Jornada marcada más por la actividad diplomática que por la puramente militar, a pesar del empuje del Ejército ruso. Así, desde los Estados Unidos, la Unión Europeay el Reino Unido han anunciado nuevas sanciones contra Rusia, a la vez que desde El Elíseo francés se anunciaba una reunión internacional de apoyo a Ucrania para el próximo lunes. Además, Ucrania ha logrado firmar un nuevo acuerdo de seguridad, en esta ocasión con Dinamarca, al tiempo que negocia los últimos detalles otro similar con Italia que se sumaría a los alcanzados con Alemania, Francia y Reino Unido en las últimas semanas. Todo ello en una jornada en la que Putin ha ironizado sobre los comentarios de Biden y ha participado en el vuelo de prueba de uno de los renovados bombarderos estratégicos Tu-160M «Blackjack».
Ayuda a mantener este sitio haciendo una donación:
https://www.buymeacoffee.com/guerradeucrania
Una de las razones por las que la guerra de Ucrania ha sido posible, es decir, por las que Rusia pudo dar el paso de iniciar la invasión hace ya prácticamente dos años, fue porque logró recurrir con éxito a la «disuasión ofensiva». Es decir, que en lugar de utilizar el respaldo que ofrecen las armas nucleares para evitar que un tercer actor amenazase su seguridad, fueron capaces de escudarse en ellas y en la posibilidad de escalada para evitar que otros tomasen medidas para impedir el inicio de su «Operación Militar Especial».
La amenaza nuclear ha sido, de hecho, constante a lo largo de buena parte de esta guerra, con puntos álgidos en las primeras semanas, debido a la posibilidad de que los aliados de Kiev incrementasen su apoyo, pero también a causa del revés militar sufrido en la batalla por la capital ucraniana y por otras ciudades como Járkov. Sin ir más lejos, el 27 de febrero de 2022, apenas transcurridos tres días desde el inicio de la invasión, Putin ordenó a sus fuerzas estratégicas que aumentasen su grado de preparación para el combate, a lo que Biden no supo responder más allá de intentando calmar las aguas, lo que no hizo sino favorecer la continuación de las acciones por parte del Kremlin.
Otro punto álgido se vivió a raíz de la retirada de Jersón y la posibilidad de una ofensiva exitosa por parte ucraniana en Zaporiyia. Por ejemplo, el 21 de septiembre de 2022, en el marco de un discurso pronunciado en Veliky Novgorod, cuando el mismo Putin declaró que “Si la integridad territorial de nuestro país se ve amenazada, sin duda utilizaremos todos los medios disponibles para proteger a Rusia y a nuestro pueblo”, añadiendo “Esto no es un engaño”.
Como sabemos, la amenaza de escalada le ha funcionado bien a Rusia. De hecho, está directamente relacionada, por ejemplo, con la negativa alemana a suministrar misiles de crucero Taurus a Ucrania, a pesar de las reiteradas peticiones por parte tanto de su aliado, como de otros estados como el Reino Unido o los Estados Unidos. En el primer caso, de hecho, incluso se han ofrecido a adquirir misiles Taurus a Alemania de forma que puedan, una vez rellenados sus inventarios, suministrar más misiles Storm Shadow a Ucrania. Sin embargo, sus peticiones han caído en saco roto.
Una de las razones, como decíamos, tiene que ver con el miedo alemán a la escalada nuclear por parte de Rusia en un momento en el que la disuasión extendida está siendo puesta en entredicho entre otros por el candidato republicano, Donald J. Trump. Todo en un ambiente de temor generalizado a la posibilidad de llegar a vivir una guerra abierta con Rusia y que afecta como es lógico, mucho más a los estados del este y norte de Europa que a los del sur y el oeste. Se ha visto en fechas recientes con la multiplicación de mensajes de aviso a las poblaciones, en muchos casos magnificados por la prensa pues quienes los han lanzado han hablado de posibilidades, no de certezas.
En cualquier caso, mientras desde Moscú el vicepresidente del Consejo de Seguridad, Dmitry Medvedev, asegura que le gustaría que Kiev volviese a estar en manos rusas, afirmando que sus tropas deben llegar a la capital ucraniana y que este país es «una amenaza existencial para Rusia», Putin, quien no da puntada sin hilo, ha asistido a un vuelo de prueba a bordo de uno de los bombarderos estratégicos Tu-160 «Blackjack» que han sido actualizados recientemente al estándar Tu-160M. Ha protagonizado así un vídeo que tiene mucho de promocional, pero que sabe que impacta en sus dos públicos objetivos: el interior, ya que los ciudadanos rusos tienen verdadera querencia por todo aquello que simbolice el poder del Estado; y el exterior, a sabiendas de que dar la imagen de unas Fuerzas Estratégicas en buena forma tiene también su impacto.
Esto explica también que, en recientes declaraciones, el propio Putin haya dado diversas cifras que apoyan la idea de que las Fuerzas Estratégicas rusas viven un buen momento, hablando de un 95% de armas modernas a disposición de las mismas. Cifra que llegaría al 100% en el caso del componente naval de la triada nuclear, gracias a la incorporación de nuevos submarinos nucleares lanzamisiles a la Flota. La situación real, sin embargo, no es tan halagüeña, como hemos explicado en alguna ocasión, algo que se deduce de la necesidad de confiar en armas de «tercer ataque», sin ir más lejos, o de pasos como los relacionados con el supuesto programa ASAT nuclear.
Respecto a los Tu-160 hay que decir que la utilidad de estos aparatos supersónicos -a pesar de su modernización- en el caso de un enfrentamiento a gran escala es hoy mucho más cuestionable que en el momento en el que fueron puestos en servicio, que dicho sea de paso fue antes de la caída del muro de Berlín. Al fin y al cabo, son aparatos comparables a los B-1 Lancer (por cierto, activos cerca de Rusia hace unas horas), pero en absoluto a otros más modernos como los B-21 o, ya en fase muy avanzada de desarrollo, los B-21 Raider norteamericanos. Lo que no quita para que tengan todavía un papel, dada por ejemplo su capacidad de utilizar misiles de crucero Kh-101 y Kh-5. Capacidad que han demostrado haciendo lanzamientos desde el Mar Caspio o desde territorio iraní en más de una ocasión, operando en misiones de hasta 16 horas y complementando así otros vectores rusos como las corbetas, los submarinos y los camiones lanzadera y completando así la famosa terna.
De ahí que se tomase, hace unos años, la decisión de reabrir la línea de producción para ampliar una fuerza que, hasta entonces se basaba en el mejor de los casos en dieciséis Tu-160 y medio centenar de Tu-95 -aparatos estos últimos que iban siendo modernizados en pequeños lotes, dotándolos de nuevos equipos de navegación, guerra electrónica y nuevos armamentos-, así como en los tu-22M3M, mientras proyectos como el PAK-DA, a pesar de las noticias recurrentes, no terminan de despegar.
Dicho esto, y pasando a lo ocurrido sobre el terreno, desde Rusia han vuelto a lanzar dones y misiles sobre Ucrania, como sucede casi a diario, manteniendo así la presión sobre sus defensas antiaéreas. De esta forma, en las últimas horas se habría detectado el lanzamiento de hasta 31 drones tipo Shahed-131/136 (Geran-1/2) por parte rusa, así como de tres misiles S-300 en función de ataque a tierra, un misil antirradiación Kh-31P y dos misiles de crucero Kh-22. Las mismas fuentes -ucranianas-, aseguran haber derribado antes de que alcanzasen su objetivo 23 de los 31 drones, pero ninguno de los misiles.
A consecuencia de los lanzamientos, realizados en la noche del jueves al viernes, y según el gobernador de Odesa, hasta tres personas habrían muerto en la ciudad. Además, habría sido otra «noche de horror» en Dnipró, en palabras del gobernador de la región, Serhi Lyssak, quien ha informado de ocho heridos mientras continúa la búsqueda de desaparecidos entre los escombros.
Además de lo anterior, se han producido también combates en buena parte de la línea de frente. Así las cosas, el Ejército ruso ha seguido, al norte, presionando en el área de Kreminna en dirección al río Zherebets, tanto en dirección a Terny como a Torske. Especialmente en el caso de la primera localidad, cada día está más cerca de sus puertas, mientras se intensifican las operaciones en la zona.
Otro punto en donde han vuelto a registrarse enfrentamientos, además de avances rusos, es el oeste de la ciudad de Bakhmut. Allí, según algunas fuentes las tropas rusas habrían logrado hacerse con las primeras edificaciones de Ivanivske, siguiendo el esquema habitual, según el cual una vez alcanzadas, se utilizarían para progresar aprovechando que el entorno urbano les es favorable al mantenerles a cubierto en parte de la vista de los drones.
En cualquier caso, el hecho de que hayan logrado atravesar con relativa facilidad las zonas de campo abierto entre Bakhmut e Ivanivske habla a las claras de los problemas de escasez de municiones ucranianos, cuya artillería está siendo totalmente incapaz de hacer el número de disparos necesario para mantener una defensa con garantías -algo que los drones no pueden compensar por completo-, lo que lleva a tener que ir cediendo terreno de forma constante, por más que sean en todos los casos pérdidas mínimas y a gran coste para Rusia.
Pasando al oeste de la ciudad de Donetsk, tenemos actividad en dos puntos. El primero, cerca de Avdiívka, hacia Orlivka y Tonen’ke -logrando entrar en la cercana Severne-, a donde intentan llegar las tropas rusas después de su varapalo al tratar de hacerse con Lastochkyne. El segundo, en torno a Mariínka, pues después de las noticias de las últimas horas sobre Pobjeda, nuevos testimonios hablan de contraataques ucranianos y una situación más disputada de lo que se creía.
Contexto internacional, diplomacia y sanciones
Pasando al apartado internacional, cabe comenzar un día más por las sanciones internacionales a Rusia. Si ayer hablábamos de las nuevas impuestas por la Unión Europea, –que Zelenski ha agradecido– en las últimas horas han sido tanto el Reino Unido como los Estados Unidos los que se han subido al carro de las sanciones, imponiendo nuevas restricciones o añadiendo empresas y particulares a los listados de sancionados.
En el primer caso, se han impuesto medio centenar de nuevas sanciones a particulares y empresas, según la nota de prensa publicada, con la intención de «disminuir el arsenal y los fondos de guerra » a disposición de Putin. Así las cosas, se introducen nuevas restricciones al comercio de diamantes, de metales y de energía, buscando cortar «la financiación para la guerra ilegal de Putin desde todos los ángulos».
En el segundo caso, las sanciones han sido bastante más contundentes, pues según ha anunciado el subsecretario del Tesoro de los Estados Unidos, Wally Adeyemo, serán más de 500 los objetivos afectados por las nuevas medidas, que tendrán como foco el complejo industrial militar de Rusia y las empresas en terceros países que permiten que este país acceda a diversos bienes necesarios para mantener la producción militar en marcha.
Por otra parte, y en relación también con las sanciones, aunque en este caso por Moldavia -escenario, como sabemos, relacionado con Ucrania-, tenemos que el Consejo Europeo ha impuesto sanciones contra seis personas y una organización paramilitar llamada “Scutul Poporului”, a la que acusan de intentar desestabilizar esta pequeña república. Entre los sancionados se encuentran, entre otros, un alto funcionario del FSB ruso.
Más allá de las sanciones, la cita del día ha tenido como marco Río de Janeiro, en donde se han reunido representantes de los estados que forman el G20. Hasta allí se ha dirigido además el Alto Representante de la UE, quien ha mantenido diversas reuniones bilaterales. Más allá de Borrell, uno de los protagonistas de la cita ha sido el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, quien entre otros se ha reunido con el presidente brasileño, Lula, a quien ha invitado a Rusia. Además ha protagonizado un curioso incidente cuando la compañía que debía repostar el avión del dignatario ruso se ha negado a hacerlo en virtud de las sanciones que pesan sobre Rusia. Y más allá de Lavrov, también su homólogo estadounidense, Blinken, se ha dirigido al país iberoamericano, reuniéndose también con Lula. Un Lula que, por su parte, ha reiterado que «Brasil sigue dispuesto a colaborar en los esfuerzos por la paz en Ucrania «, declaración hecha a través de un mensaje en X.
Pasando a la ayuda militar, en las últimas horas Dinamarca ha anunciado el que sería el 15º paquete de ayuda, que ya se había adelantado en los días anteriores, pero que ahora ha sido celebrado por políticos ucranianos como el ministro de Defensa, Rustem Umerov. Este ha dado algunos detalles más sobre el contenido de un paquete valorado en unos 250 millones de euros y que incluiría, entre otros, la financiación de la compra de hasta 15.000 disparos de artillería de 155mm. Cifra que, puesta en perspectiva, no sirve ni para cubrir diez días de combates al ritmo actual, ya de por sí deficiente.
En cualquier caso, y como hemos adelantado en la entradilla, Dinamarca ha dado otro paso importante no con la provisión de ayuda, sino gracias a la firma del esperado acuerdo de seguridad con Ucrania, que se suma a los suscritos por Reino Unido, Francia y Alemania, mientras se ultima el texto que permitirá que Italia haga lo propio. Se trata de un acuerdo que estará en vigor durante los próximos diez años y que, además de la ayuda militar, comprende medidas de apoyo a la pertenencia ucraniana tanto a la UE como a la OTAN, entre otros.
Por otra parte, desde el Ministerio de Defensa ucraniano han anunciado la llegada al país de decenas de blindados M113 en su versión MEDEVAC, a la espera de que se reciban numerosos ejemplares más. De hecho, se habla, en total, de varios centenares.
Además de esto, ha sido noticia también el anuncio hecho por El Elíseo francés, relativo a una próxima reunión internacional de apoyo a Ucrania que se celebrará el próximo lunes y que «permitirá estudiar los medios disponibles para reforzar la cooperación de los socios en apoyo de Ucrania «. Todavía no se conocen demasiados detalles al respecto, pero por ejemplo el presidente polaco, Andrzej Duda, además de confirmar su asistencia a la cita, explicó que su homólogo francés (Macron) había invitado a «toda una serie de líderes europeos a París para discutir nuevas propuestas de soluciones y asistencia para Ucrania».
En relación con Polonia, precisamente, tenemos que el ministro de Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, ha viajado hasta el país vecino para tratar de solucionar la situación en la frontera, pues los manifestantes polacos habrían bloqueado incluso el paso de ayuda militar. Tras hablar tanto con el primer ministro como con funcionarios del gobierno polaco y con parlamentarios, Kuleba ha asegurado que «Aprecio las decisiones que permitirán la entrega sin obstáculos de equipo militar y humanitario a Ucrania » y que «Kiev y Varsovia entienden claramente quién es nuestro enemigo común».
En otro orden de cosas, en las últimas horas se ha sabido que el Fondo Monetario Internacional (FMI) desembolsará 880 millones de dólares (aproximadamente 812 millones de euros) para Ucrania, correspondientes al tercer tramo de un plan de ayuda de 15.600 millones de dólares adoptado en marzo de 2023. Así lo han anunciado desde esta institución, aunque para cumplir con todos los trámites y antes de ser enviada, la ayuda debe ser aprobada por la junta directiva.
Pasando a Rusia, tenemos que Putin, quien ha ironizado sobre las declaraciones de Biden a las que hacíamos referencia ayer, ha aprovechado el «Día del Defensor de la Patria» para saludar a los «auténticos héroes del pueblo», en vísperas del segundo aniversario desde el inicio de la invasión.
Finalizando, también con Rusia, aunque en este caso a propósito del opositor ruso Alexei Navalni, cuya muerte sigue siendo motivo de controversia, en las últimas horas se ha pronunciado su madre, Lioudmila Navalnaia, quien habría podido ver el cuerpo de su hijo y ha acusado a las autoridades rusas de haberla amenazado para que se organice un “entierro secreto”. Según sus palabras:
“Me están chantajeando (…). Quieren que todo se haga en secreto, sin ceremonias, quieren llevarme a los confines de un cementerio, cerca de una tumba reciente, y decirme “aquí yace tu hijo”, no estoy de acuerdo con eso. […] Grabé este video porque empezaron a amenazarme. Directamente en mi cara me dijeron que si no accedía a un entierro secreto, harían algo con el cuerpo de mi hijo. El investigador me dijo abiertamente: “el tiempo está en tu contra, el cuerpo se está descomponiendo”.