El nuevo ministro de Defensa ruso ha tomado posesión del cargo haciendo toda una declaración de intenciones, independientemente de que luego pueda o no materializar sus deseos. De esta forma, no solo ha pedido ganar la guerra con «pérdidas humanas mínimas» sino que ha dicho a sus subordinados que tienen derecho a equivocarse, pero «no a mentir», lanzando un torpedo contra la línea de flotación del proceder ruso habitual bajo el mando de su predecesor. Además de esto, el nombramiento de Patrushev y de Dyumin como asesores personales de Putin, refuerza la impresión de una cúpula rusa que se está cerrando sobre sí misma y preparando para una guerra a largo plazo e incluso una escalada, mientras desde Alemania Scholz llama a moderar las expectativas creadas en torno a la Cumbre de Paz Global. El secretario de Estado norteamericano, por su parte, ha reafirmado el apoyo a Ucrania el tiempo que sea necesario, Francia ha anunciado que entregarán un nuevo lote de misiles antiaéreos a Ucrania y se ha venido hablando sobre los drones orbitadores rusos que, como los Orlan y Orion, están permitiendo que este país ataque cada vez más objetivos tras las líneas ucranianas, provocando grandes pérdidas.
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El papel de los drones de observación rusos se está revelando como fundamental de cara a su esfuerzo bélico, al proporcionar capacidades de inteligencia, vigilancia y reconocimiento (ISR) e inteligencia, vigilancia, adquisición de objetivos y reconocimiento (ISTAR) detrás de las líneas ucranianas. Se trata de aparatos como los Orlan-10 u Orion que, lejos de lo visto en sus primeras acciones, han experimentado importantes mejoras y perfeccionamientos desde el comienzo del conflicto, lo que ha permitido a Rusia localizar y atacar objetivos en lo profundo del territorio ucraniano con creciente precisión y eficacia a través de vectores como los Lancet que, sin los anteriores, tendrían una utilidad residual.
Al comienzo de la guerra, Rusia dependía principalmente de los drones Orlan-10 y Orion (también conocidos como Inokhodets) para las misiones ISR e ISTAR, algo de lo que hemos hablado en numerosas ocasiones. El Orlan-10, un UAV polivalente de alcance medio, se ha utilizado ampliamente para tareas de reconocimiento, designación de objetivos y guerra electrónica. Sin embargo, su alcance limitado y su vulnerabilidad a las defensas aéreas ucranianas han llevado a Rusia a buscar soluciones más avanzadas. Aun así, sigue jugando un importante papel, lo que ha dejado en fechas recientes escenas de lo más curiosas, pues Ucrania necesita abatir este tipo de ingenios a toda costa.
Uno de los avances clave por parte de Rusia ha sido la introducción del dron Orion (Inokhodets), un UAV de mediana altitud y larga resistencia (MALE) desarrollado por la empresa de Kronstadt. El Orion ha demostrado ser un activo importante, capaz de realizar misiones de reconocimiento y ataque con una duración de vuelo de hasta 24 horas. Sin ser quizá comparable a los diseños occidentales más avanzados, incluye sensores electroópticos e infrarrojos más que aceptables que, combinados con la instalación de radares han permitido a Rusia detectar y rastrear objetivos con alta precisión, incluso con malas condiciones meteorológicas y, lo más importante, en ambientes electrónicos disputados.
Además de lo anterior, desde Rusia también han tratado de mejorar las capacidades de sus drones de observación y reconocimiento integrándolos en una red de reconocimiento unificada. Esta red tiene como objetivo interconectar drones a través de canales de comunicación seguros, permitiendo el intercambio de datos en tiempo real y la coordinación con los cuarteles generales en tierra. Por otra parte, aunque es muy poca la información veraz al respecto, siendo casi todo especulaciones, se ha venido hablando cada vez más de que Rusia podría estar aprovechando las ventajas que aportan tanto la Inteligencia Artificial como los algoritmos de aprendizaje automático de cara a mejorar las capacidades tanto de reconocimiento como de clasificación de objetivos, lo que permite ataques más precisos y oportunos.
Sea como fuere, los drones de observación rusos, que se están beneficiando del hecho de que Ucrania esté priorizando la defensa de sus ciudades frente a la de las tropas en el campo de batalla –además de sufrir una franca escasez de medios antiaéreos, uno de los aspectos en los que más se nota el desgaste-, permitiendo que vuelen con cierta libertad, están permitiendo que también para Moscú el campo de batalla sea cada vez más transparente, atacando de paso numerosos objetivos de importancia, incluidos MLRS, obuses, depósitos de municiones, puestos de mando y sistemas antiaéreos.
Todo ello, además, mientras Rusia toma medidas para aumentar la capacidad de supervivencia y eficacia de sus drones orbitadores, buscando en lo posible anular la eficacia de los antiaéreos ucranianos que sí están en las inmediaciones del frente, empleando para ello técnicas avanzadas de interferencia y suplantación de señales. Su intención: que las defensas aéreas y los sistemas de comunicación de Ucrania vean su acción perturbada, creando de paso ventanas de oportunidad para que sus drones operen más libremente detrás de las líneas enemigas.
Además de lo anterior, aunque en unos días hablaremos en nuestra revista sobre los sistemas de gestión del campo de batalla, Rusia también ha progresado en todo lo relativo a la integración de diversas fuentes de datos, incluidas las imágenes por satélite (se sospecha que China podría estar suministrando este tipo de inteligencia), inteligencia de señales (SIGINT) e inteligencia humana (HUMINT), ha aumentado aún más la capacidad de Rusia para localizar y rastrear objetivos dentro del territorio ucraniano. Esta capacidad de fusionar datos de inteligencia procedentes de múltiples fuentes está permitiendo una conciencia situacional si no igual a la que poseen los ucranianos si, por lo menos, mucho más cercana que en fases anteriores de la guerra.
Algo que, a su vez, hace posible a Rusia identificar y priorizar objetivos de alto valor que posteriormente son batidos con el efector más adecuado. Solo así se entienden ataques como el que recientemente ha costado la pérdida a Ucrania, una vez más, de varios helicópteros mientras estaban basados en una zona de aterrizaje de circunstancias. Y es que, precisamente, aunque los drones de ataque ZALA Lancet hayan evolucionado también desde sus primeros usos –completándose además la familia con nuevas variantes-, lo más significativo quizá de lo que estamos viendo en los últimos meses sea el hecho de que, además de los ZALA, las Fuerzas Armadas rusas están empleando una gama de armas y sistemas cada vez mayor para llevar a cabo ataques tras las líneas ucranianas, desde misiles balísticos a obuses guiados.
Cambiando -aunque no por completo- de tercio, pasamos a lo ocurrido en las últimas 24 horas sobre el terreno. Periodo en el que se han reportado nuevos ataques rusos contra ciudades e infraestructuras ucranianas, si bien no hay recuento oficial por el momento. En cualquier caso, el operador Ukrenergo ha anunciado que habrá cortes del suministro a consecuencia tanto de los efectos de los ataques rusos anteriores contra las plantas de producción de energía eléctrica, como del aumento en la demanda de energía consecuencia de las bajas temperaturas. La zona más castigada de Ucrania, en cualquier caso, sigue siendo la noroccidental, con nuevas explosiones tanto en Sumy como en Járkov, región en la que se habrían registrado una veintena de heridos tras un ataque ruso contra Shevchenkivsky.
En el caso de Rusia, destaca el ataque llevado a cabo por Ucrania contra Crimea, concretamente contra la base aérea de Belbek que, como puede verse sobre estas líneas, ha debido sufrir varios impactos a tenor de los datos suministrados por la herramienta FIRMS de la NASA. Un ataque que, según se sospecha, podría haber sido llevado a cabo con misiles balísticos ATACMS, aunque se está a la espera de confirmar el efecto que haya podido tener sobre las aeronaves estacionadas en pista o sobre depósitos de municiones. Por otra parte, se ha registrado otro ataque ucraniano, en este caso contra la localidad de Duboyove, cerca de Bélgorod, así como otro dirigido contra un depósito de combustible en Rostov.
Pasando ya a los combates y los movimientos, en las últimas horas, comenzando por Járkov, se han registrado nuevos avances rusos, luchando sus tropas en zonas céntricas de la localidad de Vovchansk, en el eje más oriental. En cuanto al eje occidental del ataque ruso, lo que tenemos es que habrían logrado tomar el control de la totalidad de Lukyantsi y entrado en las primeras dachas al norte de Lyptsi. En cualquier caso, no parece que las AFU estén entrando, salvo puntualmente, en el «cuerpo a cuerpo», sino que se están basando en su artillería y en el empleo de drones para causar bajas a Rusia, dificultando sus avances que, por el momento, parecen haberse ralentizado.
Siguiendo con el sector de Bakhmut, después de los ataques de las últimas horas, las fuerzas rusas han logrado avances mínimos al este de Chasiv Yar, en su intento por hacerse con el «Microdistrito del canal», todavía en manos ucranianas, así como de progresar hacia el canal de agua dulce también por el norte de dicho barrio de Chasis Yar.
En el caso del sector de Avdiívka, las únicas novedades se habrían producido en Umanske, cuya parte meridional estaría ya en poder de las tropas rusas, las cuales tratan de avanzar entre esta localidad y la cercana Krasnobrodivka.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
En el apartado internacional, comenzamos hoy nuevamente por Rusia, pues se ha conocido ya, entre otros, cuál será el próximo cargo del Patrúshev, individuo que ha sido sustituido por Shoigú al frente del Consejo de Seguridad de Rusia, para ser nombrado asistente/asesor de Putin, lo que le permitirá mantener su impronta sobre el presidente ruso. El mismo cargo con el que ha sido agraciado otro peso pesado de la cúpula rusa, el ex gobernador de la región de Tula, Alexey Dyumin, quien era además secretario del Consejo de Seguridad.
Lo que tenemos, a tenor de los últimos cambios, es que se refuerza la idea de que el régimen ruso se está cerrando sobre sí mismo. De esta forma, si bien han «fichado» a un outsider para el puesto de ministro de Defensa, por su carácter eminentemente técnico en un momento en el se necesitan aumentar las capacidades de producción de material militar y terminar con la corrupción rampante, el núcleo duro de la élite del país está cerrando filas. De hecho, es imposible no pensar que los últimos movimientos se estén dirigiendo tanto a prepararse para una guerra más larga, como, llegado el caso, para una escalada.
Respecto del nuevo ministro de Defensa, Belousov, es obligado hacer al menos una referencia a su discurso inicial, una vez tomada posesión del cargo. Al fin y al cabo ha dejado dos apuntes de lo más interesantes. En primer lugar, ha dejado claro al personal de la institución que ahora dirige que, si bien pueden cometer fallos, lo que no pueden es mentir. Esto, que podría ser poco más que palabras vacías, es un torpedo en la línea de flotación del proceder habitual durante el mandato de Shoigú. De hecho, buena parte de los errores rusos en los últimos años se han debido a la aversión de los mandos a decir la verdad a sus superiores, de forma que ni en la cúpula del Ministerio, ni en el Gobierno ruso, tenían nunca información fidedigna, como explicamos en nuestros libros. Algo que, por cierto, intentó cambiar Surovikin en su día y que podría estar detrás del enfrentamiento con Shoigú que a la postre le costó el puesto. Además, ha pedido lograr la victoria con «pérdidas humanas mínimas», lo que de intentarse obligaría a cambiar las tácticas, pues como sabemos se bajan en muchos casos en un uso intensivo de la «carne de cañón», mediante ataques frontales.
Pasando ya a Ucrania, comenzamos por el ministro de Defensa, Rustem Umerov, quien ha mantenido una conversación telefónica con el secretario de Defensa británico Grant Shapps, a quien ha agradecido el último paquete de ayuda militar, pero también ha pedido armas de largo alcance, refiriéndose tanto a la artillería como a los misiles.
Umerov no ha sido el único que ha tratado con los británicos en las últimas horas, pues el ministro de Exteriores ucraniano, Kuleba, se ha reunido con miembros del partido Laborista, incluyendo los secretarios de Exteriores y Defensa, para tratar de continuar estrechando lazos con un país con el que, según el diplomático ucraniano, les une «un vínculo especial». Además, el ministro ha tenido tiempo para grabar un vídeo en el que intenta desmontar uno de los argumentos rusos empleados para minar la imagen de Ucrania y sus aliados: el supuesto rechazo por parte ucraniana en primavera de 2022 a un acuerdo de paz que según Rusia habría estado muy cerca y que finalmente las presiones de EEUU o el Reino Unido sobre Kiev habrían abortado.
En el caso del jefe de la Oficina del Presidente de Ucrania, tenemos que Yermak ha anunciado la publicación de un informe por parte de la «Task Force» creada en su momento para la integración euroatlántica de Ucrania, liderada como sabemos tanto por él como por el exsecretario general de la OTAN, Rasmussen. En dicho informe, disponible online– se recogerían todos los argumentos que Ucrania considera que justifican su futura pertenencia a la OTAN, a la vez que se fijan una serie de pasos a dar para que esto sea posible.
También ha estado activo el presidente de la Rada Suprema ucraniana, Ruslan Stefanchuk, quien ha sido recibido por el ministro de Exteriores turco, Hakan Fidan, para hablar sobre la implementación de la «Fórmula de Paz» de Zelenski.
Pasando al primer ministro, Shmyhal se ha reunido con el secretario de Estado norteamericano, Blinken, quien como sabemos llegó recientemente a Ucrania en visita sorpresa. Entre otras cosas, han hablado sobre el contenido del próximo paquete de ayuda militar estadounidense, mientras desde este país se valora si enviar más sistemas Patriot a Ucrania. En cuanto a Blinken, como curiosidad, ha tenido tiempo para ofrecer un concierto en un bar de Kiev, interpretando la canción «Rocking for the Free World», de Neil Young, demostrando de paso su pericia con la guitarra.
En cuanto a Zelenski, durante este último día se ha reunido también con Blinken, en un encuentro al que ha asistido también la representante especial de los EE. UU, para la recuperación económica de Ucrania. Además, ha hablado por teléfono con el presidente de la República de Corea, Yoon Suk Yeol, a quien ha agradecido que confirmara su asistencia a la próxima Cumbre de Paz Global, para la que queda poco más de un mes. Además de esto, hablaron sobre cooperación bilateral y ayuda humanitaria, así como de cara al desminado.
Por último, es obligado hacer al menos una referencia al próximo viaje que llevará, el 16 de mayo, a Putin a China. Un tour diplomático que podría llevarle también a Vietnam y Tailandia pero en el que el punto fundamental tendría que ver con los planes y esfuerzos de Rusia y China para promover un nuevo orden mundial diferente del actual, herencia de la Segunda Guerra Mundial. Será, además, y como curiosidad, el 43º encuentro entre los líderes chino y ruso.
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