Mientras se especula acerca de algunos de los cambios más importantes que el gobierno ucraniano está estudiando de cara a la nueva ley de movilización, los Estados Unidos, además de donar una nueva partida de armamento incautado en su día a Irán, han aprobado la posible provisión, a través del mecanismo Foreign Military Sales (FMS) de mantenimiento para los sistemas antiaéreos Hawk. Todo en un día en el que desde los Estados Unidos han elevado su tono contra China por su apoyo a Rusia, el Ejército ruso ha continuado logrando avances en el frente, completando la toma de Parvomaiske y en el que toca hablar sobre cómo la guerra está cambiando también la concepción de los sistemas no tripulados terrestres, que dejan atrás el paradigma plataforma-céntrico anterior, para convertirse en material fungible.
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Uno de los aspectos más interesantes de la guerra de Ucrania, al que hemos hecho referencia en numerosas ocasiones ya, es el proceso de reducción en el coste de producción y adquisición de los sistemas no tripulados. Esto, que es más que evidente en el aire, en donde los drones tipo OWA (one-way attack) han visto caer su precio de forma dramática, al menos en un orden de magnitud en relación con las municiones merodeadoras, y en dos respecto algunos misiles, tiene su reflejo también en mar y en tierra.
En el caso marítimo, también hemos abundado en diversas ocasiones, por lo que hoy tampoco entraremos en ello. Baste decir que la guerra nos ha enseñado cómo plataformas no tripuladas de unos cientos de miles -o algo más de un millón de euros a lo sumo- son capaces de infligir un daño notable a embarcaciones de tamaño y precio muy superior a distancias enormes. Ahora bien, en este caso no está tan claro que los drones de superficie o semisumergibles sean un reemplazo tan evidente a misiles y torpedos, aunque sí un complemento ideal y una alternativa en aquellos casos en los que los anteriores no sean una opción, como ocurre con ejércitos con escasos recursos, guerrillas, etc.
Lo más problemático, por el momento, lo seguíamos encontrando en el dominio terrestre. De hecho, sorprendía que en buena parte de lo que llevamos de guerra, y salvo algunos intentos puntuales, no apareciesen desarrollos de unos y otros, capaces de operar con ciertas garantías y, lo más importante, encontrando una relación coste/efectividad aceptable, que es en donde estaba el mayor de los problemas. Una situación que, ahora sí, parece estar cambiando con la introducción de nuevos ingenios.
Hay que tener en cuenta que, a diferencia de lo que ocurre en el aire, en donde evolucionar es relativamente sencillo debido a la ausencia de obstáculos, siendo los principales inconvenientes, además del tráfico aéreo que pueda haber, el viento y la lluvia (hablamos de condiciones normales, obviando los medios C-UAS enemigos), en tierra el problema es completamente diferente. Respecto al mar, si bien hay que hacer frente al tiempo atmosférico, al consiguiente oleaje o a las corrientes, también es relativamente sencillo que un sistema no tripulado pueda moverse en este medio. No así en tierra, en donde el estado del terreno, los obstáculos, y mil y un factores más dificultan tanto el movimiento como la conciencia situacional.
Si hacemos memoria, a finales de 2022 la empresa estonia Milrem Robotics –ahora de capital mayoritariamente emiratí– anunció que en los meses siguientes entregaría a Ucrania, de la mano de la alemana Krauss-Maffei Wegmann para entregar 14 UGV THeMIS. Estos debían llegar al país en dos tandas, y serían entregados en una configuración MEDEVAC, pues su papel principal pasaría por acercarse hasta primera línea sin arriesgar vidas, de forma que pudiesen evacuar a los heridos hasta los puestos médicos.
Posteriormente, equipados con sistemas de desactivación de explosivos, han sido empleados, como muchos otros ingenios llegados a Ucrania (por ambas partes), para limpieza de caminos, desminado y, en general, para hacer frente a la enorme amenaza que representan los UXOs (Unexploded Ordnance o municiones sin explotar), un problema mayor. Sin embargo, incluso en estas misiones son cada vez más reemplazados por ingenios más sencillos y baratos, en muchos casos desarrollados con muy pocos medios.
Sin dejar de ser útil para algunas misiones, lo que esto nos dice es que sistemas que pasan de largo de los 200.000 euros son demasiado caros como para arriesgarse en primera línea, habiendo pasado a hacerse cargo de otro tipo de funciones que permitan maximizar su vida útil. Incluso modelos de uso común como el TALON -de QinetiQ-, a un coste de alrededor de 100.000 euros la unidad, siguen teniendo un precio excesivo en un tiempo en el que los avances en cuanto a robótica se están democratizando.
Lo que estamos viendo en el campo de batalla, de hecho, sigue cada vez más un camino paralelo al de los drones aéreos, con rusos y ucranianos experimentando con sistemas extremadamente simples y baratos que sirven para transportar municiones, para inmolarse cargados de explosivos contra las trincheras enemigas, etcétera. Hasta el punto de que UNITED24 lanzó hace menos de un mes una iniciativa destinada a recaudar fondos para financiar la producción y adquisición en masa de UGVs baratos y que, en los últimos tiempos, hemos podido ver a los rusos probar sistemas que hace apenas unos años habrían causado sonrojo a muchos ingenieros (incluso propios, pues sus desarrollos iban por otro camino) y militares occidentales (ver tuit sobre estas líneas), pero que en vista de cómo se está desarrollando la situación, deberían ser objeto de estudio precisamente por su simplicidad.
Tenemos pues, una vez más, que los diseños de preguerra iban en una dirección, con las empresas más señeras -en España tenemos ejemplos- tratando de comercializar modelos extremadamente complejos y caros -pero no está en absoluto claro si capaces-, en muchos casos afectados de una clara sobreingeniería, y que, en la práctica, lo que el campo de batalla demanda son soluciones simples, efectivas y fungibles, siendo los elementos determinantes a la hora de decidir si un sistema tiene o no una larga vida operativa (en cualquier caso de meses, debido al ritmo de iteración) por una parte la relación coste/efectividad y, por otra, la capacidad de ser actualizado con una inversión escasa.
Todo lo contrario de los sistemas que actualmente están en desarrollo y pruebas en nuestro entorno. Propuestas en muchos casos barrocas, consecuencia del paradigma plataforma-centrista en que que los occidentales hemos estado moviéndonos durante las últimas décadas y que irán dejando paso a otras mucho más sencillas, mientras el acento se pone en el sistema de sistemas que confiera sentido al conjunto y no en los elementos individuales que lo componen…
En otro orden de cosas, toca hablar sobre Ucrania y la movilización una vez más, toda vez que se está especulando con que el Gobierno finalmente no va a permitir la desmovilización de aquellos que lleven 36 meses de servicio, lo que sin duda lanza un mensaje muy negativo y supondrá un golpe a la moral, pues quien sea movilizado difícilmente podrá contar con un horizonte temporal aceptable tras el cual se sabrá de vuelta en casa. Dicho esto, ahora mismo la edad promedio de los soldados ucranianos, mientras se discute a qué cohortes de edad llamar a filas, es de 43 años, lo que también plantea cierto problemas.
Dicho todo esto, la guerra continúa, entre otras cosas con nuevos ataques rusos contra la infraestructura ucraniana que han implicado el uso una vez más de misiles de crucero, balísticos y drones. En concreto, según el Ministerio de Defensa ucraniano, hablaríamos en esta ocasión dos misiles Iskander-K, un Iskander-M y diecisiete drones tipo Shahed-131/136 (Geran-1/2) a sumar a los dos misiles de crucero Kh-59 lanzados a última hora de la jornada de ayer. De todo ello, los ucranianos aseguran haber derribadocatorce drones y dos misiles Kh-59. Como consecuencia, han vuelto a registrarse explosiones y varias personas heridas en la localidad costera de Odesa. También explosiones en Mikolaiv y Zaporiyia.
Del lado contrario, Rusia ha hablado de lanzamiento de drones ucranianos una jornada más contra Voronezh y Bélgorod. Por otra parte, se habría producido la caída accidental de una bomba de aviación FAB-1500 sobre un comercio de la localidad de Yenakiyeve, en la parte de Donetsk bajo control ruso, aunque esta no habría hecho explosión. Además de lo anterior, se ha seguido hablando acerca del incendio en la corbeta rusa Serpukhov, que parece estar ya en puerto en Baltyisk y de la que, a pesar de las presunciones de los medios ucranianos, apenas hay datos fiables respecto a su estado.
Más allá de lo anterior, y mientras Ucrania prueba nuevas armas, de las que hablaremos en próximos informes, como el «Ukrolancet»-, la situación sigue evolucionando desfavorablemente para este país en el frente, tanto en el sector de Bakhmut, como en el de Avdiívka, en una jornada en la que tanto Zelenski como el jefe de la Oficina del Presidente, Yermak, han visitado la región de Járkov y supervisado la construcción de defensas en la misma, entre otros.
En el primer caso, ya todo parece girar en torno a la localidad clave de Chasiv Yar (ver hilo bajo estas líneas), hacia la que el Ejército ruso intenta avanzar tanto desde Bohdanivka y hacia Kalynivka, al norte, como desde Ivanivske, por el sur. Por el momento, todavía no han logrado penetrar ni en el microdistrito del canal, ni tampoco llegar a este curso de agua. Entre lo más preocupante para los ucranianos está el hecho de que aviones de ataque a tierra muy vulnerables incluso al uso de MANPADS, como son los Su-25, estén logrando sobrevolar la zona sin oposición aparente. Esto indica que una Ucrania que ha destinado sus antiaéreos a la protección de las infraestructuras críticas, está muy falto de estos para negar el espacio aéreo a la aviación rusa, lo que supone una problema añadido. Lo mismo para hacer frente a las bombas planeadoras, lanzadas desde distancias seguras por parte de la aviación rusa y que están castigando duramente las posiciones ucranianas.
En el segundo caso, aunque el Ejército ruso continúa presionando a lo largo de toda la línea defensiva ucraniana, lo más reseñable de las últimas horas sería la captura de la parte de Pervomaiske que todavía obraba en poder ucraniano, algo que desde fuentes rusas reclaman y que los documentos gráficos parecen apoyar.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
Comenzamos el apartado internacional con dos anuncios procedentes de los Estados Unidos. En primer lugar, desde Washington, ya que no pueden seguir aprobando paquetes de ayuda a Ucrania a causa del bloqueo político, han decidido transferir a Ucrania una nueva partida de armas y municiones procedentes de la incautación realizada en diciembre de 2023 al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán. Si bien no pasa de ser una entrega simbólica, dado lo reducido de los números, muestra la voluntad de la Administración Biden de seguir ayudando a su aliado.
En segundo lugar, se ha aprobado la posible venta a Ucrania de un paquete de mantenimiento y modernización para los sistemas antiaéreos HAWK por valor de 138 millones de dólares a través del mecanismo de ventas militares al extranjero. Hasta ahora estos servicios se ofrecían como parte de la ayuda a Ucrania, pero ante la imposibilidad de seguir esta vía, se ha escogido la tradicional, que pasa por la DSCA e implicará un desembolso que podría ser costeado con ayuda de terceros, claro está.
Más interesante si cabe, desde Washington han elevado un grado más el tono contra Pekín, coincidiendo con el final de la visita del ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, a la República Popular de China. De hecho, han adoptado un lenguaje muy común en el caso ruso, pero no tanto en el estadounidense, afirmando el subsecretario de Estado, Kurt Campbell, que cualquier ganancia territorial rusa en Ucrania irá en contra de los Estados Unidos pues podría «alterar el equilibrio de poder en Europa, de una manera, francamente, inaceptable«, lo que afectará, según este, a las relaciones entre Washington y Pekín en un momento ya de por sí bastante complicado.
Además de esto, el secretario de Defensa, Lloyd Austin III ha vuelto a decir, en esta ocasión frente a los legisladores norteamericanos, que la ayuda a Ucrania es vital para la seguridad estadounidense.
Saltando de Washington a Bruselas, tenemos en las últimas horas que el Alto Representante de la Unión Europea, Josep Borrell, ha dicho que «Rusia debería retirarse de la central nuclear de Zaporiyia», a la vez que daba su apoyo a la Agencia Internacional de la Energía Atómica, que está siguiendo de cerca los últimos ataques contra estas instalaciones.
Además, la la Comisión Europea ha anunciado que Austria, Alemania, Suecia y los Países Bajos han proporcionado 157 generadores eléctricos de gran capacidad a Ucrania través del Mecanismo Europeo de Protección Civil de la Unión Europea (UE) con los que paliar parte de los efectos de los últimos ataques rusos contra la infraestructura ucraniana.
Pasando a Ucrania, además de visitar Járkov, Zelenski ha concedido una entrevista al medio alemán BILD, en la que ha dicho que una derrota ucraniana es factible si los Estados Unidos no aprueban un nuevo paquete de ayuda, a la vez que ha vuelto a solicitar armas como los ATACMS.
En otro orden de cosas, el ministro ucraniano de Exteriores, Dmytro Kuleba, ha querido felicitar a todos los musulmanes, tanto de Ucrania como del resto del mundo, una vez concluida la celebración del tradicional Ramadán y llegado el Eid al-Fitr, deseando paz.
Por otra parte, el jefe adjunto de la Oficina del Presidente, Ihor Zhovkva, mantuvo una videollamada con el asesor de Exteriores del primer ministro de la República de Portugal, Jorge Monteiro. Ambas partes acordaron iniciar en breve negociaciones sobre un acuerdo de seguridad bilateral, algo que han hecho ya países como España, Alemania, Francia o Reino Unido, de forma que se continúe implementando lo recogido en la Declaración Conjunta de Apoyo a Ucrania del G7.
En cuanto a Rusia, tenemos por una parte que se ha lanzado una investigación sobre la supuesta financiación del terrorismo por parte de funcionarios de la OTAN y los Estados Unidos y que pretendería examinar «las fuentes y los movimientos de fondos por valor de varios millones de dólares estadounidenses y la participación de colaboradores de las autoridades y de organizaciones públicas y comerciales de los países occidentales».
Además de esto, y también en relación con Rusia, se ha sabido que la Administración Biden está trabajando en nuevas medidas que impedirían que empresas y ciudadanos de este país utilizasen el software diseñado por la conocida empresa rusa Kaspersky Lab. Las agencias gubernamentales de EE.UU. ya tienen prohibido utilizar el software de Kaspersky Lab, pero las medidas destinadas a impedir que las empresas privadas utilicen su software serían un paso que algunos catalogan de «sin precedentes».
Pasando al Reino Unido, pues su secretario de Exteriores, David Cameron, ha estado visitando recientemente a Donald Trump, tal y como explicamos ayer, parece que el resultado del encuentro no habría sido el deseado. De esta forma, y a tenor de lo publicado por los medios británicos, Cameron habría fracasado en su intento de persuadir a Trump para que continúe ayudando a Ucrania.
Para concluir, lo hacemos con una referencia a un artículo de The Wall Street Journal, en el que se explica cómo mediante el mercado negro el Ejército ruso está logrando hacerse con equipos de Starlink que, tal y como explicáramos en su día, están logrando utilizar en primera línea a pesar de las sanciones y los bloqueos.
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