Después de un tiempo de relativa calma en este aspecto, la amenaza de la escalada nuclear ha vuelto a sobrevolar el continente europeo, con un claro «signalling» ruso en respuesta tanto a las palabras de Macron y Cameron como a la llegada de ayuda estadounidense a Ucrania, en forma de maniobras nucleares tácticas. Más allá de esto, y mientras continúan los ataques rusos y los avances en el este de Ucrania, ha sido llamado a consultas el embajador francés en Moscú, el presidente chino Xi Jinping ha puesto en valor el papel de su país en relación con la búsqueda de una salida a la guerra y el opositor Vladimir Kara-Mourza, encarcelado en Rusia, ha sido galardonado con el premio Pulitzer. Todo esto mientras en Rusia se prepara la ceremonia de investidura de Vladímir Putin y, también, la celebración del Día de la Victoria y en Bruselas ha tenido lugar la tercera edición del foro de industria UE-Ucrania, con la ausencia, una vez más, de alguna destacada empresa española.
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La amenaza de escalada, especialmente de escalada nuclear, ha sido una constante desde el inicio de la invasión, como hemos demostrado tanto en distintos informes, como en nuestros libros sobre la guerra de Ucrania. Ahora, después de un tiempo de relativa calma en este aspecto -que ha coincidido con los problemas ucranianos en el frente y con la división occidental, es importante tenerlo en cuenta-, Rusia ha retomado este proceder, lanzando un claro «signalling» nuclear dirigido específicamente a Francia y que se produce en respuesta a las palabras de su presidente, Emmanuel Macron, relativas al posible envío de tropas a Ucrania.
Como sabemos, Rusia, a diferencia del uso más conocido de la disuasión, que es defensivo, no ha dudado en recurrir a esta con fines ofensivos, para tratar de evitar que terceros países interviniesen en Ucrania frustrando sus planes. Cuando esto ha sido imposible -pues la ayuda ha continuado llegando a Ucrania, aunque en ningún caso mediante el envío de tropas, a pesar de las acciones de desinformación rusas para hacer creer a su población que Francia ya ha enviado combatientes al frente-, la amenaza de escalada ha buscado limitar su grado de implicación. Y, de hecho, ha sido utilizada con éxito por ejemplo frente a una Alemania que se niega a enviar misiles Taurus a su aliado por miedo, precisamente, a una escalada rusa.
Puede decirse que el juego retórico en torno a la amenaza nuclear ha sido una constante desde los días previos a la guerra y, especialmente, desde que en el frente las cosas comenzaran a ir mal, quedando amenazada la consecución de sus objetivos estratégicos. Sin ir más lejos, el 27 de febrero de 2022, apenas transcurridos tres días desde el inicio de la invasión, Putin ordenó a sus fuerzas estratégicas que aumentasen su grado de preparación para el combate, a lo que Biden, en lugar de igualar la apuesta decretando el paso a Defcon 3, respondió buscando rebajar la tensión.
Posteriormente, cuando la derrota en Kiev era ya una evidencia y el Kremlin recortó sus objetivos estratégicos y optó por replegarse de la capital ucraniana para concentrar sus fuerzas en un ataque a través del saliente de Izium con la intención de atacar Sloviansk y Kramatorsk, desde Moscú volvieron a sacar a relucir el tema nuclear. En este caso, no obstante, de forma diferente, pues el portavoz ruso Peskov afirmó que Rusia únicamente recurriría al armamento nuclear si “su existencia estuviera amenazada”, aunque esto cambiaría bien pronto, a raíz de la pérdida de Járkov y Jersón, lo que llevó a Putin, el 21 septiembre de 2022, a cambiar sutilmente el mensaje -aquí un cambio sutil en el lenguaje implica un importante cambio de postura- al asegurar que “Si la integridad territorial de nuestro país se ve amenazada, sin duda utilizaremos todos los medios disponibles para proteger a Rusia y a nuestro pueblo”, añadiendo “Esto no es un engaño”.
Como quiera que esta declaración coincidía con el momento crítico de la guerra para Rusia, la tensión siguió incrementándose en las semanas siguientes, a medida que la ofensiva ucraniana avanzaba en Jersón, en el que sería el intento más significativo de coerción nuclear prolongada, consistente y consciente contra la OTAN y sus socios en casi cuarenta años (Dreuzy & Gilli, 2022). En este momento, las amenazas rusas fueron frenadas en seco por las declaraciones al unísono del Alto Representante de la UE, Josep Borrell, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg y varios líderes nacionales, lo que no ha evitado que Rusia haya vuelto a hacer algún señalamiento desde entonces, aunque en ningún caso de la misma gravedad: hasta hoy.
Las maniobras nucleares tácticas anunciadas por Putin, y que son todo lo contrario a la «ambigüedad estratégica» (ya hemos hablado sobre ella en el pasado) de la que ha venido haciendo gala el presidente francés, Emmanuel Macron, se dirigen explícitamente contra Francia y la posibilidad, planteada por su dirigente, de enviar tropas a Ucrania en un caso extremo. Ahora bien, esto merece al menos un par de comentarios, pues lo contrario sería confundir a los lectores, contribuir a generar miedos irracionales (no porque la escalada sea imposible, sino por no entender cómo funciona) y, en consecuencia, hacer el juego al Kremlin.
En primer lugar, como hemos advertido en numerosos informes, la «ambigüedad estratégica» francesa implica un riesgo de escalada, es cierto. Sin embargo, jugar con la posibilidad del envío de tropas tiene también una función de señalamiento hacia Rusia, al marcar una serie de líneas rojas (recordemos que se hablaba de un escenario en el que Rusia estuviese cerca de llegar al Dniéper). Por otra parte, Macron se ha cuidado mucho, a pesar de liderar una potencia nuclear, de hacer demasiada gala de este hecho, lo que se entiende teniendo en cuenta que la disuasión gala es «del débil al fuerte» y, sin más respaldo, demasiado limitada. Razón por la cual supone -o debería suponer- una preocupación menor para Rusia, no existiendo una relación del todo lógica entre las palabras de Macron y las actuales acciones rusas. Es más, oficialmente desde el Ministerio de Exteriores ruso han declarado que «los intentos de las autoridades francesas de crear una especie de «ambigüedad estratégica» para Rusia, con sus declaraciones irresponsables sobre el posible envío de contingentes occidentales a Ucrania, están condenados al fracaso».
En segundo lugar, hay que tener en cuenta que la ayuda estadounidense ha comenzado a afluir al frente y que, una vez desbloqueada la situación política en este país y aumentado el grado de compromiso también por parte de los EEMM de la UE, que han anunciado incrementos en la ayuda militar a Ucrania, la situación vuelve a cambiar desfavorablemente para una Rusia que veía muy cerca el colapso ucraniano. De hecho, es más probable que el «signalling» de las últimas horas, aunque se cite a Francia, tenga más que ver con este cambio de panorama, que no con un hipotético envío de tropas que no tiene porqué concretarse.
En tercer lugar, no hay que olvidar ni que Xi Jinping está de visita en Francia ni que, lo que sí ha sido escalatorio en fecha reciente han sido las declaraciones del ministro de Exteriores británico, David Cameron, quien ha asegurado que Ucrania tiene permiso explícito para utilizar el armamento de precisión de largo alcance entregado por el Reino Unido contra territorio ruso.
Dicho esto, por el momento no hay razones para pensar que la escalada retórica y en forma de maniobras pueda desembocar en un conflicto nuclear, algo por lo que nos interrogan los lectores constantemente. Para empezar, el empleo táctico de las armas nucleares sigue siendo tan poco rentable ahora como lo era hace un año o dos. De hecho, menos rentable si cabe, pues la generalización en el empleo de drones comerciales letalizados ha contribuido a dispersar todavía más a las tropas, lo que a su vez hace que un arma nuclear pueda causar todavía menos daño a unidades concretas (además, incluso un uso «táctico» tendría un sentido estratégico). Para seguir, en ausencia de un peligro inminente y real para Rusia -pérdida de Crimea, del Donbás, una amenaza clara de caída del régimen o un ataque de una entidad mucho mayor que los vistos hasta ahora contra su territorio- es muy difícil que el Kremlin vaya más allá de una retórica que, por lo demás, le ha sido muy útil al servir para limitar el grado de apoyo que Occidente ha venido concediendo a Ucrania.
En resumen: Rusia está intensificando su campaña de lo que se denomina «control reflexivo», intentando una vez más atacar el proceso de decisión occidental al influir mediante el temor a una escalada sobre el grado de apoyo e implicación de las potencias de ambos lados del Atlántico.
Aclarado todo esto, toca pasar a la actualidad sobre el terreno. En las últimas horas, y mientras 400.000 hogares que habían quedado sin electricidad tras los últimos lanzamientos de drones rusos contra centrales eléctricas ucranianas, recuperan el suministro, se han vuelto a producir ataques. Así, se han registrado explosiones en Járkov, una de las ciudades más castigadas en los últimos tiempos. No parece, en cualquier caso, que en las últimas horas hayan recibido una oleada de la mista entidad que las de días previos.
Del lado ruso, su Ministerio de Defensa ha denunciado el lanzamiento de drones ucranianos, asegurando haber derribado 23 UAV y 5 USV, en este caso en la costa noroeste de la península de Crimea, mostrando un vídeo en el que se ve cómo abren fuego contra un drone naval de superficie ucraniano, destruyéndolo. Ahora bien, lo que no han contado es que precisamente un USV Magura-5 ucraniano ha logrado impactar contra una patrullera rusa Proyecto 12150 en la bahía de Uzkaya, en Crimea, hecho que ha quedado recogido a su vez en otro vídeo de amplia difusión en redes sociales.
Siguiendo con los drones navales, merece la pena hacer al menos un comentario sobre la imagen que podéis ver sobre estas líneas, en la que se aprecia cómo los ucranianos han logrado instalar misiles aire-aire R-73 sobre uno USV, lo que permitiría conceder a estos ingenios una función SAM hasta ahora desconocida; un paso más en el proceso de desagregación entre sistemas y plataformas, ya que no se aprecia que la embarcación tenga sistemas de detección, sino que simplemente actúa como lanzador.
En cuanto a los combates y los movimientos, ha sido relativamente escasos durante la última jornada. Al norte del frente, en el sector de Kupiansk, se confirman los últimos avances rusos en Kyslivka y Kotlarivka, así como algunos ataques menores más al norte, en las inmediaciones de Synkivka.
En el sector de Bakhmut, y en concreto en la zona de Chasiv Yar, aunque continúan produciéndose enfrentamientos y Rusia continúa con sus ataques desde, la situación se mantiene estable tras la más que posible llegada de refuerzos ucranianos en las jornadas previas.
Pasando al sector de Avdiívka, tenemos que continúan los intentos rusos por ampliar su saliente en torno a Ocheretyne, si bien no se han producido cambios de relevancia en las últimas horas. Se ha hablado de un posible avance hacia Novopokrovske, al sur de Ocheretyne, que sería mínimo. Además, se confirma que, en el caso de Pervomaiske, el Ejército ruso ha avanzado hacia el sur de la E50 en dirección a Nevels’ke, buscando evitar posiblemente que las AFU puedan realizar contraataques en la zona, algo que había ocurrido en días pasados.
Además de esto, al sur del frente se han registrado enfrentamientos y ligeros avances rusos tanto en el antiguo eje de Velyka-Novosilka, como en el de Orijiv, en donde se continúa combatiendo en el interior de Robotyne, una localidad que prácticamente ha quedado borrada de la faz de la Tierra tras diez meses de combates.
Por último, es necesario hacer una referencia a los pasos que Rusia está dando para reclutar nuevos uniformados en la región ucraniana de Zaporiyia, con la intención según algunas fuentes de alistar hasta 150.000 hombres durante un periodo de tiempo sin especificar. También a los movimientos que, en este mismo sentido aunque en este caso dentro de Rusia, están realizando algunos compañías militares privadas (PMC) como Yastreb.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
El evento más destacado de la jornada ha sido sin duda el Foro de Industrias de Defensa UE-Ucrania celebrado en Bruselas, al que dedicaremos un espacio mayor de lo normal, dada su relevancia. En esta tercera edición, pero la primera en la capital belga, se han dado cita más de 400 representantes de gobiernos, industrias de defensa de la UE y Ucrania (140 empresas de 25 países diferentes), asociaciones industriales, países socios y organizaciones, así como personal de las Instituciones de la UE. Todo ello con el objetivo de fortalecer la cooperación industrial en materia de defensa entre la UE y Ucrania con el fin último de seguir apoyando a Ucrania a nivel militar a largo plazo.
No obstante, este Foro no es una iniciativa aislada pues fue propuesto por la Estrategia Industrial Europea de Defensa (EDIS) publicada el pasado 5 de marzo como una de las acciones para desarrollar vínculos más estrechos con Ucrania a través de su participación en distintas iniciativas de la UE apoyando así a su industria, así como para impulsar el estímulo de la cooperación entre ambas industrias de defensa, incluso estableciendo joint ventures.
Los primeros en intervenir fueron precisamente los organizadores del evento, el Alto Representante y vicepresidente de la Comisión Europea, Josep Borrell, el comisario de Mercado Interior, Thierry Breton, el ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, y el ministro de Industrias Estratégicas de Ucrania, Oleksandr Kamyshin, con el apoyo tanto de la presidencia belga del Consejo como de la Asociación de Industrias Aeroespaciales, de Seguridad y de Defensa (ASD).
Empezando por el Alto Representante, Borrell destacó en su discurso de apertura del Foro que las decisiones para apoyar a Ucrania, así como el aplazamiento de su implementación, tienen consecuencia tanto ahora como en el futuro para Ucrania y para la propia UE. Así, sostiene que “Esto debería guiar nuestro pensamiento estratégico”, afirmando que “Deberíamos ser estratégicos al pensar en cuáles son los desafíos que enfrenta Ucrania”, siendo una cuestión de responsabilidad para los europeos. Alude así a que la aprobación de la ayuda estadounidense es una noticia positiva, y la asistencia necesaria, “pero tenemos que hacer nuestra parte”.
Por otro lado, el Alto Representante subrayó el especial papel de los drones en la guerra de Ucrania indicando que destruyen los carros más avanzados, y que precisamente los drones y la guerra electrónica “Made in Ukraine” podrían convertirse en líderes mundiales. De este modo Ucrania es un ejemplo de que “la necesidad impulsa la innovación”.
Asimismo, Borrell no dejó pasar la oportunidad de indicar que cuando los Estados miembros acuerden usar los ingresos procedentes de los activos congelados de Rusia, estos fondos se canalizarán hacia Ucrania. En particular, defiende que deberían ser los ucranianos los que puedan producir por sí mismos, en su territorio, cerca de sus necesidades, ahorrando costes de transporte y evitando retrasos. Así, indicaba que tenemos que ser más creativos a la hora de explorar nuevas formas de prestar ayuda militar a Ucrania.
Por último, animó a todas las empresas presentes en el auditorio a que aprovechasen la oportunidad para vincular sus capacidades con las capacidades ucranianas y que proporcionarán financiación para que trabajen juntos.
En segundo lugar, el ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, realizó su intervención de manera online. Entre otros puntos, en su discurso destacó que “Si queremos mantener la paz en Europa, debemos hacer la transición a una economía e industria europeas en tiempos de guerra, por paradójico que parezca”. En este sentido subrayó que las declaraciones políticas no van a parar esta situación y que “lamenta decirlo, pero estamos ante una nueva carrera de armamentos”. Asimismo, Kuleba puso el acento en que invertir en empresas ucranianas es una forma de ayudar a Ucrania, pues ahora mismo cuentan con la capacidad para producir, pero no disponen de los recursos financieros necesarios para ello. Por último, retomando las palabras de Borrell, Kuleba se dirigió a la audiencia diciendo que por favor, hagamos nuestra parte.
A continuación, el ministro de Industrias Estratégicas de Ucrania, Oleksandr Kamyshin, dio en primer lugar las gracias por la ayuda recibida durante 803 días de guerra, sin la cual no habrían sostenido su esfuerzo. Por otro lado, destacó que Ucrania ha desarrollado sus capacidades industriales y que a día de hoy “ninguna nación puede bastarse a sí misma para satisfacer todas sus necesidades”. De esta forma, incidía en que Ucrania tiene mucho que ofrecer y animaba a la industria europea a hablar más con las empresas ucranianas. Lo mismo, al dirigirse a las empresas ucranianas, instándolas a hablar con las europeas y que muestren lo que pueden hacer para encontrar el valor de las posibles cooperaciones.
Por su parte, el comisario de Mercado Interior, Thierry Breton, en un mensaje de vídeo pregrabado afirmaba: “Nuestro compromiso con Ucrania y nuestra ambición conjunta de movilizar a la industria europea para ofrecer lo que se necesita son más sólidos que nunca. Las industrias de defensa europeas deben pasar a una modalidad de economía de guerra. El objetivo es producir más rápido, más y juntos, para seguir apoyando a Ucrania, ahora y en el largo plazo.”
Por último, intervino la ministra de Defensa de Bélgica, Ludovine Dedonder, quien destacó especialmente el papel de la ayuda de este país a Ucrania y la pronta conclusión de su acuerdo bilateral de seguridad con Ucrania.
A las intervenciones iniciales le siguieron tres paneles integrados por miembros del Servicio Europeo de Acción Exterior, la Dirección General de Industria y Espacio de la Comisión Europea (DG DEFIS) o la Agencia Europea de Defensa, por representantes del gobierno ucraniano como el viceministro de Defensa, Dmytro Klimenkov, o la viceministra de Industrias Estratégicas, Anna Gvozdiar, pero también por representantes de la industria europea y ucraniana tales como los CEOs de Nammo y SAAB, el vicepresidente de PGZ Mesko, el director de ventas de MBDA, el CEO de JSC Ukrainian Defence Industry o el CEO de Roboneers.
Entre todos los retos identificados destacan una vez más la necesidad de mayor financiación, -pero también cómo garantizar las inversiones por las que se asume, claro está, un riesgo-, la necesidad de simplificar los procesos burocráticos para hacer que la cooperación sea más ágil, así como vías para asegurar las cadenas de suministro tanto de componentes como de materias primas críticas. Por otro lado, por supuesto, se destacó la necesidad de la visibilidad de la industria, así como que los contratos deben llegar. Sin embargo, si es destacable que en ningún momento se hiciese mención a la OTAN, más que una única vez y de pasada. A las discusiones entre los distintos representantes le siguieron varias horas de conversación entre las empresas europeas y ucranianas a fin de facilitar el networking entre ellas pues, como animaban los representantes europeos, pero también los ucranianos, “tenéis que conoceros entre vosotros para poder encontrar la forma de cooperar”.
Sin embargo, el Foro de Industrias de Defensa UE-Ucrania no ha sido lo único destacable de la actividad internacional durante la jornada 803ª de la guerra de Ucrania. De hecho, mientras este evento tenía lugar en Bruselas, en París se daban cita el presidente Emmanuel Macron y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, con el líder de la República Popular de China, Xi Jinping.
Durante la rueda de prensa, el presidente galo dio la bienvenida a “los compromisos” de China “de abstenerse de vender armas” a Rusia. Asimismo, Macron afirmó que Francia no está en guerra con Rusia, que desea “mantener un diálogo estrecho” con China, así como Occidente tampoco busca un cambio de régimen en Moscú.
Por otro lado, como fruto de este encuentro, ambos líderes han firmado una Declaración sobre la situación en Oriente Medio en la recuerdan la necesidad de proteger a los civiles en Gaza, así como la necesidad de un alto al fuego “inmediato y duradero” para permitir la entrega a gran escala de ayuda humanitaria y la protección de los civiles en la Franja, pero también piden la liberación “inmediata e incondicional” de todos los rehenes.
Por último, Macron, manifestaba -contando con la “voluntad” del presidente chino- que “una tregua olímpica para todos los escenarios de guerra” es el llamamiento de Francia para todos los interesados en los Juegos de París, agradeciendo a China al mismo tiempo su voluntad para avanzar en la misma dirección.
Por otro lado, el llamamiento de Xi Jinping estaba basado en “no difamar” a su país sobre la cuestión ucraniana duranta la rueda de prensa: «Nos oponemos al uso de la crisis ucraniana para echarle la culpa a otros, difamar a un tercer país y desencadenar una nueva Guerra Fría”.
Pasando a otras cuestiones, durante la jornada de hoy, el presidente Zelenski ha conversado con el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, para agradecerle su apoyo en la implementación de la Fórmula de Paz, así como el liderazgo de su país para encabezar la coalición internacional que aboga por el retorno de los menores ucranianos con sus familias. El mandatario ucraniano confía en que la Cumbre de Paz Global que se celebrará en Suiza sirva como plataforma para restablecer la justicia, así como para llevar a casa a todas las personas detenidas y deportadas.
Precisamente, la Cumbre ha sido uno de los puntos centrales de su discurso diario a la ciudadanía. Sin embargo, esta no ha sido la única llamada del día para hablar de este asunto, pues también ha conversado con los presidentes de Lituania y Polonia, Gitanas Nausėda y Andrzej Duda y la primera ministra de Estonia, Kaja Kallas.
Por su parte, Andriy Yermak, jefe de la oficina del Presidente, mantuvo la cuarta reunión preparatoria con representantes estadounidenses para discutir las disposiciones “más fundamentales” del futuro acuerdo de seguridad bilateral entre Ucrania y Estados Unidos.
Por otro lado, Denys Shmyhal, primer ministro ucraniano, ha conversado con el primer ministro de Islandia, Bjarni Bendiktsson, sobre el fortalecimiento de su cooperación bilateral, mostrando además su agradecimiento por el plan de apoyo a la largo plazo a Ucrania que el país ha adoptado hasta 2028 y que incluye asistencia financiera, humanitaria y de seguridad. Asimismo, han discutido sobre los preparativos de la Cumbre de Paz.
Además de esto, el periodista y opositor ruso Vladímir Kara-Murza, colaborador en The Washington Post, ha ganado el Premio Pulitzer por las columnas “apasionadas” que ha estado escribiendo precisamente desde su celda y en las que advierte de las consecuencias de la disidencia en la Rusia de Putin e insistiendo en un futuro democrático para su país.
Mientras esto ocurría, un Putin que se prepara para jurar el que será su quinto mandato como Presidente de Rusia -ceremonia que tendrá lugar en cuestión de horas-, se refería una vez más a los supuestos intentos de los oponentes de Rusia de destruir el país «desde dentro», fracasando según el presidente ruso en su empeño. Según las palabras de Putin, dirigidas a un periodista: «Usted y yo sabemos muy bien lo que pasó desde el punto de vista económico. Literalmente, en el verdadero sentido de la palabra, comenzaron una agresión económica contra Rusia. El sinfín de sanciones que enfrentamos tenían como objetivo una cosa, y usted y yo Sabemos bien cuál era el objetivo: destruir a Rusia desde dentro y no sólo políticamente, sino sobre todo económicamente [las sanciones eran] crear problemas en los equipos laborales, causar un desempleo masivo en el país, conducir al cierre de empresas y. Industrias enteras no tuvieron éxito».
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