Guerra de Ucrania – Día 818

En las últimas horas, Rusia ha iniciado las anunciadas maniobras nucleares tácticas, que llevará a cabo en el Distrito Militar Sur; maniobras que servirán para poner a prueba el nivel de preparación de las fuerzas nucleares no estratégicas, pero que son también un «paso provocativo y contraproducente» según alguno de los principales analistas en la materia, y que podrían servir para enmascarar los preparativos de cara al despliegue de armas nucleares tácticas, un proceso que en condiciones normales es complejo y ocupa varios días. No ha sido el único movimiento preocupante de una Rusia que, recientemente, ha lanzado la que probablemente sea un arma ASAT orbital y que, al mismo tiempo, ha criticado el veto estadounidense a una moción en contra de la militarización del espacio presentada por Moscú en Naciones Unidas. Todo en una jornada en la que la UE y Moldavia han firmado un pacto de seguridad conjunto, Ucrania ha propuesto que sus aliados occidentales derriben misiles rusos desde su territorio y los ministros de Exteriores de los Veintisiete han dado luz verde al acuerdo político «de principio» relativo al empleo de los intereses generados por los activos rusos congelados en la Unión.

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Jornada intensa a nivel estratégico, aunque paradójicamente lo haya sido por unas maniobras nucleares tácticas, en lo que podría parecer una contradicción (ver este enlace sobre los niveles de la guerra). El caso es que la Federación Rusa ha iniciado sus anunciadas maniobras nucleares tácticas (es, decir, pensadas en principio para asestar golpes en el campo de batalla a las fuerzas enemigas), que están teniendo lugar en el Distrito Militar Sur, en el que se incluyen –desde la última reorganización-, también los territorios pertenecientes a Ucrania pero bajo poder ruso.

Estas maniobras, entre otros, tienen como objetivo el comprobar el nivel de alistamiento de los medios y tropas y su capacidad para completar todos los procesos previos al lanzamiento de misiles nucleares tácticos, preparación de las ojivas, aportar seguridad a los lanzadores y a las propias cabezas nucleares (responsabilidad del 12º GUMO), etcétera. Además, algo poco habitual, han publicado un vídeo, que se puede ver bajo estas líneas, en el que se muestra parte de este proceso, en concreto en relación con los misiles balísticos tierra-tierra Iskander-M y con los hipersónicos Kinzhal, de lanzamiento aéreo.

Como quiera que ya hemos publicado artículos específicos explicando las particularidades de la guerra nuclear táctica aplicada al escenario ucraniano y, también, cómo esta sería muy poco rentable en términos militares, en esta ocasión no nos detendremos en ello nuevamente. Lo que sí diremos es que, una vez más, incluso aunque el arma utilizada fuese táctica (clasificación que en el caso ruso es difusa ya que incluye todas aquellas armas nucleares -y vectores- «no estratégicos» o, lo que es lo mismo, que no puedan alcanzar objetivos a más de 5.000 kilómetros) y dirigida contra, por ejemplo, una acumulación de tropas pertenecientes a las AFU, su sentido sería estratégico, siendo mucho más relevante el componente de escalada vertical que no el efecto sobre las capacidades ucranianas.

También que, dado que ha sido el control de la escalada el elemento que ha marcado las decisiones de los principales estados aliados de Ucrania en términos absolutos (Estados Unidos y Alemania), lo que Rusia hace con estas maniobras, en buena medida, es incrementar la presión sobre ellos, lanzando un mensaje tanto a Washington como a Berlín, una vez más. Y lo hace de forma perfectamente medida, ya que las maniobras podrían haber tenido lugar en el Distrito Militar de Leningrado, en el Central o en el Oriental y el mensaje habría sido distinto, en ese caso, aunque solo sea por el matiz.

Además, no hay que olvidar que se trata de un ejercicio inusual, no de los que tradicionalmente celebran cada X tiempo, como ocurre con las conocidas maniobras GROM. En este caso, aunque maniobras como Grom, en noviembre de 2022 (coincidiendo además con los ejercicios Steadfast Noon de la OTAN) generaron preocupación, y coincidieron con uno de los puntos álgidos de esta guerra en cuanto a nivel de alerta por una posible escalada, se trataba de ejercicios regulares, cuya realización estaba prevista desde tiempo atrás.

De hecho, la alerta en aquel momento fue consecuencia de la situación en el campo de batalla, ya que las maniobras tuvieron lugar durante el momento más bajo en cuanto a credibilidad convencional por parte de Rusia, tras los varapalos sufridos en Járkov y Jersón y apenas anunciada la movilización parcial. En este sentido, aprovecharon las maniobras GROM para presionar a Occidente, jugando con la posibilidad de dicha escalada, lo que llevó a la OTAN, los Estados Unidos y la Unión Europea a lanzar un mensaje firme que, por lo demás, surtió efecto, rebajando desde entonces el nivel de tensión en este ámbito.

Esto ya nos dice que las actuales maniobras tienen un componente diferencial respecto a aquellas. Varios, de hecho: 1) se producen en un momento en el que la superioridad rusa en el campo de batalla es evidente, manteniéndose a la ofensiva y habiendo recuperado la iniciativa estratégica tras la fallida ofensiva estival ucraniana; 2) se trata de ejercicios «fuera del calendario», es decir, ad hoc y, además, específicamente tácticos; 3) llegan muy poco tiempo después de que la ayuda estadounidense a Ucrania se desbloquease, de que haya comenzado a fluir a este país; 4) llegan también en las semanas previas a la Cumbre de Paz Global, que reunirá en Suiza a una fracción nada desdeñable de los líderes mundiales y en la que Ucrania está centrando sus esfuerzos; 5) llegan en un momento que hemos calificado de «Pre-bélico»; 6) se producen a escasos días de una remodelación crucial en la cúpula rusa que, como advertimos, apuntaba a un cierre de esta sobre sí misma reforzando líneas de acción previas, más que cambiándolas; 7) coincide con otras acciones preocupantes, como el posible lanzamiento de un arma ASAT o con los miedos relativos a un posible despliegue de armas espaciales orbitales; 8) estas maniobras podrían implicar el empleo de armas nucleares reales (no todos los analistas coinciden en esto), con lo que podrían servir -al menos, teóricamente- para enmascarar el proceso de preparación de las ojivas y los lanzadores, pudiendo hacer más tarde un uso nuclear sin prácticamente aviso previo si las ojivas no vuelven pronto a sus almacenes ordinarios y; 9) como hemos dicho, se producen en el mencionado Distrito Militar Sur, en lo que sería «un paso claramente provocativo y contraproducente».

Hay pues, motivos para la preocupación. No tanto en relación con que Rusia pueda lanzar un ataque nuclear, sino más bien porque continúa recurriendo a la «disuasión ofensiva» para limitar el grado de implicación de los aliados de Ucrania en la guerra. Algo que no solo le permite sacar un mayor partido de sus limitadas fuerzas convencionales, en tanto Ucrania no recibe el tipo y cantidad de ayuda que necesitaría (por ejemplo armas de precisión de largo alcance y permiso para utilizarlas en territorio ruso), sino que además tiene un efecto más amplio, al continuar minando una estabilidad estratégica ya de por sí precaria.

Dicho esto, un día más -pasando ya a las novedades sobre el terreno-, las Fuerzas Armadas rusas habrían lanzado una oleada de drones Shahed-131/136 (Geran-1/2) sobre Ucrania. Según este país, habrían sido 24 en total, todos y cada uno de los cuales habrían sido abatidos por las defensas antiaéreas ucranianas. Ahora bien, pese a la presunta efectividad de estas -que nominalmente ha vuelto a ser máxima en las últimas semanas-, se ha vuelto a hablar, al menos, de una explosión en Zaporiyia y de instalaciones energéticas atacadas en la región de Sumy. Dicho lo cual, llama la atención además que Rusia apenas esté empleando misiles en los últimos días, lo que apunta a que, en breve, se producirá un nuevo ataque masivo, siendo los lanzamientos de drones tipo Shahed una forma de seguir obligando a Ucrania a consumir municiones antiaéreas, mientras desde este país muchos estarían culpando a Occidente de limitar la ayuda al país. Por último, decir que según medios ucranianos hasta 3.000 convictos habrían solicitado al Ministerio de Defensa pasar a formar parte de las Fuerzas Armadas como forma de reducir sus condenas, tras los cambios legales introducidos en el país para que, siguiendo el ejemplo ruso, esto fuese posible.

Del lado ruso, este país declara, una vez más, cifras imposibles. Concretamente, aseguran haber derribado en las últimas 24 horas «45 vehículos aéreos no tripulados, dos misiles tácticos operativos ATACMS fabricados en EE. UU., ocho misiles de crucero SCALP-EG fabricados en Francia, cinco bombas guiadas Hammer fabricadas en Francia, cuatro misiles antirradar HARM fabricados en los EE.UU., así como ocho cohetes HIMARS fabricados en los EE.UU.». En este sentido, y dada por ejemplo la cantidad de SCALP-EG prometidos por Francia, estos se habrían consumido hace tiempo. Por otra parte, siguiendo con Rusia, cabe comentar que han seguido produciéndose arrestos relacionados con la corrupción en las Fuerzas Armadas, siendo el último el del general de brigada (Генера́л-майо́р) Ivan Popov. También que el Estado Mayor ucraniano ha cambiado su versión sobre el ataque del pasado día 19 de mayo contra Crimea y ahora sostiene que el buque alcanzado no sería el buque de guerra de minas «Kovrovets», sino una corbeta lanzamisiles, extremo que permanece sin confirmar.

En cuanto a los movimientos y los combates, en las últimas horas los primeros han sido mínimos, no así los segundos y las pérdidas derivadas de ellos. Prosiguen los enfrentamientos en el sector más septentrional del frente, el de Járkov, con las tropas rusas avanzando hacia el interior de Vovchansk, en donde se han hecho con edificios céntricos como una oficina judicial. Pese a esto, hay analistas que consideran que, al no haber logrado avances al ritmo previsto en este sector, los planes rusos podrían haber cambiado, lo que podría suponer que parte de las fuerzas se moviesen a otros sectores buscando seguir presentando dilemas y «estirando» las defensas ucranianas.

Más al sur, en Bilohorivka, si bien no se han producido cambios desde ayer, sí se han registrado intensos ataques por parte de Rusia, en este caso utilizando cohetes con ojivas termobáricas contra las posiciones ucranianas, dejando de paso impactantes imágenes. La localidad, en cualquier caso y como demuestran estos ataques, continuaría bajo control ucraniano pese a que Rusia había reclamado ya ayer su toma.

En el sector de Bakhmut, han vuelto a registrarse tanto ataques rusos en Klischiívka, en donde han retomado la mayor parte de este poblado y han plantado su bandera en el centro de la misma. También se han producido varios intentos de entrar en el «Microdistrito del Canal» de Chasiv Yar, al este del canal de agua dulce, por ahora todos ellos sin éxito. Esta localidad, además, ha sufrido también bombardeos durante el día por parte de MLRS BM-21 «Grad».

Sin novedades en el sector de Avdiívka, finalizamos con el de Mariínka, en el cual el Ejército ruso ha vuelto a avanzar en dirección a Paraskokiívka y Konstyantynivka desde Novomykhailívka.

Contexto internacional, diplomacia y sanciones

En el apartado internacional, comenzamos por la Unión Europea, pues el Consejo ha dado su visto bueno, tal y como se esperaba, al acuerdo alcanzado hace unas semanas por parte de los embajadores de los Veintisiete a propósito del empleo de los activos rusos congelados en su territorio. Según el Alto Representante, Josep Borrell, quien ha acogido «con especial satisfacción» la decisión, el 90% se destinará a la asistencia militar a través del European Peace Facility. Dicho lo cual, y como no podía ser de otra forma, la noticia ha sido celebrada en Ucrania, en primer lugar por parte de su ministro de Defensa, Rustem Umerov, quien se ha pronunciado en las redes sociales.

Respecto a los activos rusos, como sabemos, consisten en alrededor de 260.000 millones de euros que pertenecen al Banco Central de Rusia y que están depositados en diferentes entidades de la UE, incluyendo 125.000 millones gestionados por la cámara de compensación belga Euroclear. Se espera que los intereses generados puedan suponer entre 2.400 y 3.000 millones de euros al año.

Siguiendo con la UE, además, el bloque ha firmado un acuerdo de seguridad con Moldavia, que es, de hecho, el primer acuerdo de este tipo que suscriben los Veintisiete. Un documento que permitirá una mayor cooperación en materia de defensa con una república que, pese a continuar mediatizada por la presencia rusa, cada vez más está basculando hacia la Unión y hacia Occidente.

Más allá de esto, durante esta jornada se ha mostrado activo el ministro de Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, quien ha pedido que los países occidentales sean los encargados de la defensa aérea de Ucrania in situ, derribando misiles rusos desde territorio ucraniano. Según Kuleba, quien obvia el potencial escalatorio de la medida «No existe ningún argumento jurídico, de seguridad o moral que impida a nuestros socios derribar desde su territorio misiles rusos sobre el territorio de Ucrania». Además, ha hablado en las últimas horas con su homóloga islandesa, a quien ha agradecido el apoyo prestado hasta el momento, con quien ha tratado sobre la próxima Cumbre de Paz Global y, también, acerca del proceso de integración de Ucrania en la OTAN.

Precisamente sobre la Cumbre de Paz Global ha vuelto a hablar el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, quien prácticamente cada día hace en su alocución una referencia a este tema. En esta ocasión ha anunciado que ha hablado con los líderes de Rumanía, Angola e Irak, extendiéndoles invitación a participar, con la esperanza de que esto sirva para implementar la «Fórmula de Paz» y para «obligar a Rusia a lograr una paz justa». Todo lo cual choca diametralmente con la postura rusa, manifestada entre otros en sus ejercicios nucleares, como hemos explicado en la primera parte del informe.

Además de esto, durante la última jornada Zelenski ha tenido tiempo tanto para hablar con el presidente de Azerbaiján, Ilham Aliyev, sobre temas como la seguridad regional y la cooperación bilateral, incluyendo temas como la energía y el comercio. También, por supuesto, para recibir a la ministra de Exteriores alemana, de visita en el país tal y como adelantamos en el informe de ayer y con quien ha tratado sobre las necesidades ucranianas en términos militares, especialmente en cuanto a defensas antiaéreas. Es de esperar que Alemania termine por ceder al menos una nueva batería Patriot a Ucrania, aunque está costándole dar el paso pese a la presión internacional.

Más allá de lo anterior, Canadá ha adoptado nuevas sanciones, en este caso dirigidas contra las empresas rusas acusadas de enviar armas a Corea del Norte. Recordemos que estos envíos serían en pago a otros envíos, concretamente de munición y misiles balísticos, que Corea del Norte suministraría a Rusia para hacer frente a algunos de sus déficits en relación con la guerra de Ucrania.

Pasando a Rusia, desde este país han expresado su esperanza en que las investigaciones en torno al derrumbe de la presa de Nova Kajovka terminen por apuntar a los HIMARS suministrados por los Estados Unidos a Ucrania. Así, según el representante permanente de Rusia ante las Naciones Unidas, Vasily Nebenzya, quien considera que el régimen de Zelenski fue responsable del ataque: «El informe [del secretario general de la ONU] menciona algún tipo de investigaciones que actualmente está llevando a cabo el régimen de Kiev, incluso con respecto a la destrucción de la presa de Kakhovka como un acto de ecocidio. Esperamos que se trate de una investigación sobre las actividades del dirigentes y fuerzas armadas del régimen de [el presidente ucraniano] Zelensky, que cometieron este crimen, como advertimos al Secretario General de la ONU en una carta fechada el 21 de octubre de 2022. También esperamos que la investigación afecte a los proveedores de cohetes HIMARS, que fueron utilizados Para destruir la presa, como se sabe, los objetivos de tales misiles se coordinan con los proveedores».

Además de esto, Rusia ha acusado recientemente a Estados Unidos de buscar activamente la militarización del espacio, alegando que las acciones de Washington priorizan el despliegue de armas sobre el mantenimiento del espacio como un dominio libre de armas. Unas acusaciones que llegan tras el veto de Estados Unidos a una moción rusa de no proliferación en las Naciones Unidas pero también, curiosamente, en un momento en el que sería Rusia el único país que estaría situando armas en el espacio, tema que hemos tocado en otras ocasiones y sobre el que abundaremos en el futuro.

Para finalizar, lo hacemos con una referencia a dos interesantes artículos publicados en Foreign Affairs. El primero de ellos hace referencia a la necesidad de dotarse de una nueva «Teoría de la Victoria» para Ucrania, pues la ayuda estadounidense, por sí misma, no puede garantizar que este país se imponga en el campo de batalla. El segundo, a la necesidad de seguir firmando acuerdos de seguridad con Ucrania que permitan restablecer la disuasión frente a Rusia a largo plazo, garantizando que cualquier salida a la guerra pase por un escenario estable. Obviamente, y como de costumbre, los artículos los compartimos para que el lector piense, no para que comparta las ideas reflejadas en los mismos.


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