En las últimas horas se ha venido hablando sobre la actividad del espionaje ruso, tanto en Alemania como en otros países, en los que pretendían sabotear la ayuda a Ucrania. También sobre esta última, toda vez que Donald Trump ha reclamado a los europeos que inviertan más dinero en sostener a Kiev, mientras se quejaba (sin razón) de que los Estados Unidos habían dedicado más fondos que los estados del Viejo Continente a este cometido. En el frente, además de los ataques con drones y misiles, continúan los avances rusos en el Donbás, en una jornada en la que también se ha sabido que podría haberse alcanzado un acuerdo entre varios países para suministrar a las AFU los siete sistemas Patriot que necesitaban «con urgencia».
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Dos ciudadanos germano-rusos han sido detenidos en las últimas horas en Alemania por supuesto espionaje. Además, uno de ellos ha sido también acusado de estar preparando ataques contra diversos objetivos relacionados con la ayuda a Ucrania. Los dos sospechosos, que han sido identificados como Dieter S. y Alexander J. se encontraban en la ciudad bávara de Bayreuth, según explicó la fiscalía federal alemana. Uno de ellos, según se ha sabido, estuvo luchando luchando entre 2014 y 2016 en el Donbás, como parte de la milicia prorrusa de esta región.
Entre las acciones que preparaban, y ciñéndonos a lo que dicen los medios germanos, se incluirían planes destinados atentar contra diversos centros de producción de armamento y municiones no solo en la propia Alemania -recordemos que Rheinmetall es la empresa que mayor crecimiento ha experimentado a raíz de la guerra de Ucrania y que ha abierto y está trabajando en abrir diversas instalaciones por todo el continente-, sino también en los Estados Unidos. Todo apenas un par de días después de que se produjese una explosión en una fábrica de munición perteneciente a BAE Systems y situada en Glascoed, Gales, aunque no hay por el momento nada que indique que ambos casos estén relacionados.
La noticia de la detención de los supuestos espías, en realidad, tiene poco de sorprendente, toda vez que es lógico que Rusia intente llevar a cabo este tipo de acciones. Sus redes de espionaje dentro de Occidente siempre han sido amplias y, de hecho, aunque no suele hablarse mucho de ello, quizá uno de los mayores logros de los países de esta parte del globo desde el inicio de la guerra haya sido el haber abortado con discreción y eficacia cualquier intento anterior de este tipo.
Sin ir más lejos, al tiempo que se producían las detenciones de los dos sujetos citados en Alemania, en Polonia era también arrestado un ciudadano identificado como Pawel K., quien supuestamente tenía la tarea de «recopilar y proporcionar información a los servicios de inteligencia militar de la Federación Rusa (…), incluida la ayuda a los servicios secretos rusos a planificar un posible intento de asesinato de «un jefe de Estado extranjero», que sería al parecer Zelenski. La detención ha sido consecuencia de la colaboración, en este caso, dela Fiscalía Nacional de Polonia y del SBU ucraniano, y ha sido anunciada por las autoridades polacas.
Hay que tener en cuenta aquí, además, que más allá de los agentes de campo, una parte sustancial de los efectivos rusos formaban parte del personal de las embajadas. En este sentido, como hemos ido relatando, especialmente durante el primer año de guerra, se procedió a la expulsión de decenas y decenas de «diplomáticos» rusos, muchos de los cuales prestaban un servicio dual, lo que sin duda contribuyó a desmontar una parte sustancial de las capacidades rusas en la materia; esto, además, habrá obligado a Moscú a invertir tiempo y recursos en reconstituir sus redes, privándolo por otra parte no solo de capacidad de actuar, sino de «conciencia situacional», un apartado clave.
Cambiando de tercio, toca volver a hablar de Donald Trump, de la ayuda a Ucrania, de quién está corriendo con la mayor parte del gasto en este caso y, también, sobre los últimos avances en el tema, aunque sea adelantarnos a la sección internacional del informe. Es así porque el candidato republicano a la Casa Blanca ha pedido a través de las redes sociales (recordemos que tiene la suya propia «Truth Social» a los europeos que desempeñen su papel en apoyo de Ucrania, a la vez que repetía alguna de sus proclamas habituales:
«¿Por qué Europa no está dando más dinero para ayudar a Ucrania? ¡¿Por qué es que los Estados Unidos es más de $ 100 mil millones de dólares en la guerra de Ucrania más que Europa, y tenemos un océano entre nosotros como separación! ¿Por qué Europa no puede igualar o igualar el dinero puesto por los Estados Unidos de América para ayudar a un País en necesidad desesperada? Como todo el mundo está de acuerdo, la Supervivencia y Fortaleza de Ucrania debería ser mucho más importante para Europa que para nosotros, ¡pero también es importante para nosotros! ¡MUÉVETE EUROPA! Además, soy el único que habla por «MI» y, aunque es un lío total causado por el Corrupto Joe Biden y los Demócratas Incompetentes, si yo fuera Presidente, ¡esta Guerra nunca habría empezado!»
El problema aquí es que el mensaje es simplemente falso. Con los datos disponibles en la mano, los Estados miembros de la Unión Europea superan de largo a los Estados Unidos si se suman todas las partidas de ayuda directa, tanto militar como no militar. Pero es que si, además, incluimos el coste que ha tenido para varias naciones europeas no solo dar asilo a los millones de refugiados ucranianos repartidos por el continente, sino también el -imposible de medir- riesgo adicional a su seguridad que ha implicado la guerra, no hay punto de comparación entre el esfuerzo de unos y otros.
En relación con esto, y dejando de lado los tacticismos políticos de Trump, que intenta presionar de cara a la crucial votación del sábado -mientras desde la CIA su director lo hace en sentido contrario, asegurando que Ucrania podría perder la guerra antes de fin de año si no llega la ayuda estadounidense-, hay que atender siempre a los datos y no a las proclamas. Así pues, que los Estados Unidos sigan siendo el mayor donante de ayuda individual no quiere decir que el resto no se haya implicado. De hecho, en términos de porcentaje del PIB, que es en última instancia lo que marca el nivel de compromiso de cada Estado en relación con la ayuda a Ucrania, el esfuerzo estadounidense es mucho menor que el de buena parte de los países europeos. Incluso proporcionalmente varias veces menor que el de los nórdicos y bálticos…
Dicho esto, y pasando ya a lo acaecido sobre el terreno en las últimas horas, comenzamos con una nueva oleada de misiles y drones rusos contra Ucrania. En relación con esto, desde el Ministerio de Defensa de este último país aseguran que se han lanzado trece drones tipo Shahed-131/136 (Geran-1/2) contra su territorio, todos y cada uno de los cuales habrían sido derribados. Ahora bien, además de explosiones provocadas por la acción de los antiaéreos, como en Krivói Rog o en Synelnykove, se habrían producido al menos seis heridos en Dnipró por un misil.
Por otra parte, un nuevo dron ha vuelto a impactar contra la central nuclear de Zaporiyia y una iglesia ha ardido como consecuencia de un bombardeo ruso contra Vovchansk, cerca de la región de Bélgorod, mientras Rusia denunciaba, precisamente, el lanzamiento de nuevos drones y cohetes contra esta óblast, así como también contra la región de Rostov y la de Voronezh.
En cuanto a los combates y los movimientos, aunque se ha producido un intento ruso al oeste de Kreminna, así como diversas acciones en Bilohorivka, una jornada más la acción vuelve a concentrarse especialmente en los sectores de Bakhmut, con la atención puesta en Chasiv Yar mientras los ucranianos continúan excavando posiciones en todo el frente a contrarreloj y de Avdiívka, así como en menor medida en el de Mariínka.
En el primer caso, se han podido ver nuevamente aviones de ataque rusos Su-25 operando sobre Khromove de forma que pudiesen lanzar sus cohetes en dirección a Chasiv Yar. Además, ha sido noticia la investigación abierta contra la 67ª Brigada ucraniana y el traslado de parte de su personal a otras unidades.
En el segundo, lo más relevante, al igual que ayer, es el hecho de que el Ejército ruso siga intentando avanzar por el norte, en dirección ya no solo a Ocheretyne, sino también hacia Keramik, muy cerca de la anterior. De hecho, precisamente en las últimas horas se han visto vídeos del impacto de bombas planeadoras rusas contra esta localidad, lo que constituye un claro indicativo de hacia dónde planean avanzar las tropas rusas. Todo mientras intentan también, más al sur, alcanzar Netailove.
En el tercer caso, aunque se han registrado ataques en dirección a las más sureñas Heorlivka y Pobjeda, el grueso de los esfuerzos y bombardeos rusos se ha dirigido en las últimas horas contra Krasnohorivka, hacia cuyo centro continúan progresando.
Además de todo lo anterior, tres cosas: 1) drones ucranianos habrían atacado el radar número 590 de la unidad militar 84680, una instalación OTH ubicada en Kovilkino; 2) hace escasas horas un bombardero ruso Tu-22M3 ha caído a las afueras de Stavropol, en un incidente que se habría debido a un fallo mecánico.; 3) Nataliia Humeniuk ha sido relevada de su cargo como jefa del departamento de prensa del mando Operacional Sur de las AFU, según ha anunciado el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Ucrania.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
En el apartado internacional, aunque ya hemos hablado de las declaraciones de Trump (que ha cambiando en parte su discurso al decir también que la supervivencia de Ucrania es importante para los Estados Unidos), comenzamos nuevamente por los Estados Unidos y por la ayuda a Ucrania, que debe votarse en cuestión de horas por parte de los congresistas. En relación con esto, el primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal, que se encuentra de visita en norteamérica, ha asegurado haber recibido garantías por parte de miembros de los dos partidos respecto a que el paquete de 61.000 millones de dólares, que sería fundamental para las posibilidades ucranianas, será aprobado.
Declaraciones que ha hecho después de reunirse, entre otros, con el líder de la mayoría del senado, Chuck Summer o con el republicano McConnell. Además, según Shmyhal, «contamos con un apoyo sólido y continuo de Estados Unidos para nuestra nación».
Al tiempo que esto ocurría, Zelenski se ha reunido con el ministro de Economía germano, Robert Habeck, con quien ha hablado sobre colaboración industrial y, especialmente, militar-industrial, pero también sobre energía o sobre las necesidades militares ucranianas.
El peso diplomático lo ha llevado en las últimas horas el responsable ucraniano de Exteriores, Kuleba, quien ha mantenido reuniones con una buena cantidad de políticos europeos, además de con el secretario general de la OTAN, aprovechando su paso por Bruselas. Como sabemos, una de sus misiones, para lo que ha hablado entre otros con el Alto Representante de la UE, era negociar el envío de más sistemas antiaéreos Patriot a Ucrania. Así las cosas, Kuleba se ha visto con la germana Baerbock o con el francés Séjourné, frente a los cuales ha expuesto una vez más las necesidades de su país.
El esfuerzo ucraniano parece no haber caído en esta ocasión en saco roto. Si Alemania anunciaba recientemente el envío de una tercera batería Patriot, parece que habría al menos ciertas posibilidades de que otros miembros de la Unión Europea, aunque de momento se desconoce quiénes, envíen las seis baterías adicionales que Ucrania considera que necesita para cubrir urgentemente sus carencias en esta materia. Desde la OTAN, por su parte, trabajan en el envío de misiles para los antiaéreos en servicio con las AFU. Además, a la llegada en los próximos meses de estos sistemas Patriot se sumará la donación, también por parte germana, de sistemas IRIS-T y Skynex, que ya habíamos comentado en nuestros informes.
Pasando al jefe de la Oficina del Presidente de Ucrania, Andriy Yermak, en las últimas horas se ha reunido telemáticamente con la directora del servicio de inteligencia italiano, Elisabetta Belloni, con quien ha hablado sobre las prioridades de la presidencia ucraniana del G7. Además, informó a la italiana sobre los preparativos de la cumbre de Paz que se celebrará en junio en Suiza.
En otro orden de cosas, desde Rusia han vuelto a hablar, en boca del portavoz presidencial, Dmitry Peskov, sobre cómo la guerra de Ucrania beneficiaría a los Estados Unidos y, repitiendo el mensaje de que este país continuará buscando que Ucrania luche «hasta el último ucraniano», mientras se carga de deudas, en lo que sería «una de las políticas coloniales favoritas de los Estados Unidos».
Por otra parte, el fiscal general ruso, Ígor Krasnov, durante la reunión con el Ministerio del Interior, Justicia y Paz de Venezuela, Remigio Ceballos Ichaso, aseguró que la «huella ucraniana» es evidente en el caso del ataque al Crocus City Hall, aunque una vez más no aportó ninguna prueba sobre ello. Resulta en cualquier caso interesante ver cómo Rusia hace diplomacia con este caso, vendiendo así su relato en Iberoamérica.
Por último, y en relación con la incautación de la villa perteneciente a la ex-mujer de Putin en Anglet, en el País Vasco-Francés, desde el Kremlin han denunciado que se trata de un acto ilegal que amenazaría los «cimientos» del sistema jurídico francés y que no se ha incautado a Lioudmila Otcheretnaïa -actual nombre de casada- sino a su marido, el empresario Artur Ocheretny.
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