Después de muchos meses, se ha vuelto a producir una incursión de combatientes rusos contrarios a Putin en las regiones de este país fronterizas con Ucrania. También, después de un tiempo, los Estados Unidos han aprobado un nuevo paquete de ayuda militar, por valor de 300 millones de dólares, que servirá para dotar a Ucrania entre otros de munición para sus M142 HIMARS. También Dinamarca ha aprobado un nuevo paquete, en este caso de 308 millones de euros, destinado a la adquisición de obuses CAESAR y municiones. Todo en una jornada en la que la Asamblea Nacional francesa ha votado a favor del acuerdo de seguridad firmado con Ucrania y a la espera de que Macron se dirija a la nación en las próximas horas para hablar sobre la ayuda a este país.
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Hace algo menos de un año, nuestros lectores recordarán que se produjeron diversas incursiones en la región de Bélgorod por parte de efectivos de dos organizaciones distintas de voluntarios anti-Kremlin: el Cuerpo de Voluntarios Rusos y la Legión de la Libertad. Las acciones, más simbólicas que otra cosa pues no tenían ninguna aspiración de hacerse con el control a largo plazo del terreno, aunque sí suponían una importante molestia y descrédito para el Gobierno de Putin. Un Gobierno que todavía no había superado completamente el momento crítico vivido en otoño-invierno de 2022-2023 y que, además, unos meses más tarde sería sorprendido por otra incursión, la de los efectivos de Wagner Group al mando del malogrado Prigozhin.
Pese a que había cierto nihilismo en estas acciones, llegaron a implicar medios importantes e incluso se temió que amenazasen el almacén de armas nucleares de Graivorón, algo que finalmente no sucedió. De hecho, se vio incluso el empleo de carros de combate. Además de crear el caos en las regiones fronterizas, incluso se llegaron a capturar algunos blindados rusos, parte de los cuales incluso fueron bombardeados por este país para evitar su uso por parte de los voluntarios anti-Kremlin.
Respecto al origen de estos grupos, y aunque obviamente estaban y están formados por ciudadanos rusos contrarios a Putin (sin prejuicio de que efectivos de unidades especiales ucranianas puedan prestarles apoyo o incluso formar parte de sus filas), en todo momento quedó claro que habían sido apoyados por Ucrania (algo que ahora se reconoce abiertamente, terminando con la posibilidad de negación plausible) y que actuaban como agentes por delegación de Kiev buscando plantear dudas al Ejército ruso -en aquel momento era parte de la campaña de «shaping» previa a la ofensiva meridional-, obligándole a desviar efectivos de otras zonas del frente. Es decir, que más allá de buscar el simple descrédito, la operación habría sido planeada en Kiev y tenía una finalidad militar.
Grupos patrocinados por Ucrania como decimos –según el portavoz de la inteligencia militar de Ucrania , Andrii Yusov, están compuestas por ciudadanos rusos que actúan como parte de las «Fuerzas de Seguridad y Defensa» de Ucrania-, pero que no existirían si no hubiese un buen número de minorías en Rusia que o bien son oprimidas o, más exactamente, viven una vida «de segunda», frente a los ciudadanos de etnia, especialmente aquellos que pueblan las ciudades. Ciudadanos que son además la principal fuente de reclutamiento del Ejército ruso, pero entre los que también hay quienes optan por enfrentarse a un sistema que les margina y que ve en ellos una herramienta en muchos casos o quienes simplemente tienen una historia personal que les hace oponerse al régimen de Putin.
Sea como fuere, el caso es que, diez meses después de las primeras, en las últimas horas se ha producido una nueva incursión en territorio ruso, en esta ocasión por parte tanto de la Legión de la Libertad como del Batallón Siberiano, en las regiones de Bélgorod y Kursk, ambas fronterizas con Ucrania. Así, y en palabras de los miembros de la Legión de la Libertad «Venimos a liberarlos de la pobreza y el miedo. A liberarlos de la dictadura de una organización terrorista que tomó el poder».
Como no podía ser de otra forma, una vez han comenzado las incursiones, los medios ucranianos rápidamente han hablado de «ataque masivo» en Rusia. Una acción que se ha llevado a cabo además en combinación con el lanzamiento de drones (algo que también se vio en ocasiones anteriores) y nuevamente con el empleo entre otros de carros de combate para «ablandar» las posiciones defensivas rusas, que un año después siguen defendidas de forma cuestionable, lo que ha dejado imágenes de soldados rusos en retirada, aprovechadas por las cuentas proucranianas.
La incursión, en este caso, se ha llevado a cabo por diferentes puntos (hasta cinco diferentes), logrando los combatientes de las organizaciones implicadas alcanzar localidades como Tyotkino, en la región de Kursk. Como era de esperar, por cercanía y también porque Rusia sigue sin poder cubrir con garantías su inmensa frontera, algunas de las direcciones por las que las organizaciones anti-Putin han cruzado, son las mismas que en los ataques de diez meses atrás.
La aventura, en cualquier caso, no parece haber tenido la misma persistencia que en ocasiones anteriores -lo que implicaría que Rusia, a pesar de lo dicho, habría aprendido algunas lecciones-. Así, en cuestión de horas los medios rusos mostraban imágenes de vehículos destruidos, aunque en absoluto tantas como bajas logradas atribuían a la acción de las fuerzas rusas. De hecho, medios oficialistas como TASS hablaban de hasta 234 «soldados ucranianos, así como de siete carros de combate y tres vehículos de combate de infantería Bradley destruidos por parte del Ejército ruso y del FSB.
En el momento de redactar este informe, la operación sigue en marcha. Independientemente de cómo concluya, lo más interesante para el análisis pasa por determinar si en esta ocasión, ya que no parece haber ofensiva ucraniana a la vista, la razón por la que se ha lanzado a estas organizaciones contra el territorio ruso pasa por la necesidad de forzar a Rusia a retirar tropas de otros puntos del frente, aliviando así la presión, por la de desacreditar a Putin inmediatamente antes de las elecciones (como ha afirmado el propio presidente ruso), por una mezcla de ambos o bien por otros motivos. En cualquier caso, y una vez más, a pesar de suponer un golpe mediático sigue siendo difícil que tenga demasiado impacto en el devenir de la guerra.
Dicho todo lo anterior, Ucrania ha continuado con su campaña de ataques sobre las refinerías y depósitos de petróleo euros. En esta ocasión, alcanzando la refinería de Ryazan. De hecho, es una campaña que aunque sea temporalmente, está teniendo efecto, pues no solo han logrado que Rusia frente la exportación de productos refinados como la gasolina, sino que además está forzando a reducir la producción de las plantas atacadas. Además, la artillería antiaérea rusa ha estado activa en Rostov. Por otra parte, hasta 45.000 habitantes de la región de Bélgorod se habrían quedado sin suministro eléctrico, después de que se produjese un ataque uraniano sobre la ciudad de Shebekino.
En el caso de Ucrania, aunque no hay recuento oficial, se han registrado ataques con drones –o quizá con misiles Kh-59– contra la ciudad de Krivói Rog. Ha sido alcanzado un bloque de viviendas, lo que ha dejado un saldo de tres muertos y hasta cuarenta heridos y ha provocado una vez más las protestas desde los estamentos oficiales ucranianos.
En cuanto a los combates y los movimientos, tenemos una vez más al Ejército ruso atacando en diversos puntos del frente, tanto en el área de Bakhmut, como especialmente en la zona a poniente de la ciudad de Donetsk.
En el primer caso, han seguido progresando hacia el interior de la localidad de Ivanivske, justo al oeste de Bakhmut, aunque no sin sufrir pérdidas.
Lo más relevante, en cualquier caso, ha ocurrido en torno a Avdiívka. Allí, mientras el Ejército ruso bombardea con fuerza Tonenke, algunas fuentes rusas daban por hecha la toma de la localidad de Pervomaiske, más al sur. Por el momento se siguen sosteniendo combates, aunque las tropas ucranianas corren el riesgo de quedar cercadas en el casco urbano, con lo que lo más probable es que terminen por replegarse -salvo contraataque- en los próximos días a la vecina Netailove, en la que hay posiciones más fáciles de defender situadas en altura. Además de esto, habrían tomado el asentamiento de Nevels’ke, después de meses de atacar este reducto ucraniano en la zona.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
Pasando al apartado internacional, las noticias más importantes de la jornada tienen que ver, de una forma u otra, con la ayuda militar a Ucrania. Después de meses sin aprobar un nuevo paquete, desde los Estados Unidos se ha dado luz verde a uno por valor de 300 millones de dólares, que servirá entre otras cosas para suministrar a Ucrania municiones de precisión de largo alcance. Concretamente cohetes guiados y misiles para los M142 HIMARS y M270 MLRS.
La ayuda, que forma parte del retiro presidencial, ha sido posible gracias a los ahorros negociados en contratos anteriores destinados a reemplazar equipos, según han explicado desde el Pentágono. Eso sí, han sido tajantes al asegurar que esta ayuda no sirve siquiera para cubrir las necesidades ucranianas más urgentes, mientras pedían que el Congreso apruebe las «solicitudes suplementarias del Departamento de Defensa», en relación con el fondo de 61.000 millones de dólares que sigue bloqueado en la cámara baja.
Curiosamente, en su mensaje de agradecimiento, Zelenski, aun consciente de que este paquete de ayuda procede del fondo de retiro presidencial, ha citado también al Congreso y al pueblo estadounidense, dando las gracias por la ayuda, asegurando que «Cada munición salva las vidas de los ucranianos que enfrentan ataques diarios por parte de los ocupantes rusos» y añadiendo «Valoro la implementación de nuestros acuerdos con el presidente Biden. Anticipamos que el Congreso aprobará el suplemento lo antes posible para ayudarnos a avanzar en nuestra victoria conjunta».
Desde Rusia, como en ocasiones anteriores, han reaccionado tanto al paquete de ayuda como a la solicitud de fondos adicionales al Congreso, alegando que se trata de una actitud «destructiva para el mundo entero». En declaraciones del embajador ruso ante los Estados Unidos, Anatoly Antonov: «La idea embriagadora de una pseudovictoria sobre la Federación Rusa, el intento de preservar el orden mundial, basado en algunas reglas de las que sólo se benefician los países occidentales, se han convertido en un objetivo obsesivo para los rusófobos locales. Los funcionarios están dispuestos a superar todos los obstáculos. las barreras de sus oponentes y demostrar a quienes se oponen a las hostilidades que no cesarán bajo ninguna circunstancia y continuarán con su política en Ucrania, que está condenada al fracaso»
El otro estado que ha anunciado un paquete de ayuda militar ha sido Dinamarca. El país nórdico, uno de los aliados más comprometidos con Ucrania, ha aprobado un total de 336 millones de dólares (2.300 millones de coronas danesas) gracias a los cuales Ucrania podrá adquirir obuses autopropulsados sobre ruedas CAESAR de 155mm y munición para los mismos en Francia. Un gesto que ha sido inmediatamente agradecido desde el Ministerio de Defensa ucraniano, publicando su responsable, Rustem Umerov, un mensaje en las redes sociales.
Por otra parte, en Francia la Asamblea Nacional finalmente ha votado por una amplia mayoría -aunque no sin tensiones- a favor del acuerdo de seguridad firmado por los presidentes ucraniano y galo hace unas semanas, con lo que este entrará en vigor. Sin embargo, no ha sido la única noticia procedente de este país, pues se ha sabido que Macron comparecerá ante la prensa el próximo jueves para hablar sobre la ayuda militar a Ucrania. Por el momento se desconoce el contenido de las declaraciones que tiene previsto hacer, aunque es más que posible que tengan que ver con las hechas en las últimas semanas, obviamente.
Al respecto, Rusia ha vuelto a marcar un límite al asegurar su presidente, Vladímir Putin, que el país está técnicamente listo para una guerra nuclear y que, si los Estados Unidos llegan a enviar tropas a Ucrania, se considerará la acción como una escalada significativa. Sus palabras exactas han sido: «Estados Unidos anunció que no va a enviar tropas. Sabemos lo que son las tropas estadounidenses en el territorio ruso, son invasoras, y así las trataremos, incluso si aparecen en el territorio de Ucrania».
Pasando a otro tema, en este caso a la ayuda destinada a la educación, se ha sabido recientemente que el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) entregará a Ucrania 18 millones de dólares como parte de la iniciativa «La Educación No Puede Esperar», patrocinada por esta organización. Se espera que la medida sirva para apoyar indirectamente a 150.000 niños y, al mismo tiempo, que proporcione financiación para formar profesores, ampliar las iniciativas de aprendizaje digital y ofrecer oportunidades educativas alternativas.
En otro orden de cosas, Leonid Volkov, uno de los principales colaboradores del difunto opositor ruso Alexeï Navalny, fue atacado en Vilna. Al parecer «alguien rompió la ventanilla de un coche y lo roció con gas lacrimógeno, después de lo cual el atacante comenzó a golpear a Leonid con un martillo», según ha declarado Kira Yarmish, ex portavoz de Navalny. Posteriormente se han publicado imágenes en las que Volkov, quien ya ha anunciado que seguirá luchando, aparecía herido.
Por último, cerramos con tres noticias procedentes de la Unión Europea. En primer lugar, y en cuanto a las sanciones, en las últimas horas se ha sabido que desde la Unión Europea se está discutiendo acerca de la necesidad de imponer nuevas medidas contra Bielorrusia, Corea del Norte e Irán por su papel a la hora de favorecer a Rusia en el campo de batalla mediante el envío de armamento o permitiendo que este país emplee instalaciones militares en su territorio, caso de Bielorrusia. Por el momento no se ha concretado nada.
En segundo lugar, la Comisión Europea ha acordado ya el texto del marco de negociación con Ucrania, que será presentado en breve al Consejo. Además, en relación, se ha avanzado igualmente en el caso de Moldavia y se ha recomendado la apertura de negociaciones con Bosnia y Herzegovina, todo lo cual ha sido celebrado por el ministro de Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba.
Por último, se espera que en cuestión de horas se llegue a un acuerdo para dotar a la herramienta European Peace Facility de 5.000 millones de euros adicionales, que permitirían seguir financiando el esfuerzo bélico de Ucrania.