, precisamente, conceder mayor libertad a su aliado -no olvidemos en ningún caso que Ucrania actúa como proxy– para que pueda librar la guerra a su modo.

Dicho lo cual, y más allá de la Casa Blanca, la cuestión rusa es también un tema de debate entre los propios militares estadounidenses. Precisamente, el Jefe de la Junta de Jefes de Estado Mayor estadounidense ha tratado en las últimas horas este y otros asuntos, alertando sobre los riesgos de extensión y sobre la relación existente entre el conflicto ruso-ucraniano y otros en otras latitudes, todo ello como parte de un contexto de competición entre grandes potencias que, por lo demás, hemos abordado en numerosas ocasiones.

Y mientras la compleja situación a nivel estratégico continúa evolucionando, en Ucrania vuelven a ser víctimas de nuevos ataques rusos con misiles y drones, sin que por el momento hayan publicado un nuevo recuento oficial del número de estos que habría sido empleado por Rusia en las últimas horas. En cualquier caso, lo relevante es que se han producido explosiones en distintas localidades del país, como Krivói Rog, y cortes del suministro eléctrico en otras como Sumy. Por otra parte, al menos una decena de ciudadanos han resultado heridos en Járkov, tras producirse bombardeos rusos. Dicho esto, y para finalizar con Ucrania, si en informes pasados explicábamos que hasta 3.000 convictos se habían presentado voluntarios para servir en el frente a cambio de una reducción de condena, acaba de saberse que los dos primeros han recibido ya el permiso judicial para alistarse.

Del lado contrario, desde Rusia aseguran, en su último informe del Ministerio de Defensa, haber derribado «34 vehículos aéreos no tripulados, dos bombas guiadas Hammer fabricadas en Francia y un misil HIMARS fabricado en Estados Unidos». Más allá de esto, algunas fuentes hablan de una fuerte explosión en la localidad de Berdyansk, bajo control ruso, sin que por el momento haya confirmación. A colación de los ataques ucranianos de los últimos tiempos sobre la infraestructura energética rusa, y antes de pasar a otra cosa, cabe destacar que han aparecido noticias que cuantifican la pérdida de capacidad de refino rusa en un 14 por ciento desde que estos comenzaran. Además, los ataques habrían provocado aumentos de precios para los consumidores domésticos del orden de un 30 por ciento.

Más allá de esto, pasando ya a los movimientos sobre el terreno y a los combates, aunque la atención de la mayoría sigue centrada en la región septentrional de Járkov, en donde todavía se lucha por Vovchansk, (el número de incendios refleja la intensidad de los enfrentamientos), lo cierto es que apenas se han producido cambios en la zona, una jornada más. Por el momento, los combates más intensos están teniendo lugar en la parte occidental de esta localidad, todavía en disputa y con la mayor parte de la misma bajo control ucraniano.

Más al sur, a pesar de ciertos combates en Spirne o al oeste de Kreminna, y de que la situación en Bilohorivka sigue siendo confusa (aunque la localidad parece permanecer bajo control ucraniano, como explicamos en informes anteriores), el siguiente punto de atención lo encontramos nuevamente en el sector de Bakhmut. Allí, después de que el Ejército ruso se haya hecho recientemente con Klischiívka, ha proseguido con sus intentos por entrar en el «Microdistrito del canal» (logrando tomar algunas construcciones al este), perteneciente a Chasiv Yar así como, en general, por controlar toda la orilla a levante del canal de agua dulce.

Siguiendo con el sector de Avdiívka, tenemos por una parte que el Ejército ruso ha logrado ganar una pequeña fracción de terreno hacia el sur de Ocheteryne, en la zona más septentrional del sector, al mismo tiempo que ha hecho lo mismo al sur, en los alrededores de Netaylove y Pervomaiske.

Por último, ya en el sector de Mariínka, se han registrado nuevos avances rusos en dirección a Kostyantynivka, en donde una vez más se amparan en las pocas construcciones de la zona para seguir ganando metros.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

En cuanto al apartado internacional, comenzamos hoy por el Reino Unido. El país, que vive una tensa situación política -desde hace años, en realidad, a tenor del rosario de primeros ministros que han ido desfilando por el nº 10 de Downing Street- ha visto cómo el actual premier, Rishi Sunak, ha adelantado las elecciones, llamando a los ciudadanos a las urnas el próximo 4 de julio, en unas elecciones que podrían girar en torno al Brexit y a la inmigración.

Si bien es poco posible que incluso un vuelco electoral o que un -parece que poco probable- cambio en el color del Gobierno puedan afectar demasiado a su política respecto a Ucrania (si antes decíamos que los Estados Unidos actuaban como moderador, el papel británico ha sido en todo momento el contrario, comportándose como un agitador), así como tampoco a su compromiso con Kiev, como mínimo cabe pensar que durante la corta campaña electoral y en las semanas siguientes a la formación de un nuevo Gobierno la agenda internacional pueda pasar a un segundo plano.

Dicho esto, en las últimas horas no ha sido la única noticia que ha procedido, en relación con Ucrania, de la Pérfida Albión. De hecho, desde este país han acusado abiertamente a la República Popular de China de estar prestando ayuda letal a Rusia para que su Ejército pueda seguir manteniendo su esfuerzo bélico en Ucrania. Una acusación que, curiosamente, desde Estados Unidos han descartado, con el asesor de Seguridad Nacional Jake Sullivan asegurando que, hasta donde tiene noticias, la inteligencia de su país no tiene indicios de que China esté proporcionando armas directamente a Rusia.

Con Sullivan, precisamente, ha hablado en las últimas horas el jefe de la Oficina del Presidente de Ucrania, Andriy Yermak, informándole sobre la situación en el frente y haciendo hincapié una vez más en la necesidad de fortalecer las defensas aéreas ucranianas mediante el envío de «modernos sistemas occidentales». Además, Yermak ha tenido tiempo para reunirse con un grupo de líderes juveniles procedentes de lo que ha denominado el «Sur Global», hablándoles acerca de la Cumbre de Paz Global. Se entiende que es parte de los intentos ucranianos por hacer frente al relato ruso, muy extendido en determinadas latitudes.

Zelenski, por su parte, ha mantenido una llamada en primer lugar con el presidente de la República de Chile, Gabriel Boric, en la que han tratado desde la situación en Járkov al apoyo prestado por Chile en términos humanitarios, incluyendo la remoción de minas o el regreso de los niños ucranianos deportados ilegalmente a Rusia. El presidente chileno, además, ha confirmado su asistencia a la Cumbre de Paz Global. De hecho, no ha sido el único líder al que ha invitado en las últimas horas a participar, habiendo extendido invitación a los «líderes de Chile, Albania, Austria y Mozambique».

Para terminar con Zelenski, aunque el tema solo le afecta de forma indirecta, se ha conocido recientemente que Andriy Smyrnov, ex subjefe de la Oficina del Presidente, está siendo investigado como sospechoso de enriquecimiento ilegal por valor de casi 400.000 dólares. Al parecer, habría adquirido de forma poco clara «dos coches Mercedes-Benz y Volkswagen, dos motocicletas Honda y BMW, tres plazas de aparcamiento en Kiev, un apartamento en Lviv y un terreno en Transcarpatia».

Cambiando de tema, en las últimas horas ha sido noticia también Suecia, pues el país nórdico ha acordado disponer, durante el periodo 2024-2026, un total de 75.000 millones de coronas suecas (6.500 millones de euros) para prestar ayuda militar a Ucrania. Como no podía ser de otra forma, desde este país han agradecido el paso dado por su aliado, con mensajes por parte, por ejemplo, de su ministro de Defensa, Rustem Umerov. También por parte del primer ministro, Denys Shmyhal, quien ha agradecido una ayuda que implicará, para su país, recibir más de 2.000 millones de euros al año durante los próximos tres años, contribuyendo así a sostener el esfuerzo militar a medio plazo.

Siguiendo con la ayuda militar, en este caso procedente de donaciones, acaba de conocerse que la fundación Come Back Alive ha logrado reunir fondos suficientes como para adquirir dos drones de reconocimiento PD-2, los cuales han sido entregados ya al Servicio de Seguridad de Ucrania, que los utilizará para obtener información para sus unidades de operaciones especiales.

Además de Suecia, también Letonia ha anunciado nueva ayuda para Ucrania, aunque en este caso, civil. Concretamente donará 6 millones de euros para apoyar el desarrollo de la infraestructura ferroviaria en el país, después de que una delegación letona , encabezada por el Ministro de Economía, Viktors Valainis, se reuniese con representantes del Ministerio de Infraestructura de Ucrania para discutir el fortalecimiento de los lazos económicos entre los dos países.

En cuanto a Rusia, desde este país, en las últimas horas, los medios oficialistas han centrado buena parte de su espacio en las cuestiones con las que abríamos el informe, incluyendo la cuestión nuclear, el permiso a Ucrania para atacar territorio ruso y un hipotético enfrentamiento con la OTAN. Así, por una parte, el embajador ruso en los Estados Unidos ha denunciado el supuesto interés ucraniano en provocar una guerra entre la OTAN y Rusia. Por otra, han hecho referencias a cómo los Estados Unidos estarían listos para discutir con Ucrania acerca de la posibilidad de que su armamento sea usado contra territorio ruso. Además, han citado a Jill Hruby, de la Administración Nacional de Seguridad Nuclear estadounidense, quien ha asegurado que este país entrena a Ucrania para una posible emergencia nuclear. Dicho esto, como es habitual del lado ruso, los medios en ningún caso buscan informar, sino que utilizan extractos de declaraciones, en muchos casos de los contrarios, para apoyar un relato y, en su caso, para generar dudas entre los lectores menos informados.

Por cerrar con un tema más agradable, y gracias a la mediación una vez más de Catar, las autoridades rusas han devuelto a seis menores deportados ilegalmente al país, de forma que han podido reunirse con sus familiares. A pesar de lo cual, podrían ser alrededor de 20.000 los menores de edad todavía retenidos en Rusia.


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