El protagonista del día, en relación con la guerra de Ucrania, es sin duda el presidente francés, Emmanuel Macron, quien ha sugerido que en la cumbre de París ha estado sobre la mesa el envío de tropas a Ucrania. No solo eso, sino que se ha mostrado muy sincero respecto a la realidad del apoyo europeo a Kiev, reconociendo algunos de los errores, a la vez que ha llamado a incrementarlo mientras argumentaba que Rusia «no puede y no debe ganar en Ucrania». Es la declaración más importante en una jornada en la que Hungría ha ratificado finalmente la entrada de Suecia en la OTAN y en la que el Ejército ruso ha seguido avanzando en los alrededores de Avdiívka, en donde el primer M1A1 Abrams ucraniano ha sido alcanzado, posiblemente por un dron.
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La cumbre de París, en la que se han dado cita más de una veintena de aliados de Ucrania por invitación del presidente galo, Macron, ha dejado contra todo pronóstico algunos titulares sorprendentes. El más llamativo, protagonizado por el propio Macron, tendría que ver con el hecho de que supuestamente se haya llegado a plantear, a futuros, el envío de tropas a Ucrania. Una declaración que explicaremos a continuación y que, en la forma en que ha sido hecha es ciertamente ambigua. Macron, que se ha mostrado muy combativo, ha dejado claro que «Rusia no puede y no debe» ganar en Ucrania, animando a los presentes a redoblar la ayuda a Kiev.
Lo que Macron ha dicho, para ser exactos, es que no se puede descartar el envío de tropas (por parte de los países europeos) a Ucrania en el futuro, aunque por el momento no hay consenso para ello. De hecho, ni siquiera ha dicho que Francia esté a favor de esta opción, sino que más bien se ha referido a que, en vista de la dinámica que han venido siguiendo tanto la guerra como el apoyo a Ucrania, ninguna opción puede ser descartada («Il n’y a pas de consensus aujourd’hui pour envoyer de manière officielle, assumée et endossée des troupes au sol. Mais en dynamique, rien ne doit être exclu. Nous ferons tout ce qu’il faut pour que la Russie ne puisse pas gagner cette guerre«).
Es más, ha querido jugar con cierta ambigüedad estratégica al negarse a desvelar quién de los presentes ha sido el que ha puesto sobre la mesa la posibilidad de enviar tropas en el futuro («Je ne lèverai pas l’ambiguïté des débats de ce soir en donnant des noms. Je dis que ça a été évoqué parmi les options«), lo que es un intento ciertamente peligroso, pues independientemente de quien haya sugerido la idea, será interpretada por Rusia como una posibilidad de injerencia y, por lo tanto de escalada, que los europeos, dado su escaso respaldo estratégico, difícilmente estarán en condiciones de asumir. En cualquier caso, el debate sin duda se ha producido, toda vez que el primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico -contrario a prestar ayuda militar a Kiev- habló también sobre el tema unas horas antes de la cumbre parisina y que, una vez concluida, también el polaco Duda declaró al respecto, asegurando que había sido «la parte más caliente del debate».
A falta de más datos, y obviando que esta ambigüedad calculada tendría como objetivo generar dilemas en Rusia relativos a la duración y tipología del apoyo que sus socios podrían llegar a prestar a Ucrania (fundamental en un escenario de guerra de desgaste como el actual), cabe pensar que las propuestas irían más en la línea de, una vez llegados a algún tipo de acuerdo, se situaran tropas internacionales en Ucrania para garantizar su cumplimiento. Así, la intención última sería la de generar disuasión frente a ulteriores e hipotéticos intentos rusos de reanudar las hostilidades, algo que sí podría tener cierta lógica, mientras pide pasar no solo en Francia, sino en toda Europa a una «economía de guerra», siguiendo así con lo solicitado por Scholz hace apenas unos días.
Mientras tanto, lo que Macron sí ha conseguido, a la espera de que Rusia pueda o no pronunciarse, es despertar críticas dentro de su propio país. Así, el líder del partido Francia Insumisa, Jean-Luc Melenchon ha hablado de «escalada verbal» entre dos potencias nucleares, tildando de «irresponsables» las declaraciones de Macron. Algo parecido ha ocurrido en este caso con Olivier Faure, líder del Partido Socialista galo, quien ha dicho que las palabras de Macron demuestran una «preocupante levedad presidencial» mientras ha dejado claro que «Apoyar a la resistencia ucraniana, sí. Ir a la guerra con Rusia y arrastrar al continente: locura».
Volviendo sobre Macron, la otra opción, aunque en vista del limitado apoyo francés a Ucrania hasta el momento no parece del todo creíble, es que haya aceptado por completo el silogismo que se esconde tras sus palabras. De esta forma se entendería que «si Rusia no puede y no debe ganar» en Ucrania y que «La derrota de Rusia es esencial para la seguridad y la estabilidad en Europa«, lo único que resta es tomar todas las medidas necesarias para impedirlo, sean las que sean. Un paso que, por el momento, parece lejos de darse aunque, como ha afirmado también Macron «Muchas personas que dicen nunca, nunca hoy son las mismas que hace dos años decían «nunca tanques, nunca aviones, nunca misiles de largo alcance»«.
Como quiera que no es una decisión que pueda tomarse sin un consenso absoluto, hay que tener en cuenta que algunos de los países participantes, como Alemania, seguramente se opondrán a tal medida salvo en un escenario excepcional. De hecho, hay que tener en cuenta que un paso que supondría una escalada muchísimo menor, como sería el envío de misiles Taurus a Ucrania, ha vuelto a ser rechazado por el canciller germano alegando que supondría una escalada y podría conducir a la participación de Alemania en la guerra. Es más, ha sido meridianamente claro al respecto al hablar sobre los Taurus: «Me sorprende que algunas personas no se conmuevan en absoluto, que ni siquiera piensen si lo que estamos haciendo podría, en cierto sentido, conducir a la participación en la guerra».
En cualquier caso, la discusión sobre el posible envío de tropas no ha sido lo único relevante que ha trascendido de la cumbre de París. Como adelantábamos en la entradilla, Macron se ha mostrado muy sincero respecto de la realidad del apoyo de la UE a Ucrania y de lo contraproducentes que han sido algunos de los anuncios y objetivos relativos a la ayuda militar hechos en el pasado. Especialmente cuando se ha tratado de objetivos políticos, tan queridos para los Veintisiete, así como para las instituciones comunitarias, pero tan inalcanzables en la práctica al no tener en cuenta ni la realidad de las necesidades ucranianas, ni tampoco de las propias capacidades productivas.
Hablamos, como el lector sin duda supondrá, de anuncios como el del envío de un millón de disparos de 155mm a Ucrania, hecho a bombo y platillo hecho ahora hace casi un año. Un objetivo en el que se ha fracasado estrepitosamente, pese a lo cual altos cargos como el Alto Representante Josep Borrell se han mostrado satisfechos con lo logrado hasta el momento, una opinión que difiere bastante de la de Macron. El galo se ha mostrado muy sincero al afirmar que «Está claro que no teníamos este millón de municiones. Fue sin duda un compromiso imprudente«, lo que no hace sino respaldar las críticas, horas atrás, de Zelenski, quien deploró que apenas de hayan entregado a Ucrania el 30 por ciento de los proyectiles prometidos, lo que explica la insistencia en pasar a una «economía de guerra», a la que hemos hecho referencia antes.
De ahí también que Macron haya anunciado la creación de una nueva coalición destinada a la «entrega de misiles y bombas de medio y largo alcance a Ucrania», aunque no ha especificado modelos o características exactas del armamento. Se espera que se ofrezcan datos más concretos sobre el plan de acción de aquí a diez días. Más interesante si cabe, parece que la iniciativa planteada días atrás por Chequia, que consiste en adquirir fuera de la Unión Europea municiones y armas para destinarlas después a Ucrania, compensando así en parte la incapacidad de aumentar la producción al ritmo requerido, va ganando apoyos. Un tema al que se ha referido el neerlandés Mark Rutte, pero también Macron.
Ocurra lo que ocurra -y la propuesta checa podría servir para suministrar a Ucrania hasta 800.000 disparos de artillería de 155 y 122mm, lo que permitiría mejorar de forma importante las posibilidades ucranianas de defenderse en los próximos meses-, lo que ha quedado claro tras la cumbre es que aun sin haber encontrado las vías para canalizar su apoyo a Ucrania, este sigue siendo firme por parte de la mayoría de los líderes europeos. Lo que no obsta para que el reparto de cargas siga siendo muy desigual (en línea lógica con la percepción de la amenaza y los intereses nacionales), como denunciaba la primera ministra de Estonia, Kaja Kallas. Y es que no puede olvidarse nunca que, a pesar de haber una guerra en el continente, y a pesar de los esfuerzos por avanzar en una Política Común de Seguridad y Defensa, las sensibilidades estratégicas en la UE siguen siendo veintisiete diferentes…
Dejando el tema político para pasar a las realidades sobre el terreno, un día más se han producido lanzamientos de drones y misiles rusos sobre Ucrania. Según el parte oficial que publica a diario este país, habrían sido 13 drones Shahed-131/136 (Geran-1/2) y 4 misiles Kh-59 de los que habrían sido neutralizados supuestamente 2 y 11 respectivamente. En relación con esto, se ha hablado de misiles derribados sobre Krivói Rog, así como de drones en Novomoskovsk.
Del lado contrario, se ha venido hablando de explosiones en Henichesk, así como en Sebastopol, en Crimea. Además, el Ministerio de Defensa ruso ha vuelto a hablar sobre intentos de ataque ucranianos con drones sobre Bélgorod, región fronteriza en la que tres operarios que construían posiciones defensivas han sido alcanzados por un dron ucraniano que ha impactado contra el vehículo en el que se movían, provocando su muerte.
En cuanto a los combates, que siguen con la tónica habitual en cuanto a pérdidas para ambos bandos, en las últimas horas han vuelto a concentrarse principalmente en dos puntos del mapa ucraniano: Bakhmut y Avdiívka.
En el primer caso, lo que tenemos es que las tropas rusas continúan con sus avances hacia Ivanivske, en donde ya se combate, intentando progresar en esta última jornada especialmente por el norte de esta localidad. También hacia el centro, librando un combate urbano que por el momento afecta solo a las dachas y calles más a levante de la población. Más allá de Ivanivske, intentan también progresar en la zona de Bohdanivka.
En el segundo, Rusia continúa rellenando ese vacío del que hablábamos en jornadas pasadas, avanzando en distintos puntos al este de Avdiívka, mientras se especula con hasta dónde podría llegar Rusia en vista del impulso tomado mientras Ucrania intenta estabilizar el frente. Como veníamos diciendo, por el momento la línea defensiva ucraniana parece establecerse en Berdychi, Semeniva, Orlivka y Tonenke, entre dudas respecto a la densidad de las posiciones construidas en los últimos meses. Si esta línea finalmente es traspasada lo más factible es que terminen por retirarse hasta otra más «natural», delimitada por las masas de agua como puede verse en el mapa a continuación.
Además de esto, también se han producido combates algo más al sur, en Krasnogórivka, entre Avdiívka y Mariínka, hacia donde el Ejército ruso intenta progresar desde el norte de esta última ciudad.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
En el apartado internacional, y dejando de lado la cumbre de París, ya suficientemente comentada, la noticia del día es sin duda la esperada ratificación, por parte del Parlamento de Hungría, de la entrada de Suecia en la OTAN, con lo cual esta pasa a ser efectiva, lo que ha sido motivo de celebración tanto en el país nórdico como en otros miembros de la Alianza y en la UE. También, por supuesto, en Ucrania, felicitando Zelenski al primer ministro sueco, Ulf Kristersson y a los suecos. Además de esto, y como curiosidad, ha vuelto a ser motivo de mofa en las redes sociales, por ejemplo en referencia a cómo el mar Báltico ha pasado a ser definitivamente un «lago OTAN».
Una Hungría cuyo Parlamento, por cierto y aunque ha pasado desapercibido, ha admitido la dimisión de la presidenta del país, Katalin Novak, de forma unánime, eligiendo como nuevo presidente de la República a Tamás Sulyok, un jurista cercano al gobierno de Orban. Sulyok, hasta ahora presidente del Tribunal Constitucional, fue elegido gracias a la mayoría de dos tercios que tiene en el Parlamento el Fidesz.
No ha sido la única noticia del día, por supuesto. En los Estados Unidos, Biden realizará en breve un nuevo intento de desbloquear la ayuda militar a Ucrania, para lo cual se reunirá con los líderes republicanos y demócratas del congreso el próximo martes. Como sabemos, a pesar de que el Senado estadounidense dio luz verde a un paquete de fondos por valor de 61.000 millones de dólares, sin el visto bueno de la cámara baja del Congreso, dominada por los republicanos, no puede ser aprobado.
Razón por la cual, en las últimas horas el ministro polaco de Exteriores, Radoslaw Sikorski, ha instado también al presidente de la Cámara de Representantes a someter la ayuda a Ucrania a votación, asegurando que, de no hacerlo, suya será la responsabilidad de la derrota ucraniana en caso de producirse: «Me gustaría que supiera que el mundo entero está mirando lo que hace. Y si esta dotación presupuestaria no se adopta y Ucrania sufre reveses en el campo de batalla, será su responsabilidad«,
Más allá de lo anterior, el presidente ucraniano se ha reunido con el primer ministro de Bulgaria en Kiev (quien a su vez se ha visto también con su homólogo, Denys Shmyhal y con el presidente de la Rada Suprema, Ruslan Stefanchuk), llegando a un acuerdo sobre el desarrollo de la logística y la infraestructura común, además de tratar otros temas. Según Zelenski: «Será una cooperación de gran calidad, ya que Bulgaria aportará empleo y dinero a la economía y cubriremos las posiciones deficitarias de Ucrania. No estamos hablando sólo de la época de la guerra, sino también de la época posterior a la guerra».
De hecho, la economía ha centrado la agenda del presidente ucraniano en la última jornada, pues también ha presentado la iniciativa «Made in Ukraine», pensada para animar a los consumidores ucranianos a adquirir productos fabricados en el país, de forma que se refuerce así el mercado interno, lo que debería ayudar al crecimiento económico del país.
Además de esto, y siguiendo sus instrucciones, el jefe Adjunto de la Oficina del Presidente, Ihor Zhovkva, ha iniciado negociaciones con Noruega de cara al establecimiento de un futuro acuerdo bilateral de seguridad. La delegación noruega estuvo encabezada por el Representante Especial para Ucrania del Ministerio de Asuntos Exteriores de Noruega, Christian Syse. Aunque está todavía lejos de materializarse, las partes discutieron los principales elementos estructurales y bloques del futuro acuerdo y acordaron un cronograma para el trabajo futuro.
Pasando de Ucrania a Rusia, allí Putin ha felicitado a las unidades de Operaciones Especiales en general, y a las participantes en la «Operación Militar Especial» en particular, con motivo del Día de las Fuerzas de Operaciones Especiales ruso: «Palabras especiales de gratitud a los soldados que participan en la operación militar especial. Cumplís vuestras tareas con honor y actuáis con valor, competencia y decisión en las zonas más peligrosas, en la línea del frente, muy por detrás de las líneas enemigas, y en incursiones y ataques rápidos».
Para finalizar, lo hacemos con las declaraciones del secretario general de la ONU, Antonio Guterres, quien se ha referido al regreso de la amenaza NBQR, llamando al desarme ante el riesgo que los últimos pasos dados por las principales potencias suponen. Según sus palabras: «Las divisiones geopolíticas, la competencia armamentista implacable y la erosión de los marcos han creado un estancamiento total. Estamos siendo testigos de la proliferación de armas pequeñas y ligeras ilícitas y del uso de artefactos explosivos en zonas pobladas. Los militares están desarrollando nuevas y aterradoras aplicaciones de tecnologías nuevas y emergentes, incluida la inteligencia artificial y los sistemas de armas autónomos. Una carrera armamentista en el espacio ultraterrestre ha pasado de ser una especulación a una posibilidad real, una perspectiva con consecuencias potencialmente catastróficas».