Entre nuevos ataques rusos contra la infraestructura eléctrica ucraniana, que han dejado a la región de Kiev con problemas de suministro eléctrico, la guerra de Ucrania sigue su curso. Las noticias más importantes de la jornada tienen que ver, una vez más, con el polémico proyecto de ley de movilización, examinado ayer en segunda lectura en la Rada Suprema ucraniana y que contempla no solo no desmovilizar a quienes lleven más de 36 meses de servicio, sino también reclutar a mujeres y presos. Además de esto, al fin hay fecha para la Cumbre de Paz que se celebrará en el lujoso hotel Bürgenstock de Lucerna, en Suiza: 15 y 16 de junio. Por último, mientras Biden insta a los congresistas a votar ya acerca de la ayuda a Ucrania, Josep Borrell ha dado una cifra relativa al número de baterías antiaéreas Patriot que este país necesita con urgencia: 7.
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La base de población ucraniana se ha visto notablemente resentida desde que el 24 de febrero de 2022 Rusia iniciase la invasión a gran escala del país. A los millones de refugiados que se dirigieron hacia otros puntos de Europa o incluso a destinos más lejanos -y muchos de los cuales no han regresado ni tienen intención de hacerlo- hay que sumar los que quedaron en las regiones bajo control ruso, por voluntad o por obligación. Todo eso por no hablar de las condiciones en que viven quienes se mantienen en el país, que es tema aparte.
Además, no hay que olvidar que hace ya una década, cuando la Federación Rusa se anexionó la península de Crimea y lanzó la guerra del Donbás, logró de paso restar a la población ucraniana al menos tres millones de habitantes adicionales. Habitantes que junto a los del resto de regiones bajo control de Moscú están siendo intensamente rusificados, al menos en el caso de los que no aceptaban de buen grado el cambio de nacionalidad.
Como resultado de todo lo anterior, la población ucraniana podría haber pasado de más de 45 millones de habitantes antes de la anexión de Crimea a menos de 35 o incluos, según algunas fuentes, a menos de 30 millones en la actualidad, siendo las perspectivas de futuro muy negativas incluso aunque la guerra termine y muchos de los que han huido del país vuelvan a él. Aunque es extremadamente difícil ofrecer una cifra fiable para un país en guerra como es Ucrania, lo que parece claro es que la situación en este aspecto es dramática, a lo que se suma que muchos de los habitantes que podrían ser llamados a filas carecen del fervor patriótico de aquellos que fueron convocados en las primeras fases de la guerra. O incluso teniéndolo, se lo piensan más, como es normal teniendo en cuenta el giro que ha dado el conflicto y las noticias que llegan del frente.
Resulta lógico, pues, que Ucrania se esté encontrando con importantísimos problemas a la hora de reclutar nuevos uniformados, algo sin lo cual es prácticamente imposible -máxime en un escenario en el que la ayuda internacional ha disminuido en gran medida- que logre mantener en pie de guerra un ejército del tamaño que estiman necesario para contener a una Rusia que no ha dejado de acumular fuerzas en los últimos meses. Y es que, a pesar de las enormes pérdidas materiales y humanas, Rusia no ha cesado en su empeño por reconstituir y crear unidades –así como de introducir cambios orgánicos– a un ritmo que permite compensar con creces el de las bajas en el frente.
De ahí que muchos esperen que entre mayo y septiembre (entre la raspútitsa de primavera y la raspútitsa de otoño) se juegue en cierta medida el todo por el todo, buscando forzar a Ucrania y sus aliados a unas negociaciones que le serían muy favorables en estos momentos. Al fin y al cabo, Occidente no está sosteniendo a Ucrania de la forma adecuada, ni tomando las medidas necesarias para que esto cambie a corto plazo, mientras este país intenta soportar una fase del conflicto que algunos denominan como de «sonreír y aguantar».
En relación con lo anterior, la futura ley de movilización ucraniana, que está siendo examinada en segunda lectura (de hecho, el proceso de redacción y aprobación se está extendiendo mucho más de lo deseable por distintas razones) por los parlamentarios de la Rada Suprema, tras los cambios introducidos por el Gobierno, jugará un papel clave a la hora de determinar las opciones de las Fuerzas Armadas ucranianas, muy necesitadas de efectivos. Sin embargo, como adelantábamos ayer, no estará exenta de polémica y podría tener consecuencias tanto para el grado de aprobación de Zelenski como para el rendimiento y cohesión de las institución. Además, no está del todo claro que el nuevo texto, aunque no se conoce en detalle, vaya a solucionar algunos de los problemas que presenta el sistema oficial de reclutamiento, muy criticado desde el propio Ejército, hasta el punto de que hay unidades que lo sortean, buscando sus propias formas de atraer nuevos soldados.
En primer lugar, por la controvertida retirada de la cláusula de desmovilización, que preveía que aquellos que soportasen más de 36 meses de servicio pudiesen regresar a sus hogares si así lo deseaban. Hay que tener en cuenta que la media de edad de los soldados ucranianos ronda -y probablemente supere ya- los 43 años, con muchos batallones formados por sujetos con una edad superior y que, después de dos años de luchas, están en muchos casos agotados física y psicológicamente y que a pesar de la experiencia, sin duda un grado en este caso, todo tiene un límite.
En segundo lugar, por la previsible llamada a filas de mujeres, algo que rara vez se ha hecho a lo largo de la Historia de forma masiva. Es cierto que hay numerosos ejemplos de mujeres que han tomado parte en combates, sin tener que remontarnos a las cuasi-míticas amazonas. En España, hay incluso casos muy famosos como el de la monja-alférez, Catalina de Erauso. Sin embargo, es mucho menos común el que unidades enteras tomen parte en los combates, con excepciones como las de las francotiradoras y aviadoras soviéticas, tan bien contadas por Lyuba Vinogradova. Si llega a suceder, y finalmente la movilización se extiende a las mujeres, constituirá todo un experimento sociológico ver no solo si el Gobierno se atreve a enviarlas a primera línea, sino la forma en que la sociedad lidia con las posibles bajas a cierta escala, pues por más que hayan fallecido muchas mujeres en estos dos años, las pérdidas se han producido con cuentagotas.
En tercer y último lugar, por el papel que podrían jugar los presos. Hasta el momento, y en contra del ejemplo de Rusia con Wagner, en Ucrania apenas han indultado a unos pocos centenares de reclusos para que sirvan en el frente. Un experimento que han catalogado de exitoso, pero que como decimos, por razones que se desconocen ha sido puntual. En Rusia formaban parte de una organización, la citada Wagner, que estaba preparada para lidiar con sujetos que, en ocasiones, tenían historiales muy complicados. Está también por ver, si el número de llamados en las cárceles es alto, el modo en que esto se gestiona y si se crean unidades ad hoc, tipo «batallones de castigo» o, por el contrario, se apuesta por separarlos, diseminándolos entre las unidades ordinarias.
Sin duda son muchos más los problemas que enfrenta Ucrania de cara a reclutar el medio millón de uniformados que estiman necesitar y, sin duda también, volveremos sobre ello en el futuro. Sirvan estas líneas para exponer apenas algunos de los desafíos que la nueva ley de movilización enfrenta. Además, incluso aunque sea exitosa en su propósito, no hay que olvidar que todos los nuevos reclutas deberán, para servir de algo, ser provistos tanto de equipación como de entrenamiento adecuado, bajo riesgo de que el rendimiento general de las AFU pueda caer.
Mientras todo lo anterior termina de dilucidarse, Rusia ha proseguido con sus ataques sobre la infraestructura ucraniana. Por el momento no hay recuento oficial del número de misiles y drones lanzados, pero sí que hay informaciones que hablan de cortes en el suministro eléctrico en Kiev, de explosiones en Járkov (que estaría bajo un fuerte ataque), así como al oeste del país, en Ivano-Frankivsk.
Del lado contrario, como viene siendo habitual, el Ministerio de Defensa de Rusia ha denunciado intentos de ataque ucranianos sobre diversas regiones del país como Kursk, Tambov, Bélgorod, Bryansk o Lipetsk.
En cuanto a los combates, siguen librándose principalmente en los sectores de Bakhmut y Avdiívka. Los cambios son, sin embargo, escasos en las últimas horas. Así, comenzando por la primera de estas zonas, en donde Rusia continúa tratando de llegar a Chasiv Yar, tenemos que su Ejército, que controla completamente Ivanivske, ha sufrido nuevamente importantes bajas en su avance. También que Ucrania estaría enviando los vehículos de combate CV-90 donados por Suecia a esta zona.
En el segundo caso, el del área de Avdiívka, después de tomar Pervomaiske durante la pasada jornada (aunque todavía quedarían ucranianos en la zona, sin que esté claro de si se trata de un contraataque), tras meses y meses de combates en la zona, el Ejército ruso ha seguido presionando una línea que cabe situar ahora entre Berdychi- Semenivka-Umanske-Netailove.
Además de lo anterior, también se han registrado enfrentamientos en el área en torno a Mariínka, concretamente en Krasnohorivka al norte y en Novomykhailivka al sur, así como desde la ciudad en dirección a Heorlivka, aunque no hay cambios de posición.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
En el apartado internacional, y mientras el mundo contiene el aliento ante lo que podría ser un inminente ataque iraní contra Israel, comenzamos hoy por Suiza. En primer lugar, porque al fin se ha conocido la fecha de la cumbre de paz en la que se debatirá, entre otros temas, la implementación de la «Fórmula de paz» de Zelenski: los próximos días 15 y 16 de junio. También el lugar: hotel Bürgenstock de Lucerna. Precisamente, para hablar sobre ello el presidente ucraniano ha mantenido una reunión telefónica con su homóloga de la Confederación Helvética, Viola Amherd, hace escasas horas. Además, ha hecho un llamamiento internacional a todo aquel estado que quiera tomar parte en la cumbre.
Respecto a esto último, se espera que a la cita en Suiza acudan delegaciones de decenas de países, siendo según ha explicado el jefe de la Oficina del Presidente de Ucrania, Andriy Yermak, una continuación lógica las reuniones mantenidas hasta la fecha, incluyendo las de asesores de seguridad de Copenhague, Jeddah, Malta y Davos.
Además de Zelenski y Yermak, también ha estado activo en las últimas horas el ministro de Exteriores ucraniano, Kuleba. Este, que ha hablado por teléfono con el Alto Representante de la Unión Europea, Josep Borrell, para hacer un seguimiento de los progresos en relación con el envío de medios antiaéreos y municiones a Ucrania, ha dado una cifra: el país necesita veinticinco baterías Patriot para garantizar la defensa de sus ciudades y su infraestructura crítica, mientras lucha por conseguir siete a corto plazo, con las que cubrir las necesidades más inmediatas.
Las palabras de Borrell al respecto, han sido también interesantes, lamentando el diplomático español que: «Hablé con el Ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, hace unos días y me pide desesperadamente siete baterías Patriot para proteger a su país. Debería ser inconcebible que no pudiéramos proporcionarlas, dado que los ejércitos occidentales tienen alrededor de 100 baterías Patriot. Y aún así, no podemos proporcionarles los siete que piden desesperadamente».
Sobre este mismo tema ha hablado también el primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal, quien se ha dirigido a los embajadores del G7, pidiéndoles el envío de más medios antiaéreos que permitan reforzar la protección de las infraestructuras críticas, especialmente en el caso de Járkov. Además, Shmyhal estuvo también presente en la ceremonia de inauguración de la reunión de la Plataforma de Coordinación de Donantes Multiinstitucionales, celebrada en Kiev y ante cuyos asistentes destacó tres tareas estratégicas: garantizar un apoyo presupuestario predecible, crear una base sólida para la sostenibilidad económica y utilizar fondos rusos congelados para las necesidades de Ucrania.
Para terminar con Ucrania, tenemos también que Zelenski se ha reunido hace unas horas con la directora general de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Amy Pope, que se encuentra estos días de visita en el país. Zelenski elogió la asistencia de la OIM a las comunidades afectadas por la destrucción de la presa hidroeléctrica de Nova Kajóvka, la reconstrucción de viviendas para los desplazados internos y el apoyo para establecer «Puntos de Invencibilidad» en varias regiones de Ucrania. Además, hablaron sobre los próximos pasos a dar por esta organización y los retos a afrontar, como la construcción de refugios escolares.
Pasando a los Estados Unidos, a pesar de las promesas de acometer la votación sobre la ayuda a Ucrania inmediatamente tras las vacaciones de Pascua, la situación continúa totalmente bloqueada, mientras Biden insta a los congresistas norteamericanos a debatir el tema cuanto antes. Según Biden: “La mayoría de los demócratas y republicanos apoyan abrumadoramente a Ucrania. Debe haber una votación ahora ”.
Siguiendo con Alemania, tenemos que el país, a pesar de que continúa negándose al envío de misiles Taurus a Ucrania, ha continuado enviando paquetes de ayuda militar. En las últimas horas, se ha hecho entrega de un nuevo lote compuesto por drones, disparos de artillería y sistemas de limpieza de minas, entre otros, tal y como figura en la web del Gobierno germano.
En otro orden de cosas, el Tribunal Europeo de Justicia ha aceptado la impugnación de Petr Aven y Mikhail Fridman, ambos oligarcas rusos que habían iniciado un proceso judicial para reclamar que la Unión Europea les sacase de la lista de sancionados por su apoyo a la guerra de Ucrania. Ahora, el tribunal ha fallado a favor de los oligarcas, dictaminando que no deberían haber sido incluidos en la lista entre febrero de 2022 y marzo de 2023, aunque se espera que el Consejo Europeo apele la sentencia. Además, en marzo de 2023 se les volvieron a imponer nuevas medidas restrictivas que siguen en vigor, con lo que en la práctica la situación cambia poco para ellos.
Pasando a Rusia, desde Moscú han vuelto a denunciar por una parte los supuestos ataques ucranianos a los periodistas rusos que desarrollan su labor en Lugansk, a la vez que han pedido una condena internacional al respecto.
Por otra, las sanciones de la UE, que la portavoz de Exteriores, Zajárova, considera una verdadera ironía, al igual que la apropiación de activos rusos. Según Zajárova, quien se ha pronunciado a través de Telegram: «Las sanciones de la Unión Europea, <…> la eliminación [de Europa] de su propia economía y el robo de activos rusos: esta es una verdadera y muy amarga ironía. Además, toda la arquitectura de la Comisión Europea es un estándar irónico de una no democracia».
Por último, se ha sabido que los días 11 y 12 de este mes Putin mantendrá un nuevo encuentro con el presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko, en el que se hablará sobre «temas clave de la cooperación bilateral, incluida la implementación de las decisiones adoptadas en la reunión del Consejo Supremo de Estado del Estado de la Unión, celebrada en San Petersburgo el 29 de enero de 2024″.
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