Mientras prosigue la incursión en territorio ruso de los grupos de voluntarios contrarios a Putin, en las últimas horas ha vuelto a hablarse de la posibilidad de una guerra nuclear -aunque desde los EE. UU. no ven que Rusia esté realizando preparativos para ello-. También de las mejoras que este país ha logrado introducir tanto en capacidades de observación y reconocimiento como en la velocidad a la que completa el ciclo de decisión y actuación. Ucrania, por su parte, ha continuado con su campaña de ataques sobre la capacidad de refino y transporte de crudo ruso, la Unión Europea ha aprobado dotar al European Peace Facility de 5.000 millones de euros adicionales y, a la espera del contenido del discurso de Macron previsto para las próximas horas, se ha anunciado que se reunirá de urgencia para hablar de Ucrania con sus homólogos alemán y polaco.
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La imagen con la que abrimos el informe de esta 749ª jornada de guerra en Ucrania es significativa, así como el vídeo del que procede, pues en él vemos la destrucción de al menos dos helicópteros de transporte Mi-17V5 y un Mi-8 en servicio con las Fuerzas Armadas ucranianas a consecuencia de un ataque a larga distancia lanzado por Rusia utilizando para ello un proyectil dotado de submuniciones. Un ataque que ha sido documentado por la propia Rusia, país que ha publicado el vídeo, como puede comprobarse por el logo presente en el mismo.
Este es, precisamente, el mayor problema tanto de este ataque como de otros que se han podido ver en los últimos días: la aparente impunidad con la que operan los drones de observación y reconocimiento rusos dentro del espacio aéreo ucraniano, a distancias en ocasiones de decenas de kilómetros al interior del territorio controlado por las AFU. Este es un fenómeno que no había ocurrido en el primer año de guerra y que, de un tiempo a esta parte ha venido reproduciéndose con regularidad creciente, lo que es ciertamente preocupante para Kiev.
En este caso, obviamente, desde Ucrania deberán tomar medidas y adaptarse a la nueva amenaza. Por una parte, moviendo constantemente los sistemas y plataformas de mayor valor, como precisamente los helicópteros, los MLRS M-142 HIMARS, los sistemas antiaéreos, etc. Por otra, cuando por la razón que sea, como en este caso, deban operar en un espacio concreto, preparando posiciones defensivas aunque sean de fortuna que permitan minimizar el daño sufrido en caso de ataque, moviendo a la zona sistemas antiaéreos capaces de hacer frente a los drones y espaciando más si cabe entre sí el hardware militar.
La otra parte de la ecuación que está permitiendo a Rusia atacar objetivos ucranianos de alto valor -y ya no solo mediante drones Lancet-, son las mejoras que ha logrado introducir en su ciclo de decisión y acción (Complejo de Reconocimiento-Fuego en términos rusos), logrando acelerarlo lo suficiente -algo que vimos a propósito del ataque mediante un misil balístico Iskander-M unos días atrás- como para aprovechar cada oportunidad surgida en cuestión de minutos. Es decir, que Rusia está completando en los últimos meses un trabajo en el que llevaba embarcada años, pero que hasta que la guerra no ha forzado a introducir medidas de todo tipo, no había terminado de cuajar. Ahora, sin embargo, el ritmo de iteración, tan algo, permite que casi cada día se introduzca una novedad.
Al mismo tiempo que esto ocurre, aunque en un orden de cosas muy distinto, en las últimas horas ha vuelto a hablarse, una vez más, de la posibilidad de que Rusia llegue a lanzar un ataque nuclear sobre Ucrania o, en su caso, de la posibilidad de que llegue a producirse una guerra nuclear abierta contra Occidente. Lo primero que hay que aclarar es que por el momento, no parece haber signos preparatorios, lo que hace que los Estados Unidos consideren innecesario cambiar su propia postura nuclear.
Dicho esto, recordamos lo explicado anteriormente acerca de la pertinencia y «rentabilidad» de un ataque nuclear táctico y del hecho de que, en este escenario concreto, cualquier ataque de este tipo independientemente de la potencia y tipología concreta del arma empleada, tendría carácter estratégico. Es así, porque un ataque de este tipo no podría quedar sin algún tipo de respuesta por parte de Occidente y, también, porque tendría como objetivo no lograr una ventaja táctica en el campo de batalla, sino enviar un mensaje político claro a los aliados de Ucrania y al gobierno de este país.
Dicho esto, y aunque ahora mismo no parezca haber posibilidades inmediatas de una acción de este tipo, hay que recordar también que el ambiente estratégico es sumamente volátil y que siguen sin entenderse muy bien declaraciones como las de Macron acerca de la posibilidad de enviar militares franceses -o aliados- a Ucrania, aunque solo sea para ofrecer adiestramiento sobre el terreno a los soldados de las AFU. Al final, sobre esta posibilidad planea siempre la misma duda: ¿dada la capacidad rusa de atacar en profundidad, en el caso de que mueran uno o varios militares galos en Ucrania, cuál sería la respuesta francesa?
Pregunta que nos lleva inmediatamente a otras, tanto o más interesante: ¿si se optase por una respuesta contra Rusia en represalia, cuenta Francia con el respaldo estratégico suficiente como para frenar la previsible escalada rusa, manteniendo la misma en términos convencionales y dentro del territorio ucraniano? O, incluso:, ¿está realmente actuando Francia en solitario o espera contar el «converso Macron» con algún tipo de ayuda o respaldo estadounidense llegado el caso? Demasiados interrogantes a la espera de su discurso, que se producirá en cuestión de horas y de la reunión que ha sido anunciada, para tratar el tema ucraniano, con sus homólogos alemán y polaco.
Pasando a la actividad diaria en el campo de batalla, tenemos que desde Ucrania han reportado distintos ataques con drones y misiles por parte de Rusia. No obstante, ni se ha publicado un recuento oficial, ni se ha informado del impacto, únicamente de actividad.
Del lado contrario, lo más interesante vuelven a ser los ataques ucranianos a larga distancia contra la infraestructura energética rusa, por ejemplo en la región de Rostov, en donde las defensas antiaéreas se han mostrado activas. De hecho, Rusia ha tomado la decisión de incrementar en lo posible la protección de las instalaciones de las principales empresas del sector en Samara. Según el Ministerio de Defensa ruso, además, se habrían registrado ataques también contra la región de Leningrado.
En cuanto a las novedades en el frente, cabe comenzar por las incursiones que están llevando a cabo los grupos de voluntarios rusos contrarios a Putin en las regiones fronterizas de Kursk y Bélgorod, que siguen adelante con el anuncio de la «liberación» de alguna localidad. Como explicamos ayer, es complicado que tengan algún efecto, más allá del propagandístico. Máxime viendo el rendimiento real de estas unidades, que no toman las más básicas medidas de autoprotección, como realizar un reconocimiento previo antes de avanzar con medios pesados.
Más allá de esto, en el área de Kreminna se han reproducido los ataques rusos de las jornadas previas, que tienen por objetivo llegar a las localidades de Terny y Yampolivka y, con ello, al río Sherebets. Por el momento no han tenido éxito.
En el área de Avdiívka, que es en donde más se han dejado notar las debilidades ucranianas en los últimos tiempos, relacionadas con la falta de municiones y personal, tenemos que pese a ello las AFU continúan aguantando en partes de Pervomaiske, de donde no se han retirado todavía pese a que los canales prorrusos en las redes sociales daban por tomada la localidad hace horas.
Más al sur, pero sin salir de los alrededores de la ciudad de Donetsk, se han registrado nuevos combates en Krasnohorivka -norte de Mariínka- y en Novomykhailivka, al sur. Por el momento sin cambios de consideración a pesar de los intentos rusos.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
En el apartado internacional, toca comenzar por la Unión Europea. Los Veintisiete, después de que en el pasado lograsen ponerse de acuerdo para otorgar a la European Peace Facility de nuevas posibilidades, incluyendo la compra de material militar con el que asistir a Ucrania, han logrado ahora incrementar el fondo en 5.000 millones de euros. Esto permitirá, al menos en paralelo a otros esfuerzos, seguir financiando la adquisición de distintos equipos. La decisión, obviamente, ha sido acogida con alegría en Kiev, desde donde se han pronunciado tanto el primer ministro, Denys Shmyhal, como el ministro de Exteriores, Dmytro Kuleba.
Las otras noticias del día, llegan de Francia, pues el Senado galo ha votado, al igual que hiciera la cámara baja, mayoritariamente a favor del acuerdo de seguridad firmado por Ucrania y Francia. Todo a la espera de que Macron se dirija hoy a las cámaras para hablar sobre Ucrania y, esperemos, para aclarar la postura francesa respecto al envío de tropas y el control de la escalada o, en términos más franceses, la «gramática estratégica». Además, se ha sabido que mañana se reunirá con sus homólogos alemán y polaco también para hablar de Ucrania, en una reunión convocada con cierta urgencia y que tendrá lugar en Berlín.
Desde Rusia, al mismo tiempo, el presidente Putin se ha dirigido a la nación como previa a las elecciones que tendrán lugar en los próximos días y que, en su discurso, ha dejado claro que tienen un carácter plebiscitario, argumentando que «Me gustaría enfatizar que el pueblo es la única fuente de poder en nuestro país. Esta disposición legal clave está consagrada en la Constitución. Significa que sólo vosotros, los ciudadanos de Rusia, determináis el futuro de la Patria. No se limitará a emitir su voto, sino que declarará firmemente su voluntad, sus aspiraciones y su implicación personal en el futuro de Rusia, porque unas elecciones son un paso hacia el futuro». Además de esto, según Putin: «Hemos demostrado que podemos permanecer unidos mientras defendemos la libertad, la soberanía y la seguridad de Rusia, defendemos nuestros valores, tradiciones, historia y cultura, y actuamos de acuerdo con lo que nos dicen la conciencia, la verdad y la justicia. Tenemos nuestra propia opinión sobre qué tipo de país queremos, cómo debemos construirlo y qué planes debemos llevar a cabo. Hoy en día, es de vital importancia no desviarnos de este camino, lograr lo que nos hemos propuesto y cumplir nuestras ambiciosas metas».
Volviendo a Ucrania, el jefe de la Oficina del Presidente de Ucrania, Andriy Yermak, se ha reunido con el embajador chino en Ucrania, Fan Xianrog, con quien trató, entre otros temas, acerca de la futura cumbre de paz a celebrar en Suiza, pero también sobre la «Fórmula de paz» de Zelenski.
El primer ministro Shmyhal, por su parte, se ha reunido con los dirigentes del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo, encabezados por el Primer Vicepresidente Jürgen Rigterink. Esta institución, desde el inicio de la invasión hace algo más de dos años, ha invertido ya más de 3.000 millones de euros en Ucrania. De cara al futuro, esperan que siga concediendo subvenciones para el apoyo a las pequeñas y medianas empresas, que apoye el desarrollo de la industria de procesamiento y de defensa, el desminado humanitario y la energía verde.
Pasando a Austria, el país centroeuropeo acaba de anunciar la expulsión de dos diplomáticos rusos dado que se habrían comportado «de una manera incompatible con su estatus diplomático «, según el Ministerio de Asuntos Exteriores austríaco, quien no ha ofrecido más detalles. Los dos rusos tienen hasta el martes 19 de marzo para abandonar el país. Como era de esperar, desde la embajada rusa en Viena se han mostrado «indignados» por la decisión «puramente política» de Austria, afirmando que no había recibido «el menor indicio de prueba» y amenazando con: «Una respuesta firme de Moscú» en Telegram.
Por último, cerramos con el Papa Francisco I, quien ha sido el centro de la polémica en los últimos días y que, después de ser blanco de las iras tanto de los ucranianos como de buena parte de sus aliados, ahora ve cómo sus declaraciones son utilizadas por Rusia para apoyar su particular relato. Así pues, desde Rusia, además de felicitar al Sumo Pontífice por el undécimo aniversario de su pontificado, han declarado que «Rusia felicitó el miércoles al Papa Francisco por el undécimo aniversario de su pontificado, saludando a un «verdadero defensor del humanismo y de la paz», después de que el Santo Padre llamara a Ucrania a «izar la bandera blanca».