La escalada vuelve a ser el término de la jornada. No solo por las informaciones aparecidas en torno a la estimación de la probabilidad de esta que llegó a haber en otoño de 2022 (50%), superando la de la crisis de los misiles de Cuba (33%), sino por las relativas a la misiva enviada por el jefe de Estado Mayor de la Defensa galo, Tierry Burkhard a sus colegas de la OTAN, explorando la posibilidad de una coalición de países dispuestos a asumir determinadas tareas en ucrania. Por supuesto, también por la publicación del vídeo de una aparición pública del vicepresidente del Consejo de Seguridad de la Federación Rusa, Dmitry Medvedev, en el que se muestra un mapa con las que podrían ser las aspiraciones reales de Rusia en relación con Europa. Por último, al fin se ha confirmado que Ucrania y España han comenzado negociaciones de cara a la firma de un acuerdo de seguridad entre ambos países, que siga a los alcanzados entre Ucrania y Alemania, Reino Unido, Italia o Francia, entre otros.
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Hace apenas dos días recordábamos a los lectores cómo, entre septiembre y diciembre de 2022 se vivió un punto álgido en cuanto a la posibilidad de escalada vertical (nuclear). También que esta pudo ser evitada tanto por el mensaje claro lanzado desde la Unión Europea y los Estados Unidos (demostrando unidad, voluntad y capacidad de controlar la escalada al amenazar con golpear convencionalmente a las fuerzas rusas en Ucrania en caso de ataque nuclear ruso a este país) como porque Rusia optó por la movilización, renovando su apuesta convencional y logrando estabilizar sus líneas.
Lo interesante del caso es que, aunque entre la comunidad de los Estudios Estratégicos se sabía que la posibilidad de escalada había sido extremadamente alta, por primera vez desde el inicio de la guerra han aparecido publicadas estimaciones sobre la probabilidad otorgada a la misma procedentes desde instancias gubernamentales. En concreto ha sido el diario The New York Times el que, citando fuentes de la inteligencia estadounidense, ha dado la cifra de un 50% de probabilidades de escalada, algo sorprendente incluso para quienes habíamos venido alertando sobre ello.
Por comparar, durante uno de los puntos más tensos de la Guerra Fría, esto es, a lo largo de los 13 días que duró la crisis de los misiles de Cuba, la estimación hecha por el propio presidente estadounidense, John Fitzerald Kennedy, fue de una horquilla de entre el 33% y el 50%, sin que esto supusiese en ningún caso la obligatoriedad de llegar a una guerra nuclear total. Es decir, que habríamos lidiado durante el otoño de 2022 con el que posiblemente haya sido el momento de mayor tensión nuclear desde que en 1949 la Unión Soviética detonó su primer ingenio atómico, iniciando la proliferación y abriendo con ello la posibilidad de un enfrentamiento entre potencias nucleares.
Visto en retrospectiva todo cuadra, ciertamente. No solo la situación llegó a ser muy complicada para Rusia sobre el terreno, con la posibilidad real de que sus líneas llegasen a colapsar en otros puntos al igual que había sucedido en Járkov, sino que además las publicaciones recientes relativas a lo bajo que en realidad es el umbral de empleo nuclear por parte rusa apoyan esta hipótesis. Lo que no quiere decir que el empleo de este tipo de ingenios fuese táctico -aun tratándose de armas tácticas- sino que tendría una vocación estratégica (dados los problemas de eficacia que presentan ante ejércitos que luchan dispersos y el hecho de que Rusia no ha logrado recomponer su artillería nuclear), buscando poner fin al conflicto y disuadir a los aliados de este país de seguir ayudando a Kiev.
Queda en el aire la cuestión de hasta qué punto la amenaza de escalada resultó útil a Rusia e, incluso, determinante, en el sentido no solo de limitar el nivel de ayuda recibido por sus aliados, sino también de hacer que la llegada de la misma, como en el caso de parte de la estadounidense, se retrasara lo suficiente como para no ser determinante durante la ofensiva de primavera. Una ofensiva que fue finalmente retrasada entre otros motivos, porque el material y la formación no se habían suministrado a Ucrania a tiempo, algo que suscitó en su día intensas críticas por parte de Zelensky y Zaluzhny y que, dada la complejidad de la tarea y los retos que planteaba, hacía a muchos sospechar que las posibilidades de éxito eran escasas.
Dicho esto, por derivación, queda en el aire una segunda cuestión: sabiendo que no habían recibido ni el material ni el adiestramiento, e incluso después de que salieran a la luz los famosos papeles Discord en abril de 2023, y teniendo en cuenta además la posibilidad de que las evaluaciones sobre las posibilidades de la ofensiva hechas por ejemplo en los Estados Unidos, fuesen negativas, ¿qué motivó que esta finalmente se llevara a cabo en la forma en que se hizo sabiendo que sus opciones eran mínimas? Es un tema intrigante pero sobre el que, para llegar a un acuerdo, todavía deberemos esperar a que se desclasifiquen muchos documentos y los protagonistas hablen.
Sea como fuere, casi un año después de estas discusiones y año y medio después de alcanzar el punto álgido en cuanto al riesgo de escalada, volvemos poco a poco como explicáramos hace unos días a ascender en esa misma escalera. Por una parte, las aspiraciones rusas desde otoño de 2022 no han hecho más que crecer; lo logrado sobre el terreno -básicamente aguantar sus líneas aun a costa de grandes pérdidas mientras se recorta la ayuda militar a Ucrania por parte de sus aliados- y en el ámbito cognitivo al ir imponiendo su relato les ha hecho ganar una confianza de la que carecían. Apariciones como las de Medvedev hace unas horas, junto a un mapa en el que se redibujaban por completo las fronteras de Europa (ver imagen de cabecera y mapa sobre estas líneas) apuntan en esta dirección. Sin embargo, que nadie se lleve a engaño: lo que vemos no es más que una representación gráfica actual de algo que llevan pidiendo parte de las élites rusas desde hace al menos una década.
Por otra, la intención de Macron de liderar el apoyo a Ucrania –al menos en el terreno diplomático, pues en el económico y el militar va muy a la zaga de Alemania– y lo que parece una disposición a asumir más riesgos en términos de escalada con tal de no dejar caer a su aliado, implican un importante peligro en este ámbito. No tanto por el hecho en sí de asumir una escalada, como por hacerlo sin el respaldo necesario para gestionarla con garantías y retener su control. Así las cosas, y mientras el jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas galas, siguiendo sin duda órdenes de Macron, escribía semanas atrás a algunos de los demás miembros de la OTAN, buscando formar una serie de «coalitions of the willing» o «coaliciones de los dispuestos» a enviar determinada ayuda a Ucrania, hay que tener en cuenta que la disuasión del débil al fuerte francesa -o la británica- difícilmente serían suficientes, llegado el caso, para frenar a Rusia. Macron, mientras tanto, ha intentado explicar su postura en una breve entrevista concedida al medio checo Novinky, en preparación de su próxima visita a Praga, que tendrá lugar en cuestión de horas.
Cambiando de tema, para abordar ya las novedades sobre el terreno, tenemos que desde cuentas proucranianas ha comenzado a circular un vídeo de lo que sería la corbeta rusa «Sergei Kotov» (Proyecto 22160) alcanzado por un USV ucraniano. Por el momento se está a la espera de confirmación. De ser ciertas las informaciones, sería la 20ª baja de la flota del Mar Negro en lo que va de guerra, después del hundimiento, durante el mes de febrero, de la la corbeta lanzamisiles «Ivanovets» (Proyecto 12411).
Además de esto, tenemos también que Rusia ha lanzado una nueva oleada de drones contra Ucrania, totalizando según el ministerio de Defensa de este último país 22 unidades, de las que habrían sido destruidas en vuelo 18, todas ellas en la región de Odesa. Por el momento no hay información relativa a las posibles víctimas o daños causados.
En cuanto a los combates y los movimientos, continúan centrándose en las áreas de Bakhmut, Avdiívka y Mariínka. Dicho esto, en las últimas horas han saltado a la luz nuevos documentos que vienen a probar que Ucrania está aplicando el mismo baremo que Rusia en el caso de algunos prisioneros heridos en lugar de tratar de prestarles asistencia. Si esto se hace por razones morales, pues están demasiado graves como para poder ser rescatados o si obedece a otros motivos es muy difícil de probar únicamente con un vídeo. Lo que está claro es que este tipo de comportamientos juegan en contra del relato ucraniano y disminuyen la credibilidad de sus reclamaciones ante los crímenes rusos.
Pasando ya al área de Bakhmut, los enfrentamientos siguen en zonas céntricas de Ivanivske, con las tropas rusas ganando pequeñas fracciones del terreno de esta localidad en las últimas horas.
En el caso de Avdiívka, por el momento las líneas ucranianas continúan aguantando, mientras el Ejército ruso intenta progresar hacia el interior de Orlivka, Berdychi y Tonenke, en donde estas han quedado constituidas por el momento, mientras Ucrania se defiende de las acusaciones de no haber construido posiciones firmes. Algo más al sur, en Pervomais’ke han vuelto a avanzar unos metros hacia Perekrestok.
Por último, en el caso de Novomykhailivka, tenemos que las fuerzas rusas han alcanzado el centro de la localidad, como ya se sabía, aunque por el momento no han logrado progresar más al oeste de la localidad, librándose el combate en el interior de la misma mientras las tropas rusas atacan desde el sur.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
En el apartado internacional son pocas las novedades que nos deja la última jornada de guerra en Ucrania. Algunas de ellas, como las relativas a los intentos galos por conformar nuevas coaliciones de apoyo a Ucrania o su próxima visita a la República Checa ya las hemos comentado, además, en la sección anterior.
Lo más relevante del día, en cualquier caso, es la confirmación por parte ucraniana de que se han comenzado negociaciones con España de cara a la firma de un acuerdo de seguridad que siga la estela de los suscritos con otros estados europeos como Alemania, Dinamarca, Italia, Francia, Reino Unido y, además de estos, con Canadá. Por el momento lo único que se sabe es que el jefe Adjunto de la Oficina del Presidente, Ihor Zhovkva, será el encargado de liderar las negociaciones.
Además de esto, en el caso de Ucrania se ha producido una nueva conversación telefónica entre el ministro de Defensa, Rustem Umerov y el secretario de Defensa de los Estados Unidos, Austin, en la que también ha participado el general Syrsky. Durante la misma han hablado sobre la situación en el campo de batalla y sobre las necesidades de las Fuerzas Armadas ucranianas. Todo mientras el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, John Kirby, volvía a declarar que «Putin está obteniendo ventaja de los retrasos en la ayuda de los Estados Unidos» a Ucrania.
Además de esto, Umerov ha charlado también con el secretario de Estado de Defensa británico, con quien ha mantenido una conversación parecida también con la participación de Syrsky, con la salvedad de que en este caso han tocado también el tema de la «coalición marítima». Además, ha agradecido al británico el hecho de que el Reino Unido haya comprometido 200 millones de libras para suministrar a Ucrania drones.
El ministro de Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, por su parte, ha conversado con su homóloga belga, quien le ha hecho llegar sus condolencias por los fallecidos en el reciente ataque ruso a Odesa. Además de informar a Hadja Lahbib sobre la situación en el frente, Kuleba ha vuelto a recalcar la necesidad de reforzar la defensa aérea. También han tocado tanto la posible adhesión de Ucrania a la UE como el de la futura Cumbre de Paz, que se celebrará en Suiza. Respecto a Bélgica, por cierto, desde Ucrania aseguran que está preparada para comenzar a utilizar los beneficios de los activos rusos congelados en apoyar militarmente a su aliado, aunque falta que esto se concrete.
En cuanto a Zelenski, que ha agradecido a través de las redes sociales a los Países Bajos el apoyo prestado durante los dos últimos años, tenemos que ha dado nuevos datos sobre lo logrado desde el establecimiento de un corredor marítimo en el mar Negro el pasado mes de agosto. Así, desde entonces, cerca de 30 millones de toneladas de carga han podido transitar por el mismo.
En otro orden de cosas, mientras todavía está candente la polémica en torno a las filtraciones de conversaciones entre oficiales alemanes en relación con el envío de Taurus, dos apuntes. Por una parte, Rusia ha convocado al embajador alemán en Moscú para que de explicaciones sobre la «implicación directa» de Occidente en Ucrania. Por otra, la ministra de Exteriores, Annalena Baerbock, instó a la coalición de partidos gobernante a considerar la entrega de estos misiles a Ucrania.
También en las últimas horas, ha vuelto a ser noticia la relación entre Polonia y Ucrania. El primer ministro polaco, Donald Tusk, anunció el lunes su intención de pedir al Parlamento polaco que adopte una resolución «pidiendo a la Comisión Europea que imponga sanciones integrales» a los productos agrícolas y alimentarios rusos y bielorrusos que no están sujetos a embargos europeos. Eso sí, al mismo tiempo desde Varsovia han dejado claro que la colaboración militar y en otros ámbitos se mantiene.
Desde Rusia, y para finalizar, lo más relevante de las últimas horas tiene que ver con el grupo de los BRICS, del que Rusia ostenta la presidencia rotatoria este 2024. Una organización que no ha dejado de crecer en los últimos años, incorporando a nuevos miembros. Sobre los BRICS, dos apuntes. En primer lugar, hace unas horas Pakistán solicitaba formalmente la entrada en el grupo. En segundo lugar que Yury Ushakov, asesor de política exterior de Putin, ha concedido una entrevista al medio oficialista ruso TASS, en la que incide sobre el papel de esta organización y, como es habitual, sobre los intentos de Occidente por tratar de impedir su existencia.