Desde el Reino Unido estiman que Rusia está logrando reclutar del orden de un millar de efectivos diarios, pudiendo cubrir así con holgura las bajas que acumula en Ucrania. Este país, que todavía no ha decretado la movilización de la que se lleva hablando meses, no solo se enfrenta a la falta de hombres y municiones, sino también de todo tipo de vehículos blindados y material. En este sentido, en las últimas horas Francia ha anunciado que enviará a Ucrania «centenares» de blindados entre lo que resta de 2024 y los primeros meses de 2025. Todo lo cual indica, una vez más, que la guerra probablemente no se decida hasta la primera mitad del año próximo.
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Son muchas las ocasiones en las que los lectores nos interrogan acerca de la duración de la guerra, esto es, de hasta cuándo podría extenderse. Si pasamos por alto la posibilidad, nada desdeñable, de que el conflicto se congele, de forma parecida a lo ocurrido entre 2014 y 2022, pero con un frente mucho más amplio, todo indica que por lo menos durará, salvo sorpresa, hasta mediados de 2025. Así las cosas, veremos un 2024 extremadamente difícil para Ucrania y, solo si sus aliados responden y Kiev lanza la movilización, puede que una cierta mejoría en la situación en el frente a finales de este año y en la primera mitad de 2025.
Ahora bien, que nadie se lleve a engaño, cuando hablamos de una cierta mejoría no hablamos de una ofensiva exitosa que permita retomar óblast enteras. Incluso aunque fuese posible sobre el papel implementar una operación de este tipo, Ucrania no está recibiendo el grado de apoyo que necesitaría para ello y nada hace pensar que esto pueda ocurrir. De hecho, declaraciones como las de Macron apuntan a que solo habrá una intervención en caso de que la situación se degrade mucho más, buscando evitar una derrota completa, y no para mejorar las posibilidades de Ucrania.
La guerra de Ucrania, se mire como se mire, sigue siendo una guerra proxy en la que el grado de implicación de los aliados de Ucrania responde a cálculos racionales que dependen de muchos factores, desde la política interna al riesgo de escalada que se esté dispuesto a asumir. Por muchas ensoñaciones que algunos vivan en las redes sociales, si no tenemos claro este extremo y cómo se relaciona con otros aspectos como los puntos de Schelling, difícilmente podremos hacer un análisis -y con ello, una prospectiva- realista.
En relación con esto, Rusia va a seguir asumiendo el espeluznante número de bajas humanas que ha venido padeciendo el tiempo que haga falta, siendo más factible que sus problemas vengan derivados de la falta de material si los depósitos siguen vaciándose -y mientras intenta seguir incrementando la producción de material nuevo y no solo devolviendo al servicio el que ya tenía-. De hecho, el Ministerio de Defensa británico calcula que está siendo capaz de reclutar alrededor de 30.000 uniformados al mes y que seguramente pueda, como consecuencia, seguir asumiendo el coste de sus ofensivas durante mucho tiempo.
Dicho esto, en varios informes anteriores hemos hablado sobre los severos problemas que enfrenta Ucrania en términos de armamento, municiones y personal. Sin la ayuda estadounidense y a la espera de que los incrementos en la producción por parte de los países europeos se dejen sentir en el frente, una Ucrania totalmente dependiente del exterior carecerá de medios, en los próximos meses, para hacer nada que no sea seguir perdiendo territorio de la forma lo más lenta posible.
Pero es que incluso aunque se decrete la movilización en las próximas semanas, se logre formar a un número adecuado de reclutas y se dote a Ucrania de medios suficientes -especialmente municiones-, resulta muy dudoso que pueda recuperar fracciones significativas de su territorio. Desde luego no las provincias que Rusia ya se ha anexionado y sobre las que se niegan a negociar, como han dicho por activa y por pasiva en numerosas ocasiones. Es más, no parece ni que sus aliados estén pensando en ello, pues hasta las declaraciones han ido cambiando en los últimos tiempos y cada vez se marcan límites más estrechos a Kiev, como hacen los Estados Unidos a propósito de los ataques contra las refinerías rusas; cosas de las guerras por delegación.
Lo que no quiere decir, tampoco, que la guerra esté perdida por completo para Ucrania, ni que el país esté condenado a desaparecer como gusta a algunos decir, incluyendo insignes miembros de la cúpula rusa. Ni mucho menos. En este sentido, el país tiene todavía posibilidades de infligir bajas suficientes a Rusia como para negociar un acuerdo aceptable -que tendría que ver más con las garantías a su seguridad futura y con su entrada en la Unión Europea que con la recuperación del territorio-. Acuerdo que permitiría poner fin de alguna forma a la guerra y reconstruir un país que ha padecido y está padeciendo un grado de destrucción importantísimo que costará decenios revertir.
Decimos esto porque, a pesar de lo que se piensa, los arsenales rusos tampoco son infinitos -algo que también hemos explicado en días pasados– y todavía hay un espacio para el acuerdo. Eso sí, lo decimos conscientes de que no será un acuerdo agradable a Ucrania y, especialmente, de que Rusia únicamente lo respetará en el futuro si tanto este país como sus aliados son capaces de ejercer un grado de disuasión suficiente como para que a Rusia no le compense una nueva intentona que le lleve hasta el Dniéper. Un aspecto en el que todavía hay mucho trabajo por hacer…
Mientras los gobiernos aliados de Ucrania se deciden a propósito del grado de ayuda que están dispuestos a prestar, la guerra sigue su curso, con nuevos lanzamientos de misiles y drones por parte rusa. En las últimas horas habrían sido hasta 11 drones tipo Shahed-131/136 (Geran-1/2) y 14 misiles de crucero Kh-101, de los que Ucrania asegura haber derribado 9 y 9 respectivamente.
Respecto a estos últimos misiles, cabe decir que, como se puede ver en el post de X sobre estas líneas, Rusia ha trabajado en mejorarlos, incrementando la potencia de su cabeza de guerra, que habría pasado de 450 a 800 kilogramos de explosivo. En cuanto a los puntos alcanzados, se han registrado explosiones en la región de Kiev, en Bila Tserka -con un fallecido- y en Odesa, entre otros puntos. Además, hay cortes eléctricos en cuatro regiones ucranianas.
En el caso de Rusia, las defensas antiaéreas han estado activas sobre la ocupada Mariúpol. Además, han vuelto a denunciar el lanzamiento de cohetes sobre la región de Bélgorod, así como de drones tanto sobre esta región como sobre Yaroslavl.
En cuanto a los combates y los movimientos, aunque las pérdidas siguen manteniéndose muy altas, los cambios son un día más mínimos y se circunscriben una vez más al área al oeste de la ciudad de Donetsk. Así, en la parte más norteña, en torno a Avdiívka, tenemos que el Ejército ruso, después de tomar días atrás Tonenke, está tratando de alcanzar Umanske y Yasnobrodivka, más allá del río Durna. Además de esto han avanzado también en Berdychi, aunque a costa de perder un buen número de vehículos.
En cuanto a la parte más meridional de este sector del frente, concretamente en Novomykhailivka, han vuelto a registrarse también avances rusos, aunque en esta ocasión en los terrenos agrícolas al norte de esta población, a través de los cuales intentan progresar para rodear a los defensores ucranianos.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
En el apartado internacional, como es habitual durante los fines de semana, el nivel de actividad ha bajado ostensiblemente. La noticia más importante de la jornada, sin lugar a dudas, ha sido el anuncio hecho por el ministro de Defensa de Francia, Sébastien Lecornu, durante una entrevista con el diario galo La Tribune en la cual ha asegurado que su país entregará a Ucrania entre 2024 y principios de 2025 «cientos» de blindados.
Aunque no ha dado ni una cifra exacta ni ha explicado qué modelos están pensando en donar, sí ha citado al menos los VAB, a la vez que ha dicho que «Para mantener una línea de frente tan grande, el ejército ucraniano necesita, por ejemplo, nuestros vehículos blindados de frente (VAB): esto es absolutamente clave para la movilidad de las tropas». Por otra parte, y más allá de la ayuda a Ucrania, se ha referido a muchos otros aspectos, como la amenaza que el ISIS representa para Europa, después de los atentados de Moscú, por ejemplo.
Más interesante si cabe, y al hilo de lo comentado unos días atrás sobre la posibilidad de requisas y de priorizar la producción militar sobre la civil, Lecornu ha dicho que «La DGA [Dirección General de Armamento] emitirá una primera orden judicial a MBDA para que acumule suficientes existencias de componentes. Para ser claros, necesito acumular reservas para producir municiones».
Siguiendo con Francia, ha continuado la visita a Ucrania de la delegación de la Asamblea Nacional gala, que ha llegado en las últimas horas a Odesa, acompañada entre otros por el presidente de la Rada Suprema ucraniana, Ruslan Stefanchuk. Allí han podido ver por ejemplo la Catedral de la Transfiguración, atacada hace unos meses por Rusia y todavía por reconstruir.
Más allá de esto, el Alto Representante de la UE, Josep Borrell, ha dedicado un tuit a criticar los últimos ataques rusos sobre la infraestructura civil y energética ucraniana, así como a asegurar que la resolución de los europeos a la hora de apoyar a Ucrania seguirá siendo fuerte. Todo ello mientras recordaba que hace ya dos años de la liberación de Bucha, recordando así las matanzas que el Ejército ruso llevó a cabo en esta población ucraniana.
En cuanto a Rusia, Putin ha firmado hace escasas horas el decreto que permite el reclutamiento de una nueva quinta para el servicio militar. Esta afectará a las personas de entre 18 y 30 años, con excepción de los que cumplieron 27 años antes de finales de 2023 y de los que tengan 28 o 29 años o bien estén en reserva. Se espera que entre el 1 de abril y el 15 de julio se presenten hasta 150.000 hombres, ninguno de los cuales debería tomar parte en la guerra de Ucrania.
Por cierto, que antes de terminar, nos gustaría enlazar a un artículo de Robert Kagan en el que plantea algunas cuestiones interesantes relacionadas con Trump, con su «America First», con su visión de la OTAN y de los aliados europeos, así como con las posibles consecuencias que dejar de apoyar a Ucrania podría tener para los Estados Unidos no solo en Europa, sino también en Asia. Por supuesto, no se trata de estar o no de acuerdo con el autor sino, como de costumbre, de leer distintos argumentos y reflexionar sobre ellos.
Cerramos hoy el informe con un dato triste, pues desde el inicio de la invasión y según el Fiscal General de Ucrania, habrían fallecido 537 menores, resultando heridos 1.274, casi la mitad de ellos en la provincia de Donetsk. Por otra parte, y en el caso de Rusia, 5.000 menores habrían sido evacuados de la región fronteriza de Bélgorod, según su gobernador, como consecuencia de las luchas que están teniendo lugar en esta óblast, así como de los ataques con drones y cohetes.