Mientras la atención internacional vuelve concentrarse en Oriente Medio, dado el riesgo de conflicto entre Israel e Irán tras los últimos ataques, la guerra de Ucrania continúa su curso. En las últimas horas, nuevos intentos rusos de avance en el área de Avdiívka han sido frenados por las Fuerzas Armadas ucranianas, dejando un importante reguero de carros y blindados destruidos. Además, desde Járkov el alcalde de la ciudad ha reconocido que prácticamente todas las instalaciones energéticas han sido destruidas. En los Estados Unidos, por su parte, se espera que el debate en el Congreso sobre la ayuda a Ucrania sea una «prioridad» una vez concluyan las vacaciones de Pascua.
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Hace unas horas desde las Fuerzas Armadas ucranianas han anunciado el derribo, sobre el mar Negro, de un dron ruso de reconocimiento Forpost-R. Según Illia Yevlash, portavoz de la Fuerza Aérea de Ucrania: «No tenemos objetivos de este tipo muy a menudo, pero aún así logramos derribar uno de los drones más caros: (…) su costo ronda los 7 millones de dólares. Fue derribado por la brigada de misiles antiaéreos de Odessa sobre el Mar Negro».
La última vez que tuvimos noticia de una pérdida similar por parte rusa fue hace ya más de un año, en enero de 2023, en aquel caso sobre la región de Bélgorod. Además, es muy posible que el incidente fuese provocado por un fallo técnico y no por la acción de los antiaéreos ucranianos. Por aquella época, todavía era relativamente usual ver cómo estos drones, armados además con bombas KAB-20, sobrevolaban el territorio ucraniano en busca de información e, incluso, cómo en alguna ocasión se cobraban objetivos de oportunidad gracias a su capacidad de transportar bombas KAB-20.
Lo interesante del reciente derribo, a pesar de que desde Ucrania, como es lógico, lo vendan como un logro importante, es que el caso de los Forpost sirve para ilustrar, en buena medida, cómo ha cambiado el panorama de los drones en Rusia desde el inicio de la guerra… al menos en algunos aspectos.
Si hacemos memoria, tenemos que la guerra de Georgia de 2008 supuso un revulsivo para la Federación Rusa y propició una de las mayores reformas militares de la historia del país. En el caso de los drones, después de verse obligados a arriesgar en misiones de reconocimiento los escasos y valiosos Su-24MR, Rusia veía cómo los georgianos habían podido recurrir a los Hermes 450 de origen israelí, frente al que por entonces los Igla apenas demostraron capacidad alguna, dada la reducida firma infrarroja de estos aparatos.
Por entonces, Rusia apenas disponía de los vetustos Tu-143 Reys, drones de reconocimiento táctico de los años 70 que apenas podría aportar nada en un campo de batalla moderno. Con una tonelada de peso al despegue, contaban con una autonomía de 13 minutos y un radio de acción que rondaba los 70-80 Km. Lo que es más, realizaban fotografías que tardaban 45 minutos en estar accesibles desde que se extraían del aparato, pues no contaban con ningún tipo de enlace de datos para su transmisión en tiempo real y funcionaba a la antigua usanza. Es decir, que dado el tempo de los combates modernos, la información que aportaba era prácticamente inútil.
El problema estribaba no tanto en la dejadez o falta de visión, como en las limitaciones industriales, lo que llevó a tomar la decisión de recurrir a Israel para lograr un acuerdo que implicase no solo la adquisición de drones, sino también interesantes transferencias tecnológicas que sirviesen para acelerar el desarrollo de la industria local. De esta forma, ya en 2009, Rusia compró a la empresa israelí IAI (Israel Aerospace Industries) un lote de 12 UAV: dos Bird Eye-400, ocho I-View Mk150 y dos Searcher Mk II, todo ello por un monto total de 53 millones de dólares. Este acuerdo recibió muchas críticas, al igual que el resto de compras de material foráneo, desde el interior del país, tanto por parte de los militares, como de la industria. El lobby armamentístico ruso no se quería ver relegado, a pesar de que era obvio de que no podía cumplir con lo exigido y de que estos contratos le beneficiaban al acceder a tecnologías que no estaban en condiciones de desarrollar, pues aunque no se hubiesen negociado contraprestaciones, podrían haber recurrido a la ingeniería inversa.
Un año después, en octubre de 2010, se firmó un contrato por valor de 400 millones de dólares entre Oboronprom e Israel Aerospace Industries, para la producción con licencia del Searcher Mk II. Esta versión se denominaría Forpost, y hasta 2018 serían ensamblados en la planta de Urals Civil Aviation un total de 30 ejemplares. Cada uno de esos sistemas sistema consiste en 3 UAVs y una estación de control terrestre. Los UAV tienen un peso de 500 kg, un techo máximo de 5.000 m y un radio de acción de 250 km.
Transcurrida una década desde la compra de los Searcher II israelíes, todo indicaba que la situación comenzaba a cambiar en Rusia y que el acuerdo estaba dando sus frutos, pues se había iniciado la producción de una versión autóctona con tecnología nacional y con autonomía extendida, buscando así dejar de depender de un proveedor extranjero como era Israel, con el que las relaciones, aunque todavía buenas, se habían enrarecido a raíz de la guerra de Siria.
Desgraciadamente, por una parte las lecciones de la guerra de Nagorno-Karabaj y, por otra, las recibidas tras el inicio de la invasión, con una Ucrania que logró importantes éxitos en los primeros meses de guerra, empleando en muchos casos drones comerciales para obtener información y, posteriormente, armándolos para infligir bajas, supusieron un notable revés para Rusia. El país se vio obligado, una vez más, a reinventar su propia industria de drones para hacer frente a las nuevas necesidades. Y lo cierto es que lo ha hecho con notable éxito, no solo pasando a producir miles de drones de bajo coste para reconocimiento y ataque, sino también otros de largo alcance (por más que siga teniendo dependencias de países como Irán o China) como los famosos Geran-1 y Geran-2. También aparatos de ataque como los Lancet y, en el caso del reconocimiento, mejorando en mucho los Orlan-10 (y alumbrando posteriormente los Orlan-30), que cada vez recurren menos a componentes occidentales, algo que era impensable hace un par de años.
Dicho todo esto, la pérdida de un Forpost tras ser enviado a sobrevolar el Mar Negro occidental lo que nos dice es que Rusia ha pasado a considerarlos sistemas fungibles, pues al igual que ocurre en el caso ucraniano con los Bayraktar TB-10, han ido quedando desplazados del campo de batalla, lo que implica que cuando se utilizan sea asumiendo un enorme riesgo para estos aparatos. No es que no se necesiten las capacidades que aportan, es que su capacidad de supervivencia es mínima y su precio demasiado alto, lo que justifica que ambos contendientes se hayan centrado en diseños y segmentos más rentables. De hecho, y a colación, resulta significativo que a pesar de haber existencias, los Estados Unidos hayan negado una y otra vez a Ucrania el envío de drones de clase III, prefiriendo apostar por conceder a Ucrania acceso a satélites comerciales o directamente por compartir con este país datos de inteligencia.
Eso sí, lo visto en Ucrania no implica exactamente que sistemas como los Global Hawk y similares sean inservibles. Más bien que en las particulares condiciones vistas en esta guerra, con una enorme profusión de sistemas antiaéreos, pero sin capacidades SEAD que las contrarresten, sin capacidad de producirlos ni en Rusia ni en Ucrania y sin dominio del espacio aéreo por parte de ninguno de los contendientes, el empleo de grandes plataformas no tripuladas se hace extremadamente difícil. Aun así, en otros escenarios, y precisamente por la dificultad de emplear plataformas tripuladas como los E-3 Sentry o los JSTARS, lo más normal será que veamos cómo su empleo continúa creciendo, ya que ofrecen una serie de capacidades que por el momento ninguna alternativa cubre.
Cambiando de tema, para pasar a lo acaecido en estas últimas horas sobre el terreno, tenemos que además del derribo del Forpost, Ucrania asegura haber neutralizado también 9 de 10 drones tipo Shahed-131/136 (Geran-1/2), mientras que no habría podido evitar la llegada de un misil Kh-59, según su Ministerio de Defensa. Sea como fuere, se han vuelto a registrar daños en Járkov, en donde su alcalde afirmaba recientemente que la práctica totalidad de las instalaciones energéticas habían sido destruidas, así como, desde el inicio de la guerra, el hogar de 150.000 de los casi millón y medio de habitantes con los que contaba esta ciudad. Además, se ha producido un incendio en una planta de producción de energía en la región de Kirovohrad y se han registrado explosiones un día más en Krivói Rog.
En el caso de Rusia, su Ministerio de Defensa ha vuelto a hablar de drones ucranianos derribados sobre el Mar Negro, concretamente media docena, así como sobre la región de Bélgorod, hacia donde también habrían sido disparados cohetes. Además, un artefacto explosivo ha detonado en Starobilsk, causando la muerte de Valeri Tchaika, funcionario de la administración rusa que controla la parte ocupada de la región de Donetsk. Además de esto, ha sido noticia un ataque con drones sobre las instalaciones de Alábuga (o Yelábuga), en Tartaristán (a unos 1.200 kilómetros de la frontera ucraniana), en las que se producen los drones Geran-1/2, aunque no está claro si la fábrica ha sido finalmente alcanzada ni el grado de daño sufrido.
Dicho lo anterior, y pasando a los combates y los movimientos, tenemos que a pesar del alto número de pérdidas han sido más bien escasos. Lo más relevante, sin duda alguna, ha tenido lugar en la zona de Avdiívka. Allí, en donde Rusia ha sufrido importantes pérdidas tras ser detenida una de sus columnas en seco mediante el uso, entre otros, de submuniciones, cada vez parece más claro que el Ejército de este país está intentando tomar todo el territorio posible antes de que Ucrania siga avanzando en su carrera a contrarreloj por construir posiciones defensivas sólidas y antes de que la llegada de nuevas municiones -recordemos la iniciativa de República Checa- pueda complicar sobremanera los avances.
Así, si bien nada de esto descarta que el grueso del esfuerzo ruso vaya a producirse posiblemente entre la segunda mitad de la primavera y el verano, pues están acumulando fuerzas para ello, no hay que dejar de tener en cuenta que el mismo problema de oportunidad que Ucrania enfrentó al retrasar la ofensiva el pasado año puede llegar a afectar a una Rusia cuyas reservas y medios son muy superiores a los ucranianos, pero no infinitos.
Con todo, y hasta que pueda producirse un punto de inflexión -o no, ya que depende también de las decisiones ucranianas en cuanto a movilización y de que se mantenga el apoyo de sus aliados-, Rusia continúa ganando terreno, consiguiendo avances entre Tonenke y Umanske y logrando puntos de paso sobre las masas de agua cercanas a Semenivka.
Por último, antes de terminar con la parte militar, es obligado hablar sobre el general Alexandr Lapin, que podría terminar siendo comandante del Distrito Militar de Leningrado según algunas fuentes, a pesar de ser un personaje controvertido.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
En el apartado internacional, las noticias vuelven a ser escasas. Además, opacadas por la creciente tensión en Oriente Medio, en donde un intercambio de ataques ha dejado una corbeta israelí a punto de ser alcanzada en Eilat por un dron de largo alcance lanzado desde Irak y a varios generales iraníes muertos tras un ataque israelí sobre Damasco, en Siria.
Comenzando por Zelenski, quien ha estado entregando condecoraciones a distintos militares ucranianos -algunas de ellas a los familiares de los fallecidos-, tenemos que ha participado en una reunión destinada a hablar sobre los avances ucranianos en cuanto a interoperabilidad en relación con la OTAN. Además, también ha mantenido una reunión en la que el tema a tratar eran los drones, hablándose desde sobre qué tipos necesita Ucrania al estado de la industria local, los sistemas de guerra electrónica, etc.
Respecto a su Ministerio de Exteriores, han proseguido con su labor diplomática en África, en esta ocasión organizando un evento en Kenia con el que dar a conocer la iniciativa «Granos de Ucrania». Concretamente, más de 300 personas han probado el pastel de miel ucraniano, en un intento de que los habitantes del país africano tomen conciencia del papel que juega Kiev a la hora de garantizar sus suministros alimentarios.
Respecto a la ayuda internacional, el foco vuelve a estar en los Estados Unidos. Allí El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, ha comenzado a exponer las posibles condiciones de cara a que pueda aprobarse el ansiado paquete de ayuda militar a Ucrania, lo que sin duda será objeto de duras negociaciones tras la vuelta de las vacaciones de Pascua. Un tema sobre el que también se ha pronunciado Mike Turner, presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, quien se ha mostrado optimista en una entrevista concedida al canal CBS al afirmar que: «Después de que todos los proyectos de ley de financiación federal hayan sido aprobados por el Congreso, creo que habrá un apoyo abrumador para este tema y llevaremos un proyecto de ley al escritorio del presidente».
Siguiendo con la ayuda, aunque en este caso tangible, tenemos por una parte, y en relación con Rusia, que desde el Pentágono estadounidense han vuelto a afirmar que el apoyo de Corea del Norte (país que habría vuelto a lanzar un misil balístico de alcance medio) a Rusia se mantiene, aunque en declaraciones de la portavoz, Sabrina Singh, no tienen (o no quieren compartir) datos concretos de nuevos envíos. Las palabras exactas han sido: «Consideramos que la asociación continúa floreciendo; que Corea del Norte continúa brindando apoyo a Rusia. Ciertamente hemos leído información de inteligencia desclasificada a todos ustedes. Así que creemos que el soporte continúa, pero no tengo nada que compartir en términos de envíos recientes ni nada por el estilo».
Dicho esto, desde USAID han enviado de emergencia a Ucrania más de un centenar de generadores eléctricos a Ucrania, con los que paliar en parte el efecto de los ataques rusos de las últimas semanas, dirigidos contra la infraestructura energética y eléctrica del país. Así lo ha anunciado la embajadora de Estados Unidos en Ucrania, Bridget A. Brink a través de las redes sociales.
Por otra parte, la Fundación Howard Buffett ha donado cuatro cambios de bomberos 4×4 al Servicio Estatal de Emergencias de Ucrania, que serán enviados a la ciudad de Odesa, una de las más castigadas por los ataques rusos.
En cuanto a Rusia, mientras desde el país los medios han hablado sobre una célula terrorista desarticulada en Daguestán y formada por «extranjeros» y que estaría trabajando en un nuevo atentado en este caso en Kaspiísk, se publican noticias también acerca de cómo se investiga la supuesta implicación de los Estados Unidos en los ataques al Crocus City Hall, una vez más sin aportar pruebas.
Al mismo tiempo, el secretario del Consejo de Seguridad ruso, Nikolay Patrushev, ha vuelto a cargar contra los Estados Unidos y la presión «ilegítima» que este país ejercería sobre el resto de aliados, así como a través de la Alianza sobre otros Estados soberanos «utilizando recursos militares, económicos, informativos y de otro tipo». Así, según Patrushev: «No profundizaré en la sangrienta historia de la OTAN, pero hay que conocerla para comprender la naturaleza de la alianza como una fuente estable de peligros, crisis y conflictos que dura años».
En cuanto a Putin, ha enviado saludos a su homólogo bielorruso, Aleksander Lukashenko, coincidiendo con el «Día de la Unidad de los Pueblos de Rusia y Bielorrusia». En su mensaje institucional, Putin decía lo siguiente: «A pesar de las difíciles circunstancias internacionales, recientemente se han logrado avances significativos en el desarrollo de los vínculos multifacéticos entre Rusia y Bielorrusia y en el refuerzo de las instituciones del Estado de la Unión. Los buenos resultados han surgido de esfuerzos coordinados en política exterior, defensa y seguridad. La ejecución efectiva de programas de la Unión acordados conjuntamente ha facilitado la armonización de la legislación en sectores críticos entre Rusia y Bielorrusia, sentando las bases para políticas macroeconómicas y monetarias unificadas, así como el establecimiento de un espacio socioeconómico común».
En otro orden de cosas completamente diferente, cerramos con una noticia relacionada con España, pues acaba de publicarse que el grupo textil Inditex reabrirá las tiendas físicas de su marca Zara ubicadas en Ucrania a partir del próximo día tres de abril. Además, desde el día dos volverá a ser posible también adquirir sus productos online para los ucranianos.