Las últimas horas de guerra en Ucrania han seguido marcadas por la operación llevada a cabo por el Ejército ruso en Járkov. Allí, aunque Ucrania insiste tanto en que las líneas se han estabilizado como en que están lanzando contraataques, por el momento las tropas rusas han logrado introducirse cinco kilómetros, consiguiendo una pequeña cabeza de puente dentro del área que se consideraba zona gris y que está peor defendida. Además de esto, continúan los ataques a larga distancia, con los ucranianos alcanzando Volgogrado con sus drones, Macron ha manifestado su esperanza de no tener que ir a la guerra y Ucrania ha logrado un resultado más que aceptable en Eurovisión gracias al voto popular -lo que demuestra que el nivel de simpatía se mantiene.
Ayuda a mantener este sitio haciendo una donación:
https://www.buymeacoffee.com/guerradeucrania
La primera parte del informe de hoy va a ser particularmente dura, con lo que pedimos encarecidamente a los lectores más sensibles que se abstengan de pulsar en los enlaces que se marquen como de contenido sensible, ya que trataremos uno de los temas más desagradables que se pueden tratar: el del suicidio. Un acto por el que han optado en los últimos dos años largos muchos combatientes, especialmente del bando ruso -en algunos casos de las formas más desesperadas y grotescas- pero que, además, en esta guerra está adquiriendo una característica distintiva, ya que es empleado por el bando contrario, especialmente por parte ucraniana, como arma de guerra psicológica, pero también de propaganda.
Ya antes de dar inicio la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia, el 24 de febrero de 2022, como consecuencia de la guerra del Donbás, la cifra de militares ucranianos que habían cometido suicidio había llegado a ser motivo de preocupación, publicándose distintas noticias y artículos al respecto. En total, según las fuentes, entre 700 y 1.000 militares ucranianos se quitaron la vida entre 2014 y 2018, sin que se tomaran demasiadas medidas para evitar esta situación, tanto por factores culturales como por falta de medios, aunque es cierto que algo se ha avanzado. Del lado contrairo ni siquiera hay cifras que podamos compartir, pues no son en absoluto fiables, aunque hay quien estima que la tasa de suicidio es mucho más alta que en otros países.
Pese a ello, dentro de la poca literatura científica que hay, los datos indicarían que las tasas de suicidio en tiempo de guerra han sido menores que en los años previos al inicio de esta, en 2014. Se cumple así lo expuesto por el archiconocido sociólogo Émile Durkheim allá por 1897, quien achacaba básicamente la disminución en el número de suicidios durante las guerras a la mayor integración social de los combatientes; una tendencia que se constató posteriormente durante la Primera Guerra Mundial, que parece haberse cumplido en Ucrania, pero también en conflictos lejanos como el de Sri Lanka.
En este sentido, es normal que hombres que llegan al frente en muchos casos procedentes de los estratos sociales más bajos y con historias personales de lo más complicadas, aquejados por problemas de alcoholismo, drogadicción o exclusión, encuentren en el grupo apoyo, consuelo y, en definitiva, una saluda. Además, también cabe tener en cuenta que muchos de los que podrían haberse convertido en suicidas simplemente fallecen antes de poder serlo, lo que sin duda altera la estadística. En cualquier caso, lo que no debe obviarse es que el descenso en la tasa de suicidios durante los conflictos se revierte una vez estos acaban, agravándose nuevamente por los traumas generados a consecuencia de la propia guerra, el regreso a situación de exclusión e inadaptación derivados de la incapacidad para adaptarse nuevamente a la vida civil, etc.
Dicho lo anterior, quien más, quien menos, antes de salir de misión y especialmente si esta es comprometida, se ha planteado la posibilidad del suicidio en determinadas condiciones -por ejemplo, antes de ser capturado por determinados grupos-. Es, incluso, un tema de conversación relativamente común entre uniformados, habiendo siempre quien recomienda reservar «un último cartucho» para uno mismo, en lo que suelen ser actos de autoafirmación más que declaraciones de intenciones. La realidad del suicidio entre militares, al menos en España, es sin embargo más difícil de constatar, pues los datos públicos brillan por su ausencia –a pesar de que los suicidios se siguen produciendo-, a diferencia de lo que se hace en otras latitudes, en donde se hace un seguimiento estricto.
Volviendo sobre Ucrania, sin embargo, lo que tenemos es que el suicidio ha adquirido una dimensión totalmente nueva, cambiando seguramente nuestra consideración de lo que es «normal», al menos en comparación con otros conflictos previos. Al fin y al cabo, hasta ahora nunca se había dispuesto de los medios para grabar tal número de suicidios en primera línea (enlace con contenido sensible) y, mucho menos, para hacer de todos y cada uno de ellos una herramienta más de la guerra psicológica entre ambos bandos, con especial predilección en cuanto a su empleo en redes sociales por parte de las cuentas afines a Ucrania (enlace con contenido sensible).
Estas, además, en muchos casos han convertido un acto dramático en objeto de mofa, demostrando una absoluta deshumanización del contrario que, si bien era relativamente común entre combatientes que se juegan la vida y necesitan azuzar los odios para soportar el rigor del combate, hasta donde sabemos nunca había implicado de esta forma a quienes «luchan» en la retaguardia, concretamente en las redes sociales (enlace con contenido sensible). En este caso, muchas cuentas, seguramente gestionadas por personas que nunca han pisado un campo de batalla ni visto en vivo las consecuencias de una guerra, dan rienda suelta a sus peores instintos, en la convicción de que así contribuyen a la causa de su bando y a una escala que hasta ahora no se había visto.
Por supuesto, si hubiésemos hecho una encuesta en 1944 entre estadounidenses y alemanes, interrogando a una muestra de ciudadanos sobre si se alegraban del suicidio de un militar enemigo, cabe presumir que la mayoría de respuestas habrían sido afirmativas. Ahora bien, estas respuestas se habrían producido en abstracto, no como ahora, que podrían ofrecerse tras ver numerosos vídeos de suicidios captados por drones. En algunos casos por los mismos aparatos causantes de las heridas iniciales, tras las cuales el militar enemigo decide (enlace con contenido sensible) terminar con su propia vida (enlace con contenido sensible). Y es que en una guerra que es la primera en la que la monitorización del espacio de batalla es prácticamente completa, al menos a nivel táctico y en una franja de varios kilómetros tras la línea de frente, todo queda registrado, permitiendo su empleo posterior como arma e incluso, para algunos, extraer lecciones sobre el estado de ánimo de cada uno de los ejércitos implicados, en un análisis bastante dudoso.
Lo que está claro es que lo que estamos viendo -y hay literalmente cientos de vídeos- en Ucrania (enlace con contenido sensible) no tiene precedentes, pero sí impacto más allá del frente, con lo que deberá ser motivo de estudio. Dejando de lado lo aberrante que es utilizar como herramienta un suceso tan dramático -máxime cuando termina siendo en muchos casos motivo de mofa (enlace con contenido sensible)-, está claro que este tipo de vídeos (enlace con contenido sensible), como muchos otros con contenido que podríamos calificar de monstruoso (aunque hace años que en la Dark Web hay todo tipo de vídeos snuff, como por ejemplo de narcotorturas o crímenes yihadistas)- han pasado a tener una utilidad (enlace con contenido sensible) para los bandos implicados (enlace con contenido sensible) que va más allá del campo de batalla. Por lo tanto, deberán ser motivo de estudio en detalle una vez este conflicto termine, pues mucho nos tememos que, al menos durante varios años serán una constante e, incluso, una tendencia en aumento.
Cambiando de tercio, pues la guerra sigue también adelante en otros aspectos, durante la última jornada Rusia ha vuelto a lanzar varios ataques sobre Ucrania, aunque desde este país apenas han anunciado el derribo de cuatro drones Zala y un dron Orlan-10. Se han registrado, sin embargo, explosiones en Krivói Rog, en Odesa y en Járkov. Además, dos personas han resultado heridas por la explosión de una granada en Brovary, cerca de Kiev, en un incidente sin aclarar por el moemnto.
Del lado contrario, lo más significativo de las últimas horas ha sido el ataque ucraniano llevado a cabo contra una refinería en Volgogrado, a unos 500 kilómetros del frente, y a consecuencia del cual se ha producido un importante incendio en las instalaciones, pertenecientes a la empresa Lukoil. También se habrían registrado ataques contra otros objetivos en Lipetsk y Kaluga, aunque por el momento no tenemos más información al respecto.
Más allá de esto, y en lo relativo a los combates y los movimientos, la atención sigue focalizándose sobre la región ucraniana de Járkov. Allí, tras el ataque ruso en varios ejes, las líneas se habrían estabilizado, logrando las tropas rusas avanzar unos cinco kilómetros hacia el interior de Ucrania (capturando, además, varias localidades). Mientras tanto, desde este país aseguran, en boca de su presidente, que están llevando a cabo contraataques. En lo que difieren los análisis es todavía en la magnitud del ataque ruso, hablándose en algunos casos de miles de hombres y centenares de vehículos implicados y siendo otros mucho más moderados en sus afirmaciones.
Más allá de esto, las novedades son relativamente escasas. En el sector de Bakhmut las tropas rusas han intentado ampliar la zona bajo su control en los flancos de Chasiv Yar, concretamente en el área del canal de agua dulce, logrando ganar terreno a los ucranianos al sur de Ivanivske.
En el caso del sector de Avdiívka, prosiguen los combates al sur del mismo, hacia Netaylove.
En el de Mariínka lo hacen en Krasnohorivka, donde continúan presionando las tropas rusas para expulsar a los ucranianos de esta localidad, agravándose su situación. De hecho, habrían abandonado las posiciones defensivas más al este de la población, como forma de evitar el cerco. También se continúa luchando en Heorlivka.
Al mismo tiempo, al sur del país se combate tanto en las inmediaciones de Vuhledar, como en Robotyne, en una muestra más de cómo la superioridad rusa actual en cuanto a efectivos le está permitiendo fijar tropas ucranianas en los extremos del frente, buscando que aparezcan debilidades en las zonas realmente importantes, como el Donbás.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
En el apartado internacional, y como es habitual durante los fines de semana, las novedades se reducen significativamente respecto a las jornadas de labor. Como quiera que durante la pasada noche se ha celebrado el festival de Eurovisión, un certamen que últimamente está adquiriendo un marcado carácter político y reivindicativo, bien sea por Ucrania o, más recientemente por la crisis en Oriente Medio, comenzaremos por aquí.
En este caso, reseñando precisamente cómo el voto popular ha aupado a los primeros puestos, curiosamente, tanto a Ucrania como a Israel. Algo que si bien era de esperar en el primer caso, ha sido tanto más sorprendente en el segundo, máxime después de la polémica en torno a la participación de la representante de este país en el evento. Dicho lo cual y, al igual que en ocasiones anteriores, el resultado de las representantes ucranianas -que han obtenido el tercer puesto- ha sido celebrado por las autoridades del país, que pedían entre otras cosas «unidad para el mundo» y «paz y libertad para Ucrania».
Para terminar con el festival de Eurovisión, es obligado hacer una referencia a que el ganador, el suizo Nemo, se ha declarado en todo momento como persona no binaria -algo que dejó claro en todo momento tanto con su atuendo, como por la bandera cuatricolor que portaba-, lo que no deja de ser una muestra más de autoafirmación de una concepción de la UE que escandaliza profundamente tanto a las élites rusas como a buena parte de la sociedad de este país.
Pasando a Rusia, tenemos que en las últimas horas el primer ministro Mikhail Mishustin ha propuesto como viceprimer ministro a Denis Manturov, con lo que se va aclarando poco a poco la composición del próximo gobierno ruso (cuya orgánica acaba de ser retocada), a la espera de lo que ocurra con algunos puestos clave, como la cartera de Defensa.
Al respecto de Manturov y su nuevo rol, Mishustin dijo: «Debería elevarse el estatus del viceprimer ministro responsable del sector industrial, ya que es fundamental que proporcione liderazgo tecnológico, como se afirma en el nuevo decreto de mayo firmado por el presidente. Hoy en día, el desarrollo tecnológico es la piedra angular de una amplia gama de tareas asignadas a las autoridades ejecutivas Es el liderazgo tecnológico en todos los sectores – ya sea la construcción de aviones, la industria manufacturera, la industria de máquinas-herramienta y la radioelectrónica, o el complejo militar-industrial – lo que puede convertirse en un poderoso motor del crecimiento económico».
Sobre Manturov, además, cabe decir que se ha reunido recientemente con el propio Putin, así como con el director general de la corporación estatal Rostec, Serguéi Chemezov, en la que sería una reunión de coordinación durante el periodo de gobierno en funciones.
Siguiendo con Rusia, los medios de este país han destacado que se ha convertido en el segundo mayor proveedor de gas natural licuado (LNG) de España, únicamente siendo superado por Argelia. En total, durante los primeros cuatro meses de 2024, España ha importado de Rusia el equivalente a 26.854 GWh de gas natural, siguiendo así con la línea alcista ya patente en los dos años anteriores.
Por otra parte, Putin ha felicitado a los habitantes de Lugansk el que es el décimo aniversario desde el establecimiento de esta autoproclamada república que, según el Kremlin, nace como respuesta al golpe de estado armado en Kiev y la toma del poder por parte de los nacionalistas ucranianos.
Cambiando de tema, ha vuelto a ser actualidad el presidente galo, Emmanuel Macron, quien ha respondido a varias cuestiones a través de las redes sociales y ha afirmado tener la esperanza de no tener que ir a la guerra, aunque ha vuelto a incidir en la gravedad de la situación y en lo que está en juego en Ucrania.
Por otra parte, y en cuanto a la ayuda militar a Ucrania, se ha sabido hace escasas horas que Canadá donará 76 millones de dólares a través de la iniciativa de defensa aérea liderada por Alemania. Una anuncio que se produce después de la conversación entre el ministro de Defensa canadiense, Bill Blair y su homólogo ucraniano, Rustem Umerov.
Por último, cerramos con un tema totalmente diferente, pues hoy se celebra el 70º aniversario de la entrada de Ucrania en la UNESCO, algo que ha sido recordado por el Ministerio de Asuntos Exteriores de este país a través de las redes sociales.
Deja una respuesta